Curacao, Puerto Rico y el pájaro de agua

27/05/2013
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El mes de mayo se presentó como uno inestable e incierto para los procesos de revisión de la condición colonial de pequeñas naciones isleñas del Caribe, con los casos más notables el del asesinato en Curacao de Helmin Wiels, líder del partido independentista Pueblo Soberano y el avance de una propuesta para anexar a Puerto Rico como un estado más de Estados Unidos.
 
Han seguido además sin tomar curso definitivo los casos de enfrentamientos de figuras de las elites ante los intentos de Inglaterra de controlar el tema de la corrupción en las Islas Caimán y Turcos y Caicos, así como la agitación en el archipiélago de San Andrés, encendido por el diferendo pesquero entre Colombia y Nicaragua.
 
Pero son Curacao y Puerto Rico –ambos puntos estratégicos entre EEUU y Venezuela- en donde se han desarrollado los sucesos más dramáticos.
 
Por lo menos desde 2011, había sectores que planteaban que si desaparecía Wiels, desaparecería también Pueblo Soberano, debido al control unipersonal del carismático y controversial líder, aunque se ocupaban de aclarar que el asesinato político no era posible estando Curacao bajo el Reino de Holanda. El asunto pareció tener su respuesta el 5 de mayo, cuando dos hombres lo mataron de cinco tiros por la espalda en una playa al sureste de Willemstad.
 
El asesinato ocurrió mes y medio después de que se reunieran en Curacao mandos y oficiales navales y de guardias costaneras de las potencias con colonias e intereses en la región y algunos países de la zona para la conferencia de seguridad marítima y vigilancia costera CABSEC 2013. De hecho, el político asesinado había sido un duro crítico del uso de la isla como base aérea de EEUU para vigilancia y otras operaciones en esa parte del mar Caribe cerca de las costas venezolanas.
 
Desde entonces, no se ha logrado establecer una teoría clara sobre la identidad o motivos de los asesinos, que lograron desaparecer ante decenas de testigos. Entretanto, Pueblo Soberano ha entrado en un delicado período de transición en busca de su nuevo líder, lo que mantiene un ambiente de incertidumbre en cuanto a la ruta que tomará la política de la isla, pues el partido de Wiels encabeza una coalición de izquierda que tiene el control parlamentario.
 
Al día siguiente del asesinato de Wiels, en el aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín de Puerto Rico, el Departamento de Seguridad de la Patria (Homeland Security) de EEUU impidió que tomara un avión el presidente del Partido Nacionalista Francisco Torres y le notificó que no podía abandonar el país. Torres, que dirige una de las dos facciones de los nacionalistas, no ha podido salir de Puerto Rico desde entonces y se ha notificado que el impedimento fue interpuesto a pedido del Buró Federal de Investigaciones.
 
Poco después, agentes identificados como de “Homeland Security” se incautaron de un video tomado por el periodista Carlos Pérez en el que se muestran bombas sin explotar en Vieques y el incendio de parte de la zona en la que estaban los pertrechos. Pérez había penetrado en el área prohibida en esos primeros días de mayo con motivo de la conmemoración de los primeros diez años desde que la Armada de EEUU tuvo que poner fin al uso de la pequeña isla como centro de bombardeos y maniobras navales.
 
A mediados de mes, el presidente del partido anexionista –de oposición- y delegado de Puerto Rico ante el gobierno de Washington, Pedro Pierluisi, presentó en el Congreso una resolución para que se inicie un proceso tendiente a convertir el país en un estado de EEUU. Como primer paso, se pide la convocatoria a un referéndum en el que los puertorriqueños voten sobre si quieren ese cambio.
 
La organización GovTrack.com ha otorgado al proyecto, que al principio tuvo 33 firmas de congresistas y ya tiene más de cincuenta, una perspectiva de 24 por ciento de lograr la aprobación en comisión y cuatro por ciento de probabilidad de convertirse en ley. Esos porcientos son muy superiores a los que tienen las miles de medidas que se presentan en el Congreso de EEUU anualmente.
 
Mientras tanto, a finales de mes el gobierno tuvo que reconocer la inscripción del Partido Independentista Puertorriqueño, que ahora recupera una de sus plataformas de poder institucional al volver a formar parte de la Comisión Estatal de Elecciones. El secretario general del PIP y su candidato a la gobernación en los comicios pasados, Juan Dalmau, vuelve a convertirse en comisionado de la CEE y a comandar el ejército electoral independentista en todos los precintos del país, a tiempo para la eventualidad del referéndum que proponen los anexionistas.
 
Ya el PIP ha logrado consolidar la influencia de la presencia en el Senado de María de Lourdes Santiago, quien se alió con el portavoz del Partido Nuevo Progresista, Larry Seilhamer, para presentar una medida restrictiva de la difusión no supervisada de los alimentos con transgénicos desarrollados por la Monsanto. Ese proyecto sirvió de base a que Puerto Rico se uniera al día internacional contra la Monsanto y se llevó a cabo una marcha en la que se destacó la presencia de diversos grupos, entre ellos el Movimiento Socialista de Trabajadores (MST).
 
Ninguna de estas cosas es centro principal de la oferta de los medios noticiosos para la atención pública.
 
De nuevo en Curacao, en una de las ceremonias fúnebres por Wiels, un pastor proclamó que el finado líder político, socialista y católico, había luchado en su vida por “transformar los seres humanos en seres humanos libres”. Es prematuro saber si el sueño de Wiels se hizo sal y agua con su muerte o si ahora se transformará en otra cosa.
 
Meses antes del sangriento suceso, Pueblo Soberano publicó su programa de gobierno y en la portada tenía la imagen de un pájaro todo hecho de agua. La figura de tal pájaro sugiere que al batir sus alas para volar, salpica lloviznas de libertad.
https://www.alainet.org/es/articulo/76315
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