De Gardel a Maradona
22/06/2014
- Opinión
UNO
Dicen que El Mago siempre vuelve… Y como Gardel, el Pelusa siempre está volviendo. Como hace unos días, allá en Boston. ¿Y qué habrá pensado aquel día? ¿Qué habrá imaginado en aquel minuto decisivo, ese fugaz minuto que escapó dribleando –antes que la pelota- y atravesó la defensa rumbo al arco? Seguramente no sospecho que el gol, ese amigo de la magia y el delirio, cambiaría la historia de su vida. ¿O no?
No. No los sospechó siquiera y, él también, como el minuto, atravesó la defensa dribleando y entró en la memoria. Pero ese país de los recuerdos ya no era el mismo de antes, ese que alguna vez había visitado con su pensar, la cancha había perdido todo el verde, la gambeta era solo un fantasma y la sonrisa que cautivó al mundo en México allá por el 86, no aparecía. El pelusa ya no tenía la seguridad de que tarde o temprano llegaría sano y salvo a su destino como antes, cuando dependía de sus piernas para dejar siete ingleses en el camino, aquella indeleble finta que lo llevaría hacia el gol, o sea hacia la alegría de su gente. O el salto magistral colocando la mano para que sea gol… La mano de Dios…
El final de la historia ya no le pertenecía, la vida ya se había encargado de dejarlo fuera de su partido. Ahora los cartolas de la FIFA se encargan de sacarlo de este mundial, o sea de apagarle los sueños. El, que había puesto toda su imaginación al servicio del fútbol, caminaba sus lágrimas, criticado por aquellos que lo elogiaron días antes cuando se la puso a Caniggia como con la mano para que anotara el gol del triunfo contra Nigeria.
DOS
La nacionalidad de Diego no está en duda, el origen en cambio tiene mucho que ver con el de Gardel. Nacido y criado en Villa Fiorito, un barrio pobre de la capital, se convirtió joven en el mejor futbolista del mundo en una sociedad que lo idolatró sin darle los elementos necesarios para que la fama y el dinero no se lo traguen... Esa sociedad no pudo soportarle que venido de la villa miseria se casara en el Luna Park gastando un millón de dólares en la ceremonia. Era un herejía que no le perdonarían, como burlarse de la “santa" tradición argentina, entonces todos prefirieron su destrucción al apoyo para que cambiara.
Pero Maradona, con la vanidad propia de cualquier tipo salido de la miseria que quiere demostrara poder, sigue arraigado a sus raíces. Tal vez por eso, el mundo del dinero no pudo convertirlo totalmente en uno más del sistema como a Pelé.
Cuando volvió a jugar con la selección de Argentina en la Copa estadounidense, tapó la boca de unos cuantos. Es verdad que los latinoamericanos tienen cierto rechazo por el tono poco humilde y hasta prepotente de algunos argentinos de Buenos Aires. Arrogancia que comienza con gente como Menem y se traslada algunos sectores de la sociedad sobre todo porteña, pero tampoco es justo meter a todo el pueblo argentino en la misma bolsa. Están aquellos que se creyeron incluso antes de Menem el cuento de que su país pertenecía al Primer Mundo, están los otros (los más) que se han sentido parte de esta América, sufren y se alegran con ella, se solidarizan con sus causas, vibran con sus triunfos y padecen con sus derrotas.
No hay duda que el Pelusa cometió muchos errores en su vida, pero no tantos como la prensa de su país, primero endiosándolo, luego destrozándolo; primero convirtiéndolo en niño mimado (como lo hizo el propio Menem), después en estereotipo de drogadicto. Es la misma prensa que antes de empezar el mundial del 94 y tras los dos primeros partidos, estuvo detrás suyo para conseguir unas palabritas (o incluso una puteada), que se llenó la boca con Diego. Esa prensa tiene sus iguales en toda América Latina.
TRES
Maradona no es un mito como Gardel, es solo una expresión de la realidad social en que surgió y, de la sociedad argentina en su conjunto. Pero es, además, a su manera, sobre todo, un rebelde contra el poder…
Muchos hablan del “cocainómano” o del “petiso petulante”·, pero pocos recuerdan que en Europa fue uno de los jugadores latinoamericanos más solidarios con los que no tenían nombre, ni las posibilidades de otros que ya habían logrado base en el viejo continente, o que eran olvidados en países donde no dejaban de ser “los otros”. Pero sobre todo, que cuando murió Funes (un centrodelantero de Boca Juniors que no había hecho dinero y su esposa e hijos quedaban en un situación sumamente difícil), él junto a otros futbolistas organizaron un partido en benéfico de la familia de ese jugador, sin tener en cuenta la advertencia del todo poderosos Joao Havelange, quien lo amenazó que si jugaba aumentarían la sanción, pues en ese momento estaba suspendido y no podía participar en ningún partido. Esos dos casos son una pequeña muestra, no los únicos, en los que se vio su espíritu solidario. Pero cuando el fatal control antidoping se interpuso en el camino, volvieron las sombras y los periodistas y los dirigentes a decir que ya lo habían advertido. Con la hipocresía de siempre. Así fue, así es y ¿así será?
La incertidumbre sobre el final de la historia que surgió en el pensamiento del pibe del Villa Fiorito hizo que todo fuera gris en la mirada porque después del fútbol no quedaba nada. ¿Y el fútbol? Después de él tal vez no sea el mismo. La globa será globalizada y la FIFA tendrá su final feliz.
En todo caso, en ese mundo futbolero diseñado, medido, organizado y fichado por los números, la televisión y la publicidad, la magia no está irremediablemente condenada. Y si la economía puede hacer del futbolista una mercancía más, siempre quedará el recurso de la creatividad aunque el mundo ya no sea el mismo
De Gardel a Maradona hay un camino que los une. Uno y otro son magos de la soledad.
- Kintto Lucases escritor y periodista ecuatoriano-uruguayo. Vicecanciller de Ecuador (2010-2012). Embajador de Uruguay para Unasur, Celac y Alba (2013). Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí 1991. Actualmente es Asesor del Ministerio de Cultura de Ecuador. Este artículo pertenece al libro Apuntes sobre fútbol. Abya Yala, Quito, 2000. Edición Digital (Ampliada): Amazon, Mayo de 2014: http://www.amazon.com/dp/B00KBA8V5K
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