Emprendedores
14/11/2007
- Opinión
El que miles de jóvenes arriesguen su honor, dignidad apego familiar, y hasta su vida, invirtiendo sus pocos y míseros recursos familiares para pagar los coyotes y recorrer ese camino cundido de obstáculos para llegar a obtener mejores ingresos en el norte, no les hace emprendedores, según algunos teóricos.
El tener que adecuarse a las exigencias de otras culturas, inventar excusas, inventar tácticas para saltar el detestado muro estadounidense; evadir al xenofóbico dispuesto a dispararle; ingeniarse el subterfugio ante la brutal migra; el ofrecerse a trabajar “para lo que sea”, etc., no tiene nada de emprendedor para estos teóricos. El mantener la economía de su país de origen y generar más divisas que los mismos empresarios nacionales, no basta para considerárseles emprendedores. Quizás porque dejan de ser emprendedores en su propio país de origen, donde hay más trampas y obstáculos para serlo que en el mortífero trayecto hacia el “sueño americano”.
El argentino, Mariano Ángel Rodríguez dice que emprendedores son “Las personas que están dotadas de habilidades o capacidades para iniciar acciones o actividades que le signifiquen mantener su vida, desarrollarse y alcanzar niveles de mayor bienestar que se potencian a través de técnicas”.
No hay dudas que en Centroamérica existen muchos emprendedores realizando acciones inimaginables para mantenerse vivas junto a sus hijos, particularmente las miles de madres solteras, pobres, desprotegidas y sin acceso a la educación y la salud. Mujeres que después de haber tocado fondo siguen rascando el suelo para ver si encuentran alguna raíz para darle de comer a sus hijos. Hay muchos jóvenes enfrentados a la incertidumbre heredada por el pasado reciente. Las ofertas del mercado son el narcotráfico, la explotación esclavizante del mercado salarial, la subocupación, el turismo sexual o, engrandecer el ejército de desocupados.
Rebuscarse el sustento diario sin violentar las leyes y normas sociales, es un arte del pobre que no solamente requiere de conocimiento del entorno hostil, pero de astucia, técnicas y de carácter firme. Estos pobres abandonados a su suerte, toman riesgos que un tecnócrata internacional, empresario exitoso, académico ilustrado, gerente distinguido y banquero prestigioso no sería capaz de sobrevivir dos meses sin romper el orden social, las leyes y escapar hacia el paraíso soñado. Si muchos de ellos violentan el orden jurídico y corrompen la institucionalidad con todo el servicio y favoritismo que el sistema reinante les brinda, sería impensable lo que harían si cayeran en la situación de la mayoría de la población pobre. Desde luego, seguirían siendo emprendedores pero de las irregularidades y el caos social.
Si es como dice el autor citado, entonces es un asunto de oportunidades y condiciones apropiadas para que la sociedad construya una mejor sociedad. Para lograr un mejor desarrollo económico con equidad es prioritario que la sociedad produzca y no sólo consuma. Pero para producir hay que establecer las condiciones adecuadas. No solamente es facilitar el crédito y la capacidad técnica, es también establecer las condiciones del mercado que favorezca al productor criollo.
Pero el modelo establecido en las últimas dos décadas ha limpiado los talleres de costura, las sastrerías, panaderías, zapaterías, tortillerías, embutidoras artesanales, arroceras, yuqueras, restaurantes criollos, etc. Convirtió estos pueblos en sus consumidores y mano de obra barata. Inversión extranjera para más empleo, es su discurso. Dentro de eso esta la entrega del poco patrimonio nacional a las grandes corporaciones financieras e industriales. Incluye esto el desprestigio de lo propio para devaluarlo y venderlo a “precio de gallo muerto”.
Para reducir la pobreza debemos ser productores de lo que consumimos y redistribuir el ingreso concentrado en unas pocas familias. Transformemos el sistema económico en oportunidades a la masa de jóvenes emprendedores existentes.
El tener que adecuarse a las exigencias de otras culturas, inventar excusas, inventar tácticas para saltar el detestado muro estadounidense; evadir al xenofóbico dispuesto a dispararle; ingeniarse el subterfugio ante la brutal migra; el ofrecerse a trabajar “para lo que sea”, etc., no tiene nada de emprendedor para estos teóricos. El mantener la economía de su país de origen y generar más divisas que los mismos empresarios nacionales, no basta para considerárseles emprendedores. Quizás porque dejan de ser emprendedores en su propio país de origen, donde hay más trampas y obstáculos para serlo que en el mortífero trayecto hacia el “sueño americano”.
El argentino, Mariano Ángel Rodríguez dice que emprendedores son “Las personas que están dotadas de habilidades o capacidades para iniciar acciones o actividades que le signifiquen mantener su vida, desarrollarse y alcanzar niveles de mayor bienestar que se potencian a través de técnicas”.
No hay dudas que en Centroamérica existen muchos emprendedores realizando acciones inimaginables para mantenerse vivas junto a sus hijos, particularmente las miles de madres solteras, pobres, desprotegidas y sin acceso a la educación y la salud. Mujeres que después de haber tocado fondo siguen rascando el suelo para ver si encuentran alguna raíz para darle de comer a sus hijos. Hay muchos jóvenes enfrentados a la incertidumbre heredada por el pasado reciente. Las ofertas del mercado son el narcotráfico, la explotación esclavizante del mercado salarial, la subocupación, el turismo sexual o, engrandecer el ejército de desocupados.
Rebuscarse el sustento diario sin violentar las leyes y normas sociales, es un arte del pobre que no solamente requiere de conocimiento del entorno hostil, pero de astucia, técnicas y de carácter firme. Estos pobres abandonados a su suerte, toman riesgos que un tecnócrata internacional, empresario exitoso, académico ilustrado, gerente distinguido y banquero prestigioso no sería capaz de sobrevivir dos meses sin romper el orden social, las leyes y escapar hacia el paraíso soñado. Si muchos de ellos violentan el orden jurídico y corrompen la institucionalidad con todo el servicio y favoritismo que el sistema reinante les brinda, sería impensable lo que harían si cayeran en la situación de la mayoría de la población pobre. Desde luego, seguirían siendo emprendedores pero de las irregularidades y el caos social.
Si es como dice el autor citado, entonces es un asunto de oportunidades y condiciones apropiadas para que la sociedad construya una mejor sociedad. Para lograr un mejor desarrollo económico con equidad es prioritario que la sociedad produzca y no sólo consuma. Pero para producir hay que establecer las condiciones adecuadas. No solamente es facilitar el crédito y la capacidad técnica, es también establecer las condiciones del mercado que favorezca al productor criollo.
Pero el modelo establecido en las últimas dos décadas ha limpiado los talleres de costura, las sastrerías, panaderías, zapaterías, tortillerías, embutidoras artesanales, arroceras, yuqueras, restaurantes criollos, etc. Convirtió estos pueblos en sus consumidores y mano de obra barata. Inversión extranjera para más empleo, es su discurso. Dentro de eso esta la entrega del poco patrimonio nacional a las grandes corporaciones financieras e industriales. Incluye esto el desprestigio de lo propio para devaluarlo y venderlo a “precio de gallo muerto”.
Para reducir la pobreza debemos ser productores de lo que consumimos y redistribuir el ingreso concentrado en unas pocas familias. Transformemos el sistema económico en oportunidades a la masa de jóvenes emprendedores existentes.
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