La mirada optimista de la realidad

24/03/2013
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En los seres humanos tiende a presentarse dos tipos de actitudes frente a la vida y por supuesto frente a los problemas y en las relaciones sociales: la pesimista y la optimista. Algunos tratan de desvalorizar la segunda diciendo que un pesimista es un optimista bien informado, sin embargo hay que decir que no se puede confundir una actitud optimista ante la vida con una posición ingenua.
 
Ahora bien, lo anterior esta condicionado por intereses de orden político y aún con enemistades personales, especialmente las  actitudes pesimistas, que tiende a atribuirle al adversario político todos los defectos posibles y caracterizar todas sus actuaciones como equivocadas, incorrectas o deficitarias.
 
Esto ha dificultado en nuestro país el ejercicio adecuado de la oposición política y a convertirla en una actividad descalificadora de todas las gestiones de los gobiernos. Una adecuada oposición política es aquella que tiene la capacidad de reconocer los aspectos positivos de un gobierno, así como de señalar los aspectos críticos del mismo y presentar alternativas de política al respecto, es más, es capaz de lograr acuerdos en temas que se consideran como fundamentales para una sociedad, por ejemplo la política exterior, o la búsqueda de la paz política.
 
A propósito de la cifra de crecimiento de la economía del año anterior, los optimistas la valoran y la comparan con los promedios regionales encontrándola sin duda un buen resultado de la economía; los pesimistas tienden a decir si fue aceptable, pero debería haber sido mejor, miren que se hubiera podido alcanzar cifras de crecimiento de dos o tres puntos por encima, etc.
 
Igual sucede con los avances innegables de las conversaciones de La Habana para terminar con el conflicto interno armado. El optimista valora lo positivo de los resultados que se están alcanzando, con las restricciones propias de información que se derivan del carácter reservado en que se están desarrollando las mismas -por ejemplo que ya se hubiera pedido al Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional y a  la Oficina de Naciones Unidas en Colombia que iniciarán la organización del Foro sobre Participación Política indicaría que sí no han terminado la discusión del primer punto de la agenda, si están muy cerca de lograrlo-. Los pesimistas lo que dicen es 'no sabemos que están acordando en La Habana', 'no sabemos si están entregando las bases de la democracia', 'hay que pedirle al Gobierno que divulgue los avances' -no importa si eso significa romper un acuerdo hecho con la guerrilla-, en el fondo lo que parecen mostrar es que aún a costa de afectar estas estratégicas conversaciones, lo importante es cuestionar al Gobierno y sus políticas.
 
Afortunadamente hay sectores de la sociedad y de gobierno que miran con optimismo el avance de estas conversaciones. Por ejemplo, la Gobernación de Antioquia y su programa "Preparándonos para la Paz" que mira con optimismo el avance de los diálogos y asume con realismo que las regiones -departamentos y municipios- deben prepararse porque es allí donde se van a materializar los acuerdos. También lo están haciendo con realismo y patriotismo  la Fuerza Pública cuando comienza a proyectarse a escenarios de postconflicto. Algunos sectores del empresariado que miran con realismo el avance de estas conversaciones y comienzan a pensarse en escenarios de terminación del enfrentamiento armado. Iguales voces nos llegan de colombianos en el exterior, de esa diáspora de compatriotas que siguen preocupados por el devenir nacional.
 
Lo deseable es que logremos contagiar a la mayoría de los colombianos para que miren con optimismo el avance que se está logrando en las conversaciones de La Habana y no solo asumamos un apoyo claro a los mismos, sino que empecemos a prepararnos para el postconflicto y la reconciliación nacional.
 
Alejo Vargas Velásquez
Profesor Universidad Nacional
https://www.alainet.org/es/articulo/74793
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