Puerto Rico: entre la pasividad y el desafío

Puerto Rico está siendo escenario de protestas callejeras multitudinarias que este mes llevaron a más de 35 mil maestros, bomberos y otros trabajadores a inundar las calles del Viejo San Juan.

17/02/2022
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Ante la entrada de más de mil inversionistas aventureros para apuntalar la dominación colonial de Puerto Rico por parte de Estados Unidos, los puertorriqueños tienen dos caminos, que son, la pasividad y el exilio, o, la reacción política de desafío, según la senadora María de Lourdes Santiago Negrón. 

  

Estos ricos aventureros individuales vienen a sustituir lo que en otros años fue la exención de pagar impuestos en EEUU de la que gozaban las subsidiarias de corporaciones estadounidenses que se establecían en Puerto Rico. Así el privilegio pasa de grandes corporaciones productivas a personas privadas que no tienen que producir algo, lo que ha provocado los llamados a la resistencia. 

  

Pero la senadora Santiago, la que más votos obtuvo en los pasados comicios, no se ve a sí misma como líder o impulsora de tal desafío a los nuevos colonizadores y sus aliados de la elite política colonial, sino que opina que eso debe ser una acción del pueblo. 

  

“Es lo que quisiera ver el Partido Independentista Puertorriqueño”, dijo Santiago durante una entrevista con NCM Noticias, en la que sus palabras fueron, más que un llamado, una descripción de la encrucijada en la que se encuentra Puerto Rico. 

  

A comienzos del tercer decenio del siglo XXI, la política estadounidense se encuentra atascada en esta pequeña nación isleña del noreste del Caribe, luego de fracasar los anteriores modelos implantados por Washington y sus aliados de la elite política puertorriqueña. Los puntales de la estrategia actual son la emisión de una nueva deuda impagable con los inversionistas buitres de Wall Street por parte del gobierno de Puerto Rico y la protección de más de un millar de ricos aventureros que llegan para a comprar las tierras y las propiedades de los puertorriqueños “a sobre precio “, porque no tienen que pagar ni un centavo de impuestos por sus ganancias personales, además de otros beneficios. 

  

Se trata de ricos que, muchas veces ni siquiera viven de verdad en el país y Santiago dijo que ha conocido de casos de individuos que llegan en su avión privado, compran un café en el aeropuerto y vuelven a irse, pero usan el recibo para justificar su residencia oficial en Puerto Rico y así no pagar impuestos sobre ingresos, ni aquí ni en EEUU. Eso ocurre porque, aunque la ley les requiere que vivan en el país al menos seis meses del año, no se han establecido mecanismos para supervisarlos. 

  

Además, relató que compran lealtades de políticos y hasta de grupos de presión social y que sabe eso porque ella misma, como senadora, ha tenido que rechazar sus avances indecentes. Para probar su punto, relató que, luego de que declinara cenas con esos empresarios, recibió llamadas de una de sus representantes, quien le pidió que le diera una lista de organizaciones del pueblo a las que ella quisiera que le hicieran cuantiosos donativos, cosa que también rechazó. 

  

Mientras miles venden o emigran, con o sin dinero, a EEUU, el país también está siendo escenario de protestas callejeras multitudinarias, como las que este mes llevaron primero 10.000 y una semana después por lo menos 25.000 maestros, bomberos y otros trabajadores a inundar las calles del Viejo San Juan. Esas protestas reclaman reparación de agravios que van desde el empobrecimiento de maestros y jubilados, hasta los intentos de ricos de quedarse con las playas en violación abierta de la Constitución. 

  

El Gobierno trató primero de rechazar tales protestas con insultos y desprecios, pero luego usó millones de dólares de fondos enviados por EEUU para asignarlos a salarios y otros beneficios, así como para repartir entre instituciones y agrupaciones sociales y culturales. Pero, por supuesto, la médula de los reclamos, sobre el rechazo a más empobrecimiento mediante otra deuda impagable y la destrucción de los sistemas de retiro, no han sido atendidos, por lo que se están convocando más protestas. 

  

Santiago, quien hace cerca de veinte años fue a la cárcel por los esfuerzos para sacar la armada de EEUU de la isla de Vieques, se mantiene presente en diversas luchas sociales. 

  

La entrevista se concentró en el problema de los empresarios aventureros recién llegados, que, según explicó, no sólo se van quedando con tierras, casas y edificios, sino que tienen un efecto devastador en las relaciones económicas de mercado y hasta en la cultura y las condiciones sociales. Indicó que los puertorriqueños van siendo desplazados y arrinconados entre fuerzas que amenazan su existencia. 

  

Santiago rechazó que eso sea un desarrollo propio del capitalismo. Por el contrario, dijo que el gobierno colonial, con tal de buscar una manera de estabilizar el dominio estadounidense, está interviniendo indebidamente “distorsionando las reglas del mercado” para favorecer a los ricos que llegan del extranjero. 

  

“Esto no es la libre empresa”, dijo Santiago y agregó que “es el desbalance que, a conciencia, crea el Estado en contra de los pobres”. 

  

“Se está fomentando que sean extranjeros los que puedan obtener la titularidad de los bienes inmuebles”, dijo Santiago. Por eso, opinó que es un asunto que “debería preocuparle” a los empresarios puertorriqueños, porque están abocados a compartir la misma suerte que los pobres del país. 

  

Explicó que un modelo anterior se centró en desalojar por fuerza de ley a comunidades enteras de la capital para venderle los edificios y terrenos a desarrolladores de proyectos caros, que fracasó porque en realidad no tenían mercado. El nuevo sistema no requiere que esos ricos en realidad desarrollen nada, sino que compren para hacerse pasar por residentes, lo que está llevando a encarecer bienes y servicios sin que haya aumentos reales en la producción o la creación de puestos de trabajo. 

  

El resultado es “la gente pobre subsidiando al millonario” mientras a esa casta extranjera “se le releva de la obligación de colaborar con el bien común”. Insistió en que esos golpes resultarán beneficiosos para Washington si los puertorriqueños no se rebelan “contra el régimen que los engendra”. 

https://www.alainet.org/es/articulo/214948?language=es
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