20 años de mediCuba (1era parte)

“Una cooperación solidaria basada en el intercambio”

27/09/2012
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Entrevista con Martin Herrmann, co-presidente  de mediCuba Suiza
 
 “Si bien nuestra solidaridad ha movilizado recursos materiales, mucho más importante es el espíritu de intercambio y todo lo que hemos aprendido de los colegas cubanos”. El balance de 20 años de mediCuba, unas de las principales organizaciones de cooperación solidaria de Suiza y de Europa (existe también a nivel continental), es categórico. No se trata de “dar” sino de “compartir”, según lo expresa el Doctor Martín Herrmann,  co-presidente de mediCuba en Suiza. Con una larga experiencia de presencia solidaria en numerosos países del Sur – Nicaragua, El Salvador, Kenia, Sudán, Eritrea etc.- Herrmann ha sido miembro de esta organización desde temprano, sin por ello dejar de colaborar activamente con otros actores de la cooperación suiza en el terreno médico, como la Central Sanitaria. Especialista en cirugía general y trauma, ex – responsable de la clínica quirúrgica del Hospital de Moutier, Herrmann ha decido volcar sus treinta años de experiencia profesional en iniciativas y proyectos solidarios. Entrevista.
 
P: mediCuba llega a sus dos décadas de existencia. ¿Cuál fue la reflexión que dio origen a su fundación? En un momento histórico en que  ciertos ideólogos  apostaban  al “fin de la historia” y la solidaridad internacional vivía una crisis profunda…
 
R: Con la desaparición del bloque económico COMECON que unía a los entonces países socialistas se desvanecieron las relaciones económicas favorables de intercambio de las que gozaba Cuba. Víctima, además,  de la continuidad e incluso de la profundización del bloqueo estadounidense. Factores que al inicio de los noventa agudizaron la crisis a lo interno de la isla caribeña y que influyeron directamente en el sistema de salud, a pesar de haber sido siempre una prioridad para el Gobierno. En ese momento un grupo de médicos suizos, con una visión internacionalista y con experiencias personales de colaboración y amistad con médicos cubanos, propusimos nuestra ayuda .Convencidos del derecho de todo ser humano, en cualquier parte del planeta, a gozar de una atención de salud universal. Al principio se trató esencialmente de ayuda de emergencia. Facilitamos equipos y repuestos. Con el pasar del tiempo y en la medida que se daba una relativa recuperación económica, orientamos nuestra solidaridad más hacia  proyectos de mediano y largo plazo, especialmente para inducir ahorros y mejoras. Un ejemplo: desde hace 15 años financiamos –junto con una red de organizaciones europeas – materias primas para producción de medicamentos de uso hospitalario. Un aporte de alrededor de 10 millones de Francos –aproximadamente el mismo valor en dólares estadounidenses- que permitió a Cuba producir remedios de un valor equivalente a 40 millones de la misma moneda y mantener las capacidades productivas de la industria farmacéutica local. 
 
La solidaridad: dar y recibir
 
P: Cuando se habla de Cuba, además de bloqueo económico, presiones norteamericanas etc. se mencionan logros significativos en el campo de la salud y la educación. ¿Si se corrobora la hipótesis de grandes logros en la salud, cómo se explica la necesidad de una solidaridad internacional  permanente en ese terreno, paradójicamente, uno de los sectores priorizados por las autoridades?
 
R: Parte de los logros se deben a iniciativas que requieren pocos recursos: básicamente mejorar la higiene, lo que exige educación popular. Sin embargo, si se mejora el estado de salud de la población aumentan los desafíos médicos. Por ejemplo en lo relativo a enfermedades crónicas de impacto real en la población adulta. Estados Unidos siguen monopolizando mundialmente el sector médico: sea  a nivel de la literatura, de la producción de material médico o de medicamentos, - directamente o a través de patentes. El bloqueo también impera en la salud, por lo que Cuba no puede acceder directamente a diversos  productos, saberes y entrenamiento. Nuestra solidaridad que es considerada como un intercambio,  busca no solo sustituir ciertas limitaciones locales sino también contribuir a promover la independencia cubana. En la actualidad, la gran mayoría de nuestros proyectos contemplan la introducción de procedimientos y técnicas que permitirán a nuestras contrapartes un desarrollo autónomo. E incluso fortalecer la cooperación médica cubana hacia otros países del Sur. En este sentido, mediCuba facilitó el establecimiento de una planta para producir medicamentos para combatir el cáncer. Aprovechamos de nuestras competencias y redes profesionales para intercambiar con colegas cubanos y facilitarles un desarrollo paralelo al nuestro. Lo que permite al Estado ahorrar en este campo.
 
P: En cualquier relación de cooperación solidaria no todo es fácil. En vuestro balance de dos décadas ¿cuáles han sido las dificultades, incomprensiones, tensiones más fuertes entre mediCuba y las contrapartes cubanas?
 
R: Usé antes el concepto de “intercambio”. En el caso de Cuba, realmente es eso. Conocimos a los médicos cubanos en el contexto de misiones internacionalistas de ayuda a otros países. En el caso de mediCuba no se trata de dar solidaridad unidireccionalmente, si no que ambos actores practicamos, vivimos, protagonizamos la solidaridad. Es cierto que hay dificultades. A veces, los colegas cubanos no saben o no osan presentar sus problemas de modo comprensible para nosotros. Y tampoco siempre logran convencer a las instancias administrativas locales que tienen que avalar y acompañar los proyectos. No podemos y no queremos favorecer un centro médico determinado o una persona individualmente. El Ministerio de Salud tiene que asegurar el uso de la cooperación, pero los responsables no siempre comparten ideas, conceptos y las prioridades que nosotros sugerimos o aportamos. Otra dificultad surge de cambios administrativos durante el desarrollo de proyectos determinados. Algunos empezaron bajo la responsabilidad de una institución y de repente pasaron a otra. Acompañado a veces por incomprensiones o percepciones erróneas mutuas. Últimamente experimentamos demoras y re-orientaciones en relación con la reorganización de los ministerios y de la economía. Estos cambios nos parecen importantes a largo plazo, sin embargo, en lo inmediato, pueden dificultar nuestro trabajo de solidaridad.
 
P: ¿Y el saldo más positivo de esta solidaridad activa?
 
R: En 20 años logramos hacer beneficiar al sistema de salud cubano de más de 5 millones de francos suizos (cifra equivalente en dólares norteamericanos). Paralelamente, y lo que es más importante, hemos construido una colaboración, lazos de confianza mutua y amistades a diferentes niveles que nos permiten avanzar juntos. Si COSUDE, la cooperación oficial suiza, por ejemplo, instaló desde hace algunos años una oficina local en la Habana, es en parte también gracias a los contactos y la confianza que establecimos organizaciones como mediCuba. A través del financiamiento que ellos nos otorgaron, fueron percibiendo la seriedad de la parte cubana. Finalmente, si analizamos lo que puede lograr un sistema de salud sin interferencia de intereses privados, como es lo que se vive en Cuba, podemos extraer enseñanzas, conceptos, aportes muy ricos  para el debate, también en Suiza y en Europa, sobre el derecho a la salud para todos.
 
   La salud como concepto universal
 
P: Los medios de comunicación europeos en general son muy críticos hacia Cuba. ¿En qué medida mediCuba ha podido en estos años dar su propia imagen de Cuba aquí? ¿Cuál es esa imagen?
 
R: La batalla de la información es efectivamente una de las más esenciales en un mundo globalizado, sometido a la voracidad de este sistema hegemónico. Informando paso a paso, con ejemplos concretos, reales,  sin exagerar en visiones ideológicas preconcebidas, pudimos parcialmente contrarrestar la imagen distorsionada que dan los grandes medios sobre un país que nunca ha atacado a ningún otro. A pesar del acoso continuo desde décadas, de parte de EE UU y sus aliados,  y a pesar de sus propios errores, especialmente en el campo económico, Cuba ha defendido un concepto de derechos humanos que prioriza el acceso igualitario a la salud y la educación para toda la población. Y que se extiende más allá de las fronteras nacionales. Son miles y miles de médicos y personal paramédico cubano que trabajan en los más diversos rincones del mundo, solidariamente, con las poblaciones locales más desfavorecidas. Una visión de la cooperación entre el Sur que es remarcable y  emblemática en un mundo cada vez más separado por fronteras artificiales.
 
P: ¿Una reflexión de futuro? ¿Continuar con esta solidaridad? ¿Cómo?  Especialmente en un momento en que Cuba transita transformaciones internas de profundidad…
 
R: Quisiéramos llegar a una colaboración aun más estrecha y que poco a poco se aleje todavía más del concepto de “ayuda”. Una pista es la investigación científica. En muchas áreas de la salud, las condiciones en Cuba son mejores que las nuestras. En otras – especialmente la financiera y la metodología – tenemos ventajas aquí. Queremos promover esfuerzos en investigaciones multilaterales. O sea “revertir” la globalización a favor de la población, allí y acá.
 
P: ¿Conocedor profundo de Cuba, hacia donde cree se encamina el proceso en ese país?
 
R: Es muy difícil hacer previsiones, especialmente en un momento de gran crisis mundial. Tengo la impresión que la época del dominio unilateral de parte de Estados Unidos se está terminando. En todo caso en América Latina se ha debilitado. Un mundo multipolar dejará más espacios a experiencias autónomas. Lo que es cierto es que el Gobierno cubano está buscando su modelo económico, aprendiendo de otras experiencias. Cuba sigue teniendo un rol esencial en la integración latinoamericana y ésta seguramente condicionará y, al mismo tiempo fortalecerá,  también el desarrollo de la isla.
 
Sergio Ferrari, en colaboración con E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria coparte de mediCuba/Suiza. Próxima entrega: entrevista con el Dr. Nélido González, representante cubano de mediCuba
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/161299
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