Las bondadosas preocupaciones externas
15/09/2005
- Opinión
Casi en tropel, por estos días, llegan misiones de diversos países con la
publicitada intención de mostrar su preocupación por la situación política de
nuestro país y, a renglón seguido, ofrecer sus buenos oficios para que
salgamos de la crisis que, por ser ignorantes y atrasados, hemos creado
nosotros mismos para nuestro propio descrédito. Todos ellos subrayan que no
vienen por intereses de las empresas que explotan el gas natural que tenemos
en abundancia; sostienen que ese es un tema que debemos resolver los
bolivianos con las empresas, sin olvidarnos de la globalización, la seguridad
jurídica y, de ahí en adelante, no se contienen en el planteamiento que
realmente los trajo hasta nuestras lejanas y, para ellos, inhóspitas tierras.
Vienen desde Europa y de Estados Unidos, vienen de los países vecinos y no tan
cercanos, llegan de muchos lugares. Por respeto a los países africanos,
debemos decir que ellos no nos enviaron ninguna misión; no está entre sus
preocupaciones ese tipo de acciones.
En la última semana, el Parlamento Británico y casi simultáneamente el
Parlamento Europeo, estuvieron diciéndonos qué debemos hacer. No hacía falta
que repitieran el estribillo: no estamos aquí para defender los intereses de
las petroleras (“ellas tienen suficiente poder para defenderse solas”). Están
dispuestos a darle seguimiento a los experimentos en que estamos sumergidos y
hasta ofrecen apoyo para aligerarnos la carga de lo que estamos haciendo.
A uno de los visitantes se le escapó el gazapo (como dicen en España) y se
lanzó en una perorata sobre el buen uso que debemos darle al gas. Recordó que
fue el Acuerdo del Carbón y el Acero, lo que inició la integración de Europa y
nos retó a que hiciésemos lo mismo. Lanzados en la cátedra que tanto les gusta
(¡son tan gentiles, que están dispuestos a enseñarnos de todo!) otro se
relamió para reclamarnos que estábamos repartiendo el dinero del gas sin
haberlo vendido y que podríamos quedarnos sentados sobre nuestros pozos.
Todavía les faltaba: un tercero dejó en claro que, estaban dispuestos a
ayudarnos, que había una franja de comercio con arancel cero, sin contraparte
(¡así de generosos son!), pero que ni se nos ocurra pedir que supriman la
subvención de su agricultura y que, por supuesto, si queríamos seguir gozando
de los beneficios que se dignaban otorgarnos, tendríamos que incorporarnos a
la globalización. Hasta llegaron a recomendarnos que entremos al TLC Andino
propiciado por Bush.
Ha sido aleccionador: Europa sigue vendiéndonos baratijas a precio de oro y
plata.
¡Cómo iban a olvidarse del gas! Ocurre que el petróleo está alcanzado cotas
superiores a los 60 dólares por barril, mientras el gas estamos vendiendo a
2.30 dólares por millar de pies cúbicos. Para hacer una comparación, un barril
de petróleo equivale, en potencial energético, a 6 millares de pies cúbicos.
Si esto es así, el millar debiera valer 10 dólares; de hecho, en Europa y
Estados Unidos, el consumidor final paga hasta 12 dólares. Pero, según nos
adoctrinan nuestros ilustres visitantes, nosotros debemos dar seguridad
jurídica a los bondadosos empresarios que se dignan explotar el sucio gas,
para que nosotros obtengamos la no despreciable ganancia del 18%.
¡Debemos agradecer a nuestros visitantes!
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