De golpista a golpista
Tres días para llorar al dictador
04/02/2013
- Opinión
Un helicóptero se estrelló en Paraguay. Entre sus tripulantes se encontraba Lino Oviedo, militar golpista retirado y candidato de la derecha a la presidencia en 2013. El gobierno de Federico Franco decretó tres días de duelo, suspendió sus actividades programadas y aclaró que no se “escatimarán gastos” para que investigue “hasta las últimas consecuencias” el motivo del accidente ya que “no se descarta ninguna hipótesis”.
Mendoza, Argentina.- En la madrugada del 3 de febrero, exactamente 24 años después de que participara del derrocamiento de su colega -y también golpista- Alfredo Stroessner, se conoció que horas antes el paraguayo Lino Oviedo murió como consecuencia de un accidente en el helicóptero en el que se transportaba.
Oviedo, que comenzó su vida “política” en 1989 cuando fue parte del alzamiento militar que sacó del poder al dictador Stroessner, estuvo involucrado en diversos hechos que implicaron desestabilización y golpismo; masacres en plena crisis y hasta magnicidio.
En abril de 1996, Lino Oviedo fue arrestado por intento de golpe de Estado contra el gobierno de Carlos Wasmosy. Por aquel año, Oviedo era el jefe de las Fuerzas Armadas del Paraguay. Acuarteló a sus tropas y se declaró en rebeldía cuando el presidente Wasmosy anunció que era tiempo de que pase a retiro.
En 1999 se vio involucrado en la crisis conocida como el “Marzo Paraguayo”, en medio de la cual asesinaron al vicepresidente Luis María Argaña. Esto ocurrió el 23 de ese mes cuando el segundo mandatario se desplazaba en un vehículo y fue interceptado por un comando paramilitar y fue acribillado.
Raúl Cubas Grau era, entonces, el presidente. Terminó por dimitir en su cargo el 27 de marzo luego de que se produjo “La Masacre del Marzo Paraguayo” donde siete manifestantes opositores a Oviedo fueron asesinados por francotiradores. Lino Oviedo aún hoy enfrentaba cargos en su contra por el asesinato de Argaña.
Luis Ángel González Macchi, dirigente del Partido Colorado, asumió la presidencia y su gobierno fue una nueva víctima de las conspiraciones oviedistas.
Ese año se desató -y se alentó desde el exterior- un nuevo estallido y crisis en Paraguay. Entonces, el 18 de mayo de 2000, Lino Oviedo pergeñó un nuevo y fallido intento de golpe de Estado; ejecutado a través de militares de su entorno, tal como lo denunció el gobierno de González Macchi.
Por todos estos asaltos al poder, arrebatos contra la institucionalidad y atropellos a la vida de sus compatriotas, Lino Oviedo fue denunciado, procesado y -en algunas causas- condenado. En varias ocasiones se profugó, pidió asilo en países vecinos y logró absoluciones.
Por ejemplo, en julio de 2007, logró libertad provisional por medio de un Habeas Corpus aceptado por la Corte Suprema de Justicia paraguaya, en el marco de la causa por Magnicidio. Días después, misma jugada mismo resultado en el Tribunal por la masacre del Marzo Paraguayo.
Pocos meses más tarde, la misma Corte Suprema lo absolvió en la causa por el golpe de Estado de 1996.
En 2008, Lino Oviedo se presentó como candidato a presidente por el partido de ultra derecha que fundó: Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE). Fernando Lugo resultó victorioso en esa contienda y gobernó Paraguay hasta junio de 2012 cuando un entramado de la derecha política paraguaya -en la cual se contó, por supuesto, a Oviedo- logró destituirlo y Federico Franco tomó su lugar dando el último paso del golpe de Estado aún vigente en ese país.
Lino Oviedo era nuevamente candidato presidencial para las elecciones de abril de 2013. Tras su muerte, quien lo acompañaba en la fórmula debería asumir su lugar. Según informó Carlos María Ljubetic desde el Tribunal Superior Electoral (TSJE), la ley vigente establece que en caso de muerte de un aspirante a la Presidencia ya proclamado, debe respetarse el estatuto partidario. En el caso del UNACE, se establece que el reemplazo lo haga el candidato a vicepresidente: Alberto Soljancic.
Franco, el presidente de facto, expresó profunda preocupación por lo sucedido con el helicóptero que transportaba a Lino Oviedo y en el que murió tras estrellarse. Tres días de duelo nacional, suspensión de las actividades de gobierno, recursos y voluntades disponibles -“sin escatimar”- para investigar hasta las últimas consecuencias y la valoración de que no se “descarta ninguna hipótesis” tras la muerte de Oviedo fueron los gestos políticos de un golpista... hacia la figura de otro golpista.
Oviedo, que comenzó su vida “política” en 1989 cuando fue parte del alzamiento militar que sacó del poder al dictador Stroessner, estuvo involucrado en diversos hechos que implicaron desestabilización y golpismo; masacres en plena crisis y hasta magnicidio.
En abril de 1996, Lino Oviedo fue arrestado por intento de golpe de Estado contra el gobierno de Carlos Wasmosy. Por aquel año, Oviedo era el jefe de las Fuerzas Armadas del Paraguay. Acuarteló a sus tropas y se declaró en rebeldía cuando el presidente Wasmosy anunció que era tiempo de que pase a retiro.
En 1999 se vio involucrado en la crisis conocida como el “Marzo Paraguayo”, en medio de la cual asesinaron al vicepresidente Luis María Argaña. Esto ocurrió el 23 de ese mes cuando el segundo mandatario se desplazaba en un vehículo y fue interceptado por un comando paramilitar y fue acribillado.
Raúl Cubas Grau era, entonces, el presidente. Terminó por dimitir en su cargo el 27 de marzo luego de que se produjo “La Masacre del Marzo Paraguayo” donde siete manifestantes opositores a Oviedo fueron asesinados por francotiradores. Lino Oviedo aún hoy enfrentaba cargos en su contra por el asesinato de Argaña.
Luis Ángel González Macchi, dirigente del Partido Colorado, asumió la presidencia y su gobierno fue una nueva víctima de las conspiraciones oviedistas.
Ese año se desató -y se alentó desde el exterior- un nuevo estallido y crisis en Paraguay. Entonces, el 18 de mayo de 2000, Lino Oviedo pergeñó un nuevo y fallido intento de golpe de Estado; ejecutado a través de militares de su entorno, tal como lo denunció el gobierno de González Macchi.
Por todos estos asaltos al poder, arrebatos contra la institucionalidad y atropellos a la vida de sus compatriotas, Lino Oviedo fue denunciado, procesado y -en algunas causas- condenado. En varias ocasiones se profugó, pidió asilo en países vecinos y logró absoluciones.
Por ejemplo, en julio de 2007, logró libertad provisional por medio de un Habeas Corpus aceptado por la Corte Suprema de Justicia paraguaya, en el marco de la causa por Magnicidio. Días después, misma jugada mismo resultado en el Tribunal por la masacre del Marzo Paraguayo.
Pocos meses más tarde, la misma Corte Suprema lo absolvió en la causa por el golpe de Estado de 1996.
En 2008, Lino Oviedo se presentó como candidato a presidente por el partido de ultra derecha que fundó: Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE). Fernando Lugo resultó victorioso en esa contienda y gobernó Paraguay hasta junio de 2012 cuando un entramado de la derecha política paraguaya -en la cual se contó, por supuesto, a Oviedo- logró destituirlo y Federico Franco tomó su lugar dando el último paso del golpe de Estado aún vigente en ese país.
Lino Oviedo era nuevamente candidato presidencial para las elecciones de abril de 2013. Tras su muerte, quien lo acompañaba en la fórmula debería asumir su lugar. Según informó Carlos María Ljubetic desde el Tribunal Superior Electoral (TSJE), la ley vigente establece que en caso de muerte de un aspirante a la Presidencia ya proclamado, debe respetarse el estatuto partidario. En el caso del UNACE, se establece que el reemplazo lo haga el candidato a vicepresidente: Alberto Soljancic.
Franco, el presidente de facto, expresó profunda preocupación por lo sucedido con el helicóptero que transportaba a Lino Oviedo y en el que murió tras estrellarse. Tres días de duelo nacional, suspensión de las actividades de gobierno, recursos y voluntades disponibles -“sin escatimar”- para investigar hasta las últimas consecuencias y la valoración de que no se “descarta ninguna hipótesis” tras la muerte de Oviedo fueron los gestos políticos de un golpista... hacia la figura de otro golpista.
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