Economía solidaria, una opción frente a la crisis

19/05/2013
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La economía solidaria, orientada hacia la persona y su desarrollo, es una alternativa frente a la crisis económica internacional, particularmente la europea, afirmó el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), GuyRyder.
 
"En tiempos de crisis la austeridad es la respuesta más extendida, pero desde la OIT la consideramos un riesgo. En cambio, la economía solidaria ofrece seguridad y crea oportunidades de empleo en un marco sostenible", explicó Ryder al inaugurar en la sede de su institución unas jornadas de reflexión sobre el potencial y los límites de este tipo de economía.
 
Concepto relativamente reciente pero que ha emergido con más fuerza por la gravedad de la crisis, la economía solidaria resulta de un movimiento socioeconómico que busca erigir un modelo económico centrado en las personas.
 
Su fundamento son las prácticas de cooperación y solidaridad entre las comunidades y grupos, por encima de las acciones individuales o de espíritu empresarial.
 
Según Ryder una muestra de la utilidad de este enfoque es que "en los dos últimos años países como Grecia, Ecuador, México, Portugal o España han adoptado mejoras en el marco legal de este tipo de economías".
 
Comentó que también Brasil ha profundizado en ese modelo, por lo que "dispone de ministros especializados en el ámbito de la economía social y solidaria".
 
Un ejemplo práctico de la aplicación e impacto de la economía social y solidaria se observa en el Reino Unido, donde 62.000 empresas sociales contribuyeron con 37.000 millones de dólares (unos 28.000 millones de euros) a la economía nacional y dieron empleo a 800.000 personas (1).
 
Seminario Internacional en Bogotá
 
Con el fin de superar el escaso desarrollo del tema en la academia y las limitaciones en la institucionalidad pública para enfocar el asunto más allá de la visión de la economía solidaria como precaria e informal, las universidades Externado y Nacional y otras organizaciones sociales se unieron para apoyar a la ciudad en materia de Economía popular, término definido en el Plan de Desarrollo, Bogotá Humana en ocasión del seminario internacional “Economía Popular ¿Qué es y para donde va en Bogotá? “ (15-17 de abril).
 
El Alcalde mayor de Bogotá Gustavo Petro, ha declarado que “se trata, con este evento, de potenciar la ignorada realidad social de iniciativas de vida y trabajo de los sectores populares, urbanos y rurales, que aportan la mayor parte de los servicios, ingresos y empleos en la ciudad y la región central del país; y de aportar en la búsquedas de caminos alternativos que generen desarrollo y que permitan la inclusión social y la construcción de paz” (2).
 
En este debate internacional ha participado también Escuela Viajera que ha podido entrevistar algunos destacados panelistas como Fernanda Wanderley de Bolivia – experta de descolonización y co-autora de “El desarrollo en cuestión: reflexiones desde América Latina” que cuestiona el “mal desarrollo de las ONGs”, Milton Maya de Ecuador, Boris Marañón-Pimentel de FLACSO-México y el economista argentino Jose Luis Coraggio, reconocido investigador en el campo de la economía popular en países como México, Nicaragua, Ecuador, Estados Unidos y Argentina .
 
Inclusión y descolonización
 
Fernanda Wanderley ha subrayado que “desde su concepción en los años cincuenta, el campo problemático del desarrollo ha estado surcado por fuertes debates y críticas desde diferentes disciplinas teóricas y perspectivas políticas. El embate entre paradigmas, conocimientos y prácticas ha puesto en cuestión inclusive la pertinencia del mismo concepto de desarrollo para pensar las profundas transformaciones sociales, políticas y económicas en el mundo contemporáneo.
 
La comunidad académica del Postgrado en Ciencias del Desarrollo de la Universidad Mayor de San Andrés (CIDES-UMSA) encontró oportuno abrir un espacio de reflexión interdisciplinaria y plural sobre viejas y nuevas cuestiones asociadas a la noción de Desarrollo que enmarcan nuestros programas de formación postgradual e investigación, así como de problematización del propio concepto de desarrollo.
 
Con todo, nuestro punto de partida fue la constatación de que, pese a los serios procesos y profundos debates de crítica y deconstrucción de la noción de desarrollo a partir de las connotaciones evolucionistas, diseccionadoras y eurocéntricas que generalmente carga para pensar las diferentes formas y grados de organización de las sociedades en los tiempos modernos, el concepto de desarrollo se sigue utilizando –sin sustituto equivalente– para pensar el cambio histórico y los procesos de transformación producidos por el movimiento de las estructuras sociales, impulsado por fuerzas de diversa índole emergentes de relaciones contradictorias sociales, económicas, políticas y/o culturales. Igualmente, el concepto de desarrollo se utiliza para pensar las estrategias de dirección de los procesos económicos en particular y, a través de ellos, de la vida social, política y cultural, hacia determinados objetivos u horizontes políticos que han dado lugar a su adjetivación correspondiente: desarrollo extrovertido, desarrollo endógeno, desarrollo humano, desarrollo sostenible, desarrollo a escala humana, “otro desarrollo”, etc.
 
En cuanto a la primera acepción, en las últimas dos décadas, y sobre todo en América Latina, se advierten tendencias reflexivas que problematizan y debatencríticamente el desarrollo desde la perspectiva de la base cognitiva y contextual que subyace su concepción. Y si bien se identifican los elementos del cuestionamiento, no se ha construido todavía una narrativa interpretativa del cambio histórico y mucho menos aún una meta-teoría alternativa al respecto, si bien ese sería el propósito.
 
En su vertiente más radical (o “descolonial”) quienes cuestionan el concepto mismo de desarrollo lo asocian a un conjunto de teorías, de prácticas discursivas y no discursivas, a un conjunto de instituciones y estructuras –originadas después de la segunda guerra mundial– que conducirían de manera predominante a una sociedad moderna industrial, urbana, cultural y económicamente homogénea (liberaly capitalista) como “curso normal de la evolución y el progreso” asociado con crecimiento económico. En este sentido, el desarrollo sería un poderoso instrumento para la “normalización del mundo” a imagen y semejanza de la sociedad “occidental” capitalista moderna, mediante el establecimiento de un patrón de desarrollo, de reglas de juego y de principios de autoridad y poder que operan la “colonización de la realidad por el discurso del desarrollo” (Escobar, 1996). Este dispositivo operaría mediante la difusión de saberes sociales modernos eurocéntricos hegemónicos válidos, objetivos y universales del conocimiento, del que surgen las categorías de análisis de cualquier sociedad y las proposiciones normativas que “definen el deber ser para todos los pueblos del planeta” (Lander, 2000). De ese marco cognitivo derivaría también la identificación de los problemas, anormalidades o registros particulares
de problemas definidos –en contraste– como expresiones de “subdesarrollo”.
 
Dado que este registro “colonizador” ignora las “relaciones de la diferencia” y las “complejas dinámicas de la diversidad cultural”, la alternativa es “descolonizar” las realidades sociales (no sólo) latinoamericanas. Este proceso pasa por deconstruir-abandonar el discurso del desarrollo y pensar un tiempo-espacio actual, concebido como anti-desarrollo (para otros post-desarrollo), y por deconstruir los parámetros sobre los que se fundan las ciencias sociales eurocéntricas hegemónicas: disección de la realidad (economía, sociedad, política, Estado, etc.), acentuado antropocentrismo en referencia al “mundo de la vida”, y escasa atención a los conocimientos y prácticas locales o del lugar”, concluye Fernanda Wanderley.
 
En esta perspectiva la economía solidaria plantea otros procesos decoloniales de Buen Vivir como plantea José Luis Coraggio, que acaba de publicar un interesante análisis con la revista Alai n. 483, bajo el título: “Para las nuevas izquierdas: Qué otra economía? (3).
 
NOTAS
 
 
Cristiano Morsolin, investigador italiano y operador de redes, autor de varios libros, radicado en Latinoamérica desde 2001 con experiencias en Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, Paraguay y Brasil.
20.05.2013
 
 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/76154
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