Las encuestas y los Cisnes Negros

01/11/2012
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Un “Cisne Negro” es una figura que alude a cierto tipo de acontecimientos mayúsculos, pero extraños, inesperados e imprevisibles. Es lo podríamos llamar una “singularidad” completamente atípica, una verdadera sorpresa que solo somos capaces de racionalizar después de que se verifica. La Teoría del Cisne Negro ha sido desarrollada por Nassim Nicholas Taleb (2007) y nos remite a una locución latina atribuida a Juvenal: “"rara avis in terris nigroque simillima cygno"  La pronunciada abstención en Chile en las recientes elecciones municipales constituye un “Cisne Negro” por su rareza, su impacto y su imprevisibilidad.
 
En efecto, se trata de un comportamiento atípico del electorado, una rareza; de hecho, no hay antecedentes de una abstención de esta magnitud en nuestra historia. Es evidente que una vez que ha acontecido el fenómeno, obliga a todos los actores políticos a replantear sus estrategias para enfrentar las presidenciales del próximo año. Por último, llama la atención que ninguna de las encuestas publicadas con anterioridad a los comicios pronosticara lo que iba a ocurrir. Esto nos lleva a una cuestión controversial en torno a las encuestas y su fiabilidad.
 
Las encuestas de diverso tipo constituyen instrumentos que pretenden escudriñar la realidad social, reconociendo tendencias, probabilidades. Tengamos presente que toda encuesta se inscribe en un “paradigma indicial” de carácter probabilístico que se aproxima a determinada realidad sin agotarla jamás. Toda encuesta entraña una dosis de incertidumbre y error. Una buena encuesta es capaz de mensurar su propio grado de aproximación. Las encuestas no podrían dar cuenta de un “Cisne Negro”, pues éstos son inconcebibles antes de su aparición.
 
Pareciera que los sistemas de pensamiento para analizar los fenómenos políticos reclaman una revisión de sus supuestos y fundamentos, pues están siendo superados por una realidad cada día más dinámica y compleja que no alcanza a ser concebida por los paradigmas al uso. Debemos acostumbrarnos a un mundo mucho menos “ordenado” y previsible que aquel del que nos hablan los textos clásicos. La acelerada transformación de las sociedades humanas ha aumentado la probabilidad de enfrentar fenómenos que ni siquiera habíamos imaginado. Son estas “rara avis” las que nos obligan a expandir nuestros horizontes de comprensión de lo social y lo político.
 
La abstención de la mayoría de los electores en nuestro país exige una revisión muy acuciosa sobre una serie de presupuestos aceptados como verdades por los analistas políticos y sociales. Es evidente que la “racionalidad” que pretendía explicar el comportamiento político entre nosotros estos últimos veinte años ha salido damnificada. Asimismo, lo acontecido exige revisar cuestiones metodológicas de fondo en la elaboración y aplicación de instrumentos para auscultar los fenómenos sociales, pues, aunque no acabemos de entenderlo, hemos tropezado con un “Cisne Negro”.
 
- Álvaro Cuadra es Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS
 
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