El Banco de la Mujer

25/06/2001
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Nora Castañeda fue designada presidenta del Banco de la Mujer el pasado 8 de marzo. Esta designación, anunciada por el mandatario Hugo Chávez, no pareció sorprender a nadie, al menos en el mundo de los grupos sociales y de mujeres. Su nombre le había sido sugerido al jefe de Estado por distintas organizaciones, gubernamentales y no gubernamentales. Es larga su trayectoria, pero justamente tiene dos características que la hacen apropiada para el proyecto: además de ser una reconocida defensora de los derechos de la mujer, es economista. Es profesora de la UCV y fundadora de la Cátedra de la Mujer en esa casa de estudios. Cuando comienza a hablar del trabajo que tiene por delante es clara, no parece tener dudas de las metas que persiguen: "Lo que buscamos, no nos queda más remedio, es empujar formas de generación de empleo, de autoempleo, siempre y cuando no sea para que las mujeres administren la pobreza, no creo que el papel del proyecto sea lograr que las mujeres sobrevivan, la estrategia es vivir, vivir cada vez mejor, con dignidad, con una calidad de vida". Aunque podría confundir a algunos, el Banco de la Mujer en Venezuela no nace de la nada. Desde 1999 se manejaba la posibilidad de un proyecto con estas características. Además, están casi medio centenar de experiencias similares en otros lados del mundo, y para complementar existe el interés en cooperar por parte de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con los cuales ya se han hecho contactos en Caracas. En tanto, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM), han prestado apoyo en otros países y son el paso siguiente para Nora Castañeda. - La primera pregunta podría parecer obvia, pero resulta importante aclarar el por qué un Banco de la Mujer en Venezuela. ¿Cuáles causas justifican un proyecto con unas características tan específicas como éste? Como tu sabes, con motivo de la Conferencia Mundial de la Mujer, de las conferencias nacionales y regionales se ha estudiado de manera importante la situación de la mujer en la economía y se ha llegado a la conclusión de que las mujeres son las más pobres entre las pobres. De esta constatación se ha empezado a hablar de la feminización de la pobreza, en términos mundiales, el 70 por ciento de los pobres tienen cara de mujer. Esto tiene que ver con discriminaciones por razones de género, tiene que ver con razones culturales de acceso de la mujer al trabajo, a la tierra, al financiamiento, tiene que ver con un modelo de globalización neoliberal en el cual las mujeres hemos sido pensadas como administradoras de la pobreza, es un modelo donde las mujeres hemos sido llamadas a incorporarnos a empleos altamente precarios. A partir de todo esto, alrededor del mundo se comenzó a plantear la necesidad de buscar mecanismos para lograr esa incorporación integral de la mujer al desarrollo y a los beneficios del desarrollo, y dentro de ello cómo utilizar el financiamiento como un instrumento para lograr esa incorporación al desarrollo de manera integral y lograr una mejor calidad de vida, en términos equitativos entre hombres y mujeres. Todo esto condujo a que en distintos lugares del mundo se hayan desarrollado mecanismos de microfinanciamiento y que además se hayan impulsado una serie de entidades financieras dirigidas hacia la mujer, existe una red de bancos de la mujer donde están inscritas 48 organizaciones de diferentes países y su sede está en Nueva York. El Banco de la Mujer viene a cubrir una necesidad en el país, está dirigido a las mujeres en pobreza extrema, en pobreza relativa e incluso en proceso de empobrecimiento, pensamos también en profesionales universitarias que ahora están desempleadas y están buscando maneras de desarrollar autoempleo y necesitan de un apoyo financiero. Nosotros creemos que el financiamiento es una excusa, importante, pero que debe servir para fomentar lo que es la finalidad, la organización solidaria entre las mujeres. Por eso nos planteamos prestar servicios financieros y no financieros; los no financieros tiene que ver con la capacitación, el seguimiento, la asesoría técnica, la transferencia de tecnologías alternativas, el acompañamiento y sobre todo la equidad de género. El financiamiento debe ir acompañado de estos procesos para lograr, de verdad, verdad, un pleno desarrollo de las mujeres. - ¿Cómo se vive en el caso venezolano eso que decía de que la pobreza tiene cara de mujer?. ¿Cómo se está viviendo entre las mujeres venezolanas esa situación de pobreza y empobrecimiento? Para efectos de las conferencias nacionales, regionales y mundial sobre la mujer, y la de seguimiento, llamada Beijing + 5, el año pasado, estudiamos cómo se está dando este aspecto económico. Se ratifica lo que se vive a nivel mundial. Las mujeres tenemos en el país un 30 por ciento de remuneración menor que los hombres, se sigue viendo el salario de las mujeres como un salario compensatorio, se supone que el proveedor es el hombre, aunque encontramos que el 23 por ciento de los hogares venezolanos tienen a una mujer sola como cabeza de hogar. Ese es el promedio nacional, pero cuando se hacen investigaciones más profundas y se acuden a los hogares pobres, en más del 50 por ciento de los hogares venezolanos pobres, la cabeza de la familia es una mujer sola. Pero además es una mujer con muy bajo nivel de escolaridad y además con remuneraciones que están por debajo de la canasta alimenticia básica. Si además, haces un análisis de dónde están esas mujeres, te vas a encontrar que son rurales y son urbanas, y dentro del medio rural están las campesinas, las pescadoras y las indígenas, y precisamente allí el porcentaje es más alto. Claro, como somos un país mayormente urbano, hay más pobres en las regiones urbanas, pero la presencia de la pobreza en el medio rural es bastante preocupante. Nosotros tenemos que privilegiar a las mujeres indígenas, a las campesinas, a las pescadoras. Con todo esto te quiero decir que en Venezuela la pobreza también tiene cara de mujer. Y si miramos las tasas de edad, tenemos que el desempleo es más alto entre las jóvenes. - El Banco de la Mujer se está planteando llegar a un sector doblemente excluido, por ser pobre y por ser mujeres. Esos sectores, en muchos casos, no tienen una relación con la institucionalidad, justamente por su situación de exclusión. Cabe preguntarse entonces, ¿cómo lograr llegar con este proyecto a esos sectores que busca beneficiar? Una de las primeras cosas que nos planteamos es cómo resolver eso y estamos pensando y repensando. Una de las cosas que comenzamos a hacer han sido talleres con organizaciones de mujeres. Pensamos que la vía son las organizaciones de mujeres. Creemos en una alianza entre el banco y las mujeres organizadas e incluso aquellas instancias que no son de mujeres pero que tienen un trabajo de acción social hacia la población pobre, a partir de allí podemos articular esfuerzos. Las organizaciones de mujeres tienen mucho por hacer, pueden y deben ser la base social de este proyecto, y además ellas pueden impulsar lo que llamamos la contraloría social, desde abajo. El problema nuestro es cómo nos controla la población, además de los niveles oficiales de control y supervisión. Que sea la misma población la que se haga estas preguntas, dónde está este banco, qué está haciendo, a quién está beneficiando, y además que haya una posibilidad de comunicación, transparente, con las mujeres. Estamos trabajando en definir cómo serán los mecanismos. Por ejemplo, el banco no puede tener taquillas, eso lo encarece mucho, podemos trabajar con la taquilla del Banco Industrial, pero qué hacemos dónde no esté el Banco Industrial, entonces pensamos que son justamente las organizaciones de las mujeres las que deben servir de puente para facilitar todo el proceso: solicitar, recibir y pagar el crédito, para la capacitación. Estamos pensando en que cada estado estén dos asesoras de negocios, es un personal mínimo, y para que ellas puedan hacer su trabajo en cada estado necesitan del apoyo de las organizaciones de mujeres que ya vienen trabajando. ¿De qué organizaciones hablamos?, de todas, las gubernamentales y las no gubernamentales. - A muchos sectores les preocupa la existencia de un buen proyecto en sus fines, como pudo haber sido el Banco del Pueblo Soberano, pero que efectivamente no llega con éxito a quienes debe beneficiar, entonces no se cumple la función social para el cual fue creado. Tenemos una cierta suerte. El Banco del Pueblo actuó y podemos aprender de los logros y las dificultades que ha tenido. Ese proyecto tuvo una camisa de fuerza que fue la Ley de Bancos, nosotros entramos a funcionar en el marco de la Ley de Microfinanciamiento, y también se prevé que la Ley de Bancos sea reformada y contemple la especificidad de bancos como los nuestros, donde la rentabilidad económica es algo que hay que tomar en consideración pero donde la rentabilidad social está por encima. Esto qué significa, que por ejemplo la tasa de ganancia para la banca comercial puede ser muy alta y para nosotras la tasa de ganancias no va a ser un problema, aunque si tenemos el reto de recuperar costos. Tampoco partimos de cero, partimos de las acciones exitosas que se han tenido en otros lugares del mundo, en relación en cómo hacer para recuperar los créditos y beneficiar a las mujeres pobres. Se parte de la confianza en la gente, en el conocimiento de su familia, del cara a cara, eso ya se ha probado en otros países del mundo y es perfectamente posible que el banco vaya a las comunidades, y que en las comunidades encontremos quienes avalen al que no tiene nada. Sobre la base de la confianza puedes lograr que una comunidad avale a una señora que todo el mundo sabe que tiene 20 años haciendo arepas en el barrio y necesita un crédito. Además, tenemos la experiencia diaria de nuestras mujeres en los barrios. Una mujer del barrio va a la bodega de la esquina y pide un crédito y el bodeguero se lo da, y ella paga, porque sabe que si no paga le cierran el crédito, ella sabe que eso es un instrumento de supervivencia, entonces paga o abona a la cuenta. Es lo mismo con los marchantes que le deja una tela o un artefacto y ella paga cada semana, va abonando, incluso a veces va pagando antes y cuando termina de abonar es que recibe la tela. Eso ya lo hace la gente de nuestros barrios, así sobreviven, entonces no hay que pensar que nuestra gente no paga, por el contrario muchos estudios realizados, en distintos lugares del mundo, indican que los que mejor pagan son los pobres y sobre todo las mujeres pobres. Partimos de esta constatación, pero eso no basta, por eso tenemos el acompañamiento. Estas asesoras de negocios que van a trabajar conjuntamente con las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que atienden a las mujeres, van a dar asesoría, acompañamiento, ver qué va pasando con las personas. Y además si se paga correctamente, las mujeres ya quedarán dentro de las líneas de crédito, entonces el otro crédito es progresivamente mayor que el anterior. Eso también es un incentivo para pagar. Pero, además, todo esto está ligado a la asociatividad y la solidaridad entre las mujeres, que debe conducir a la conformación de redes. ¿Cómo? ¿Cuándo? A mediados de junio deberá comenzar sus actividades la entidad y se espera que para ese mismo mes se hayan entregado los primeros créditos. "Planeamos entregar 1.000 créditos por mes en el segundo semestre del año y creemos que cada crédito puede dar empleo a cuatro personas. Es una meta, pueden lograrse o no, pero haremos todo lo posible. Comenzaremos a trabajar en todo el país", recalca Castañeda. El proyecto, de carácter nacional, arrancará con 13 millones de dólares. Según la presidenta, el Banco de la Mujer partirá de una banda para los créditos, que podría estar entre 400 y 7.000 dólares. En todo caso, se tratará de comenzar con un monto pequeño, que dependerá de la capacidad de pago de las mujeres, y allí jugará un papel crucial la asesora de negocios, para aconsejar y orientar a la mujer que pide el crédito, para que éste sea de acuerdo con las capacidades de pago que tiene. Otra fórmula, ya experimentada con éxito, es fomentar la asociación de cuatro o cinco mujeres para un crédito donde cada una es responsable tanto de su suma personal como del monto total. Castañeda explica: "Si una de ellas no paga, las otras deben pagarlo. Entonces para la creación de estos grupos solidarios tienen que tener conciencia de que todas van a echar adelante y saben que si pagan correctamente tendrán un crédito mayor. Todo esto no es nuevo, no lo estamos inventando nosotros".
https://www.alainet.org/es/articulo/105227
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