Horripilante, condenable el crimen… pero evitable sí

Diez pildoritas en torno al conflicto armado

27/11/2011
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…evitable sí, si el gobierno, considerando la actual situación objetiva de la guerra interna, que le es altamente favorable, y haciéndolo como Estado y desde la autoridad del Estado, lo que lo engrandecería, se decidiese a encuadrar algunas de sus más importantes acciones en la línea de una posible negociación.
 
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…evitable sí, si las sociedades civiles, en vez de movilizarse solamente para maldecir a unas Farc que con ese accionar han evidenciado el grado extremo de degradación moral y humana a la que ha llegado el conflicto, lo hiciesen para exigirles a esos dos actores que, con acciones concretas, rompan el nudo gordiano que entraba la co-construcción colectiva de una salida negociada.
 
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…y evitable sí, si en esta época de la globalidad y de la globalización, las agencias gestionadoras del orden público global, fuera de emitir condenas retóricas a las guerrillas colombianas, con medidas efectivas le cooperaran al Estado colombiano en la construcción de un desenlace civilizado.
 
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En la actualidad del 2011, el contexto de historia del conflicto interno armado es,  del todo, distinto del de 1998. En esos  tiempos, después de la toma de la Base Militar de las Delicias, lo que había era una guerrilla en vertiginoso ascenso militar, lo que, primero, asustó a los Generales, y segundo, explica el fracasado Caguán. Como contraste ahora, en estos finales del 2011, los Generales saben – aunque  algunos no deseen terminarla para no borrar enormes beneficios personales- que no perderán la guerra, y el Secretariado ha evidenciado que no la  podrá ganar, aunque a una de sus fracciones no la anima gran espíritu de negociación, pues no desean renunciar a la guerra como un estilo de vida.
 
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Además de esto, la guerrilla, aunque muy golpeada,  no está  militarmente derrotada,   en su evolución histórica  ha demostrado una enorme capacidad de adecuación estratégica y, por estos tiempos, no obstante y precisamente por  la muerte de Cano, reforzará una guerra de guerrillas feroz apelando a los “métodos que sean” con lo que, de nuevo y como siempre, la más  golpeada será la ciudadanía. Al ser ello así, las Farc cuentan todavía con un amplio margen para causar muchos  y enormes males, que durarán y se reproducirán a escala ampliada hasta que “alguien”- interno o externo, divino o humano, mágico o bromista- se decida a cortar  o a ayudar a acortar el nudo gordiano que anuda la posibilidad de una negociación.
 
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En esas condiciones de un Estado militarmente fuerte y de unas FARC debilitadas pero con una enorme capacidad de causar muchos males, las sociedades civiles, todas en su conjunto y cada una en particular, no pueden ni deben esperar a que la pacificación llegue cuando al Secretariado  acceda “el último de los farquianos”.
 
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Entonces, preguntamos, en esas condiciones de un Estado, que,  con el aparato coercitivo más tecnificado y modernizado de América Latina, está ganando la guerra, o, por lo menos, evidenciando ante el país y el mundo que la guerrilla no la podrá ganar, ¿qué pierde el gobierno de Santos llevando la iniciativa para ponerle final al conflicto por una vía negociada? Nada perderá, sobre todo en lo militar, siendo mucho lo que podrá ganar.
 
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Al respecto, y sobre todo después de la muerte de Cano, las FARC no llevarán la iniciativa. En Colombia la reproducción ampliada de un capitalismo neoliberal dependiente se está afectando con ese 6% que la guerra le sustrae al PBI. Y en lo fiscal, al Estado bajar un guerrillero le cuesta 18 millones de pesos mientras que a un estudiante de una Universidad Pública lo forma o lo “deforma” con uno. Y por esta vía empírica indicativa,  podríamos  ir hasta muy lejos…
 
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Y si de animar comprensibles ambiciones personales se trata, en Colombia el presidente que le ponga final a esta guerra interna, estará produciendo un hecho histórico y por eso pasará a la historia.
 
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He aquí los entresijos de ese nudo gordiano que entraba la apertura a una posible negociación: el gobierno dice que no ha tirado al mar las llaves de una posible negociación, pero la condiciona a exigencias máximas; en contraste, el Secretariado reitera que siempre ha estado abierto a una salida negociada, pero no se mueve de  un máximo de exigencias como si estuviese ganando la guerra.
 
Para buscar los cabos del nudo podrán aportar, el Gobierno, las sociedades civiles, La Iglesia Católica, Colombianos y Colombianas por la Paz,  Unasur, el Papa, la Onu, la Cruz Rojas Internacional, la Oea…a ver si, por fin, aparece el Secretariado…
 
ATISBOS ANALITICOS 137,  25 de noviembre 2011.
Fundación Estado, Comunidad y País (ECOPAIS)
https://www.alainet.org/es/articulo/154289
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