Personas con discapacidad. Personas
06/06/2013
- Opinión
“Cuando nació Álvaro, dijimos: ¿por qué nos toca a nosotros? Con el paso del tiempo nos preguntamos: ¿por qué no nos va a tocar a nosotros? Por último nos hacemos una pregunta todos los días: ¿qué haríamos sin Álvaro? Se ha convertido en el centro de nuestras vidas”. Habla Vicente del Bosque, entrenador de la selección española de fútbol, de su hijo con Síndrome de Down. Se refiere a ellos como “niños con capacidades diferentes”.
Del Bosque se confiesa sentirse “un privilegiado” y, desde esa posición, ha puesto en marcha organizaciones para personas con discapacidad y colabora en diversos proyectos. Pero además, propone que paguen más impuestos las personas que más tienen para que las personas con discapacidad no queden desprotegidas ante los recortes a programas para personas dependientes en nombre de la “reducción del déficit”. Los políticos han aprovechado esas recetas ante la crisis para vaciar de contenido la Ley de Dependencia, uno de los avances de los que más enorgullecía a muchos españoles por su dimensión de justicia con las personas dependientes.
Sin apoyos a las familias resulta imposible asumir compaginar el cuidado de las personas dependientes y un trabajo para afrontar los costos de vida y los cuidados especiales que muchos menores con discapacidad precisan.
Así lo recoge Naciones Unidas en su informe sobre el Estado de la Infancia 2013. Este trabajo alerta de la vulnerabilidad de niños que, como Álvaro, padecen algún tipo de discapacidad mental, pero también física: deformaciones de nacimiento, mutilaciones por minas anti-persona y, accidentes. Se calcula que unas 93 millones de niños padecen algún tipo de discapacidad.
La ONU profundiza en distintas propuestas para la mejora de la vida de estas personas. Considera primordial que todos los países ratifiquen y pongan en marcha la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y la Convención sobre los Derechos del Niño, pues sería una muestra de compromiso a niveles estatales hacia las personas con discapacidad.
A partir de ahí, propone luchar contra la discriminación y mejorar la concienciación sobre la discapacidad. Juegan un papel fundamental los medios de comunicación para llegar a la sociedad. Pero también hay que alcanzar a los responsables de tomar decisiones y las personas que proporcionan servicios esenciales para los niños y los adolescentes en sectores como la salud, la educación y la protección. En ese sentido trabajan ya muchas organizaciones sociales que hacen, al mismo tiempo, un trabajo de sensibilización y de incidencia política.
Se busca la eliminación de las barreras a la inclusión para que las escuelas, los centros de salud, el transporte público y otros servicios de la vida diaria. Facilitar este acceso contribuye al fin de la estigmatización social, al reconocimiento de la dignidad de los niños con discapacidad y a que participen, en la medida de sus posibilidades, en una vida social más normalizada con otros menores de su entorno.
Uno de los principales problemas que han detectado distintos investigadores es la institucionalización de los niños y niñas con discapacidad. Esto da pie a abusos físicos y mentales. Naciones Unidas propone una moratoria en las nuevas admisiones y apoyos basados en los entornos sociales más cercanos: la familia y las pequeñas comunidades juegan un papel fundamental en la creación de espacios propicios para el respeto de los derechos de las personas con discapacidad y al fomento del desarrollo de sus habilidades. Del Bosque recordaba que las personas con Síndrome de Down desarrollan habilidades y sensibilidades que muy pocas personas “normales” tienen.
La mejora de la vida de los menores con discapacidad depende de su participación y la de sus familias en el diseño de los apoyos y los servicios que necesitan. Tienen mucho que aportar en la toma de decisiones que les afectan no sólo como “beneficiarios”, sino también como agentes en favor del cambio.
Como objetivo prioritario a corto plazo, Naciones Unidas plantea la puesta en marcha de un programa de investigación global sobre la discapacidad. Unos datos fiables sobre los niños con discapacidad permitirán orientar recursos a sus necesidades además de idear políticas que permitan su inclusión y el disfrute de sus derechos que les corresponden por ser personas.
Carlos Miguélez Monroy
Periodista, coordinador del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)
Twitter: @cmiguelez
https://www.alainet.org/es/articulo/76595
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