Punto estratégico del imperialismo para unir militarmente Pacífico y Atlántico
- Opinión
La intervención de Estados Unidos en Centroamérica responde a la ventaja geopolítica que le ofrece esta región en la exportación de sus capitales, más aún con la ampliación del canal de Panamá y la cimentación de una auto ruta desde el Salvador hasta la costa atlántica de Honduras que le sirve para unir, con fines estratégicos y militares, el océano Pacífico con el Atlántico, razón por la que se muestra como el único que puede incidir favorablemente en el mantenimiento de la “paz” en la región.
En ese sentido comienza a promover pactos, los cuales no son firmados por éste, pero son de obligatorio cumplimiento para los subyugados, lo que supone va a determinar su posicionamiento y enquistamiento en la región.
Se aplicó la doctrina Monroe, con la que se deslegitimó a los gobiernos producto de movimientos revolucionarios y del voto popular, estigmatizándolos de ineficientes e impotentes, en consecuencia ejercería su poderío militar internacional en Centroamérica, esto no se hizo esperar en el conflicto entre Guatemala y El Salvador, en el derrocamiento de gobiernos legalmente constituidos, la invasión a Nicaragua, el Salvador, Honduras y Panamá, ocupándolos con bases militares, declarándose el policía del Caribe y creó a los principales protagonistas de las dictaduras militares de Centroamérica y otros países, a través de la Escuela de las Américas, lo que se tradujo en la proliferación de los escuadrones de la muerte, paramilitares, sicariatos, asesinatos selectivos de líderes (Augusto Sandino ) y del gobierno (Omar Torrijos).
Además de establecer una Corte de Justicia Centroamericana, para dirimir aquellos casos en los que las cancillerías no resolvieran. Al mismo tiempo, Estados Unidos aumentaba sus inversiones y encubría sus intereses y de las élites trasnacionales, bajo la máscara de la democracia, la paz y los derechos humanos, en detrimento de la región. En ese marco, Centroamérica se desenvuelve hoy en día con problemas de diversa índole, signado por una lucha contra el crimen organizado, el narcotráfico, pandillas de delincuentes, deterioro en las condiciones de vida de la población y donde se requiere urgentemente cambios estructurales que dignifiquen a esos esos pueblos.
Guatemala convulsiona frente al caos generado por el sistema neoliberal, traducido en problemas sociales crónicos, homicidios, violencia, tortura, pobreza, desnutrición infantil, entre otros, derechos humanos desapercibidos por el imperio, que siempre sediento de poder se prepara para dejar intacta su hegemonía.
Ahora, el Congreso de Guatemala solicita un juicio político contra el actual presidente Otto Pérez Molina, cuyo mandato culmina en 2016, con el apoyo de los aspirantes a la presidencia de las ocho organizaciones políticas, para recobrar la confianza del pueblo y en consecuencia tomar las riendas del gobierno. De acuerdo a Sandino Asturias, analista político guatemalteco, las manos del Congreso estadounidense están inmersas para tratar de calmar la presión social y mantener la nación como patio trasero de sus intereses.
En Honduras, los problemas del desempleo, pobreza y la lucha contra la inseguridad, demandan estrategias para combatir el crimen organizado con el fortalecimiento y purificación de la policía. En El Salvador, al igual que Honduras y Guatemala, la lucha contra la criminalidad sigue siendo una gran tarea. El imperialismo observa con beneplácito sus tácticas de intervenir en Centroamérica para convertirla en una enorme base de operaciones entre los océanos Pacífico y Atlántico, y como buen samaritano impulsa la estrategia de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte, constituida por Guatemala, Honduras y el Salvador, con lo cual espera que estas naciones se desarrollen económicamente y atacar estructuralmente la pobreza, pero lo que no se dice es que la potencia yanqui quiere presionar a esta región, como lo hizo antes con la Alianza para el Progreso, donde forzó a los países latinoamericanos a impulsar reformas que limitaran las posibilidades de la expansión de las revoluciones. Sin dejar de mencionar al Golfo de Fonseca con sus islas, que al imperio le resulta fundamental por ser un área natural para su flota del Pacífico y que perfecciona sus planes con la Alianza del Pacífico, constituida por Chile, Colombia, México y Perú, además de permitirle el espionaje cibernético de la NASA.
Nicaragua es el centro de las expectativas de sus vecinos y otras partes del mundo por la eventual construcción del canal Interoceánico, el cual permitiría salir de la pobreza a ese país. En 2016, se señala que Centroamérica sería “anexada” por México iniciando por Guatemala y prosiguiendo luego con los demás países, respondiendo a las presiones de EE.UU.
Con el reciente despliegue militar en Centroamérica, bajo el pretexto de prestar ayuda humanitaria en caso de los huracanes, Estados Unidos lo que realmente busca es sitiar a América Latina, específicamente a Venezuela, sobre todo si los resultados de las elecciones parlamentarias de 2015 no favorecen a sus lacayos y a la oligarquía nacional apátrida. Recordemos que Estados Unidos tiene 25 bases que rodean a Brasil y 13 a Venezuela para el posicionamiento sobre la Amazonía y el petróleo venezolano.
- Deyanira Martinez es analista internacional
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