Cambios en la isla, pero no habrá economía de mercado
La nueva economía cubana
20/01/2013
- Opinión
Bajo el nombre de “actualización del modelo económico”, Cuba ha iniciado una profunda reforma de su economía, como la transferencia al sector privado de actividades que estaban en manos del Estado, hasta cambios en materia migratoria. Según voces autorizadas, la apertura económica en Cuba busca eficiencia económica y desarrollo de las fuerzas productivas sin perder las conquistas sociales de más de medio siglo de revolución.
En el año 2000, Fidel Castro dijo en un discurso ante más de un millón de personas en La Habana que “revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Más de diez años después, e inspirado en esa visión de su líder histórico, el gobierno cubano ha concretado una serie de reformas que dejan en el pasado el control generalizado del Estado sobre las actividades económicas en la isla y sobre las relaciones económicas entre los particulares.
Si bien desde hace ya algún tiempo que se dieron las primeras medidas en esa línea, es ahora cuando, tras un proceso de consulta que incluyó a millones de ciudadanos mediante asambleas y otros mecanismos, el régimen cubano produce un viraje estratégico que algunos han empezado a llamar como “perestroika” cubana, aunque a diferencia de ésta no incluye reformas políticas.
Para conocer los detalles de esta “actualización económica”, tuve la oportunidad de conversar largamente con la doctora Blanca Pampín, vicepresidente de la Asociación Nacional de Economistas de Cuba, y con Alpidio Alonso, diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, quienes visitaron Lima hace unos días.
Lo primero que me dijeron es que “Cuba no transita a una economía de mercado, sino que se mantiene como un modelo socialista, donde la planificación seguirá organizando la economía, pero a partir de ahora, reconociendo el papel del mercado”.
La diferencia no es menor, pues “la concentración de riqueza y de propiedades, la especulación financiera y las inequidades propias del neoliberalismo de estos tiempos quedarán fuera de las reformas”. Por lo menos esa es la apuesta de las decenas de lineamientos que están a la base del cambio.
Principales modificaciones
Con la actualización del modelo, un ciudadano cubano ya puede vender y comprar casas y autos. También alquilar su vivienda sin supervisión del Estado, sacar un pasaporte sin mayor trámite, solicitar en usufructo permanente hasta 67 hectáreas de tierras agrícolas (que podrá legar sus herederos siempre y cuando las trabaje), tener una empresa contratando trabajadores (cuentapropistas o micro o pequeña empresa) o participar de cooperativas de servicios y producción.
La popular libreta de asignación alimentaria –conocida en occidente como libreta de racionamiento- irá perdiendo productos hasta desaparecer, pero muy paulatinamente, al mismo tiempo que la gente aumenta su capacidad para obtener ingresos.
La dualidad monetaria, que contempla de un lado los pesos convertibles (CUC), y de otro los pesos cubanos (CUP) -que se hiciera para no devaluar la moneda en los años más duros de la economía cubana- está en la mira del Banco Central. Un CUC equivale a 25 CUP, y a un dólar, más o menos.
Mantener las conquistas
Para evitar la concentración, por ejemplo en el sector inmobiliario, un ciudadano solo podrá ser propietario de una casa en la ciudad y otra en el campo o la playa, tal como se implantó desde que empezó la revolución en 1959. Se busca evitar que un individuo termine con diez casas y otro con ninguna.
La idea es mantener las conquistas sociales, especialmente en lo que respecta a igualdad. Por eso, los planes de vivienda, de salud, educación y otros derechos que hoy tienen carácter universal en Cuba, seguirán vigentes. Tanto Pampín como Alonso explican que ese es precisamente el origen de las reformas, pues ya no es posible financiar el bienestar de la población sin descargar al Estado de otras tantas obligaciones económicas.
Un estudiante cubano de origen rural o urbano, tendrá cubierto desde el traslado, la habitación, los materiales, el estipendio y la alimentación en la universidad. Se hará médico, ingeniero o científico sin pagar un peso, como desde el inicio del régimen comunista.
Sin embargo, algunos subsidios se empezarán a focalizar para la población con menos recursos bajo el lema “subsidios a las personas y no a los productos”.
En manos del Estado
Blanca Pampín explica que “el Estado seguirá controlando las actividades económicas fundamentales para el desarrollo económico, como la producción de niquel, el turismo, la extracción de petróleo y la banca así como la garantía de la alimentación de la población, aunque en este último caso hay un porcentaje bastante elevado que está cooperativizado desde hace muchos años”.
Un dato importante que nos da la economista cubana es que el 68 por ciento de la tierra agrícola productiva pertenece a las cooperativas de producción agropecuaria. De 6 millones de hectáreas disponibles para la producción agraria en Cuba, más de 1 millón están sin utilizar.
Es ahí donde se va a priorizar la actividad privada, a través de la figura del usufructo permanente, que si bien ya estaba considerado desde hace mucho tiempo, hoy flexibiliza sus trámites.
En buena cuenta, el Estado cubano deja de controlar total o parcialmente: la producción de alimentos, la mayor parte de los servicios (peluquerías, restaurantes, mantenimiento de casas, autos y un largo etc.), y la construcción que también será atendida por empresas privadas o cooperativas de servicios.
Pampín afirma que “una parte de todo lo que deja el Estado se va a convertir en cooperativas de servicios donde los trabajadores se unen para ejercer una actividad, o también en pequeñas empresas donde los trabajadores pasan a ser cuentapropistas”, es decir empresarios.
En manos privadas
“En estos momentos hay un grupo considerable de personas que han solicitado su licencia para ser trabajadores por cuenta propia, para poner una cafetería por ejemplo y contratar a otras personas que trabajan con ella. También para alquilar habitaciones en su vivienda, su automóvil, y una serie de oficios donde el Estado ya no será el empleador ni pondrá las tarifas”, explica la economista.
La actividad privada de los cuentapropistas ya existía en Cuba desde los noventa (periodo especial) solo que ahora se expande a muchos sectores. Incluso, la inversión extranjera en Cuba contaba desde hace años con beneficios tributarios, laborales y libre remesa de utilidades. Claro que en Cuba se decide exactamente qué inversión extranjera es la que se quiere promover, de acuerdo a dos objetivos: “adquirir tecnología y ampliar mercados”.
No olvidemos que Cuba vive desde que se inició la revolución, un bloqueo económico y financiero por parte de Estados Unidos que la priva de su mercado natural por cercanía.
Le suspendieron la compra de azúcar y la obligaron a reconvertir toda su tecnología que era de procedencia norteamericana, pues según el bloqueo ningún norteamericano puede pisar Cuba por turismo, ni invertir o comerciar con la isla. Eso encarece desde los insumos para la producción de alimentos, hasta los necesarios para la industria.
En la actualidad, los principales socios comerciales de Cuba son España, Canadá, Venezuela y China. Operan en Cuba más de 500 empresas mixtas (capital cubano y extranjero) y 200 sucursales de empresas extranjeras.
Ahora se va a modificar el Código de Trabajo, pues cuando fue elaborado no existía la posibilidad de contratación laboral privada, salvo excepciones. En cambio ahora ya hay más de 400 mil trabajadores cuentapropistas y se espera que esa cifra crezca hasta 900 mil.
Sustitución de importaciones
“La actualización del modelo económico cubano busca desarrollar las fuerzas productivas, e incrementar la eficiencia económica de nuestro sistema. Estamos viviendo otra época, otro momento del desarrollo de la sociedad”, sostiene Blanca Pampín.
Alonso por otro lado, apunta que “en el corazón de las reformas se encuentra también el modelo de sustitución de importaciones”, es decir empezar a fomentar la producción en Cuba de productos que hoy se importan, especialmente en el campo de la alimentación.
“Importamos más de 1,600 millones de dólares en alimentos, hasta el 80 por ciento de la canasta del cubano, es importada y eso que nosotros tenemos condiciones favorables en suelos, y potencialidades productivas como recursos humanos bien calificados para no tener que invertir esa cantidad de dinero en alimentos, que además todos los días suben de precio; y así dedicar esa plata a otras actividades en el país”, sostiene el diputado.
Planificación económica
Uno de los elementos que distingue a las economías socialistas tiene que ver con la planificación. Por eso Blanca Pampín señala que “seguirá teniendo un papel preponderante en la economía, solo que a partir de ahora, la planificación va a reconocer la existencia del mercado”. La economista dice que no se va a pasar a una economía de mercado, en la que todo se deja a la ley de la oferta y la demanda, pero sí se va a reconocer esa interacción en muchas relaciones de la sociedad.
Cuando le pregunto si se trata de una concesión ideológica al capitalismo, Pampín contesta que es más bien una concesión económica. “No hay concesiones ideológicas, sino necesidades económicas que así lo imponen, y que son necesarias para elevar nuestra eficiencia, no queda alternativa”.
Consulta popular
Según me explica el diputado Alonso, este cambio de concepto económico se discutió con el pueblo. Por eso se convocó a una gran discusión popular, que preparó el terreno para lo que luego fue el proceso previo al Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba.
Allí se presentaron los lineamientos discutidos en la base, que luego de ser aprobados y enriquecidos por el partido, volvieron a los municipios para una segunda consulta. Finalmente pasaron a la Asamblea Nacional donde se les dio luz verde para su aplicación.
“Fue más que un plebiscito, fue una construcción del pueblo cubano”, sostiene Grau, agregando es una reforma con amplia legitimidad.
Venezuela y Cuba
Cada vez que se muestran las cifras del crecimiento cubano de los últimos años que muestra –con bloqueo y todo- un persistente 3 por ciento anual en promedio, se argumenta que eso es porque Chávez los mantiene y que ahora que se viene el post chavismo, los cubanos se ven obligados a hacer estos cambios.
Pero Pampín y Alonso dicen que “la relación con Venezuela es mutuamente ventajosa”. Si bien, le compran petróleo a precios especiales, le dan asistencia de medicinas, en educación y en muchos servicios, que a otros países del primer mundo cobraría a mayor precio.
Pocos saben que Cuba presta servicios de alfabetización a países como España y Australia, y que tienen más de 56 mil colaboradores en 101 países. De los cuales más del 70 por ciento son del sector salud.
“Esa crítica esconde en el fondo una subvaloración a la fortaleza de la revolución cubana, de no aceptar la capacidad de resistencia y al mismo tiempo la capacidad para conducir al país”. En efecto, Cuba se ha movido en los escenarios más difíciles desde que cayó el campo socialista.
El primer recurso creado por la revolución es el recurso humano. Eso es innegable, pues lo reconoce todo el mundo empezando por la Unesco. Lo que más hace falta en el mundo lo tiene Cuba: personal calificado, especialmente en ciencia, artes y deporte.
Esos recursos, según Pampín y Alonso, significan la principal entrada de divisas a Cuba. Pero en el marco del Alba tienen un carácter de complementariedad respecto de otros servicios que reciben, como es con Venezuela.
Reforma Migratoria
El tema migratorio es uno de los temas más manipulados por la propaganda anticubana. Y no se puede negar que ha sido utilizado principalmente para desprestigiar a la revolución.
Alpidio Alonso sostiene que los cubanos migran a Estados Unidos y a otros lugares por causas económicas, tal como sucede en los demás países de la región, y no por causas políticas. El diputado afirma que la emigración política ocurrió en los primeros años de la revolución, cuando se fueron los que estaban comprometidos con la tiranía que había sido derrotada.
Y la ley de ajuste cubano de Estados Unidos, que otorga una serie de beneficios a los cubanos que llegan ilegalmente a su territorio, tiene en palabras de Grau, la finalidad de desestabilizar al régimen. “Cuando un cubano se va Estados Unidos en un bote, se le llama refugiado político”.
La reforma migratoria que ha emprendido Cuba elimina el permiso de salida del país, es decir los pasaportes se entregarán sin tanto trámite. Ello llevó a no pocas cadenas noticiosas a pronosticar tumultos para pedir pasaporte y salir del país, cosa que no ha sucedido.
Aunque muchos no lo saben, entre el año 2000 y el 2012, han salido al extranjero cerca de un millón de cubanos, de los cuales ha retornado solo el 12 por ciento, según nos dice Alonso con cifras en mano. De todas las solicitudes de salida se aprobaron el 99.4 por ciento en ese periodo.
Y eso que la mayor parte de los viajeros (941,953) no tenían invitaciones oficiales deportivas, políticas o diplomáticas.
Hay muchos mitos y medias verdades sobre lo que pasa en Cuba. Lo que sí queda claro, es que la reforma emprendida es de envergadura y ha sido bastante calculada, como todo lo que se hace en la isla.
Los cambios en Cuba tienen enfrente el reto enorme de que el mercado no termine con las conquistas sociales y políticas ganadas por el pueblo cubano desde el 1 de enero de 1959.
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