Se impuso el Sí en el referéndum
22/10/2006
- Opinión
En un referéndum los panameños aprobaron el multimillonario proyecto de ampliación del canal. El gobierno del presidente Martín Torrijos impulsaba el voto afirmativo.
En el referéndum popular celebrado ayer, los panameños decidieron agrandar la vía bioceánica para aumentar su capacidad de transporte.
Escrutado el 9,72 por ciento de los votos, el "Sí" obtuvo el 79,92 por ciento y el "No" el 20,08 por ciento, informó el Tribunal Electoral. Eduardo Valdés, presidente del organismo, agregó que se registró un índice de participación del 38,28 por ciento, según los datos preliminares.
El padrón del Tribunal Electoral determina que hay 2,1 millones de votantes, pero la participación del domingo fue menor a la esperada.
En el comicio se utilizó una papeleta con la pregunta "¿Aprueba usted la propuesta de construcción del tercer juego de esclusas en el Canal de Panamá?", la boleta tenía una mitad verde para votar “Sí” y la otra roja para el “No”.
El presidente Martín Torrijos, luego de votar en el Instituto Bolívar, situado en el casco antiguo de la ciudad de Panamá, declaró: “La Ampliación del Canal es la esperanza de este país”.
El ex presidente panameño Guillermo Endara, denunció el mismo día del referendo supuestas irregularidades en mesas de los distritos de Don Bosco, San Miguelito y Capira. Concretamente explicó que se realizaron ofrecimientos de trabajo en el Gobierno a cambio del voto favorable al proyecto. “Están repartiendo una tarjetita y en la tarjeta le ponen número de cédula, nombre y dirección (del votante) y le dicen: `mañana vaya a buscar trabajo`”, denunció Endara. “Eso es compra de votos”, recalcó el ex mandatario.
En varios centros de votación de la capital era casi nula la presencia de representantes del "No" en las mesas.
Con respecto al plan de expansión, éste incluye construir dos nuevas esclusas de 427 metros de largo por 55 metros de ancho por 18,3 metros de profundidad, por lo que se amplían cerca del 50 por ciento con respecto a las actuales. Una se ubicará en el Atlántico y otra en el Pacífico, a fin de permitir el paso de buques más grandes y un mayor volumen de carga.
Al mismo tiempo, el gobierno de Panamá impulsa la construcción de un megapuerto en una de las entradas del Canal sobre el océano Pacífico, para aprovechar la creciente demanda que surgirá al ampliarse la vía interoceánica
Las autoridades panameñas argumentan que –de no concretarse la megaobra– la vía se saturará entre 2009-2012, lo que amenazaría con restarle competitividad.
La construcción de una tercera vía al Canal, propuesto por el gobierno del presidente Martín Torrijos, permitirá admitir barcos cargueros Postpanamax, los de mayores dimensiones de la flota naviera mundial. Las empresas navieras bajarían sus costos operativos utilizando estos barcos, que pueden llevar 12 mil contenedores. Una nave del tipo Panamax, transporta algo más de un tercio de esa carga.
Los buques de la clase Panamax son aquellos diseñados para ajustarse a las actuales dimensiones máximas permitidas para el tránsito por el Canal de Panamá.
El costo de la obra –que estaría finalizada en 2014– ha sido estimado en 5.250 millones de dólares.
La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) explicó que 2.950 millones de dólares se financiarán con alzas de peajes y los restantes 2.300 millones con crédito externo. El incremento del peaje será de un promedio de 3,5 por ciento anual durante 20 años.
Esta es la mayor reforma estructural del Canal desde su inauguración hace 92 años.
Instituciones como la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas (APEDE), la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP), la Federación Nacional de Servidores Públicos (FENASEP) y el Consejo Nacional de Trabajadores Organizados (CONATO), han realizado campaña proselitista a favor del “Sí”.
Entre los que eligieron el camino del “No”, se encuentran el Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Construcción y Similares (SUNTRACS), la organización de educadores Magisterio Panameño Unido (MPU), el Sindicato de Trabajadores de la Universidad de Panamá y la Confederación Nacional de Unidad Sindical (CONUSI). También rechaza la ampliación del Canal el Frente Nacional por la Defensa de los Derechos Sociales (Frenadeso), formado por decenas de organizaciones populares.
Los que defienden el “Sí” sostienen que –con la ampliación del Canal– Panamá dará un salto hacia el desarrollo por su efecto multiplicador en la economía nacional. En tanto que los que hicieron campaña por el “No”, temen que la megaobra endeude al país y fomente la corrupción.
Dos ex Presidentes del país se oponen al proyecto: Jorge Illueca (febrero-octubre 1984) y Guillermo Endara (1989-1994). El primero considera preferible invertir en un gran puerto para barcos contenedores en el océano Pacífico y en obras sociales. En tanto que Endara auguró que el eventual sobrecosto de las obras “lo terminará pagando el pueblo panameño”.
Incluso el ex administrador del Canal Fernando Manfredo, rechaza la ampliación y propone la construcción de un megapuerto en el Pacífico para el trasbordo de carga por un costo de 600 millones de dólares, cifra sensiblemente inferior al desembolso por la construcción de un tercer juego de esclusas.
Otros aspectos económicos negativos son que los cuantiosos préstamos internacionales elevarán la deuda externa y la deuda pública. Se reducirá la inversión estatal en las áreas de educación y de salud.
Los ambientalistas vaticinan un desastre ecológico debido a la ampliación del Canal de Panamá. Luego de realizar estudios de prefactibilidad, ven el riesgo de salinización en los lagos Gatún y Miraflores, en los cauces de acceso y tránsito del Canal, con la consecuente pérdida de potabilidad del agua para el consumo humano.
Se agravaría la escasez de agua, al utilizar más agua dulce. Se destruirían grandes extensiones de bosques, se afectarían especies de animales silvestres. Otro punto crítico –señalan los grupos defensores del medio ambiente– es el probable paso de especies depredadoras de un océano a otro, que afectaría el ecosistema de arrecifes de coral del Mar Caribe.
En cuanto al aspecto geológico, en la zona de la construcción han sido encontrados muestras de oro precolombino.
El Canal de Panamá – de ochenta y dos kilómetros de largo– se sitúa en uno de los tramos más angostos del istmo de Panamá y del continente americano. Se extiende desde la ciudad de Balboa, frente al Pacífico, hasta la zona franca de Colón, en el Caribe. Acorta distancias y tiempo de comunicación marítima entre los océanos Pacífico y Atlántico. La principal ruta comercial del Canal lo constituye la que se moviliza entre la costa este de Estados Unidos y Asia oriental.
De octubre de 2005 a setiembre de este año circularon por el Canal 14.194 barcos según cifras de la ACP, o sea un promedio de casi cuarenta buques diarios. La travesía por la vía acuática dura unas ocho horas.
Mediante un tratado de 1903, Panamá había concedido a Estados Unidos el control a perpetuidad de la zona para la construcción del Canal bioceánico. En 1914 fue inaugurado. En 1964, en el llamado Día de los Mártires, murieron a manos de tropas norteamericanas veintidós estudiantes que intentaban izar la bandera panameña en una escuela de enseñanza media de Balboa, Zona del Canal. A raíz de ello, Panamá rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos y comenzaron las presiones internas para revisar el tratado de 1903.
A través del Tratado Torrijos-Carter, Estados Unidos se comprometió a transferir paulatinamente a Panamá la soberanía del Canal. Ese acuerdo fue firmado en 1977 en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA) por el general Omar Torrijos, padre del actual mandatario panameño, y el entonces presidente norteamericano, Jimmy Carter.
Finalmente, el 31 de diciembre de 1999, la República de Panamá –a través de la ACP– asumió su responsabilidad plena por la administración, operación y mantenimiento de la vía interoceánica.
El 14 de julio pasado la Asamblea Nacional de Diputados aprobó el proyecto de ampliación de la vía acuática y la convocatoria a referendo. El artículo 319 de la Constitución obliga a someter a referéndum la construcción del tercer juego de esclusas del Canal, tres meses después de la aprobación legislativa.
Ciertamente, la expansión del Canal representa un avance significativo para el país, pero si la rentabilidad de la obra queda solo para los intereses nacionales e internacionales que participan de la obra, sin extenderse a la población en general, no garantizará una mejora en su calidad de vida.
Luego de la transferencia de la soberanía del Canal al gobierno de Panamá, hace siete años, se ha acentuado la desigualdad en la distribución de la riqueza. Por lo que esta ampliación no asegurará por sí sola la disminución de desigualdad, explotación y empobrecimiento existentes en el país, en caso de persistir la actual falta de transparencia y la mala distribución.
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina
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