La violencia contrarrevolucionaria y el terrorismo imperial
11/10/2014
- Opinión
Cuando los sectores políticos avanzados de la población comprendieron que era necesario defenderse de la violencia del Estado, en las manifestaciones aparecieron grupos de autodefensa que detenían los carros en las esquinas con pedazos de madera con clavos y miguelitos (especie de perinola con sus puntas afiladas), para evitar que los manifestantes fueran atropellados. La guerrilla, que surgió al inicio de la década de los 70, arreció su accionar en la ciudad y en el campo.
Esta lucha revolucionaria permitió conquistar la paz y comenzar la construcción de una sociedad más justa, incluyente y equitativa. Pero claro, esto significa perdida de hegemonía para el imperio y de privilegios para la derecha local, y por eso contraatacan con la violencia contrarrevolucionaria y el terrorismo imperial.
Cuando leemos notas como: Tres hombres y una mujer se bajan de un carro y ametrallan a un grupo de pasantes; desconocidos ametrallan desde un pickup un autobús de pasajeros; niño de 10 años asesinado y desmembrado; sujetos con uniformes de policías asaltan y… nuestra lógica de pensamiento nos lleva sin duda al razonamiento de que estamos frente a actos criminales ejecutados por grupos de individuos detrás de quienes hay intereses oscuros. No son solamente individuos que buscan lucrarse mediante la extorsión y el comercio de drogas.
Y si nos detenemos a pensar en la finalidad que puede tener ametrallar un bus y darse a la fuga, caemos en la cuenta de que se trata de aterrorizar a la población. Disparar 100 proyectiles a uno o dos dólares cada uno significan un gasto de 100 o 200 dólares. Quién va a gastar 200 dólares para ametrallar un autobús si no hay una finalidad detrás del hecho. Lo que quiere decir, que entre esos grupos criminales de las pandillas hay grupos que obedecen a planes de la derecha para aterrorizar a la población y complicar la gestión del gobierno.
La finalidad de los escuadrones de la muerte en los años 70 era la misma, aterrorizar a la población para que la izquierda no llegara al gobierno. Ahora que se trata de un gobierno de izquierda, estos nuevos escuadrones de la muerte tratan de aterrorizar a la población y hacer ingobernable el país para que la derecha pueda volver a gobernar. Naturalmente no se habla de escuadrones de la muerte porque se trata de operaciones encubiertas; les resulta imposible firmar “Brigada Maximiliano Hernández Martínez” o “Brigada Roberto D'Aubuisson” pues todo el mundo sabe quiénes son.
La derecha le apuesta a que estos hechos provocarán un desgaste político del gobierno y su desestabilización. Una vez logrado este objetivo de hacer ingobernable el Estado, creen ellos que abrirán la puerta para fomentar el falso descontento de la población a través de asociaciones fantasmas y ONGS apoyadas por los aparatos de penetración del imperio bajo la sombra de USAID.
La violencia que vemos en el país, es la misma que vemos en el continente y en el mundo. Es la violencia contrarrevolucionaria y terrorismo sembrado por los Estados Unidos y por las derechas locales y grupos neofascistas.
Para el imperio la necesidad de recursos naturales es una cuestión de vida o muerte. El caos mundial que están provocando les favorece para sobrevivir, porque les da la posibilidad de apropiarse de los recursos naturales que necesitan. La derecha salvadoreña no se resigna a perder sus privilegios que antes le permitieron robarse los recursos del Estado, y además saben que de no regresar al gobierno tienen muchas cuentas que rendir como en el caso de ENEL y el del expresidente de la república y dirigente del partido de ARENA, Francisco Flores.
Lo que ocurre en Irak, en Paquistán, en Afganistán, en Libia, en Siria, en Ucrania, en Venezuela, el criminal bloqueo a Cuba, y el ataque de los fondos buitres a la economía de Argentina, igual que las bandas de criminales que actualmente desangran al pueblo salvadoreño, tienen el mismo origen, benefician a los mismos sectores de la sociedad. Son parte de la ofensiva mundial de la derecha que tiene como objetivo desplazar a los gobiernos democráticos, progresistas, de izquierda, o a los que simplemente se oponen a sus intereses.
Asistimos a un contraataque de la derecha mundial, porque el imperio ha perdido para siempre su hegemonía mundial, emergen los países del BRICS, Brasil, Rusia, India, China y África del Sur; un nuevo Banco Mundial aparece en el horizonte desplazando a los viejos instrumentos imperiales, el Fondo Monetario Internacional FMI y el Banco Mundial. Se augura que pronto el Yuan hará a un lado al dólar.
Y en El Salvador, después de 12 años de guerra para conquistar la paz y los logros alcanzados por el pueblo a través del FMLN, de nuevo la derecha trata de imponer la violencia contrarrevolucionaria y el terrorismo. Esta violencia contrarrevolucionaria, se trata según los manuales de contrainsurgencia estadounidenses del coronel Steel, que entrenó y fue asesor de los escuadrones de la muerte en El Salvador, de quitarle el agua al pez. Es la misma violencia de los escuadrones de la muerte de Roberto D'Aubuisson y de ARENA, esta vez para distanciar a la población de su gobierno. La derecha oligárquica no quiere perder sus privilegios.
Por eso es importante recordar la represión de los gobiernos del PCN y de los de ARENA, y no permitir que regresemos a ese pasado. Debemos recordar que la violencia del Estado, cuando este se encuentra al servicio de la oligarquía, no sólo se trata del garrote ni de los escuadrones de la muerte, hay muchas otras formas de violentar los derechos humanos. Impedir o dificultar el acceso a la educación, mantener precarias condiciones de salud y hacer difícil el acceso a los hospitales y centros de salud son algunas de todas las formas de violencia que el Estado al servicio de la oligarquía puede ejercer contra la población, como lo hicieron los gobiernos de ARENA, y como prometió hacerlo Norman Quijano si llegaba a la Presidencia: eliminar los paquetes escolares, porque significa malgastar el dinero del Estado. Todo eso también es violencia contrarrevolucionaria y terrorismo de Estado. Brecht lo dice así:
MUCHAS MANERAS DE MATAR
(Bertolt Brecht)
Hay muchas maneras de matar.
Pueden meterte un cuchillo en el vientre.
Quitarte el pan.
No curarte de una enfermedad.
Meterte en una mala vivienda.
Empujarte hasta el suicidio.
Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo.
Llevarte a la guerra, etc…
Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro Estado.
- Víctor Regalado, Semanario "El Independiente".
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