Necesidad de un partido de izquierda
30/06/2008
- Opinión
En las últimas décadas, Panamá transitó momentos y espacios en que el movimiento popular y de izquierda zipzagueaba entorno a la guerra fría y macartismo que dominaban los medios de comunicación, línea dirigida por el devenir global.
Hoy se realizan esfuerzos para construir la unidad, en donde el escenario internacional ha influido en las fuerzas populares organizadas para que constituyan una agenda común para el pueblo sin descuidar los esfuerzos y logros de organizaciones sociales de aquel entonces.
Pero para esto se requiere de una estrategia que plante la necesidad de construir la unidad de todas las fuerzas y actores de izquierda para conformar en torno a ella un gran bloque antineoliberal. Sin embargo, no creo que este objetivo pueda ser logrado de manera voluntarista, creando desde arriba coordinaciones que puedan terminar sólo en una suma de siglas.
La lucha debe ser concreta por objetivos comunes donde se puede ir gestando esta unidad. Y por ende se debe crear mejores condiciones para esa articulación si ponemos en práctica una nueva estrategia de lucha anticapitalista y social.
Entendemos que las nuevas formas de dominación del capitalismo van mucho más allá del ámbito económico y estatal y que éstas se infiltran en todos los intersticios de la sociedad, fundamentalmente a través de los medios de comunicación de masas que invaden indiscriminadamente los hogares de todos los sectores sociales cambiando las condiciones de la lucha.
Por esta razón, la mera propaganda de una sociedad alternativa hoy no basta, la clase dominante y su presencia de importantes factores extra estatales que producen y reproducen la desarticulación popular actual y que pretenden desprestigiar ante la opinión pública, el pensamiento y proyecto de la izquierda exigen que ésta demuestre en la práctica aquello que predica.
Para ello, en los territorios y espacios conquistados, la izquierda debe desarrollar procesos de construcción popular alternativos al capitalismo, que busquen romper con la lógica del lucro y las relaciones que ella impone, tratando de instalar lógicas solidarias y humanistas.
Debe impulsar luchas que no se reduzcan a la simple demanda de reivindicaciones económicas, aunque necesariamente las tienes que incorporar, sino que avancen en el desarrollo de un proyecto social más global que gesten auténticos grados de poder desde la base. Para militar no hay que adherirse solamente y necesariamente a un partido, a un frente, a un movimiento, se puede militar colaborando en la puesta en práctica del proyecto de construcción alternativa.
Por otra parte, sólo a partir de esas prácticas es como mucha gente comienza a entender que para expandir sus proyectos humanistas y solidarios es necesario terminar con el sistema capitalista, que con su lógica del lucro plantea enormes dificultades a cualquier tipo de construcción alternativa.
Urge, entonces, terminar con el coyunturalismo, con los brotes agitativos pasajeros, y enhebrar una práctica centrada en el impulso de luchas democráticas de base, en la construcción local de formas de poder y de democracia popular, que permita definir el sentido político y la oportunidad de la lucha electoral sin deslegitimar otras formas de lucha.
Nuestro desafió entonces, es elaborar una estrategia revolucionaria, humanista y solidaria.
Pues, se trata de construir experiencias de democracia popular que sean tangiblemente superiores a la democracia burguesa. Por ejemplo, construir un proyecto de ciudad humanista y solidario en un gobierno.
Los nudos históricos…
Definitivamente continuar con las diatribas crónicas de Panamá, no nos conlleva a construir la unidad, que tanto espera el pueblo en la solidaridad organizada de quienes aún luchan. No queremos decir con esto, en la unidad con los enemigos de antaño, ya hemos aprendido la lección. Pero no debemos excluir, y un voto de confianza en la praxis determinará esa actitud de engendrar otro pensamiento que se convertirá en principios neurálgicos para el cambio.
Una enseñanza histórica, es la inmadurez política de la razón absoluta en las distintas corrientes por interponer sus criterios, subestimando y desprestigiando a otros actores con gran capacidad de organización y simpatía en la gente. Las ideas de los hombres, es la idea de un pueblo, es la aspiración de un futuro justo, sin embargo, predicar el único pensamiento es una cuestión mesiánica que conlleva a la división interna de la unidad.
Los protagonistas, los métodos populares al entorno inmediato y sus objetivos, no deben convertirse en una reliquia política, sino, radiografiar los errores, y transformándolos así en una herramienta. No importa el sector participante: el progresista, como los pueblos originarios y sindicales, en su ardua lucha tienen su filosofía de organización, pero tienen el mismo enemigo.
Quitar la brusca de mi ojo, para poder ver donde está y quitártela de tu ojo…
Para emprender un nuevo paso a la edificación de los pueblos o alternativa al cambio, es imprescindible la autocrítica de las articulaciones o bases fundada en el proyecto de cambio. Ordenar nuestra casa, nos hace fuerte para que consolidadamente podamos compartir las ideas en el marco del respeto ideológico.
Por ende, el cambio es una acción política consciente y organizada, siguiendo objetivos, estrategias y fines a corto, mediano y largo plazo, con principios y valores firmes, mucho más allá de un simple sentimiento anticapitalista o interés individualistas.
El cambio implica que toda tradición habría que romperse, incluyendo el sindicalismo tradicional, el gremialismo tradicional, la protesta callejera tradicional, la educación tradicional, el conservadurismo, el anticapitalismo romántico en fin todo el andamiaje de instituciones contaminadas por los valores e ideologías dominantes.
En cualquier caso, la realidad presentada por la crisis general del capitalismo en todos los países reclama la creación de un movimiento político ajeno al proyecto neoliberal, la cual en Panamá es favorable para la constitución de un partido por las condiciones sociopolíticas.
El temor y pesimismo sembrado en las mentes por el obsoleto esquema de educación dominante…
En reiteradas oportunidades pedagógicas, hemos denunciado la carencia de responsabilidad estatal en la calidad de la enseñaza, sin descuidar los textos y medios escritos, esa herencia por la veracidad disfrazada y la supuesta memoria de los hechos no ha servido para elevar la conciencia participativa, valores morales y cívicos. Demostrando una cultura sin sentido del quehacer social, divorciada de la verdadera identidad panameña.
Este ciclo de la educación ha sembrado por décadas la falta de participación y división de la sociedad, en donde las especulaciones folclóricas, la moda de momento y el retorno de las desfasadas ideas políticas fracasadas no han hecho más que generar peores problemas en la búsqueda de soluciones.
Es hora que el pueblo y su plataforma de organización se conviertan ha puertas abiertas en cultivar el rol y la confianza política en la agenda de lo que construimos en este instante. Que este proyecto sea de todos y todas, sin distinciones y privilegios, que se convierta en virtud personal radicada en la colectividad.
Dejar el pasionismo y nostalgia izquierdista de ayer…
Es probable que la izquierda panameña está dividida, no podría ser de otro modo, considerando que el término es demasiado amplio e incluye una pluralidad ideológica tan disímiles que pueden haber en ellas aspiraciones pequeñoburguesas y concepciones reformistas junto a concepciones radicales.
Unir todos esos intereses y orientarlos hacia un solo norte sería una tarea compleja que exigiría de los dirigentes increíbles dotes de amplitud de criterio y extremada concertación política. Todo ello implicaría ceder y pactar con diferentes sectores sociales, además de usar las mismas instituciones burguesas con el fin de crear mejores condiciones para luchas futuras, entre las cuales estaría naturalmente incluida la lucha electoral como plataforma de cambio a las estructuras políticas económicas descritas.
Anteriormente señalamos la participación de legendarios agitadores. El reconocer sus aportes es una honra, sin embargo creer y continuar sin límites en un andamiaje pasado en un escenario complejo y lleno de contradicciones, es engañarnos y desgastarnos en una fábula sin moraleja.
Invitamos a hacer camino al andar, con nuevas herramientas teóricas y prácticas que depuren nuestro rol de los vicios ideológicos como: el aventurismo, pasionismo, el autosuficiente, el sectarismo y la creencia del clero politiquero.
La nueva izquierda… socialismo del siglo XII
Necesaria y urgentemente requiere nuestro Panamá de una verdadera agenda construida por toda la sociedad. Agenda que determine las condiciones y recursos útiles a todos los actores, en donde los medios de comunicación sean reemplazados por medios más sanos y alternativos, hechos por el mismo pueblo: educativos y orientadores para fortalecer nuestra identidad y la importancia de implementar un nuevo y mejor modelo de desarrollo inspirado en el socialismo como única esperanza ante la pobreza, inseguridad, corrupción institucional y las injusticias sociales.
Esto no es más que la construcción del Socialismo del siglo XXI, en donde el escenario latinoamericano convoca al pueblo panameño al rencuentro de nuestra propia identidad perdida como la constituyó Simón Bolívar con su pensamiento de Unidad y Lucha Antiimperialista hace siglos. Y es así, que con el esfuerzo del pueblo panameño se ve la esperanza en la constitución del Partido Alternativa Popular.
Es momento que este episodio de la historia desempeñemos nuestra militancia con fuerza hacia la verdadera construcción de un partido solidario, humanista, bolivariano y revolucionario en donde el pueblo panameño logre su liberación.
Hoy se realizan esfuerzos para construir la unidad, en donde el escenario internacional ha influido en las fuerzas populares organizadas para que constituyan una agenda común para el pueblo sin descuidar los esfuerzos y logros de organizaciones sociales de aquel entonces.
Pero para esto se requiere de una estrategia que plante la necesidad de construir la unidad de todas las fuerzas y actores de izquierda para conformar en torno a ella un gran bloque antineoliberal. Sin embargo, no creo que este objetivo pueda ser logrado de manera voluntarista, creando desde arriba coordinaciones que puedan terminar sólo en una suma de siglas.
La lucha debe ser concreta por objetivos comunes donde se puede ir gestando esta unidad. Y por ende se debe crear mejores condiciones para esa articulación si ponemos en práctica una nueva estrategia de lucha anticapitalista y social.
Entendemos que las nuevas formas de dominación del capitalismo van mucho más allá del ámbito económico y estatal y que éstas se infiltran en todos los intersticios de la sociedad, fundamentalmente a través de los medios de comunicación de masas que invaden indiscriminadamente los hogares de todos los sectores sociales cambiando las condiciones de la lucha.
Por esta razón, la mera propaganda de una sociedad alternativa hoy no basta, la clase dominante y su presencia de importantes factores extra estatales que producen y reproducen la desarticulación popular actual y que pretenden desprestigiar ante la opinión pública, el pensamiento y proyecto de la izquierda exigen que ésta demuestre en la práctica aquello que predica.
Para ello, en los territorios y espacios conquistados, la izquierda debe desarrollar procesos de construcción popular alternativos al capitalismo, que busquen romper con la lógica del lucro y las relaciones que ella impone, tratando de instalar lógicas solidarias y humanistas.
Debe impulsar luchas que no se reduzcan a la simple demanda de reivindicaciones económicas, aunque necesariamente las tienes que incorporar, sino que avancen en el desarrollo de un proyecto social más global que gesten auténticos grados de poder desde la base. Para militar no hay que adherirse solamente y necesariamente a un partido, a un frente, a un movimiento, se puede militar colaborando en la puesta en práctica del proyecto de construcción alternativa.
Por otra parte, sólo a partir de esas prácticas es como mucha gente comienza a entender que para expandir sus proyectos humanistas y solidarios es necesario terminar con el sistema capitalista, que con su lógica del lucro plantea enormes dificultades a cualquier tipo de construcción alternativa.
Urge, entonces, terminar con el coyunturalismo, con los brotes agitativos pasajeros, y enhebrar una práctica centrada en el impulso de luchas democráticas de base, en la construcción local de formas de poder y de democracia popular, que permita definir el sentido político y la oportunidad de la lucha electoral sin deslegitimar otras formas de lucha.
Nuestro desafió entonces, es elaborar una estrategia revolucionaria, humanista y solidaria.
Pues, se trata de construir experiencias de democracia popular que sean tangiblemente superiores a la democracia burguesa. Por ejemplo, construir un proyecto de ciudad humanista y solidario en un gobierno.
Los nudos históricos…
Definitivamente continuar con las diatribas crónicas de Panamá, no nos conlleva a construir la unidad, que tanto espera el pueblo en la solidaridad organizada de quienes aún luchan. No queremos decir con esto, en la unidad con los enemigos de antaño, ya hemos aprendido la lección. Pero no debemos excluir, y un voto de confianza en la praxis determinará esa actitud de engendrar otro pensamiento que se convertirá en principios neurálgicos para el cambio.
Una enseñanza histórica, es la inmadurez política de la razón absoluta en las distintas corrientes por interponer sus criterios, subestimando y desprestigiando a otros actores con gran capacidad de organización y simpatía en la gente. Las ideas de los hombres, es la idea de un pueblo, es la aspiración de un futuro justo, sin embargo, predicar el único pensamiento es una cuestión mesiánica que conlleva a la división interna de la unidad.
Los protagonistas, los métodos populares al entorno inmediato y sus objetivos, no deben convertirse en una reliquia política, sino, radiografiar los errores, y transformándolos así en una herramienta. No importa el sector participante: el progresista, como los pueblos originarios y sindicales, en su ardua lucha tienen su filosofía de organización, pero tienen el mismo enemigo.
Quitar la brusca de mi ojo, para poder ver donde está y quitártela de tu ojo…
Para emprender un nuevo paso a la edificación de los pueblos o alternativa al cambio, es imprescindible la autocrítica de las articulaciones o bases fundada en el proyecto de cambio. Ordenar nuestra casa, nos hace fuerte para que consolidadamente podamos compartir las ideas en el marco del respeto ideológico.
Por ende, el cambio es una acción política consciente y organizada, siguiendo objetivos, estrategias y fines a corto, mediano y largo plazo, con principios y valores firmes, mucho más allá de un simple sentimiento anticapitalista o interés individualistas.
El cambio implica que toda tradición habría que romperse, incluyendo el sindicalismo tradicional, el gremialismo tradicional, la protesta callejera tradicional, la educación tradicional, el conservadurismo, el anticapitalismo romántico en fin todo el andamiaje de instituciones contaminadas por los valores e ideologías dominantes.
En cualquier caso, la realidad presentada por la crisis general del capitalismo en todos los países reclama la creación de un movimiento político ajeno al proyecto neoliberal, la cual en Panamá es favorable para la constitución de un partido por las condiciones sociopolíticas.
El temor y pesimismo sembrado en las mentes por el obsoleto esquema de educación dominante…
En reiteradas oportunidades pedagógicas, hemos denunciado la carencia de responsabilidad estatal en la calidad de la enseñaza, sin descuidar los textos y medios escritos, esa herencia por la veracidad disfrazada y la supuesta memoria de los hechos no ha servido para elevar la conciencia participativa, valores morales y cívicos. Demostrando una cultura sin sentido del quehacer social, divorciada de la verdadera identidad panameña.
Este ciclo de la educación ha sembrado por décadas la falta de participación y división de la sociedad, en donde las especulaciones folclóricas, la moda de momento y el retorno de las desfasadas ideas políticas fracasadas no han hecho más que generar peores problemas en la búsqueda de soluciones.
Es hora que el pueblo y su plataforma de organización se conviertan ha puertas abiertas en cultivar el rol y la confianza política en la agenda de lo que construimos en este instante. Que este proyecto sea de todos y todas, sin distinciones y privilegios, que se convierta en virtud personal radicada en la colectividad.
Dejar el pasionismo y nostalgia izquierdista de ayer…
Es probable que la izquierda panameña está dividida, no podría ser de otro modo, considerando que el término es demasiado amplio e incluye una pluralidad ideológica tan disímiles que pueden haber en ellas aspiraciones pequeñoburguesas y concepciones reformistas junto a concepciones radicales.
Unir todos esos intereses y orientarlos hacia un solo norte sería una tarea compleja que exigiría de los dirigentes increíbles dotes de amplitud de criterio y extremada concertación política. Todo ello implicaría ceder y pactar con diferentes sectores sociales, además de usar las mismas instituciones burguesas con el fin de crear mejores condiciones para luchas futuras, entre las cuales estaría naturalmente incluida la lucha electoral como plataforma de cambio a las estructuras políticas económicas descritas.
Anteriormente señalamos la participación de legendarios agitadores. El reconocer sus aportes es una honra, sin embargo creer y continuar sin límites en un andamiaje pasado en un escenario complejo y lleno de contradicciones, es engañarnos y desgastarnos en una fábula sin moraleja.
Invitamos a hacer camino al andar, con nuevas herramientas teóricas y prácticas que depuren nuestro rol de los vicios ideológicos como: el aventurismo, pasionismo, el autosuficiente, el sectarismo y la creencia del clero politiquero.
La nueva izquierda… socialismo del siglo XII
Necesaria y urgentemente requiere nuestro Panamá de una verdadera agenda construida por toda la sociedad. Agenda que determine las condiciones y recursos útiles a todos los actores, en donde los medios de comunicación sean reemplazados por medios más sanos y alternativos, hechos por el mismo pueblo: educativos y orientadores para fortalecer nuestra identidad y la importancia de implementar un nuevo y mejor modelo de desarrollo inspirado en el socialismo como única esperanza ante la pobreza, inseguridad, corrupción institucional y las injusticias sociales.
Esto no es más que la construcción del Socialismo del siglo XXI, en donde el escenario latinoamericano convoca al pueblo panameño al rencuentro de nuestra propia identidad perdida como la constituyó Simón Bolívar con su pensamiento de Unidad y Lucha Antiimperialista hace siglos. Y es así, que con el esfuerzo del pueblo panameño se ve la esperanza en la constitución del Partido Alternativa Popular.
Es momento que este episodio de la historia desempeñemos nuestra militancia con fuerza hacia la verdadera construcción de un partido solidario, humanista, bolivariano y revolucionario en donde el pueblo panameño logre su liberación.
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