El reencuentro con Lula libre

28/11/2019
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El último reencuentro con Lula libre había sido precisamente en el último momento en que él dejaba de ser libre, para probar su verdad. Después del notable discurso en el Sindicato de los Metalúrgicos de San Bernardo, donde él se despidió de cada uno de nosotros y, a partir de aquella extraña imagen de él llegando a la Policía Federal de Curitiba, ya no tuvimos a Lula libre

 

Nos relacionábamos con él a través de cartas, de mensajes grabados, además del Buen día, Presidente Lula, Buenas tardes, Presidente Lula, y de Buenas noches, Presidente Lula, a los que él contestaba ascendiendo y apagando la luz de su celda. Después pudimos convivir con él mediante sus entrevistas, además de las visitas que algunos de nosotros las pudimos hacer.

 

Como yo le conté, cuando lo volví a ver esta semana, nos sentíamos canallas porque, después de convivir con él por una o dos horas, se quedaba preso, cercado por aquellos chacales.

 

Yo pude visitarlo en julio, nos tratamos con naturalidad como si hubiéramos estado conviviendo todos los días, desde abril del año pasado, cuando Lula dejó de ser libre. El me confesó en aquel momento que creía que iba a estar preso poco tiempo, aunque ya estaba perfectamente adaptado a aquellas condiciones absurdas en las que él tenía que vivir, de un inocente condenado

 

Yo había conversado algunas veces por teléfono, desde que él recuperó su libertad, pero solamente esta semana pude reencontrarlo personalmente. El abrazo fue similar al que nos habíamos dado en julio, pero en este momento yo abrazaba al Lula libre.

 

Yo había estado en el Instituto Lula en su ausencia. Todo estaba allá, incluso el personal extraordinario que trabaja siempre con él. Pero la puerta de su sala estaba cerrada, recordándonos su dolorosa ausencia.

 

¡Qué diferencia ahora! ¡En las miradas de todos los que lo cercan calurosamente! ¡En la puerta de su sala abierta! En su omnipresencia, que ilumina todo – como ha expresado una de las personas que lo cuida diariamente, con todo el cariño.

 

Cuando le hablé de aquel sentimiento de haberlo dejado en la PF, el pasó a comentar como él se había fortalecido en la prisión. Cómo ha podido leer mucho, reflexionar mucho, y dase cuenta de la importancia de él mismo, de cómo se tiene que dedicar a tareas y a objetivos más grandes. Sentí cómo el había vivido aquel período como un momento de reflexión sobre Brasil, sobre la izquierda, sobre el PT, sobre los movimientos populares, sobre América Latina, sobre él mismo. Y cómo sale fortalecido, mejor, más consiente, porque ha vivido y ha enfrentado con una inmensa dignidad, las pruebas a que fue sometido.

 

Fue reencontrar al Lula libre, a Lula espontáneo, alegre, confiado, juguetón, afectuoso. Al hombre, al líder, al individuo y al dirigente, con su personalidad de siempre. Más flaco, pero físicamente firme, pleno de esperanza.

 

El Lula libre ha triunfado, hasta aquí. Pero él todavía es reo en varios procesos, él sabe que está libre todavía de forma precaria, para defenderse en libertad. Situación que solo la anulación de los procesos llevados en contra de él por el juez que lo ha perseguido arbitrariamente y lo ha condenado sin pruebas, permitirá que el Lula libre triunfe definitivamente

 

El reencuentro con Lula libre fue una de esas sensaciones maravillosas, de las cuales uno nunca más se olvidará, tal su fuerza y alegría que ello encierra. Es el reencuentro de uno con uno mismo, el reencuentro de Brasil consigo mismo.

 

- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/203545
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