Convocan a Encuentro Continental de Cristianos por la Paz
12/09/2004
- Opinión
En Colombia y en la región, hay gran cantidad de experiencias
eclesiales que están desarrollando procesos de acompañamiento y
compromiso con los grupos más pobres y vulnerables de nuestras
sociedades. Sin embargo, éstas se desarrollan en medio de un
profundo aislamiento y desarticulación, a pesar de estar
trabajando en campos comunes y objetivos afines, lo cual les ha
hecho perder capacidad de incidencia en las iglesias y en la
sociedad colombiana y latinoamericana.
Los movimientos que en otra época sirvieron para articular desde
una perspectiva ecuménica expresiones y propuestas de carácter
eclesial-religioso, hoy se encuentran debilitados o simplemente
han desaparecido. Es evidente que el actual momento político y
social que vivimos en el mundo y especialmente en nuestra América
Latina, reclama del mundo religioso respuestas unificadas y claras
que se unan a las ya muchas voces que propugnan por cambios de
fondo en favor de las grandes mayorías sometidas a políticas de
empobrecimiento y deshumanización de nuestras sociedades.
Desde muchas expresiones sociales se vienen dando acciones que
buscan responder de una manera articulada a estas políticas1[1].
Se hace urgente que desde diversos sectores de las iglesias se
articulen iniciativas que respondan a los desafíos presentes en
consonancia con otros sectores sociales críticos y proféticos.
Nuestros procesos de iglesias cristianas particulares, bien
podrían jugar un papel de mayor trascendencia, si entraran a
sumarse de una manera cualificada y orgánica a este elenco de
actores que expresan su rechazo a la inequidad y quieren abrir
nuevos caminos de justicia social.
Podríamos decir entonces que en este momento no se visibiliza, en
el campo de la pastoral y la teología en Colombia y de América
Latina, una respuesta articulada que aborde las nuevas dinámicas
sociales que se ciernen sobre nuestros pueblos, a pesar de que en
la actualidad nos encontramos en un momento de desarrollo
tecnológico y cultural de la humanidad que favorece la
comunicación casi instantánea y global. Es necesario globalizar la
esperanza y la solidaridad entre los pueblos, con la misma o mayor
fuerza como se globaliza el mercado libre.
Realidades como el Plan Colombia, la Iniciativa Regional Andina,
el Plan Puebla Panamá, las propuestas de un ejército unificado
para América Latina y el ALCA entre otras, que están impactando en
toda nuestra América, piden respuestas pastorales y teológicas
actualizadas y articuladas que sepan dar cuenta del momento por el
que atraviesan nuestros países y animen a los cristianos de hoy a
responder en consecuencia con los tiempos que nos ha correspondido
vivir.
Otro factor preocupante en el actual momento socio-eclesial, lo
constituye el hecho de que en la actual coyuntura los movimientos
religiosos y espirituales que cuentan con mayor respaldo económico
y político, son aquellos movimientos y tendencias neoconservadoras
que le hacen eco a estas mismas corrientes de pensamiento en el
campo social, político y económico y que muchas veces se presentan
como la única oferta espiritual. Urge suscitar un apoyo a otras
propuestas comprometidas con las esperanzas y búsquedas de
justicia de nuestros pueblos.
Hace falta crear un ambiente de encuentro entre las iglesias
cristianas a nivel de sus expresiones de base y sus pastores, y
desde allí dinamizar una pastoral de la justicia, la paz y la
dignidad, que retome los desarrollos teológicos y pastorales
construidos desde y en favor de nuestros pueblos a lo largo de la
historia.
Hay que anotar también que aun cuando hay expresiones teológicas
que buscan dar cuenta de los desafíos más actuales, se vive una
cierta dispersión y no logran impactar de una manera clara y
eficaz en los sectores de base de las iglesias y de nuestras
sociedades. Aunque hay algunos espacios de articulación ya sea por
parte de algunas iglesias o de carácter ecuménico, no se conoce un
espacio nacional ni latinoamericano fuerte, en el que se puedan
compartir las reflexiones que actualmente se están llevando a cabo
desde una perspectiva humanista. Desde muchos sectores de diversas
iglesias se reclama un espacio amplio de discernimiento y de
acercamiento que permiten impulsar con mucha más fuerza, una
cierta unidad de acción desde nuestra misión como seguidores de
Jesús.
Existen algunos antecedentes en procesos de articulación eclesial
y religiosa en torno a la realidad continental. De lo más
significativo en este sentido a nivel continental, fue el proceso
y los eventos nacionales realizados en muchos países de América
latina y los Encuentros Continentales realizados en Ecuador,
Colombia y República Dominicana que llamamos: Asamblea Pueblo de
Dios (APD) que logró generar mucha expectativa y algunas
propuestas de continuidad que se fueron debilitando con el tiempo
hasta desaparecer como proceso orgánico.
Un ejercicio de recuperación crítica de la memoria de todos estos
procesos vividos en décadas anteriores, podría ser un factor
fundamental en el esfuerzo de articulación y de coordinación de
diversas experiencias eclesiales a nivel nacional y continental
que parta de nuestra historia como Pueblo de Dios en América.
Propósito Principal
Favorecer la articulación, coordinación, fortalecimiento y
consolidación pastoral y teológica de diversos sectores religiosos
y eclesiales cristianos que estén comprometidos con un cambio
social en favor de los más pobres del continente.
Propósitos Específicos:
Reunir durante tres días, a un grupo de 50 teólogos de Colombia,
América Latina y Europa para que aporten elementos de reflexión
teológicos y pastorales sobre la Paz y la Guerra en el país, la
región y el continente y su relación con la política del libre
mercado (a la luz de experiencias similares dadas en otros lugares
del mundo) con el propósito de iluminar la acción evangelizadora y
profética de las iglesias cristianas.
Concentrar durante tres días a un grupo amplio de personas
delegadas de grupos cristianos de base de Colombia de otros
países de América y el mundo, con el fin de dilucidar la acción
pastoral y social que las iglesias deben dar de cara a las nuevas
políticas que se vienen impulsando en el continente y promover la
realización de encuentros similares en otros países de la región.
Crear un espacio permanente de animación, comunicación y
coordinación que a nivel continental recoja y dé seguimiento a las
iniciativas y propuestas hechas desde cada uno de los países
ligados a este proceso y a partir de allí elaborar una propuesta
de agenda común para la acción pastoral y social de las iglesias.
Sujetos
Están convocados todos aquellos que estén realizando un trabajo de
base a nivel cristiano religioso: Organizaciones, instituciones,
comunidades, grupos o personas que desde su ser e identidad de fe,
estén en disposición de articularse con un propósito de responder
a los desafíos comunes que la realidad actual nos plantea en
nuestro Continente. Las estrategias y las políticas que se están
aplicando indistintamente en todos nuestros países, tales como la
Iniciativa regional Andina (IRA) el Área de Libre Comercio para
las Américas (ALCA), el Plan Puebla Panamá, los tratados
bilaterales de libre Comercio, entre otros, exigen de los
cristianos de hoy respuestas actuales de carácter profético.
Ámbito o cobertura:
Como se ha señalado a lo largo de esta presentación, la cobertura
de este proyecto, aunque parte de Colombia y en buena medida se
desarrolla desde este país, la dinámica es de carácter continental
y a la vez supone un desarrollo y apropiación de la propuesta a
nivel de cada país. De alguna manera está sugerida una cierta
secuencia en cuanto que la propuesta parte de Colombia, busca
tocar de una manera especial los países Andinos y de América
Latina y pretende ganar en los países desarrollados de América del
Norte un apoyo solidario importante. Es importante señalar que la
coordinación se dará en Colombia hasta tanto no se haya
constituido un equipo que articule las experiencias de los
diversos países, lo cual se espera alcanzar con el encuentro final
de organizaciones impulsoras.
Principales actividades.
Buscamos crear un escenario que propicie una mirada común, como
mujeres y hombres de fe, frente a la realidad que vivimos. Esto
nos permitirá dar una respuesta en comunión de pensamiento y
acción frente a los desafíos que broten de esta lectura común,
actualizada y crítica de nuestro contexto.
Generar una coyuntura de encuentro de diversas experiencias
eclesiales afines o al menos sensibles a la problemática social,
puede constituirse en un factor que permita una articulación más
amplia, sostenida y operativa de las diversas experiencias
cristianas de base que se convoquen y podría crear las condiciones
que lleven al surgimiento de un movimiento de más largo aliento.
El escenario en cuestión lo constituye la realización de un
encuentro amplio y ecuménico de organizaciones, movimientos,
comunidades, pastores, teólogos cristianos de Colombia y de otros
países de América y del Mundo (aproximadamente 3000 personas) que
quieran reunirse para dar cuenta del momento histórico que vivimos
en el continente y en el mundo y ofrecer algunas pautas de acción
pastoral que busquen responder a esta realidad de una manera
profética.
Dicho encuentro se realizará en Bogotá, Colombia, los días 30 y 31
de octubre y noviembre 1 del año 2004, con la participación de
algunos delegados de otros países de América. El encuentro amplio
de cristianos estará precedido por un encuentro internacional de
teólog@s (aproximadamente 35 teólogos internacionales y 15
nacionales) cuya finalidad apunta a realizar un ejercicio
sistemático de aproximación a la realidad americana desde la
teología y se realizará los días 26, 27 y 28 de octubre del mismo
año.
Posterior a estos dos eventos en Colombia se realizarán en los
demás países del continente encuentros similares, en los cuales se
buscará trabajar esta misma realidad continental y se recogerán
algunas pautas de acción para una agenda común de los cristianos
del continente, que parta de las realidades particulares de cada
país, para enfrentar la guerra y el actual periodo de
liberalización de la economía en detrimento de los pueblos del
mundo.
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