El problema del Congreso
27/09/2006
- Opinión
Es de conocimiento general que innumerables acciones de los señores diputados al Congreso de la República son reprochables. De esa cuenta la credibilidad y la confianza hacia dicho organismo se han visto drásticamente mermadas, llegando en ocasiones a pensar seriamente en la necesidad de una “depuración”. El objetivo sería deshacerse de una vez por todas de aquellos congresistas que generan alergias en la población y, principalmente, separar de sus cargos a quienes son señalados de actos de delincuencia.
En ese contexto de desprestigio y descrédito a la Junta Directiva del Congreso, dominada por el partido oficial y el bloque integracionista, decidió impulsar una campaña publicitaria para dar una nueva imagen al parlamento. El proyecto oficial incluye vallas, pautas en radio y en medios impresos que tendrán un costo de Q2.2 millones, los cuales se comenzaron a gastar en agosto y se estima que la campaña termine en noviembre. Para mejorar su imagen y relación con la prensa, la cual ha estado impregnada por notables diferencias, la Junta Directivo también está remodelando las áreas destinadas para reporteros. Q346 mil se usarán para los empleados de relaciones públicas y periodistas.
En el sitio Web también han trabajado y por ello invitan a los ciudadanos, a través de pautas publicitarias, visitarlo, donde se encuentra información variada y que a criterio del Congreso debe tener acceso la población.
Sin embargo, el esfuerzo y dinero invertido de poco ayuda a cambiar la idea que la población tiene de los congresistas, especialmente porque no pasa una semana sin que se conozcan escándalos de orden político o económico en el parlamento. Y es que en el mundo de los diputados hay de todo, y reiteramos, de todo. Desde diputados que sólo llegan, cual rebaño, a levantar la mano sin considerar las leyes que aprueban, hasta líderes de partidos que son muy entusiastas a la hora de proponer proyectos que redundan en beneficios personales para ellos.
También hay uno acusado de robar gasolina, otro de ser parte de los carteles de la droga en el oriente del país y hay otro que estafó al Crédito Hipotecario Nacional. Pero no son los únicos, hay también una cantante, un ex alcalde acusado de corrupción, varios militares, ex guerrilleros y un ex presidente que sueña con volver a ocupar la silla presidencial. Todos en conjunto han sido incapaces de generar un trabajo que sea coherente con las necesidades del país, ni siquiera se puede afirmar que tengan la solvencia política o moral para pretender una reelección, pero hay muchos de ellos que ya andan en campaña electoral.
Por eso es que a los diputados les resulta complicado y casi imposible convencer a la población sobre que su trabajo es bueno, o al menos necesario. Solo para comentar, en la última semana han ocurrido dos hechos en el Congreso que abonan a su desprestigio. El primero es la elección oscura del nuevo Contralor General de Cuentas, el segundo tiene relación directa con un incremento desmedido en los gastos hechos por el Congreso entre enero y agosto del presente año.
Respecto a la elección de Contralor, destaca la anunciada decisión de nombrar a un ex funcionario del gobierno de Alfonso Portillo (por ende hombre de simpatías abiertas hacia el ex general golpista Efraín Ríos Montt). Meses antes de la elección ya se conocía en los pasillos parlamentarios que el proceso para elegir al Contralor sería una cuestión de mero trámite, porque la negociación entre el partido oficial, el FRG e integracionistas ya estaba hecha: Carlos Mencos Morales sería el favorecido. Así ocurrió. Con el favor de la Unidad Nacional de la Esperanza, Mencos ya tiene empleo nuevo y, los ciudadanos una preocupación más en la cabeza.
El hombre electo no otorga ni un centavo de confianza; la institución en donde él laboró, durante el tiempo del portillo-eferregismo, desapareció por actos de corrupción. Su elección estuvo empañada de dudas y componendas oscuras; y se cree que el trabajo encargado al nuevo funcionario -quien asumirá el próximo 13 de octubre- es mantener ocultas todos los actos de corrupción que han ocurrido, aunque él asegura que hará un “trabajo limpio”.
El segundo caso, el de los gastos, cobra relevancia porque fue precisamente el partido oficial, Gran Alianza Nacional, GANA, quien fijó en la mente de los ciudadanos la necesidad de “ser austeros”, hacer los gastos que realmente sean necesarios y evitar así un colapso financiero del Estado. Ahora resulta que los gastos en el Congreso se han duplicado, se han contratado en este año más asesores para los diputados aunque éstos siguen siendo 158. También aumentaron los gastos en viajes y sueldos.
Entre mayo y agosto el Congreso tomó Q98 millones de los contribuyentes para su funcionamiento, Q 29.8 millones más que el mismo periodo del año anterior cuando erogaron Q68.9. La inconformidad por estos gastos aumenta cuando nos damos cuenta que en ese periodo –mayo agosto- hubo dos meses de receso. El renglón 029 de contrataciones es el que más incrementó los costos. En el primer cuatrimestre se usaron Q4.5 millones en asesores y asistentes, pero entre mayo y agosto el monto casi se triplicó, llegando a Q11.5 millones. Adicionalmente, los ciudadanos les pagamos su servicio de telefonía celular; los diputados gastan en promedio Q222 792 al mes en esto. También se les financian los viajes, de los cuales la población no recibe tan siquiera un informe de sus resultados. Entre mayo y agosto salieron del país 105 diputados, a quienes se les pagó en viáticos Q2.28 millones. Y así la cuenta puede seguir aumentando.
De modo que el impulsar una campaña publicitaria para querer cambiar el rostro del Congreso resulta improductivo. La población espera que haya avances en la legislación, en la fiscalización y en que los diputados involucrados en delitos –que son muchos- dejen de escudarse en el proceso de antejuicio e inmunidad. En Guatemala todas y todos esperamos que si los diputados no hacen nada positivo, al menos traten, intenten no seguirle haciendo daño a la institucionalidad del Congreso de la República. Porque de algo estamos completamente convencidos: el problema no es el Congreso, sino los diputados.
- Erwin Pérez es editor del Reporte Diario y analista de Incidencia Democrática.
Fuente: Incidencia Democrática (Guatemala)
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