¿Quién es más o menos indigno?

16/06/2013
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La palabrita es más o menos usada. Yo soy digno; y los demás son indignos. O al contrario. ¿Quién tiene la potestad de usar la palabra dignidad y que no sea maltratada? Los dignos son aquellos que trabajan en el sector privado; y los indignos, son aquellos que tienen una opinión favorable al régimen, sirvan o no al actual gobierno. ¿Quién les ha dicho que ellos son los dignos y los otros los indignos? O al revés; que cada quien juzgue, según su opinión o su información, que para algo somos y seremos periodistas.

 
Supuse que el diccionario de la Real Academia de la Lengua Castellana (22 edición) me resolvería el problema. Pero no. Según esa edición digno es todo ser que “se cree” digno. Es decir hay que creerse digno o indigno. Pregunto: ¿pero hay alguien que no trabaje por un salario? Excepto los ricachones, los demás tenemos que trabajar por un salario. Es más digno el salario que pagan las llamados empresas de la comunicación libres ¿de qué? Igual los asalariados del sector público. ¿Y los que no? Qué hacemos los que ya no trabajamos para nadie y que estamos con el sector público, a pesar de que somos jubilados; ya nadie podrá quitarnos la jubilación de encima ¿mala o buena?
 
Es decir, nadie nace con la dignidad adentro. No conozco a ningún tipo o tipa que no sea digno; inclusive los que no son dignos de toda dignidad, se creen dignos. Exagerando un poco, las putas se creen dignas; ¿y los amigos de las putas? Esto me recuerda una anécdota (no voy a decir nombres ni lugares).  Cierta ocasión, los compañeros periodistas creyendo que era lo mejor, nos tenían una sorpresa, en un barrio llamado de putas. Fuimos todos (invitados e invitantes) y encontré que la que le correspondió a un amigo, “estaba haciéndole llorar” Averiguadas las acciones, encontré que no solamente la que me tocó lloraba sino que eran dos. La otra lloraba por el triste papel que le tocaba hacer, para sobrevivir, con un hijo. De algo le tengo que darle de comer, decía. Llena de lágrimas. Desde entonces supe que las putas eran muy dignas, dignas del más puro de los respetos. No digamos de otritos.
 
Yo siempre he esperado –ingenuamente- que aquellos que pintan de izquierdistas se pasan al otro lado sin dar una razón valedera. O por lo menos algo que todo el mundo lo sepa. Por lo general es el dinero ya que se supone que en la otra vereda pagan mejor; y no saben que la empresa periodística no es una casa de beneficencia; y que los que se pasan al otro lado siguen tan pendientes del cobro de ese salario. Habrá quienes se pasan de la izquierda al centro y a la derecha, por plata. Por algo los abuelos decían: que por la plata, baila el perro; por el oro, perro y perra. Lo que no le pueden pedir a la empresa privada es que sea dispendiosa, como antes lo hacían, cuando “trabajaban” para ellos o ellas.
 
No digo nada de los que se pasan de la derecha hacia la izquierda. Son los menos. Ellos también deben dar sus razones para el cambio. Pero son tan pocos. Lo normal es que los de la izquierda (o que dicen ser de izquierda, yo lo dudo) se pasan a la derecha. Y la derecha es la derecha. Sigue siendo la que oprime, la que da bala o la que se toma cualquier situación que tiene, para demostrar que son de derecha. No le vamos a pedir al señor Bush (padre e hijo) porque no sabemos qué mismo son. Lo más probable es que sean de derecha. ¿Pero el señor Obama; es de izquierda o de derecha? Por lo que ha dicho, ha ofrecido y sus actuaciones, pensamos que es de derecha. Sino el club exclusivo, de los que mandan en el mundo, que tiene nombre alemán (Club Bilderberg creo que se llama) y que se reúnen en secreto, una vez cada año, y es el que decide quién va a ser Presidente de los EE.UU. o del Reino Unido (Inglaterra) o de Francia, etc. Se reúnen cada año, en un lugar secreto. Y ahí están los sabuesos de turno (periodistas o aficionados al periodismo) que no dicen ni pío de esos muchachos, que son dueños del mundo porque tienen fortunas que pasan de los cinco o seis mil millones de dólares. Y nadie les sigue o se callan.
 
Ellos también sin “dignos” o dicen que son dignos. Quizá. La fortuna que tienen y les sobra para la “obras de beneficencia” Si no que le pregunten al señor Gates, el dueño del Internet. O al señor Noboa, que de puro rico se niega a pagarle al Estado ecuatoriano la bicoca de cien millones de dólares, que le debe desde el año 2005. No vaya a decir que le está cobrando el actual Gobierno. O es el actual gobierno “que se ha atrevido” a cobrarle. Eso que él se declara digno, de toda dignidad. No podemos decir que es indigno, después de lo que les hizo a los hermanos. Pero lo cierto es que no le paga al pobre Estado.
 
Si quisiéramos, podemos seguir con la lista, como dicen los analistas políticos, que han proliferado en esta época. Aún cuando nadie les hace caso. O al menos, el sector al que ellos se deben. Y no les pagan, lo que ellos quisieran. Vuelvo a la pregunta: ¿son ellos más dignos que los que reciben una mesada pública? Esto me recuerda otra posición de los dignos: declarar la independencia, democracia y la libertad cuando “el amado rey” (de España) andaba por Portugal, muy cerca de la cuna que le vio nacer, perseguido por uno de los hermanos de Napoleón. ¿Son ellos más dignos? Les pregunto a todos: ¿quién tiene la potestad de declararse digno o indigno? Lo que es a mí, que me revisen. Y solo me recuerdo una leyenda que pintaron en las calles de Quito: “Ultimo día del despotismo y primero de lo mismo”.
 
En fín: ¿habrá alguien que se declare indigno? Si vamos a la penitenciaría nacional (antiguo García Moreno) todos los que allí se encuentran son unos angelitos dignos de los altares. Los malos son los jueces que los sentenciaron a penas de prisión. No digamos los de afuera, que para muestra basta un botón. Se creen dignos de toda dignidad; en capacidad de hablar mal del prójimo, sin prueba alguna. Y ponen el grito en el cielo porque más tarde que nunca hay una nueva Ley que les obligar a ser lo más dignos posibles. ¿Y la que había?
 
Una cosa es ser indigno y otra muy distinta es ser tonto de capirote. El indigno dice que es digno hasta que le demuestren lo contrario; de lo contrario va preso. El indigno se cree en manos del digno; y ¿cuánto cuesta? Porque ahí está el meollo. Yo sigo pensando que los indignos se pasan de dignos hasta llevar lo que pueden. Por allí  veo a un señor Barcenas (del PP español) que dice que es digno, a pesar de que una cuenta en un paraíso fiscal, de los que tanto hay en este mundo, le descubrieron una cuenta corriente de 25 millones de euros, equivalentes a más 30 millones de dólares.
 
 He dicho, hasta la próxima.
 
Quito, junio 17/2013
 
Alberto Maldonado S.
Periodista – Ecuador
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/76835
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