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Golpe de Estado a Fernando Lugo

24/06/2012
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Paraguay es epicentro de un duro golpe a la institucionalidad antineoliberal construida en la región desde los primeros años del siglo XXI. Nuevas y diversas formas, el objetivo de siempre: frenar procesos democráticos, soberanos y populares.
 
Luego de un -mal llamado- “juicio político” desde el Congreso paraguayo se realizó un golpe de Estado, así, sin eufemismos, contra el gobierno de Fernando Lugo. Se “destituyó” a Lugo. Se lo “condenó” desde el parlamento, entre otras cosas, por adherir al documento de Usuahia II, en el cual los países firmantes se comprometieron a realizar acciones taxativas y conjuntas en casos de lesión a la soberanía y a la democracia en cualquiera de ellos.

Entre los cargos que se le imputaban al presidente Lugo, según los legisladores opositores José López Chávez, Clemente Barrios, Carlos Liseras, Alvaro Mariño y Oscar Tuma -que actuaron como fiscales-, incluían "su responsabilidad en una sangrienta balacera entre policías y campesinos, su vínculo con líderes de organizaciones de campesinos que invaden haciendas privadas; y nepotismo en la administración pública", entre otros. 

El canciller de Argentina, Héctor Timmerman, integró la nómina de ministros y funcionarios de países de la región que se instalaron en Paraguay el mismo viernes del juicio sumario. Ante esa comitiva, informó el funcionario, referentes de la oposición a Lugo sentenciaron que todos los cargos eran de tan “público y notorio conocimiento” que no era necesario recabar pruebas para considerarlo culpable, no había que probar los hechos porque los cargos eran”, y repitieron hasta el hartazgo, de “público y notorio conocimiento”.

En tan solo 36 horas se le anunciaron los cargos, se lo citó a juicio, y se lo condenó. Un trabajo parlamentario de inusitada celeridad, no comprobada, por ejemplo, para tratar cuestiones fundamentales en el marco de la integración regional como la aceptación de Venezuela como miembro pleno del Mercado Común del Sur (Mercosur).

Miles de paraguayos y paraguayas siguieron el proceso fantasma desde la plaza frente al Congreso. Minutos después del anuncio de la condena y destitución, estallaron en expresiones de repudio a tan visible golpe de Estado y fueron reprimidos por las Fuerzas Armadas que, sin pérdida de tiempo, acataron la destitución y se pusieron a las órdenes de los trajes civiles golpistas.

Sin pérdida de tiempo, también, Fernando Lugo se dirigió al pueblo paraguayo y latinoamericano en general. "Hoy no es Fernando Lugo el que es destituido, es la historia paraguya, su democracia, la que ha sido herida profundamente", afirmó el presidente derrocado. "Hoy me despido como Presidente de la república pero no me despido como ciudadano paraguayo y he de servir a esta nación allí donde me necesiten como lo había jurado, agregó Lugo, y aseguró que él "no responde a clases políticas, no responde a la mafia ni al narcotráfico. Este ciudadano respondió y seguirá respondiendo ayer, ahora y siempre al llamado de los compatriotas, los más humildes y excluidos, y de los que gozando del buen vivir e incluso de la abundancia saben que tenemos un deber de solidaridad con patria e historia".

Al mismo tiempo, desde de la sede del Congreso, se preparó la banda presidencial que minutos después investiría a Federico Franco, vice presidente de la gestión Lugo hasta ese momento, como nuevo mandatario. Esta vez cargo emanado de un golpe de Estado y no de las urnas que años antes lo catapultaron como segundo al mando en Paraguay.

La delegación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que acompañó a Lugo en las horas de su destitución, pudo comprobar la voluntad golpista de los sectores políticos opositores que montaron el juicio. Timmerman comentó, en diálogo con el diario Página 12, que "en ningún caso encontramos el más mínimo interés en la oposición de dialogar con nosotros y buscar una opción a la ejecución sumaria de un presidente".

Asimismo, dirigentes del Partido Colorado le expresaron a la comitiva lo que ya era una sentencia: “el gobierno era inviable y se tenía que ir”. Además, fundamentaron la falta al debido proceso en que “había que hacerlo rápido porque supuestamente Lugo había llamado a elementos subversivos y violentos".

En sintonía, desde el Partido Liberal Radical Auténtico expresaron a los funcionarios que"lo mejor que pueden hacer los cancilleres de Unasur es irse”. En la misma dirección, Federico Franco, todavía vicepresidente de Lugo, desestimó la posibilidad de darle más tiempo al mandatario para preparar su defensa ya que consideró –en acuerdo total con la oposición- que el gobierno ya era “inviable” y que de no destituir a Lugo “aquí comienza la violencia mañana”.

Según el periodista y analista argentino Víctor Ego Ducrot, en declaraciones a Radio Nacional Mendoza, se trata sin más de un "golpe de Estado con un disfraz de institucionalidad". Explicó que si bien las "instituciones tienen marcos legales normativos que deben cumplir y a los cuales pueden apelar, se sobrepuso eso a al principio de soberanía popular, que ha sido pisoteado. Esto no es sino un simulacro de juicio político".

Ego Ducrot agregó que este hecho se inscribe en un "diseño estratégico de las derechas latinoamericanas que apela al desgaste de las instituciones democráticas, a la instalación de procesos destituyentes y desestabilizadores de los regímenes democráticos. Trabaja para romper consensos sociales en torno a los liderazgos legítima y legalmente instalados a través del voto y la soberanía popular".

"El marco teórico que se corrobora en estos hechos es el de las democracias vigiladas o controladas, en las cuales juegan un papel fundamental los medios corporativos de comunicación, que son los que crean climas de descontento social a través de la manipulación de la información", explicó el periodista. Aclaró también que "es lo mismo que se repite en Bolivia o Argentina". Sin ir más lejos, "en Paraguay lo que triunfó es lo que en Argentina Néstor Kirchner y Cristina Fernández pudieron derrotar, que fue el proyecto Cobos" (en alusión al exvicepresidente Julio Cobos, declarado opositor al gobierno del que formó parte entre 2007 y 2011).

Por su parte, en un análisis vertido en la misma emisora, el analista internacional argetnino Jorge Kreyness, expresó que detrás del golpe de Estado "están los intereses de Estados Unidos, que tiene una pista e instalaciones preparadas para albergar 16 mil efectivos propios en territorio paraguayo. También se observan los intereses sojeros de Argentina, Brasil y Paraguay suya exportación en ese país no paga ni un solo centavo". 

Kreyness también señaló que en ese territorio "está una importante porción del Acuífero Guaraní y la Triple Frontera" Finalmente, recordó que Fernando Lugo ejercía la presidencia pro témpore de la Unasur, con lo cual se trata no solo de un golpe de Estado a Paraguay sino también a toda la cadena de gobiernos populares del bloque regional". 

La repercusión regional del golpe de Estado fue pronta y contundente. Ecuador, Argentina, Bolivia, Venezuela, Cuba, Perú y la República Dominicana anunciaron el mismo viernes 22 de junio que no reconocían al nuevo presidente. El Salvador, lo hizo horas más tarde. La Unasur como bloque negó el reconocimiento del gobierno de Franco.

Evo Morales aclaró que no reconocería a “un gobierno que no surja de las urnas y el mandato del pueblo". Desde Argentina se consideró que se está frente a “una ruptura del orden democrático” por lo cual, en palabras de la presidenta Cristina Fernández, “Argentina no va a convalidar el golpe de Estado en Paraguay”. 

Desde Venezuela, además de no reconocer el gobierno de Franco y retirar su embajador –al igual que varios países de la región- el presidente Hugo Chávez determinó el cese de envío de petróleo hacia Paraguay. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, determinó que no reconocería a ningún gobierno paraguayo si no resulta de elecciones, previstas éstas para 2013.

En un tono más moderado, más no por ello favorable, los gobiernos de Chile, Colombia, Guatemala y México criticaron la destitución emanada de un proceso viciado en su desarrollo

El escenario se completa con el desarrollo de una nueva Cumbre del Mercosur, a realizarse en Mendoza, Argentina, entre el 28 y el 30 de junio.

Desde la Cancillería argentina, se informó que “los Estados miembros y asociados del Mercosur expresan su más enérgica condena a la ruptura del orden democrático acaecido en la República del Paraguay por no haberse respetado el debido proceso". En el comunicado rubricado, se establece "suspender al Paraguay, de forma inmediata y por este acto, del derecho a participar en la XLIII Reunión del Consejo del Mercado Común y Cumbre de Presidentes del Mercosur, así como de las reuniones preparatorias, que tendrán lugar en la ciudad de Mendoza, entre el 25 y 29 de junio de 2012”.

Además, en el tercer punto del texto, se establece que en el marco de la Cumbre, los y las mandatarias decidirán “medidas ulteriores” respecto del golpe de Estado en Paraguay. Suscribieron este comunicado Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela, Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.

Por otro lado, desde la señal regional Telesur, se confirmó que el destituido Fernando Lugo sí asistirá a la cumbre del Mercosur. Desde el ámbito de la Unasur, se informó que el bloque celebrará el miércoles 27 de junio una reunión extraordinaria en Lima para analizar la situación de Paraguay.

Pese a las repercusiones internacionales condenatorias, Federico Franco relativizó la situación de su gestión ilegítima frente a la región: “Vamos a hacer todo lo posible para que el concierto de las naciones, y en particular los países de la zona y del Mercosur, puedan entender que en el Paraguay no hubo golpe, no hubo bloqueo, sino que solamente hubo un cambio de guardia amparado en la Constitución y las leyes”.

El nuevo canciller, José Fernández Estigarribia, minimizó una posible sanción por parte de sus vecinos ya que considera que no se “ha violado ninguna norma internacional”, y agregó que la decisión de varios gobiernos de retirar o llamar a consulta a sus embajadores es un “mero procedimiento”.

Finalmente, cabe resaltar que a menos de 24 horas de asumir, Franco decidió cortar el suministro eléctrico en la sede de emisiones de la TV pública paraguaya, según informó Telesur. La señal fue interrumpida mientras se transmitía la jornada de protestas y concentraciones en apoyo al mandatario destituido, recalcó AVN.

Directivos y trabajadores de la señal pública denunciaron que se trata de una actitud golpista y resisten la medida manteniendo la señal a través de la emisión por internet, de manera de garantizar “que acá se dé información veraz y oportuna, se cuente lo que está sucediendo, se cuente que esto fue un juicio político express, un golpe de Estado”.

Horas después de la medida, miles de personas se convocaron en la puerta de las instalaciones para repudiar el hecho. Fernando Lugo participó de esa manifestación. Sin embargo, en horas de la noche del mismo sábado, el canal fue intervenido por el gobierno de Franco.
 
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