Pensamiento dialéctico IV

08/04/2013
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Presentamos aquí la cuarta saga de esta serie que trata de algunas categorías de la dialéctica análisis/síntesis, abstracto/concreto, Forma y contenido. Comenzamos este artículo con un hermoso poema de José Emilio Pacheco poeta mexicano.
 
Don Heráclito
José Emilio Pacheco
 
Pero el agua recorre los cristales
musgosamente:
ignora que se altera
lejos del sueño de todo lo existente.
Y el reposo del fuego es tomar forma
con su pleno poder de transformarse.
Fuego del aire y soledad del fuego
al incendiar el aire que es fuego.
Fuego es el mundo que se extingue y prende
para durar (fue siempre) eternamente.
Las cosas hoy dispersas se reúnen
y las que están más próximas se alejan:
soy y no soy aquel que te ha esperado
en el parque desierto una mañana
junto al río irrepetible adonde entraba
(y no lo hará jamás, nunca, dos veces)
la luz de octubre rota en la espesura.
Y fue el olor del mar: una paloma
como un arco de sal ardió en el aire.
no estabas, no estarás
pero el oleaje
de una espuma remota confluía
sobre mis actos y sobre mis palabras
(únicas nunca ajenas, nunca mías):
el mar que es agua pura ante los peces
jamás ha de saciar la sed del hombre.
 
4. Algunas categorías de la dialéctica
 
4.1. Análisis y síntesis
 
El análisis es un movimiento del pensamiento que tiene por meta conocer el objeto. Es opuesto a toda contemplación pasiva, no respeta a ese objeto. Una de las características de nuestro pensamiento, es que tiene el imperativo por nuestra condición humana de avanzar desde la ignorancia al conocimiento, igualmente tiene el imperativo de penetrar en los seres, en los objetos, en los fenómenos, en los discursos, en los textos, y en la totalidad de la naturaleza, la sociedad y nuestro propio pensamiento. Esta operación se hace desde fuera, los seres, lo objetos los programas de televisión, la publicidad, lo concreto se presentan relativamente cerrados ante nosotros, pues cada cosa es un todo y el mundo es un todo. Pero esas cosas no son absolutamente cerradas, inaccesibles. El análisis incursiona en ellos desde fuera: y los rompe, los desglosa, los separa: sea realmente, sea idealmente. El análisis se funda, así, sobre la acción práctica y la prolonga. La prolonga en la medida que su vida de alguna manera depende de esto. Esto tiene una explicación en el hecho de que el hombre para subsistir tiene necesidad vital de comer, consumir un alimento vegetal o animal, eso es matar a un ser, dividirlo. Analizar una nuez es romperla (Engels) y, recíprocamente, quien parte una nuez para comérsela comienza su análisis. O sea el hombre tiene una necesidad vital de analizar.
 
El conocimiento de una cosa cualquiera tiene un comienzo. Hay que abordarlo por su aspecto vulnerable, o por aquel que nos sea accesible, esto hay que hacerlo con algún instrumento destructor: el bisturí, el fuego, el agua, los conceptos, las categorías.
 
Se ha interpelado en más de alguna ocasión que el análisis provoca la muerte, ¿Habría que abandonar el análisis para regresar a la contemplación, a la descripción del objeto? Hegel responde a este reproche brutalmente, diciendo que la muerte es un análisis natural y real porque dispersa a los <<elementos>> que componen el ser que analiza. El análisis, es decir, el entendimiento, se establece así en lo <<negativo>>. Esta negación real opera en el propio seno de la naturaleza. No obstante no hay que olvidar a la vida, el movimiento creador de diferencias, el dominio de la razón. <<La negatividad>> del análisis, que no es distinta a la del mundo natural debe ser superada en el terreno de lo social. La razón dialéctica <<niega>> esta negación real y restablece lo positivo, la vida, la afirmación concreta, mediante la síntesis, es decir, como opuesta al análisis y a la vez complementaria.
 
Es conocido aquello que el análisis va de lo simple a lo complejo, del todo a la parte. De acuerdo a la segunda regla del método cartesiano se trata de dividir cada una de las dificultades... en tantas parcelas como se pueda y como se requiera para mejor resolverlas. Esto sería válido para el análisis experimental, la disociación de los elementos del agua por ejemplo, y también para el análisis racional, que parte de los datos complejos del problema para ubicar los elementos simples que permiten encontrar la solución. Euclides empleaba ya el análisis regresivo, que supone que el problema está resuelto y desarticula la solución (que es lo que significa la palabra análisis) para encontrar la solución que lleva a este resultado.
 
A esta definición de análisis es necesario realizarle ciertas correcciones. El problema radica en que es muy difícil encontrar en las realidades tales elementos simples, evidentes, últimos, Demócrito pensó en los átomos como esos elementos simples que componían la materia, pero se ha demostrado que son conjuntos bastantes complejos de partículas eléctricas, esto quiere decir que esos elementos obtenidos mediante el análisis deben ser sometidos a análisis también. La sencillez no existe. El criterio de la evidencia es engañoso, lo familiar pasa por simple y evidente, pero está demostrado que no es así. El análisis nunca puede ser total, exhaustivo, puesto que puede ser infinito; porque lo concreto es mucho más profundo y complejo que lo que pensaba Descartes, para quien toda realidad física e incluso la fisiológica se reducía al mecanismo geométrico, en una típica operación mecanicista, explicable por las limitaciones del conocimiento de su época.
 
Recordemos que lo concreto es la síntesis de múltiples determinaciones. El análisis no puede reducir lo complejo a lo perfectamente simple. Actualmente, lejos de reducir lo complejo a lo simple, el método científico busca los fenómenos de <<lo real complejo>> bajo las apariencias simples, en lugar de reducir lo complejo a lo simple.
 
El elemento al cual se llega mediante el análisis legítimo debe ser real y no estar deformado por la operación analítica. Para que el elemento sea real, es preciso, que esté implicado en el todo. Para ello es necesario que sea una condición, un antecedente, una fase del desarrollo de ese todo. Este es precisamente el significado que Hegel le atribuye al término momento. Analizar una realidad compleja y alcanzar sus elementos reales es igual a descubrir sus momentos. El análisis debe ser operado y situado en el movimiento, en el proceso creador. Por ejemplo, el análisis de un ser humano que determina los elementos de su carácter: su temperamento fisiológico, los acontecimientos de su infancia, etc. La infancia es un <<momento>> en la vida del adulto, es decir, un antecedente, una condición, una fase de su desarrollo, un elemento implicado en el carácter actual de ese adulto. El adulto en alguna medida sigue siendo el niño que fue, pero en otra medida no lo es, (si lo es y no lo es), es ese niño y otro ser distinto al mismo tiempo. Es en situaciones reales como éstas que la identidad formal hace aguas, porque al no considerar los contenidos reales, o sea el proceso que media entre la niñez y la adultez se preguntaría bueno ¿es o no es?, metiéndose en callejones sin salida. El análisis debe siempre aprehender concretamente esa relación compleja, contradictoria, de los momentos entre sí y con el todo.
 
El análisis debe captar, determinar por sus <<momentos>> a cada ser en su originalidad, a cada situación en lo que la diferencia de las demás. Debe ser <<concreto>>: si desarticula al objeto, debe hacerlo de una manera que sólo convenga al objeto. El análisis de los medios de comunicación debe convenir sólo a los medios de comunicación aunque tenga aportes interdisciplinarios.
 
En términos clásicos se define a la síntesis como un simple recorrido inverso al análisis, es decir como una operación experimental (real) o racional (ideal) que reconstituye las separaciones que ha hecho el análisis. Comenzará, pues, por los objetos más simples y más cómodos de conocer para ascender como por grados, hasta el conocimiento del todo. Recorrería, pues, el camino de lo simple a lo complejo. Y es considerada en lo sustancial como un procedimiento de exposición de los resultados del análisis.
 
Esta concepción de la síntesis, muy extendida por lo demás, es sólo un primer paso elemental en su comprensión, tiene por lo tanto serias limitaciones. El todo no se agota jamás en el análisis, en consecuencia el pensamiento racional debe mantener contacto con ese todo, contenido concreto de su investigación. La síntesis no puede limitarse a un cuadro sinóptico o mnemotécnico de los resultados del análisis. El pensamiento <<sintético>> debe estar siempre presente en el análisis, para orientarlo, para preparar vías de análisis, para incorporar elementos que se hayan olvidado momentáneamente, para mantenerlo en movimiento, en el enlace de los elementos diferentes u opuestos.
 
La síntesis es una operación racional por excelencia, sitúa al momento en el todo, en el movimiento, en el lugar que le corresponde, en el conjunto de relaciones. La síntesis es negación de la negación, el momento de separación que constituye el análisis es restablecido por la síntesis pero en un nivel superior, en el nivel del descubrimiento. La síntesis conoce el movimiento, los momentos, incluye los elementos del análisis habiendo realizado operaciones que le permiten obtener conclusiones que dan cuenta del nuevo conocimiento que se ha logrado.
 
El análisis y la síntesis no pueden estar separados por barreras infranqueables, deben sucederse y completarse, pero no basta con eso. El análisis sólo tiene sentido porque lo concreto resulta de naturaleza sintética: une momentos diferentes e incluso contradictorios. La síntesis sólo tiene sentido porque lo real tiende, en su movimiento a analizarse.
 
Para Leibniz, la proposición 1 + 1 = 2 es puramente analítica. El todo se descompone en sus elementos. A lo que Kant responde que en el todo (2) hay algo más que la repetición de 1, hay una unidad, estamos en presencia de un todo nuevo, hay una síntesis. Lefevbre, a su vez replica, que la proposición 1 + 1 = 2 es a la vez analítica y sintética. 2 = 1 + 1 = 2 son equivalentes. Ahora bien, la primera proposición es analítica y la otra es sintética. Al ser sintética significa que la proposición conserva un contenido, un movimiento interno, y encontramos en esta proposición presentada como simple algo más que repetición: una actividad. Una simple repetición sería 1,1, la actividad está representada por la sumatoria.
 
Las operaciones de análisis y síntesis, ya sean experimentales o racionales, están estrechamente vinculadas; lo distinto entre estas operaciones radica en que en el trabajo de investigación sobre lo concreto se aprecia una diferencia de énfasis que se pone a veces sobre la diferencia (por el análisis), y otras veces, sobre la unidad (por la síntesis), por tanto todo análisis tiene algo de síntesis y toda síntesis contiene algo de análisis.
 
4.2. Abstracto-concreto
 
Entre las posiciones del empirismo que prioriza el culto al dato, el nominalismo, la experiencia individual y rechaza las ideas y las generalizaciones y el racionalismo que mistifica las ideas, la razón y desprecia la experiencia, surge la dialéctica que desde una visión concreta expone una síntesis que tomando en cuenta la experiencia y el vehículo que permite la aprehensión humana de ella, las sensaciones, concibe a estas como el primer momento del conocimiento que, en un segundo momento a través de la abstracción, es decir, de la razón, llega a penetrar en la esencia de los fenómenos de la realidad, para poder explicarlos, es decir conocerlos.
 
Concreto y abstracto no pueden desligarse; son dos aspectos solidarios, dos caracteres inseparables del conocimiento. Sin cesar, se convierten el uno en el otro: Lo concreto determinado se convierte en lo abstracto, y lo abstracto aparece como lo concreto ya conocido.
 
El empirismo tiene razón al pensar que es preciso partir de lo sensible, pero se equivoca al negar que sea preciso superar lo sensible; el racionalismo tiene razón al creer en las <<ideas>>, pero se equivoca al sustancializarlas metafísicamente, fuera de lo real que ellas conocen.
 
Penetrar en lo real es, pues, alcanzar por medio del pensamiento un conjunto más vasto de relaciones, de detalles, de elementos, de particularidades, aprehendidas en un todo. Este conjunto, este todo, no pueden, por otra parte, coincidir con la totalidad de lo real, con el mundo. “El acto del pensamiento aísla pues- por medio de una separación en capas reales o <ideales>> - de la totalidad de lo real eso que llama justamente un <<objeto de pensamiento>>. Dicho producto <<abstracto>> del pensamiento no es más misterioso que un producto de la acción práctica” [1]
 
Es decir, que podemos entender la abstracción como aquel proceso intelectual que consiste en cernir, separar lo esencial de lo secundario de los objetos, fenómenos y procesos de la realidad que es lo concreto.
 
Un objeto de pensamiento - agrega Lefebvre- puede ser, a la vez y simultáneamente, más abstracto y más concreto que la experiencia sensible. Más abstracto, puesto que ha perdido el carácter inmediato, pintoresco, de lo sensible; más concreto, puesto que penetra más a fondo en lo real.[2]
 
Luego la verdad de lo abstracto se encuentra en lo concreto. Para el pensamiento dialéctico, lo verdadero es lo concreto, es decir, lo verdadero es lo racional, y es lo real. Por ejemplo la cantidad y el espacio geométrico sólo serán verdaderos si se mantiene racionalmente su relación con la cualidad, con el poblamiento del espacio con objetos reales.
 
A continuación Lefebvre señala algunas consideraciones metodológicas que tienen suma importancia:
 
“a) La finalidad del conocimiento es el conocimiento de lo real, de lo concreto, pero no hay que pretender eludir la abstracción y pretender que lo concreto se nos entregue de inmediato en toda su vida.
 
b) El contenido (la verdad relativa) de la abstracción aparentemente más <<abstracta>> puede aparecer como el más profundo. Así en ciertos cálculos matemáticos. Y lo mismo ocurre con la categoría económica de <<valor>>, de una extremada abstracción aparente, que se revela como profundamente concreta.
 
c) La razón dialéctica no elimina los opuestos; la materia puede ser o bien continua, o bien discontinua. O bien el pensamiento y la voluntad del hombre son libres, o bien son esclavos de la necesidad. El entendimiento que abstrae cae en el error (relativo) al mantener la separación. La razón restablece relaciones, la unidad y por lo tanto, lo concreto.
 
d) Es preciso pasar por el entendimiento. Que después es articulado por la razón.
 
El mundo natural y habitual del entendimiento no deja de ser un mundo de objetos separados: esta mesa, esta silla, etc., es el mundo de la percepción cotidiana y por tanto un grado de conocimiento y no se puede prescindir de él. Pero la verdad de este mundo no está en él mismo hay que elevarse a la razón abstracta para que este adquiera sentido.
 
e) La razón <<libre de toda unilateralidad>> (Hegel) supera esas abstracciones secas de la singularidad y de la universalidad. Un individuo, por ejemplo, un ser humano, sólo se comprende verdaderamente si se descubren, por una parte, sus particularidades, sus singularidades, y, por otra parte sus rasgos más generales.
 
f) El ritmo del conocimiento es, el siguiente: parte de lo concreto, global y confusamente aprehendido en la percepción sensible, y por lo tanto, a este título, primer grado de abstracción; camina a través del análisis, de la separación de los aspectos y de los elementos reales del conjunto, y por lo tanto a través del entendimiento, de sus objetos distintos y sus puntos de vista abstractos, unilaterales; y - por medio de la profundización del contenido y de la investigación racional- va hacia la comprehensión del conjunto y hacia la aprehensión de lo individual en la totalidad: hacia la verdad concreta y universal.
 
Es posible decir con Hegel que el método de la lógica concreta no es exterior a lo real; dicho método <<no difiere de su objeto y de su contenido, pues es el propio contenido, la dialéctica que hay en él >> el que se expresa en el movimiento del pensamiento; de tal suerte que:
 
La dialéctica no es la actividad externa de un pensamiento subjetivo, sino el alma del contenido que produce orgánicamente sus ramas y sus frutos.” [3]
 
Karel Kosik apunta acertadamente que:
 
“El ascenso de lo abstracto a lo concreto es un movimiento en el que cada comienzo es abstracto, y cuya dialéctica consiste en la superación de esta abstracción. Dicho ascenso es, pues, en general, un movimiento de la parte al todo y del todo a la parte, del fenómeno a la esencia y de la esencia al fenómeno, de la totalidad a la contradicción y de la contradicción a la totalidad, del objeto al sujeto y del sujeto al, objeto”. [4]
 
Como puede apreciarse esta es una categoría central para el pensamiento pues permite discernir entre lo esencial y lo inesencial con lo cual las lecturas críticas y las resignificaciones pueden centrarse en los aspectos que interesan.
 
Ahora bien, si pensamos en problemas de la comunicación en función de estas categorías podremos apreciar su utilidad. Volvamos al problema de la imagen ¿es ésta abstracta o concreta? ¿Cuál es la esencia de la imagen? Mostrar algo, decir algo a alguien. Es decir es comunicativa porque entra en el campo de la significación. Algunos estudiosos de la comunicación plantean que la imagen es concreta por antonomasia. Si la comparamos con la palabra sin duda esta es más abstracta que la imagen, pero solo más abstracta, puesto que la imagen presenta formas, color, en algunos casos movimiento, etc. En ese sentido es concreta, pero en cuanto representación de la realidad sigue siendo una abstracción producto de una selección aún en cine documental o la fotografía; la imagen no es la realidad sino una de las representaciones posibles de ella y por lo tanto en este sentido una abstracción.
 
Cuando tomamos una fotografía por ejemplo, hacemos un montón de selecciones, procedemos a priorizar lo que nos interesa en un proceso similar que siguen las operaciones de abstracción, luego la fotografía no es la realidad, sino una representación de ella. Los ángulos y los planos de por sí ya implican una lectura, una manera de interpretarla. Esto implica por lo menos dos cosas que es importante señalar, por una parte existen diversos grados de abstracción, es decir, hay cosas que son más abstractas que otras, y por otra como ocurre con la fotografía, el cine y la televisión, que trabajan con imágenes, de algún modo combinan lo concreto y lo abstracto. Por ejemplo las transmisiones en vivo de algún acontecimiento se acercan más a lo concreto, pero de ningún modo se identifican totalmente con la realidad, en cambio un video ficción implica procesos de selección mayores y por lo tanto se hace más abstracto. Ahora estas transmisiones en vivo generalmente son también preparadas, constituyen una puesta en escena destinada a generar la idea de veracidad, trabajando con la siguiente asociación: <<transmisión desde el lugar de los hechos, luego es verdadera>> y esto no necesariamente es así.
 
4.3. Forma-Contenido
 
Todas las cosas se manifiestan a través de una forma, la forma contiene de manera mediada el contenido y el contenido a su vez se manifiesta en la forma. Pero también se manifiestan contradicciones, oposiciones entre la forma y el contenido. Hegel observa lo siguiente:
 
“... En la oposición de la forma y del contenido hay que poner como principio esencial que el contenido no es sin forma, sino que encierra en sí mismo la forma, y al mismo tiempo que la forma es un elemento que le es exterior. Se tiene así un desdoblamiento de la forma que, de un lado, en cuanto cosa que se refleja sobre sí misma, es contenido, y de otro, en cuanto cosa que no se refleja sobre sí misma es una existencia indiferente, exterior al contenido.” Más adelante agrega: “Forma y contenido son dos determinaciones de que se sirve frecuentemente el entendimiento reflexivo, concibiéndola principalmente de modo que el contenido parece constituir el elemento esencial e independiente. Pero lo cierto es que ambos son esenciales, y que ni hay contenido sin forma ni materia sin forma.” [5]
 
El término materia aparece en Hegel como sinónimo de contenido en el diccionario filosófico de Pelayo García Sierra la categoría aparece denominada como materia/forma y se dice lo siguiente:
 
“La materia determinada es materia informada, pero se configura conceptualmente como materia en el momento en que puede perder sus formas y adquirir otras nuevas. Por este motivo, el concepto de materia se nos ha dado como opuesto a forma, de suerte que (paradoja ontológica) la forma, a su vez, comienza dándosenos como algo que, de algún modo, no es material” [6]
 
A mi juicio la paradoja es solo aparente ya que la materia no está separada de la forma sino es parte consustancial a la misma, en el pensamiento metafísico se separan como dos entidades diferentes y solo en oposición omitiendo la otra relación, la de unidad.
 
Podemos decir que existe un tráfico constante y permanente entre la forma y el contenido, se interpenetran, determinan y contradicen mutuamente. ¿Cómo podríamos conceptualizar el contenido? Yagot señala lo siguiente:
 
“Cualquier objeto, fenómeno o proceso tiene determinadas peculiaridades cualitativas, rasgos esenciales. Su conjunto crea el contenido del objeto dado.” [7]
 
Por ejemplo yo puedo tener un plan para un video, unas tomas que contienen las ideas centrales del producto comunicativo, puedo tener incluso ciertas partes editadas, puedo afirmar que tengo el contenido del video; pero mientras este no se edite definitivamente y tenga su formato definitivo no puedo decir que tengo el video, luego todo debe ser formalizado. El contenido no puede existir fuera de la forma correspondiente y esta impone ciertos límites dentro de los cuales puede verse como tal, por ejemplo no puede existir un video de 30 horas, pueden existir videos de los más diferentes formatos, tamaños, colores y duraciones, pero dentro de un margen que impone su uso social. Por tanto, digamos que la forma es “la organización interna, la estructura del contenido que hace posible su existencia.” [8]
 
Se distinguen además una forma externa y una forma interna la forma externa por ejemplo el color de la caja del video no influye mayormente en el contenido, pero la forma como están realizados la toma y los planos sí influyen en el contenido, esto sería su forma interna, porque en este caso sí afectan directamente al contenido.
 
Cuando decimos, el contenido determina la forma, queremos expresar que la forma del producto, objeto, fenómeno o proceso depende en gran medida de la función cumplida, de su contenido, el cual desempeña el papel determinante. Por otro lado afirmamos el papel activo de la forma, es decir, cómo influye la forma en el contenido esta influencia puede ser doble. Si la forma corresponde al contenido, contribuye a su desarrollo. Pero si la forma no corresponde al contenido, lo dificulta, lo frena.
 
En el tiempo de hablar de la contradicción entre la forma y el contenido estamos considerando que las cosas se encuentran en movimiento, en desarrollo, por eso el contenido no permanece estático, sino que se desarrolla. La forma también se desarrolla, pero es más estable, menos ágil. Se rezaga de su contenido. La forma y el contenido se vuelven contrarios. En el momento que esta oposición se profundiza se convierte en contradicción y debe ser resuelta. El progreso tecnológico de los medios es un buen ejemplo de esto si comparamos los primeros radiorreceptores a los actuales.
 
Notas:
[1] Op cit. P.127.
[2] Idem. P.128
[3] Idem. Pp. 129, 130, 131,132.
[4] Kosik, Karel, op.cit. P.49.
[5] Hegel, G.W.F. Op.Cit. Pp. 40, 41.
[6] García Sierra, Pelayo, “Diccionario filosófico” http:/ www.filosofìa.org/filomatdf084.htm
[7] Yagot. O. “¿Que es el materialismo dialéctico”, Editorial Progreso, Moscú, s/a. P. 192.
[8] Idem.p192
 
 
- Leonardo Ogaz A. es docente universitario.
 
https://www.alainet.org/es/articulo/75185?language=es
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