La Alianza Pacífico: el nuevo patio trasero del patronazgo norteamericano
06/06/2013
- Opinión
Si bien en el pasado, el “patio trasero” de los estadounidenses extendía su hegemonía extraterritorial y explícitamente, partiendo donde terminaba su territorio; vale decir desde Texas hasta Tierra de Fuego en la Argentina, toda vez que la inevitable influencia del imperio imponía sus intereses; tanto ideológica como materialmente al interior de los países latinoamericanos, haciendo que se aceptasen y antepusiesen a los propios; o como si fuesen los propios, en el caso del aprovechamiento de sus recursos naturales -no nos olvidemos la doctrina de James Monroe “América para los americanos”- hoy aquella ignominiosa influencia ya no va en los países del ALBA, toda vez que hoy se ha producido un proceso de transformaciones de esas relaciones de denigrante dependencia con el imperio, respecto a los países que conforman ya sea: el ALBA, UNASUR o la CELAC. Desde ya otros países que con las peculiaridades y perspectivas de sus procesos políticos -Brasil, Argentina y Uruguay, que no precisamente son parte del ALBA- mantienen con los EE.UU.
Se entenderá entonces que aquel fuera íntegra e indignamente su patio trasero, ha sufrido una sublevada transformación, toda vez que su patronazgo se ha parcelado sobre cuatro países puntualmente del continente Latinoamericano; vale decir: Colombia, Chile, Perú y México; y que son quienes el pasado fin de semana comerciablemente han corroborado la conformación de la Alianza del Pacífico. Hay que señalar en ese sentido que hoy la relación entres estos, representa la reconfiguración y relanzamiento de una resistencia reaccionaria regional contra los gobiernos de izquierda. Es por ello que la definición de la detentación del poder, ya no sólo abarca hoy el ámbito de los países únicamente; si no que se reconfigura regionalmente en bloques de poder de países con una afinidad de aspiraciones.
Claro que la manifestación tácita de conformar la Alianza del Pacífico, no se orienta hacia un objetivo únicamente comercial, si no que el componente militar, es elemental para asegurar que la Alianza se afiance en adelante. Si por ello no es casual que el gobierno colombiano haya solicitado su reciente admisión dentro la OTAN; al margen que Colombia tiene instaladas bases militares norteamericanas en su territorio; como que inicialmente implementó el “Plan Colombia”, como una encubierta estrategia; más política que policiaca, en la guerra contra las drogas, y cuyo objetivo que orientó al mismo fue de control y dominio de la política interna, como de la región con el “justiciero” justificativo del “narcotráfico” desde la década de los 80, y lo que sucedáneamente sucede hoy con el “terrorismo”, y que como “amenazas” globales les otorga el sanguinario salvoconducto para el saqueo de los países que “no estén de su lado”.
Es entonces a partir de esa confrontada conclusión que si ayer los norteamericanos “dividían para reinar”, haciendo que entre los latinoamericanos se pelearan para que debilitados, ellos impongan sus intereses; hoy ya van conformando bloques (Alianza Pacífico) regionales para que se enfrenten contra quienes “no están de su lado”.
https://www.alainet.org/es/articulo/76581?language=es
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