Póngalo por escrito (II): intervención cambiaria
Cuando se decidió eliminar el control cambiario, se dijo que esto generaría "confianza" y permitiría atraer inversiones extranjeras privadas: tres años más tarde, esas inversiones aún no han llegado.
- Opinión
En agosto de 2018, la Asamblea Nacional Constituyente, eliminó el control cambiario. Todo un debate se dio en ese momento entre quienes nos opusimos a la medida y quienes la defendían a capa y espada. Entre otras razones argumentábamos que esa decisión implicaría la fuga de las divisas recordando que el principal negocio de la burguesía de este país, desde 1976, ha sido la apropiación de los dólares que ingresan por exportación de petróleo.
Dieron su palabra de que, a pesar de la liberación cambiaria “no se les entregarían más dólares ni a particulares ni a empresarios”. Además, afirmaron que “ahora las divisas del Estado serán destinadas a la inversión social”. Ante esa declaración verbal, sugerimos en aquel momento, que lo pusieran por escrito. Eso nunca ocurrió.
Es el caso que, desde mayo de 2019 hasta la semana pasada, el Banco Central de Venezuela ha intervenido 202 veces ofreciendo, a la burguesía, las divisas del Estado en el mercado cambiario (información tomada de la página web del BCV). Justifican tal intervención con el discurso de la necesidad de contener la escalada del tipo de cambio del bolívar con respecto al dólar. A todas estas, no sabemos cuántas divisas han colocado en el mercado cambiario (el mencionado organismo no suministra dicha información) pero dicen las malas lenguas que, solo la intervención de la semana pasada fue por US$ 50 millones (información filtrada en las redes sociales).
Lo que sí sabemos es que, entre el año 2018 y el 2020 han ingresado al país US$ 62.515 millones por exportaciones y que las importaciones han sido US$ 29.104 millones durante el mismo período (Anuario Estadístico 2021 de la OPEP) lo que da una diferencia de US$ 33.411 millones. También sabemos que, unos US$ 1.000 millones son suficientes para importar todo lo que en materia de medicamentos y material médico quirúrgico requiere el pueblo venezolano para un año (sin sobrefacturación claro está) y que alrededor de US$ 2.000 millones son más que suficientes para importar lo relacionado con alimentos para todo un año (también sin sobrefacturación). Sabemos que, las reservas internacionales que, en agosto de 2018 eran US$ 8.702 millones hoy son US$ 6.108 millones (BCV).
A pesar de las 202 veces que el BCV ha intervenido en el mercado cambiario y de las quién sabe cuántas divisas que ha inyectado, el tipo de cambio no ha dejado de subir. Desde agosto de 2018 hasta ayer ha aumentado 6.899.900%, pasó de 60 BsS/US$ a 4.140.000 BsS/US$. No han logrado contener el aumento, ni lo lograrán mientras continúen pensando que se trata de un asunto exclusivamente económico relacionado con la demanda y la oferta del mercado y no reconozcan que las variaciones de dicho tipo de cambio obedecen a manipulaciones políticas enmarcadas en la guerra económica contra el pueblo venezolano por parte del imperialismo.
Cuando decidieron eliminar el control cambiario esgrimieron, entre otros argumentos, que permitiría atraer las inversiones extranjeras privadas porque esos capitales tendrían dónde transar sus divisas lo cual les generaría mucha “confianza”. Tres años más tarde, aún no han llegado esas inversiones, de hecho, la economía venezolana ha caído 19,6% en 2018, 35% en 2019 y 25% en 2020 (Anuario Estadístico 2021 de la OPEP).
También recurrieron al argumento de que tal decisión permitiría “acabar con el dólar paralelo”. Decían los asesores económicos/monetaristas del gobierno que el dólar paralelo surgió porque el mercado estaba controlado, lo cual generaba mucha desconfianza en el tipo de cambio oficial que fijaba el BCV justificando que, ante tal escenario, hubiese un portal web que indicara diariamente el valor de nuestra moneda. Por lo tanto, si se permitía un mercado que funcionara libremente, dicho mercado que “todo lo puede” marcaría el “verdadero” valor del bolívar, y ya no tendría razón de ser el paralelo y éste desaparecía de inmediato.
Se rasgaron las vestiduras cuando, ante tal razonamiento que desconoce el carácter político de lo que ocurre con nuestra moneda, les dijimos que el dólar paralelo no desaparecería y que, por el contrario, seguiría marcando diariamente no solo el valor del bolívar y el de los precios internos de nuestra economía, sino incluso el del propio tipo de cambio del “libre mercado”, ese mismo que publica el BCV todos los días. Apelamos al ejemplo cercano de Argentina y les recordamos que el dolarblue (primo hermano de dolartoday) nunca desapareció a pesar de que Macri levantó el cepo cambiario, y eso que era un gobierno neoliberal. De hecho, dolarblue sigue haciendo de las suyas con Alberto Fernández e incidiendo en los precios de ese país.
No nos creyeron y efectivamente, el dólar paralelo nunca desapareció, y no va a desaparecer porque se trata de un arma de guerra, la más poderosa, por cierto, que tiene el imperialismo para coaccionar a los gobiernos y a los pueblos en función de sus intereses. Lo han confesado los propios voceros de EEUU, específicamente el senador republicano Richard Black quien dijo que son ellos quienes están desmonetizando nuestro bolívar (Sputnik Mundo 09/12/2019).
Mientras no reconozcan que el asunto es político y no económico, y que el ataque al bolívar es una de las armas empleadas por EEUU en la guerra no convencional, mientras sigan creyendo que las variaciones del tipo de cambio en Venezuela han obedecido al juego “económico” de la demanda y la oferta y no a manipulaciones políticas del valor del bolívar, no solo seguirán equivocándose y entregando a la burguesía las poquitas divisas que ingresan con la falsa esperanza de que “contendrán” el tipo de cambio, sino que, peor aún, el resto de las políticas económicas potenciarán, como ha venido ocurriendo, el efecto buscado por la mencionada arma: 1) hiperinflación inducida, 2) pulverización del salario real, 3) deterioro del gasto público, 4) caída del producto interno bruto y 5) dolarización de facto (esto lo explicamos en detalle y lo demostramos teórica y empíricamente en nuestro reciente libro: “Teoría General de los precios, el salario, la producción y el dinero en guerra económica”).
No reconocer que la inflación en Venezuela es consecuencia del ataque al bolívar y por el contrario, afirmar que obedece al aumento de la cantidad de dinero es un grave error en el diagnóstico que los ha conducido, no solo a desarrollar políticas monetaristas que ha implicado una disminución de la liquidez monetaria abriendo espacio a la dolarización de facto, sino además a negarse a ajustar/indexar los salarios en la misma proporción que el aumento de los precios de los bienes porque, según ellos, eso se traduciría en más inflación ya que habría que emitir más dinero. El mismo discurso lo utilizan para justificar el no financiamiento del insuficiente gasto público.
Atribuir exclusivamente al bloqueo financiero la caída de la producción nacional y no reconocer que el ataque al bolívar también ha influido debido a que se han disminuido las cantidades demandas como consecuencia de la pérdida del poder adquisitivo de los hogares y del gobierno, los ha conducido al errado y además indolente discurso de que primero hay que producir para poder aumentar los salarios los cuales ya han perdido el 99% del poder de compra. Mientras tanto, “parecemos pendejos entregándole divisas a la burguesía”. Eso lo dijo Chávez.
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