¿Qué ganó Chávez con la visita de Castro?

14/11/2000
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Fidel Castro realizó una visita a Venezuela de cinco días. No fue cualquier visita y esto no sólo por la personalidad del visitante, en este caso el anfitrión. El presidente Hugo Chávez, también marcó la estadía del líder cubano. En Caracas la prensa ha dicho que sólo la isla obtuvo beneficios, que el país no ganó nada. Poco antes de la llegada de Castro, quien estuvo entre el 26 y 30 de Octubre, Chávez se reunió con periodistas para precisar detalles de la estadía. En ese momento, y a lo largo de los días siguientes, y aún después del regreso a La Habana del Presidente cubano, lo que estuvo en el debate público fue la inclusión de la mayor de las Antillas en el Acuerdo Energético de Caracas. Venezuela suscribió el pasado 19 de octubre este convenio con 11 países de América Central y el Caribe. Es paralelo al Pacto de San José, que sostienen Venezuela y México para favorecer a los mismos países, y la gran novedad es la inclusión de Cuba. La incorporación cubana se ratificó oficialmente el 30 de octubre. Venezuela venía sosteniendo la posición ante México (los dos son los proveedores del crudo del Pacto de San José) de que debía incorporarse a Cuba. Optó, como lo manifestó la Cancillería caraqueña, por crear otro mecanismo. La incorporación de Cuba es, además, en condiciones ventajosas si se le compara con el resto de los beneficiarios del Acuerdo Energético de Caracas, pues se le otorga un mayor período de gracia y se estableció de forma expresa los bienes y servicios con los cuales La Habana pagará el crudo venezolano. Justamente estos hechos llamaron la atención de la opinión pública en Venezuela. El gobierno de Chávez se jugó una carta importante con este abastecimiento petrolero a Cuba con tan especiales condiciones. Desde la perspectiva cubana, ayuda a paliar lo que ha sido uno de los más graves problemas después de la desaparición de la Unión Soviética: el energético. Por un lado, Venezuela ratificó de forma evidente ante los ojos de Estados Unidos su "política exterior independiente". Aunque Washington no emitió comentarios es claro que no debió ser de su agrado este flujo petrolero y la atención tan destacada que tuvo Castro en Caracas. Si esta reafirmación de independencia diplomática figuraba entre las expectativas oficiales venezolanas, pues se obtuvo un logro. Un polo regional Con el acuerdo energético, por otro lado, Venezuela confirma que se recuperó la diplomacia petrolera, que con el crudo no sólo se obtienen ganancias en metálico, sino que también puede jugar un rol político en el escenario internacional. Esto, no es nuevo en la estrategia diplomática de Venezuela (ver ALAI No. 322, 24/10/2000). Igualmente, Caracas al negociar un nuevo convenio con una docena de países centroamericanos y caribeños evidencia que está mirando hacia estos dos escenarios y que al hacerlo intenta también recuperar un liderazgo regional. No por casualidad, Chávez de forma reiterada -antes, durante y después de la visita de Castro- aseguró que esta estadía se inscribía en la construcción de una política exterior que apunta a la conformación de un polo de poder, económico y político, con los países latinoamericanos y caribeños. En la percepción del Presidente, el mundo está dando pasos a una multipolaridad, a la pérdida de protagonismo de Estados Unidos como actor único y todopoderoso en la escena internacional. Bajo esa lógica, Chávez ve coherencia entre tres hechos recientes: el relanzamiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) con su segunda Cumbre en la capital venezolana, el Acuerdo Energético de Caracas y la visita de Castro a Venezuela. En ese contexto, cabría preguntarse si es Fidel Castro, en el momento actual de América Latina, un referente importante o vital para construir ese polo regional. El propio líder cubano, en una clara muestra de realismo y agudeza política, recalcó que el modelo de Cuba no es el camino a seguir. Veterano, en su largo conflicto con Estados Unidos, Castro le remarcó a Chávez los peligros que podría correr el proceso venezolano de cambios y el disgusto que ciertas políticas podrían provocar en Washington y entre la vieja clase política de Venezuela. Una lectura mediática de la visita de Castro evidenciaría que más que una cita entre dos jefes de Estado, se presenciaba un fraternal encuentro entre padre e hijo -simbólicamente-. Cuando Castro está en su etapa declinante, por obvias razones de edad y por la crisis económica que se prolonga en Cuba, es recibido por Chávez, que le reconoce al veterano líder el valor de la experiencia cubana en el campo social, y que además tácitamente recoge bandera antimperialista de La Habana en el escenario regional. La visita de Castro a Venezuela tal vez sólo podría compararse con la que hizo al Chile de Allende o a la Nicaragua sandinista, si la medimos en términos de tiempo, muestras de afecto y admiración, así como reconocimiento de su trayectoria política. Personalmente debió ser satisfactorio. Para Chávez ha sido importante ratificar que si en la construcción de una política exterior independiente debe distanciarse de Estados Unidos, lo hará. En poco tiempo visitó Irak y Libia, después vino el líder caribeño. Podría leerse que el presidente venezolano concibe un polo latinoamericano y caribeño lejos de Washington -en ese sentido, entonces, la estadía de Castro le significó un beneficio-. Habrá que ver si los países vecinos se le unen en esa estrategia.
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