El fantasma del abstencionismo
24/10/2006
- Opinión
Aproximadamente, cuatro de cada diez electores votaron en el referéndum del pasado domingo. De los cuatro electores, tres se inclinaron por el "Sí" y uno por la opción "No". El resultado es legal, pero no satisfactorio, pues la elevada abstención debe conducir a reflexionar sobre la democracia panameña y su profundización.
El recorrido panameño en procesos de consulta nacional ha sido muy variado. Así, en 1977 en el plebiscito sobre los Tratados del Canal de Panamá, la abstención fue de apenas 2.6%; en el referéndum de 1983 sobre reformas a la Constitución Política el abstencionismo fue del 33.2%. En los referéndum 1992 y 1998 sobre reformas constitucionales, la abstención fue del 59.9% y de 34.6%, respectivamente.
Pero, ¿por qué tanta gente no fue a votar el domingo pasado? Esa respuesta no es fácil, pues esta conducta puede obedecer a una multiplicidad de factores y la combinación entre varias clases de abstención:
1. Abstención apática. Los abstencionistas no son atraídos por las campañas, ni por la competencia entre las opciones que se presentan en el referéndum. Se afirma la creencia que da lo mismo cualquiera de las opciones por las que se vota, el desconocimiento de las propuestas electorales, el hecho de que las ofertas no llenan las expectativas, la apatía producto de un desencanto en la calidad de vida o un señalamiento de decepción por lo que representa este mecanismo de consulta o como se condujo el mismo,
2. Abstención técnica. También denominada "estructural", es imputada a razones alejadas de la motivación por el voto, es decir, corresponde a situaciones personales que se afrontan el mismo día de la elección. También obedece a razones de fuerza mayor como enfermedad, ausencia, distancia a la casilla, errores en la inscripción como elector, si la elección tiene lugar en día festivo o laborable, estado del tiempo y similares.
3. Abstención política -también denominada "racional"-, es una actitud consciente de pasividad individual vista como un rechazo al sistema político o bien como la insatisfacción respecto de las propuestas electorales que se le han presentado. La componen quienes consideran los costos y los beneficios de acudir o no a votar a las urnas, y por ejemplo, perciben a la política como deshonesta y rechazan a los políticos profesionales por su doble lenguaje.
4. Abstención Sociodemográfica. Es una norma cultural producto de factores sociales. Los abstencionistas poseen menos recursos personales como ingresos, educación y otros medios que les impulsarían a la participación electoral.
5. Abstención Sociopsicológica. Quienes se abstienen manifiestan problemas, tales como alienación e insatisfacción políticas y sentimientos de baja eficacia de sus acciones políticas.
El conocimiento del componente cualitativo del abstencionismo es limitado, y una tarea necesaria es entender, mediante encuestas y técnicas cualitativas, las motivaciones del comportamiento de los abstencionistas. Pese a ello creo que el grueso de la abstención en el referéndum del domingo 23 de octubre puede ubicarse más entre la abstención técnica, apática y política.
Diversos estudios afirman que el abstencionismo parte del hecho que la agenda de la elección no es puesta por el elector, quien tampoco escoge a las opciones o las propuestas que plantean, por lo que la oferta no necesariamente concuerdan con lo que interesa al elector, por lo que no existe una conexión directa entre su voto individual y los resultados de la elección, pues su voto es sólo uno entre miles. Esto es más fuerte cuando se trata de una propuesta tan compleja técnicamente como la Ampliación y se contó con un tiempo muy corto para entenderla y asumir posiciones.
Súmese a esto la insuficiente capacidad de las campañas del Sí o el No para levantar el entusiasmo del electorado, a pesar de la fuerza mediática de la primera. También la poca capacidad de atracción de los partidos cuando están fuera del terreno electoral. Muchos electores posiblemente decidieron que no era necesario votar porque la situación no lo requería; o la ampliación iría de todas maneras por lo que el voto no cambiará nada.
El abstencionismo se ha considerado una disfunción del sistema democrático. Se considera como un indicador de despolitización, de integración política insuficiente, que surge como consecuencia de una inserción social débil.
La abstención electoral debe ser motivo de preocupación entre los sectores políticos y sociales, ya que la democracia se alimenta de participación ciudadana y al no ejercerse el derecho al voto, éste pierde validez, lo que puede provocar la concentración del poder en una minoría. Esto, si se convierte en tendencia, puede considerarse como síntoma de debilidad de una sociedad democrática, pues abstencionismo revela la existencia de grupos importantes de ciudadanos para los cuales carece de significación el sistema político.
Si el escenario del referéndum se hubiera caracterizado por contar con más tiempo, más debate democrático, más transparencia e inserto en el marco de la construcción incluyente y participativa de un plan o estrategia nacional de desarrollo, el fantasma del abstencionismo no se pasearía dando alaridos entre nosotros.
- Raúl Leis R. es sociólogo y escritor.
El recorrido panameño en procesos de consulta nacional ha sido muy variado. Así, en 1977 en el plebiscito sobre los Tratados del Canal de Panamá, la abstención fue de apenas 2.6%; en el referéndum de 1983 sobre reformas a la Constitución Política el abstencionismo fue del 33.2%. En los referéndum 1992 y 1998 sobre reformas constitucionales, la abstención fue del 59.9% y de 34.6%, respectivamente.
Pero, ¿por qué tanta gente no fue a votar el domingo pasado? Esa respuesta no es fácil, pues esta conducta puede obedecer a una multiplicidad de factores y la combinación entre varias clases de abstención:
1. Abstención apática. Los abstencionistas no son atraídos por las campañas, ni por la competencia entre las opciones que se presentan en el referéndum. Se afirma la creencia que da lo mismo cualquiera de las opciones por las que se vota, el desconocimiento de las propuestas electorales, el hecho de que las ofertas no llenan las expectativas, la apatía producto de un desencanto en la calidad de vida o un señalamiento de decepción por lo que representa este mecanismo de consulta o como se condujo el mismo,
2. Abstención técnica. También denominada "estructural", es imputada a razones alejadas de la motivación por el voto, es decir, corresponde a situaciones personales que se afrontan el mismo día de la elección. También obedece a razones de fuerza mayor como enfermedad, ausencia, distancia a la casilla, errores en la inscripción como elector, si la elección tiene lugar en día festivo o laborable, estado del tiempo y similares.
3. Abstención política -también denominada "racional"-, es una actitud consciente de pasividad individual vista como un rechazo al sistema político o bien como la insatisfacción respecto de las propuestas electorales que se le han presentado. La componen quienes consideran los costos y los beneficios de acudir o no a votar a las urnas, y por ejemplo, perciben a la política como deshonesta y rechazan a los políticos profesionales por su doble lenguaje.
4. Abstención Sociodemográfica. Es una norma cultural producto de factores sociales. Los abstencionistas poseen menos recursos personales como ingresos, educación y otros medios que les impulsarían a la participación electoral.
5. Abstención Sociopsicológica. Quienes se abstienen manifiestan problemas, tales como alienación e insatisfacción políticas y sentimientos de baja eficacia de sus acciones políticas.
El conocimiento del componente cualitativo del abstencionismo es limitado, y una tarea necesaria es entender, mediante encuestas y técnicas cualitativas, las motivaciones del comportamiento de los abstencionistas. Pese a ello creo que el grueso de la abstención en el referéndum del domingo 23 de octubre puede ubicarse más entre la abstención técnica, apática y política.
Diversos estudios afirman que el abstencionismo parte del hecho que la agenda de la elección no es puesta por el elector, quien tampoco escoge a las opciones o las propuestas que plantean, por lo que la oferta no necesariamente concuerdan con lo que interesa al elector, por lo que no existe una conexión directa entre su voto individual y los resultados de la elección, pues su voto es sólo uno entre miles. Esto es más fuerte cuando se trata de una propuesta tan compleja técnicamente como la Ampliación y se contó con un tiempo muy corto para entenderla y asumir posiciones.
Súmese a esto la insuficiente capacidad de las campañas del Sí o el No para levantar el entusiasmo del electorado, a pesar de la fuerza mediática de la primera. También la poca capacidad de atracción de los partidos cuando están fuera del terreno electoral. Muchos electores posiblemente decidieron que no era necesario votar porque la situación no lo requería; o la ampliación iría de todas maneras por lo que el voto no cambiará nada.
El abstencionismo se ha considerado una disfunción del sistema democrático. Se considera como un indicador de despolitización, de integración política insuficiente, que surge como consecuencia de una inserción social débil.
La abstención electoral debe ser motivo de preocupación entre los sectores políticos y sociales, ya que la democracia se alimenta de participación ciudadana y al no ejercerse el derecho al voto, éste pierde validez, lo que puede provocar la concentración del poder en una minoría. Esto, si se convierte en tendencia, puede considerarse como síntoma de debilidad de una sociedad democrática, pues abstencionismo revela la existencia de grupos importantes de ciudadanos para los cuales carece de significación el sistema político.
Si el escenario del referéndum se hubiera caracterizado por contar con más tiempo, más debate democrático, más transparencia e inserto en el marco de la construcción incluyente y participativa de un plan o estrategia nacional de desarrollo, el fantasma del abstencionismo no se pasearía dando alaridos entre nosotros.
- Raúl Leis R. es sociólogo y escritor.
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