Nueva correlación de fuerzas en el Congreso

17/10/2006
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Durante la jornada de ayer por la tarde, en el Congreso de la República, los diputados eligieron a una nueva Junta Directiva que tendrá la conducción de ese organismo del 14 de enero de 2007 al 14 de enero de 2008. Un periodo que sin duda es de gran importancia política, porque será un año electoral. En el sentido más formal, los diputados cumplieron con un requisito constitucional que ordena la elección, cada año, de la Junta Directiva. Sin embargo la votación de ayer contiene elementos que es importante matizar, porque originan un cambio en la conducción del Legislativo. Hay que comenzar señalando que la elección producida ayer es consecuencia de un trabajo previo, impulsado por las bancadas de oposición. Pero también responde a una acumulación de inconformidades, con la forma en que se condujo y administró el Congreso, en los últimos tres años. En el transcurso de 2004 a la fecha la situación ha variado sustancialmente, en especial para el Frente Republicano Guatemalteco. Durante el primer año observamos una Junta Directiva, conducida por el médico Rolando Morales de la Unidad Nacional de la Esperanza. Su periodo terminó en enero de 2005 con una larga lista de señalamientos sobre irregularidades y escándalos, además de la notoria falta de experiencia en la técnica parlamentaria. El deterioro fue de tal magnitud que Morales terminó peleado con la UNE, y ésta quedó desplazada de la segunda Junta Directiva, es decir la de enero 2005 a enero 2006. El segundo periodo, y el actual tercer periodo, estuvo dirigido por Jorge Méndez Herbruger, un representante genuino del partido oficial: la Gran Alianza Nacional, GANA. Ahora que está a punto de abandonar la presidencia, Méndez Herbruger ya no goza de toda la simpatía. Hubo temas de extrema importancia en el Congreso que dejaron de atenderse, ya sea por desidia colectiva de los diputados, o por falta de capacidad de la bancada oficial para articular consensos. El caso más notorio, aunque no el único, fue el paquete de leyes de seguridad que el mismo Herbruger ofreció hace un año y que la antigua bancada de GANA fue la que más obstaculizó. Más grave aún, ha sido el retraso para aprobar los compensadores sociales a los cuales se comprometieron los legisladores luego de haber aprobado el Tratado de Libre Comercio. Curiosamente no son estos casos de importancia nacional lo que más duele en los partidos de oposición, que ayer se hicieron de la Junta Directiva, dejando completamente fuera a la GANA. Las quejas más escuchadas en los congresistas, refieren inconformidad por la distribución de beneficios que desde la Junta Directiva se hizo, particularmente desde la Primera Secretaría, a cargo del oficialista Mauricio León Corado. Los diputados alegan beneficios para otorgar plazas, espacios físicos como oficinas, y otros asuntos administrativos. Pero la oposición también se refiere a Méndez Herbruger como alguien arrogante, intolerante y prepotente. Y por lo tanto ya no estaban dispuestos a permitir su reelección para un tercer periodo, como lo pretendía. De esa cuenta, a partir de enero próximo el panista, Rubén Darío Morales será el nuevo presidente del Organismo. Su triunfo no hubiera sido posible sin el voto disciplinado que el FRG tiene en sus filas. La alianza, según se sabe, abarca además al Partido Patriota, a la UNE, a Solidaridad y al voto de los Unionistas. Los únicos con puestos en la Junta Directiva serán el FRG, el PAN y un unionista. Es decir que la UNE, a pesar de aportar más de 25 votos, de los 123 que dieron la victoria a Darío Morales, no optó por ninguna posición en la Directiva, tampoco lo quiso el Partido Patriota. Lo que se observa a simple vista es, primero, la derrota vergonzosa del oficialismo. Vergonzosa, porque a pesar de que en el Ejecutivo, la GANA está mejorando su percepción ante la ciudadanía, en el Congreso los diputados fueron incapaces de capitalizar los más recientes aciertos que se han tenido, especialmente en el tema de seguridad que es tan delicado en nuestro país. Lo segundo evidente es el posicionamiento casi perfecto del FRG que retorna a dirigir el Congreso en año electoral, luego que en 2003 era un partido sumamente desprestigiado, acusado de actos graves de corrupción, con un general acusado de genocidio al frente y con varios de sus miembros en prisión. De hecho, la victoria de ayer minimiza y contradice en la practica, los análisis y comentarios surgidos la semana pasada respecto al inició del descalabro del FRG, como consecuencia de una decisión de la Corte de Constitucionalidad que reitera la imposibilidad legal de que Efraín Ríos Montt, secretario general del FRG, pueda ser candidato presidencial. A lo que ahora hay que prestarle atención es al desarrollo de esta alianza, que parece estar construida sobre un castillo de naipes. La Junta Directiva electa ha ofrecido varios cambios y aprobación de leyes pendientes. Sin embargo en la ciudadanía lo que existe es una continua desconfianza y descrédito hacia la clase política. Este desde luego es otro tema que merece su propia atención, pero en principio los partidos deberían tener claro que su tarea debería estar encaminada a superar el actual sistema electoral en el que se encuentran sumergidos, por un sistema de intermediación política. En el cual, se exprese una representación social de lo que es nuestro país. Es decir, un conjunto de estructuras partidarias que representen el sentir de lo que la sociedad desea. Y más que eso, lo que la sociedad necesita. Así se expresa la actividad partidaria en las democracias más desarrolladas. Ello permitirá, además, la posibilidad de que se revierta la idea de que la democracia es inútil, por cuanto no resuelve los problemas inmediatos de la población; particularmente de la más necesitada, pues la élite económica, ya sea aquella surgida a finales del siglo XIX o la nueva construida vertiginosamente al amparo del neoliberalismo, o de acciones de dudosa legalidad, sí tienen sus expresiones políticas que las representan y defienden en la arena política. En este contexto, y quizá abusando del pragmatismo, podríamos decir que la derrota del oficialismo o la victoria de la oposición en el Congreso, es algo que a la ciudadanía la tiene sin cuidado. Es más, quizá a la población le interese conocer más de cerca sobre esa posible aceptación que Colom, el candidato presidencial de UNE, está teniendo en las elites económicas… pero ese es otro tema. Fuente: Incidencia Democrática (Guatemala)
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