La guerra de los idiomas
06/10/2009
- Opinión
Expertos lingüistas afirman que para que un idioma sobreviva necesita ser hablado por más de 100 000 personas. Esto plantea un difícil problema, pues de las 6 000 lenguas existentes, la mitad es hablada por menos de 10 000 individuos y un cuarto por menos de 1 000. En cambio, unas veinte concentran millones de hablantes. Muy escasos idiomas han corrido la suerte del egipcio, vasco, chino, griego, latín, persa, sánscrito y tamil y algunos otros que han alcanzado los 2 000 años.
Las conquistas coloniales europeas destruyeron un 15% de los idiomas existentes y, al mismo tiempo, aumentaron la extensión del idioma dominante en esos países, como en el caso del inglés, el francés, español y el portugués. En Brasil desaparecieron 540 idiomas y dialectos en el siglo XVI, lo que se debió a que los Estados-Nación estaban vinculados a su homogeneidad lingüística y al establecimiento de una lengua oficial. Debido a estos procesos, puede decirse que el inglés se habla en casi todo el mundo por cerca de 2 000 millones de personas. Ello se debe en gran parte al auge del Imperio Inglés durante los Siglos XVIII y XIX, y por la expansión financiera, comercial, militar y económica de Estados Unidos en el Siglo XX.
Un problema inevitable y también inocultable, es que existen grandes posibilidades de que se cumplan los sombríos pronósticos de que del 50% al 90% de las lenguas habladas desaparezcan en el presente siglo, en parte debido al avance de las nuevas tecnologías digitales y al desarrollo de los mercados globales, así como por las estrategias de expansión de países que ambicionan apoderarse de los recursos básicos del resto del mundo. Con la muerte de cada idioma o dialecto se cierra un importante capítulo de la historia de la humanidad, proceda de una cultura establecida o los idiomas en las selvas amazónicas, sometidos a una aniquilación deliberada en Colombia y Perú.
Alrededor de un 96% de las lenguas son habladas por un 4% de la población mundial, la mitad de ellas en Asia-Pacífico. Por ejemplo, el chino y sus variantes es hablado por 1 300 millones de personas y el Hindi por 1 200 millones, mientras que el sánscrito, el persa y el pashtun es utilizado por 500 millones. Los expertos afirman que el inglés es hablado por 480 personas, pero para sus cálculos sólo toman las referencias de Estados Unidos e Inglaterra y dejan fuera sus zonas de de influencia histórica. En los últimos tiempos se ha mentido sobre el rol del inglés en la cultura y los idiomas que circulan por Internet, así como acreditar que lenguas como el chino y el español circulan más que el idioma anglosajón. El propósito es cínico y dañino, destinado a crear confusión. Para los que no se dan cuenta de lo que pasa, se trata de una campaña mundial ¨desideologizante¨ que pretende introducir en este campo el diversionismo y la desinformación para debili tar al Tercer Mundo y que los países que lo integran no se den cuenta de la dominación política que pretende lograr Estados Unidos a escala mundial.
Esta estrategia se ha tornado muy peligrosa porque las corporaciones transnacionales, los centros de poder y los organismos internacionales privados tratan de reducir al máximo la importancia y peso exorbitante del inglés. Para ello utilizan también instituciones respetadas como la UNESCO, UIT, SELA y CEPAL, con el fin de confundir. Este engaño es tan escandaloso como el que se utilizó para invadir a Iraq y atacar Afganistán y Pakistán. El tema de los idiomas es algo muy grave por lo que debe ser conocido a escala internacional, en particular el papel que juegan las instituciones, organismos y grupos de poder de la ultraderecha.
Las lenguas indígenas y criollas están amenazadas, especialmente en América Latina, Estados Unidos y Canadá. Las 200 lenguas amerindias corren el peligro de desaparecer. Una demostración son las frecuentes masacres y crímenes que se cometen en Colombia, Perú y Bolivia por causas políticas, sociales y económicas. En Estados Unidos la discriminación contra los indios lleva más de 200 años y en Canadá, donde están más protegidos, subsisten en las reservaciones si no aparecen intereses vinculados a la explotación de los bosques y los yacimientos petrolíferos. Por ejemplo, los idiomas autóctonos en el Canadá lo hablan grupos de diez a veinte personas, lo que hace prever su desaparición a corto plazo.
Aún no se ha medido el impacto de la TV, el video y la computadora sobre estas poblaciones, frecuentemente alejadas de las grandes comunidades. Los medios de difusión constituyen un Standard que comienza en la escuela y que ya ha pasado a ser un elemento convencional en el hogar, pero que impone sus propias reglas, sobre todo a partir del uso de Internet, el Modem y el celular. Un factor de peso es la integración de todos estos elementos y los nuevos hábitos que se crean con las nuevas formas de comunicación. Y no es que el mundo se haya reducido, sino que una determinada forma de hablar y entenderse ha ganado espacio universal.
De acuerdo con las últimas investigaciones, sólo 6 de 17 lenguas censadas en el noreste de Asia tienen posibilidades de mantenerse junto al ruso, 20 están moribundas y 8 próximas a la extinción. Otras 13 están en peligro. En Europa se hablan 123 lenguas, pero 9 se consideran moribundas, 26 están en vías de extinción y 38 corren peligro. Pocos se preocupan de estos indicios alarmantes, porque los problemas del mundo de hoy son mayores y más complejos y porque situaciones como las que crean las corporaciones transnacionales en Amazonia son más peligrosas e inmediatas, para no hablar de las bases militares impuestas por Estados Unidos y ubicadas muy cerca de las selvas, donde viven los indígenas originarios.
CUBARTE
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