Argentina: ¡Nunca Más! Raúl Ricardo Alfonsín
25/06/2002
- Opinión
"El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas
provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni
la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que
la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de
gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una
nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a
la responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria".
Artículo 29 – Constitución de la Nación Argentina
Raúl Ricardo Alfonsín, quien fuera el primer presidente constitucional después
de la genocida dictadura que comenzó el proyecto sistemático de destrucción
del país, acaba de abandonar el Senado de la Nación al que llegó hace medio
año con solamente un quince por ciento de los votos. Analizando su actuación
legislativa podemos comprobar que fue autor de cinco proyectos de leyes y
acompañó otra veintena, de los cuales en ninguno se proponía modificar las
"avasalladas conquistas sociales que permitieron dignificar el trabajo
humano", "un estado enflaquecido por el neoliberalismo, había quedado a merced
de grandes grupos económicos concentrados que le imponían sus condiciones
sectoriales y que terminaron devorándolo", "mi reconocida vocación por el
diálogo podría servir para construir consensos que facilitaran la acción de
gobierno a fin de solucionar los agudos problemas", algunos motivos textuales
de su renuncia.
Raúl Ricardo Alfonsín presidió dos comisiones parlamentarias sobre el Mercosur
y participó de otras seis sobre: Integración, Asuntos constitucionales,
Relaciones exteriores y culto, Industria, Economía y Obras públicas;
cualquiera comprenderá que las mismas son fundamentales en una Nación para el
establecimiento de sus políticas, o bien para detener el proceso de
destrucción al que está llevando al país el gobierno provisorio de Duhalde que
dirige los destinos a partir del entendimiento político que realizó con el
renunciante senador.
Raúl Ricardo Alfonsín, Pacto de Olivos mediante, fue quien permitió la
reelección presidencial del ahora resucitado Menem, el que desde su arrogancia
política destruyó la participación política de las huestes jóvenes de la
centenaria U.C.R., el que haciéndose el distraído permitió el desgobierno de
De la Rúa aceptando el ingreso de Cavallo al gobierno de la Alianza bajo el
convencimiento de que éste se había convertido a la heterodoxia económica. Es
el mismo que con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida cerró toda
posibilidad de proseguir con el enjuiciamiento y condena de los asesinos
golpistas muchos de los cuales estudiaron como él en el Liceo Militar.
Indudablemente ya habían quedado atrás sus pasos por la APDH (Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos) y su compromiso por la verdad y la
justicia.
Raúl Ricardo Alfonsín también forma parte de la socialdemócrata Internacional
Socialista que amontona a muchos de los líderes mundiales, que otrora lucharon
por esos ideales olvidados, y que ahora son empleados de las corporaciones
nacionales e internacionales que conducen al aniquilamiento de esperanzas y
utopías de un mundo más libre y justo. No es casualidad entonces, que fueron
sus últimos gestos como presidente dejar impuesto el tema de las
privatizaciones de las empresas públicas de la mano de Rodolfo Terragno hoy
devenido en enemigo político.
Raúl Ricardo Alfonsín ha sido partícipe necesario de todas las políticas
económicas y sociales de los últimos veinte años, mentor y ejecutor de cuanto
contubernio fue necesario realizar con el justicialismo y motor de la alianza
con el Frepaso, la cual abandonó como al IPA (Instituto Programático de la
Alianza), que él mismo creó. Recordemos también su llamado a la economía de
guerra cuando era presidente.
Raúl Ricardo Alfonsín seguramente hoy querrá presentarse en sociedad como uno
de los primeros que da cumplimiento al sentir popular de "Que se vayan todos",
pero no debemos engañarnos, jamás se irá para dejar lugar a nuevas
generaciones de políticos jóvenes, sino que seguirá desde las sombras y las
tinieblas de la política realizando cuanta transa se le venga a la mente. Él
es "un político de raza", esa raza que únicamente entiende que gobernar y
legislar es doblar las rodillas ante el poder económico y financiero que ha
tomado y asaltado al país, que lleva a la inevitable muerte de vida y
desarrollo a millones de niños y adolescentes, que mantiene en la
desesperación a millones de nuestros mayores, que crea desocupación y
pauperismo por doquier y que destruye día a día a las pocas pequeñas y
medianas empresas aún en pié.
Raúl Ricardo Alfonsín: Muchas gracias por irse y no vuelva ¡Nunca más!
26 de junio del 2002
Hugo Alberto de Pedro
Buenos Aires – Argentina
hugo_de_pedro@speedy.com.ar
http://usuarios.advance.com.ar/hugo-de-pedro/hdp.htm
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