Cuba bajo asedio mediático
Los históricos enemigos de Cuba han vuelto a arremeter contra el proceso soberano e independiente que gesta dicho país desde 1959. Dicha arremetida consistió de pequeñas protestas al interior de Cuba y una gran campaña mediática que las presentó como genuinas y democráticas.
- Opinión
Para situar con justeza los hechos, se trató de un montaje mediático impulsado a través de dos vertientes de medios de difusión masiva: 1) El internet y las redes sociales, donde circuló una campaña masiva que describía las pequeñas manifestaciones de cubanos opositores como masivas, pacíficas y reprimidas violentamente por la policía cubana; para el efecto, utilizaron miles de cuentas de perfiles falsos, operadas de forma automatizada, para hacer creer, así mismo, en una respuesta masiva y global en favor de tales protestas. 2) En el mismo sentido operó la vertiente integrada por las corporaciones globales y regionales de medios hegemónicos de prensa, televisión y radio que suelen operar como epicentros o repetidoras de información o desinformación como en este caso. Como era de esperarse, lo anterior fue el punto de partida para que empezaran a pronunciarse a favor de tales protestas y contra la supuesta represión del Estado cubano, desde la vocería del Departamento de Estado de EEUU, columnistas, editorialistas, personalidades de la farándula rosa, presidentes y políticos de derecha, quienes por convicción anticomunista o por su carácter de lacayos, suelen bailar al son que les toque el imperio del norte.
Ambas vertientes del montaje mediático se mantienen desde el domingo 11, día de las protestas en territorio cubano, hasta al día de hoy. Basta con ver los medios de difusión masiva que siguen replicando la misma cantaleta en editoriales, columnas de opinión, noticias falsas y manipuladas, que utilizan como argumento hechos que no ocurrieron, para lo cual han recurrido a fotografías y videos que, en buena medida, no corresponden a los acontecimientos sucedidos en territorio cubano o, cuando sí corresponden, corresponden a las movilizaciones que desde ese mismo día han sido protagonizadas por cubanos y cubanas que defienden su revolución socialista.
El objetivo de lo anterior, no cabe duda, es consolidar una matriz de opinión que legitime una intervención militar estadounidense en territorio cubano, coincidente con la petición de quienes dirigieron las protestas opositoras en Cuba, quienes lo hicieron con el argumento de la supuesta necesidad de ayuda humanitaria para atender la crisis por Covid-19 que enfrenta la isla. Una crisis que no corresponde ni por asomo, por cierto, a las dimensiones de la catástrofe sanitaria que padecen países como Guatemala, donde carecemos de hospitales, médicos y vacunas, y donde el índice de contagios y muertes es muy superior al caso cubano. Aun cuando en Cuba están teniendo dificultades para adquirir insumos médicos debido al bloqueo impuesto por EE. UU., se garantiza acceso público y gratuito al sistema de salud público, no solo para la atención médica sino para la aplicación de las vacunas que soberanamente han sido creadas y que para el mes de agosto se prevé cubra al total de la población mayor de 18 años de edad.
Como se afirma desde el inicio de este escrito, este fue un montaje mediático contra Cuba: las protestas, si bien ocurrieron en varias ciudades, ni fueron masivas y tampoco fueron representativas del pensamiento, sentir y decisión del pueblo cubano. Fueron pequeñas protestas, con signos vandálicos, que, ni por asomo, se acercan a las masivas movilizaciones protagonizadas por miles y miles de cubanos y cubanas que han salido a defender su revolución y su derecho a decidir su propio destino. Fueron tan pequeñas tales protestas opositoras que no lograron el pretendido objetivo de impulsar una insurrección popular contra el régimen socialista cubano.
Lo cierto es que la oposición en territorio cubano, en buena medida existe por el financiamiento y dirección desde fundaciones de “cubano-americanos”, financiadas de forma directa o indirecta por el gobierno de Estados Unidos, o directamente desde la representación diplomática, los mecanismos y dispositivos estadounidenses activados previo, durante y posterior a tales protestas. Así las cosas, tales protestas han sufrido una fuerte derrota, nuevamente protagonizada por el pueblo cubano que dignamente continúa denunciando al imperio estadounidense en sus pretensiones por derrotar la revolución y sigue exigiendo el fin del bloqueo genocida que constituye el principal factor que impide desplegar todo el potencial popular y revolucionario en dirección a lograr mayores niveles de bienestar para toda la población en la isla.
Sin duda, este ha sido un episodio más de la estrategia fallida de Estados Unidos y una batalla más ganada por el pueblo y el gobierno cubanos. Vendrán otras intentonas, pero de algo seguimos estando seguros: el pueblo cubano sabrá resistir y vencer. Y a la par seguiremos estando las expresiones democráticas y revolucionarias de Guatemala, de los pueblos latinoamericanos y de todo el mundo, incluido el pueblo estadounidense que sigue teniendo expresiones importantes de solidaridad con Cuba y de exigencia para que su gobierno derogue en definitiva el criminal bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba. Seguiremos diciendo como ahora: #CubaNoEstaSola
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