Mercosur y la guerra perpetua
15/07/2013
- Opinión
En la guerra de hoy, el campo de batalla no es solo el espacio donde se combate. Es el planeta, el espacio exterior y el sistema solar en la medida en que ya están invadiendo la luna y Marte. Es la cultura, los medios de comunicación, la educación… el cerebro y el alma humanos y la colocación de chips para controlar la conducta.
La dictadura mundial sostiene una batalla contra la soberanía, la autodeterminación de los pueblos, los derechos humanos, el derecho internacional humanitario, la democracia, todas las formas de libertad y diversidad humana y natural. Las nuevas fronteras son trazadas por la convergencia de fuerzas de mercado, fuerzas militares y fuerzas científico-tecnológicas.
El capital está destruyendo la ONU como fundamento de las relaciones internacionales y creando el piso para un multilateralismo fundado en la guerra y la recolonización del mundo, siendo las políticas neoliberales y la Otan pilares clave. La persecución a Snowden y su comportamiento en la ONU confirman que su política es la continuación de la guerra por otros medios.
La agresión contra el presidente Evo Morales fue un acto de guerra. La acción concertada de los Estados soberanos es un ejemplo de cómo una acción de fuerza puede ser derrotada políticamente. Los países de la Alba reaccionaron rápidamente y la decisión de Mercosur al retirar embajadores de los países cómplices de la agresión es un golpe político, que unido a la propuesta del presidente Maduro de vincular a Mercosur con el Caricom, Petrocaribe y la Alba, envía un firme mensaje al gobierno global: las políticas de fuerza pueden ser respondidas uniendo al Sur para reorientar las relaciones económicas, financieras, comerciales y culturales hacia la afirmación de la soberanía fortaleciendo la autonomía regional.
Complementados con acuerdos de seguridad y defensa y científico-tecnológicos, pueden tener un impacto geopolítico importante en la revaloración de la geopolítica con Rusia y China y la de estos países con respecto al imperio. Es la otra cara frente a la Alianza del Pacífico latinoamericano.
La soberanía solidaria, que se funda en el reconocimiento de los otros y la unidad de los pueblos, la alianza mundial por la paz y la aplicación de las políticas contenidas en el golpe de timón son un camino.
Julio Escalona
Publicado en Últimas Noticias, martes, 16 de Julio de 2013
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