Donetsk y Lugansk condicionan futuro geopolítico de Ucrania

09/06/2014
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La incorporación de la península de Crimea a territorio ruso, desató una ofensiva económica de Estados Unidos y la Unión Europea contra Rusia, que ha consistido en la aplicación de tres rondas de sanciones desde marzo. Las dos primeras incluyeron la cancelación del servicio de visado de la Unión Europea y la congelación de bienes y cuentas bancarias de funcionarios y empresarios de importancia secundaria. En la tercera ronda no obstante, se incluyeron sanciones a 17 empresas soviéticas relacionadas con la construcción de oleoductos y a Igor Sechin, presidente ejecutivo de Rosneft, la compañía petrolera más importante de Rusia.[1]
 
Empero, el protagonismo de Rusia en el mercado energético mundial, fundamentalmente el del gas, la dota de una mayor capacidad para ejercer presión sobre las economías norteamericana, europea y ucraniana, siendo las dos últimas mucho más vulnerables que la primera por su alto grado de dependencia energética y económica del Kremlin. En el caso de Ucrania, Rusia contribuyó en un primer momento a atenuar la crisis fiscal de Kiev por medio de su ofrecimiento de comprar bonos de deuda por 15,000 millones de dólares y rebajar el precio del gas.[2] En un segundo momento no obstante, al ser derrocado Víktor Yanukóvych y aceptar el rescate de 17,000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) y un préstamo por 750 millones de dólares del Banco Mundial, Ucrania abrazó la causa atlántica.[3]
 
Con dicho régimen, Estados Unidos y la Unión Europea buscan recuperarse del revés geopolítico sufrido en Crimea mediante el control de yacimientos de gas en Ucrania con reservas estimadas en 39 billones de pies cúbicos -que sostiene actualmente un conflicto legal con la rusa Gazprom- a través de Exxon-Mobil y Shell como caballos de Troya.[4] Adicionalmente, mediante los planes draconianos del FMI cabe la posibilidad de avanzar en la privatización de compañías energéticas de altos ingresos como Energy Company of Ukraine, Naftogaz y Energorynock. De otro lado, en lo concerniente a los procesos de integración regional, la Unión Europea apoya de manera decisiva un Área de Libre Comercio con Ucrania para luego incorporarla a la Unión Europea y así allanar el camino de Moscú de adherir nuevos miembros a la Unión Euroasiática de reciente creación. El leitmotiv del eje atlántico (Estados Unidos y Europa) en Ucrania estriba en que forme parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para consolidar el posicionamiento estadounidense en Eurasia y debilitar la influencia rusa en el plano regional. No existe integración económica sin integración política, de ahí que los tratados de libre comercio se acompañen a su vez de acuerdos de cooperación en materia de seguridad y defensa.
 
La elección presidencial del domingo 25 de mayo favoreció al candidato millonario Petro Poroshenko, quien parece convencido de aplicar una política exterior de dos bandas a través de negociaciones en simultáneo con la Unión Europea y Rusia.[5] Sin embargo, los discursos oficiales deben ser tomados con cautela. Hay que recordar que Poroshenko fundó su propio partido conocido como Solidarnost, tiempo después convertido en el Partido de la Regiones, que sirvió de base política al presidente derrocado Víktor Yanukóvych. Cuando en 2007 Yanukóvych perdió las elecciones contra Víktor Yúshchenko, Poroshenko fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores y declaró que Ucrania debería adherirse en breve a la OTAN.[6]
 
Vladimir Putin es consciente de que un gobierno en Ucrania abiertamente a favor de los intereses de la OTAN pondría en cuestión la estabilidad política y económica de Rusia y las perspectivas de integración de largo plazo con los países que antaño formaron parte de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Con todo, las recientes declaraciones de independencia de Donetsk y Lugansk con más de 90% de apoyo popular han inyectado aire fresco a favor de la integración soviética liderada por la Federación rusa y confirman que el panorama geopolítico euroasiático se transforma a gran velocidad. Ambas regiones son de enorme importancia por sus pletóricas reservas de recursos naturales y de influencia cultural considerable sobre otras como Odesa y Járkov. La región Donetsk aporta 20% de las exportaciones y posee 12% de los recursos naturales de Ucrania. Constituye uno de los centros de transporte más dinámicos que conecta regiones tales como Dnepropetovsk, Zaperozhie y Járkov a través de su sistema ferroviario y las comunica por medio del puerto Mariupol con los países balcánicos, Medio Oriente, África, Asia Central y Suroriental. En cuanto a la región de Lugansk, posee un aparato productivo que contribuye con 7.6% de la producción industrial, 30% de maquinaria y equipo, y 43% de la extracción de carbón.[7]
 
Es evidente que Washington y Bruselas no cederán ante las “ambiciones geopolíticas” de Moscú. Para muestra, el despliegue creciente de operaciones militares en el Este de Ucrania que ha implicado la desaparición forzada de observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), y la creación de un fondo de 1,000 millones de dólares para la seguridad en Europa a iniciativa de Obama.
 
La primera semana de junio, en la más reciente reunión del G-7(Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) se lanzaron nuevas amenazas para que el gobierno de Vladimir Putin 1) reconozca al gobierno electo de Ucrania, 2) impida el ingreso de armas por la frontera del Este de Ucrania y 3) cese su apoyo a los separatistas de origen ruso; en caso contrario, nuevas sanciones económicas serían aplicadas en las próximas semanas.
 
En suma, la geopolítica cobra relevancia primordial en el siglo XXI a través del rediseño espacial de Ucrania, siempre condicionada en sus disputas locales por los intereses estratégicos de las grandes potencias.
 
 
Ariel Noyola Rodríguez
Miembro del Observatorio Económico de América Latina del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
 
 


[1] “Sanctions on Russia Take First Bite” en Wall Street Journal, en <http://on.wsj.com/1p2SCjp>. Fecha de publicación: 21-03-2014. “US sanctions won't undermine Russian economy” en Russia Today, en <http://bit.ly/1iNQBSW>. Fecha de publicación: 28-04-2014.
[2] “Rusia ofrece a Ucrania gas barato e inversión de 15,000 millones de dólares” en Ria Novosti, en <http://bit.ly/Spo4wr>. Fecha de Publicación: 17-12-2013.
[3] “IMF signs off on $17bn Ukraine rescue package” en Financial Times, en <http://on.ft.com/1pNT18Y>. Fecha de publicación: 30-04-2014. “Ukraine receives $750 million from World Bank” en The Voice of Russia, en <http://bit.ly/1kyUlwj>. Fecha de publicación: 29-05-2014.
[4] “Exxon, Shell win bid for Ukraine's oil-gas field” en China Daily, en <http://bit.ly/1nJAWMp>. Fecha de Publicación: 15-08-2012.
[5] “Russia ready for dialogue with likely Ukraine President-elect Poroshenko” en Russia Today, en <http://bit.ly/1iNR9Iw>. Fecha de Publicación: 26-05-2014.
[6] “Ukraine Election: The Chocolate King Rises” en Der Spiegel, en <http://bit.ly/1jJ6L5a>. Fecha de Publicación: 22-05-2014.
[7] Véase  “Region’s Potential” en Ukraine Today, en <http://bit.ly/1pvW4W3>.
https://www.alainet.org/es/articulo/86221?language=es

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