Coronavirus, de Occidente para los enemigos geopolíticos

05/03/2020
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El mundo se enfrenta a una suerte de Estado de excepción, ¿prefabricado?

Johnson & Johnson, en el Evento 21, pidió financiamiento de los gobiernos

Golpear a los enemigos, enmascarar la crisis o solo para bajar las tasas

 

 

Siguiendo la lógica de la guerra fría, inventando al enemigo por causas imperiales anglosajonas.

 

En la guerra todo es ciber

 

Para Occidente, con Estados Unidos y Gran Bretaña en el frente mundial de batalla —los otros aliados, de la llamada “coalición internacional” son socios de segunda, instrumentos para legitimar acciones: Alemania, Francia, Canadá, Australia, etc.—, a partir del 11 de septiembre de 2001 (11/S) no hay tregua en ningún continente, ni paz.

 

Llegó la hora de la guerra continua, perpetua, sin importar las modalidades —formas o expresiones— bajo las cuales desarrollar la lógica criminal de la guerra fría remasterizada, rediviva, moderna; de acabar con un “enemigo”, ahora tipificado “terrorista”. Países, los agredidos, cuyos recursos naturales —reservas energéticas— merecen ser objeto de robo e invasión militar, de guerra, pues.

 

Entre ellas, todas modernas, destacan la ciberguerra —todo ciber: ciberataque, ciberguerra, ciberterrorismo, ciberespionaje, ciberguerra económica, etcétera— y el bioterrorismo o las guerras biológicas y bacteriológicas. Expresiones cotidianas ya de la guerra; entre la lógica de la guerra fría y la invención del “enemigo” por causas imperiales.

 

El precepto: cualquier ataque dirigido contra países o regiones enteras, con armas —esas sí— de “destrucción masiva”, como bacterias y virus, no importa que el daño a la naturaleza ni amplias capas de la población, así mueran.

 

Para llevar a cabo —verbigracia— las guerras biológicas, basta con que el conocimiento científico exista —a estas alturas tanto laboratorios como países desarrollados poseen patentes y los experimentos necesarios—, como sucede con el negocio de los virus cuyos ataques en territorios o países catalogados “enemigos geopolíticos”, son de temible actualidad.

 

Desde luego que, detrás de todo, se encuentran siempre las empresas corporativas globales, como las grandes farmacéuticas que cuando se lo proponen activan los negocios de la mano de los gobiernos o congresos afines, como las ventas masivas de antídotos y protectores: es el caso de vacunas mecanismo de control. La muerte, fructífero negocio de grandes ganancias desde la geopolítica imperial.

 

Nada nuevo. En la guerra y la historia humana las enfermedades causadas por gérmenes siempre han estado presentes, como las relacionadas con patógenos de origen animal; baste por ahora el ejemplo de la conquista española en América, y la devastación de población originaria, a causa de las enfermedades traídas del viejo continente.

 

En Armas, gérmenes y acero, Jared Diamond asienta que: “Todas las historias militares que glorifican a los grandes generales simplifican en exceso la prosaica verdad: los vencedores de las guerras del pasado no fueron siempre los ejércitos que disponían de los mejores generales y las mejores armas, sino que a menudo fueron simplemente aquellos que portaban los gérmenes más desagradables para transmitirlos a sus enemigos”. (p.225).

 

El coronavirus

 

Dirigido contra los enemigos geopolíticos, ¿el coronavirus es casual? Tratándose de armas de destrucción masiva, por cierto, los expertos no están en los países pobres, solo las víctimas. Ningún virus, por cierto, convertido en arma bacteriológica puede desarrollarse en cualquier laboratorio. En algún lugar, con investigaciones y patentes. Tampoco pudo existir ni expandirse per se, de modo natural.

 

El coronavirus no es tan diferente a sus antecesores. Salvo por su letalidad. Un arma mejor preparada, eficaz. Sucedió en 2002 con el ZH, en 2004 el SARS, en 2005 la gripe aviar, en 2009 la gripe porcina, en 2014 el ébola, en 2016 el Sica; y el más peligroso ahora este 2020, el coronavirus. ¿Cuántos de ellos tienen registro de patentes y en qué país o países? En los desarrollados como los EUA, Alemania, Gran Bretaña o Israel, claro.

 

Pandemia no declarada, para evitar la histeria colectiva mundial y acelerar compras masivas de víveres, mascarillas y enlatados. Las cifras (al martes 3) son: 92 mil 722 contagios, de los cuales 3 mil 155 han fallecido, en 77 países. Solo en China, son 80 mil 151 casos, con 2 mil 943 decesos.

 

Los países afectados en seguida son: Corea del Sur con 5 mil 186, de los cuales son 28 decesos. Italia con 2 mil 502 y 79 fallecidos. En Irán son 2 mil 336 casos, de los cuales 835 decesos. Japón con 268 casos y 12 decesos.

 

Países con nuevos casos mortales: China, Irán, Italia, Corea del Sur, Francia, Estados Unidos; así como Marruecos, Letonia y Ucrania anuncian casos por vez primera. Datos con respaldo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

La polémica

 

De la mano de la epidemia, la emergencia, la propagación y las víctimas, la polémica y confusión está en los medios de comunicación. Un debate reciente surgió a raíz de la publicación en redes sociales, de señalamientos concretos sobre la autoría del coronavirus, financiamiento y laboratorios implicados, fueron pronto calificados de Fake News. Pero no deja de ser interesante.

 

Los temas son:

 

  1. Se dijo, pero se niega que Bill Gates sea el dueño del coronavirus.

  2. Que la Fundación Bill & Melinda Gates financió al Instituto inglés Pirbright, mismo que registró el virus “ahora convertido en pandemia”, se dice que es falso.

  3. El centro Pirbright sí investiga, pero no trabaja el coronavirus.

 

Se acepta que dicho instituto trabaja en el virus de la bronquitis infecciosa, coronavirus que infecta a las aves de corral, así como otro virus que infecta a los cerdos. Al igual, Gates financió en 2003 la investigación del “virus de la peste de los pequeños rumiantes”. Y el 26 de febrero la Fundación ofreció 10 millones de dólares para fondos emergentes y apoyo técnico para luchar contra el 2019-nCoV en China y en África.

 

A su vez, la OMS aclara que coronavirus es “una extensa familia de virus, algunos de los cuales pueden ser la causa de enfermedades humanas como el resfriado SARS…”, como la que apareció en el sureste de China en 2002.

 

De igual manera, sobre el “Evento 201”, organizado por la Universidad Hopkins y el Foro Económico Mundial, ocurrido en Nueva York el 18 de octubre de 2019, un ejercicio pandémico de alto nivel del Instituto John Hopkins, para la seguridad de la salud, fue una junta de epidemias de emergencia y tuvo lugar justo seis semanas antes de que el primer brote de coronavirus se reportó en Wuhan China.

 

Las aclaraciones sobre estos temas están en: https://tinyurl.com/tq7zgbj. Salvo que en el video no aparece la defensa de Adrian Thomas, del laboratorio Johnson & Johnson, quien en el Evento 21 propuso buscar financiamiento de los gobiernos del mundo y desarrollar la vacuna contra el coronavirus; de propagadores a creadores de la vacuna.

 

Por lo mismo y pese a los desmentidos, la coincidencia o la casualidad persisten. Negocio para unos pocos. No obsta que en los últimos 30 años el negocio de las vacunas creció un 30 por ciento. La fama de las farmacéuticas que ganan millones de dólares, sin importar secuelas.

 

Sobre el origen

 

Pese a la insistencia, hay reportes indicando la improbabilidad de que el origen sea el murciélago, incluso chino. Precisión aparte, también que el contagio sea de humano-humano, en tanto la propagación del nCov-2019 es menor que la gripe común (rinovirus). Con todo y, los coronavirus humanos, son los responsables del 40 por ciento de los resfriados, catarros comunes y resfriados leves.

 

El caso es que ahora el mundo se enfrenta a una suerte de estado de excepción. Todo suena a virus de laboratorio. Pues no hay respuesta clara a, por ejemplo, la expansión mundial del coronavirus tan acelerada. ¡En poco tiempo la propagación alcanzó a 71 países! ¿Así actúa la naturaleza?

 

Se dice que es causal por una humanidad concentrada en grandes núcleos y los viajes rápidos, menos de 24 horas, alrededor del mundo.

 

Las dudas siguen. Todo comenzó el 8 de diciembre, con un paciente al que se le diagnosticó neumonía atípica. El 31 del mismo mes China reportó nuevos casos de la enfermedad. Apenas el 9 de enero del 2020 se identificó el agente del brote.

 

La cepa de Coronavirus se identificó “nuevo Coronavirus”. El día 11 ya moría la primera persona. La secuencia descubierta describe que el ARN se compone de cuatro moléculas: A de adenina, G de Guanina, C de Citosina y U de Uraclio.

 

En otros momentos algunas cepas de coronavirus han causado crisis. De la misma naturaleza es el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV), por el que fallecieron 349 personas de 5,970 casos infectados, en 2003. El síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS-CoV), que causó 912 muertos de 2,494 contagiados, comenzó en 2012.

 

Se dice que algunos coronavirus son zoonóticos; es decir, que salen de los animales a los humanos. Con todo y los zoonóticos son enfermedades que llevan tiempo afectando a una misma especie, es por mutaciones que “de repente”, se vuelcan contra los humanos.

 

Con esa información, se ha investigado que el ARN del nuevo virus se parece mucho al de una cepa que afecta a los murciélagos, los llamados de herradura. Y precisamente en cuánto se diferencian unos de otros es que se presume cuándo infectó a humanos. No es literal.

 

Aún con esa información no se puede culpar al murciélago, pues el tema no es simple: se requiere un “intermedio”, una suerte de huésped que dé cobijo al bicho entre el murciélago y los humanos, y todavía no se ha identificado al dichoso huésped. Sin el huésped la transmisión persona-persona no es eficaz.

 

Entre otros procesos igual complejos, que antes bien generan zozobra. Dicen los científicos que se está trabajando en la vacuna. Situación rara —¡no hay para la gripe común!—. De tal manera que, a los infectados, solo les resta guardar reposo, recomendación de las abuelitas. No hay cura, el consuelo es que no todos los contagiados fallecen. Miles han sobrevivido.

 

La humanidad está en situación de pasmo. No sabe a lo que se enfrenta, ni lo que le espera. Hay incertidumbre. Mientras la pandemia crece, laboratorios trabajan para encontrar la cura. Entre tanto solo resta el cubrebocas, así no sea ninguna garantía. El uso es más bien para un respiro del orden psicológico, no tanto preventivo efectivo o para evitar el contagio.

 

En los medios de comunicación crece la especulación. Sin dejar de lado, también, que si en el camino la humanidad se tropieza por accidente con las pruebas de que esto ha sido creado y difuminado en sitios o países específicos, tampoco faltarán los culpables. Y las razones bien podrán ser marcadamente geopolíticas.

 

No vaya resultando que se trata de un distractor para alcanzar algún fin, y sea bajo la modalidad de “guerra bacteriológica”, un recuerdo para los “enemigos distantes”. Destacan los enemigos de Occidente, países como China, Corea del Sur e Irán.

 

Para consuelo, sin embargo, China está acercándose al control del virus, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), pues en la región de Hubei está “cayendo”, según su director general Tedros Adhanom. “Las autoridades (chinas, dijo la OMS) anunciaron el jueves (27 de febrero), la cifra de 29 muertos, el número más bajo en un mes”.

 

Sobre el impacto económico

 

Claro que pierde la economía china. En los primeros tres meses, China ya paga la factura por 280 mil millones de dólares (según Capital Economics), del total de sus exportaciones por 2,494,230 millones, o 2.4 billones de dólares, o 13.45 por ciento global (datos de UN Comtrade). Afecta productos como celulares o vestidos (BBC Mundo).

 

“En el caso de los aparatos tecnológicos se espera que la venta de smartphones caída un 50% hasta marzo, de acuerdo a un estudio de Canalys. Por el momento Apple ha informado que el suministro de celulares iPhone estará limitado a nivel mundial.

 

“El sector textil también se vería afectado. Un análisis de Credit Suisse señala que las ventas de grandes grupos textiles como Inditex, dueño de Zara, y H&M caerían 2.8% y 1% respectivamente en este trimestre”. (Fuente: https://tinyurl.com/wtht8fc).

 

Otro sector es el turismo porque los viajeros chinos gastan alrededor de 270 millones de dólares. En tanto las restricciones de aerolíneas pierden unos 20,300 millones de dólares este año, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).

 

Por su parte, el Deutsche Bank calcula que la epidemia restará 0.3 por ciento en 2020, así como Moody´s mide el impacto rebajándolo de 5.8 a 5.3 porcentual este año. En tanto para “el banco estadounidense Citi, la actividad económica está volviendo a la normalidad y estará en torno al 45 por ciento de su capacidad previa a la epidemia, lo que lleva a pensar que el coronavirus estará bajo control a finales de marzo”. (Cit.: https://tinyurl.com/u2csz6e).

 

Las bolsas del mundo caen. La Reserva Federal reduce en medio punto porcentual la tasa de interés. Para seguir emitiendo billetes de la maquina impresora. Dizque para contrarrestar el impacto del virus, no obstante claro es para evitar el quiebre de empresas al igual que las mismas bolsas del mundo.

 

¿Quién pierde? No solo la economía china. Pierde el mundo. Pronto veremos si esa suerte de Estado de excepción fue geopolíticamente creada para golpear a los enemigos. Para enmascarar la crisis o solo para bajar las tasas. No falta tanto. En tanto bules y fake news quedan al descubierto.

2-4 de marzo de 2020

 

 

- Salvador González Briceño es director de geopolítica.com, @sal_briceo.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/205070?language=en

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