Capitalismo de producción versus neocapitalismo o neoliberalismo especulativo

El sistema neoliberal ha degradado y corrompido los significados de los términos democracia y libertad, que ahora en nombre de estos términos se inventan asaltos a países y castigos económicos.

19/03/2021
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Foto: http://latinoamericana.wiki.br
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Nuestra América hispanohablante se debate entre el continuismo o el cambio a una economía acompañada de un “socialismo del XXI”.  Un sistema donde la política toma el control del estado, un estado al servicio de toda la población y vuelve una economía más humana como herramienta de desarrollo, necesaria en cualquier país. Un sistema parecido a este ya funcionó en Europa después de la segunda guerra mundial (socialdemocracia o economía mixta).

 

En nuestras naciones hispanohablantes el COVID19 ha destapado las consecuencias del nefasto “neoliberalismo” con su capital parasitario o financiero, enseñándonos países sin infraestructura social, sin sistemas de salud, sin medios de comunicación social (internet), sin medios de transporte social (metro), falta de una banca estatal, falta de producción propia de medicamentos , etc.

 

Por tanto, se hace necesario, tener una idea de las directrices de esta diabólica forma de economía gobernada desde fuera que se ha apoderado y anulado a políticos de todas las naciones (en vías de desarrollo). Sistema neoliberal que ha elaborado una nueva correspondencia de significados a términos conocidos como la democracia y libertad que se han convertido en palabras de dudosa credibilidad, que en nombre de estas palabras unas naciones se toman el derecho a realizar invasiones a otras, con el poder que le han dado las otras subpotencias al imperio líder que doblega al mundo con los dólares que se reproducen de la nada y sin ningún aval productivo. Una moneda obligada a utilizar para comprar petróleo, un dinero sin valor, pero fabricado por el imperio.

 

Antes de analizar el nacimiento del neoliberalismo,  vamos a analizar el nacimiento en Europa de la socialdemocracia o economía mixta, que se definió después de la segunda guerra mundial, llamado también  “capitalismo de producción”. Este capitalismo fue el producto de una táctica política, para superar las consecuencias de haber quedado en la segunda guerra mundial como vencedores dos sistemas económicos encontrados, por un lado, el capitalismo individual o liberal (EE. UU., Reino Unido, Francia y otros) y, por otro lado, la Unión Soviética con su capitalismo de estado.

 

Acabada la guerra, Berlín queda dividida en cuatro partes, tres por un lado y uno por el otro (la socialista). Toda Europa, tanto vencedores como vencidos quedaron con una economía destrozada y desestructurada, el único que se exceptuó de la destrucción fue EEUU debido a que la guerra no llegó directamente a su territorio y desde entonces se convirtió en líder de los nuevos países colonialistas (con dominio económico). Y, los soviéticos con Stalin en el poder amplían sus influencias, en principio en su área, surgiendo dos imperios con distinta concepción. En Europa,  las organizaciones de trabajadores tomaron fuerza y pulso para exigir sus reivindicaciones, los planteamientos de la Unión Soviética encandilaron a la clase trabajadora y, ante el empuje de esta ideología, los políticos europeos tuvieron que pensar en un sistema intermedio para que aplacar las exigencias de los activos sindicatos.

           

Por tanto, el surgimiento de la “economía mixta” o “socialdemocracia” acompañado de un   “capitalismo de producción”,  no fue casual, sino la exigencia de unas específicas circunstancias. En esta concepción el estado se hizo cargo de muchos servicios sociales como el control de una caja de ahorros, el banco postal, de los medios de comunicación de masas (trenes, metros), el control de las energías básicas para la población, una sanidad que recogiera a todos los trabajadores, implantación de un sistema de jubilaciones, una educación generalizada. Surge un funcionariado profesional conformado por profesores, médicos y administradores.  Este sistema económico permitió a la población europea tener trabajos fijos donde jubilarse, enviar a los hijos a las universidades, comprarse una segunda vivienda, comprarse un coche utilitario. Sistema que fue envidiado por todo el mundo.

 

Nacimiento del neoliberalismo. La rápida reducción de la rentabilidad en la industria, redujo las ganancias a empresarios y estos requerían el reconocimiento del capitalismo a nivel mundial que pudiera saciar sus ganancias con más espacio de consumidores. Para conseguir esta finalidad los estados y los políticos ya les estorbaban; les cerraban el paso a la “libertad económica desmesurada y sin control”.

 

El funcionario les era un estorbo por el control que ejercían en el cumplimiento de las normas. Los capitales ya no se contentaban con el mercado interno y los pocos correspondientes a sus antiguas colonias (patios traseros), querían un capitalismo sin fronteras globalista mundial; vender en todo el mundo y aprovechar las materias primas de todo el mundo, con la táctica de primero convertirlos en deudores (de capitales rentistas).

 

Esta ideología, o salto del capitalismo productivo al capitalismo neoliberal, estuvo planificado con el apoyo de grandes capitales especulativos administrados por los bancos mundiales, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Este nuevo capitalismo fue como dar dos vueltas más a la tuerca del capitalismo liberal, que fue ideado por economistas de EEUU, Reino Unido y Alemania alrededor de los años ochenta, en EEUU se destacó el economista Milton Friedman, defensor de la libertad de mercado.

 

En Norteamérica el gobernante potenciador fue Ronald Reagan que expandió el nuevo sistema a Europa a través del Reino Unido con Margaret Thatcher (1979), que acosó a los invencibles sindicatos del Reino Unido, con el discurso de que el Estado no hace falta, quien pone el tope a los precios es el “mercado”, el mercado es el que regula los precios, la sociedad no existe, existe la persona. Rompiendo los escasos rezagos solidarios de Europa, potenciando al máximo el gen egoísta, solo priorizando al individuo y a su propia familia.

 

El paso al neoliberalismo fue alegorizado por la caída del muro de Berlín del este (1989) que fue interpretado como el fracaso del “comunismo” (desapareciendo la fuerza que equilibraba la relación de trabajadores y empresarios). La caída del muro se explicó como el fin de la historia (Francis Fukuyama de 1992). Y fue en Europa el jaque mate de la Economía Mixta. El neoliberalismo empezó a ganar adeptos, la prensa se convirtió en una herramienta particular de la nueva ideología manifiesta en la construcción de la globalización para todo el mundo. España jugó su papel ampliador de este sistema planificando su nueva conquista económica de América del sur y central.

 

Con el tiempo el neoliberalismo desembocó en una economía de capitalismo salvaje, con una economía financiera, una economía de casino, economía parasitaria, especulativa y rentista (una economía de timba, al decir de Pepe Mujica) donde el Estado perdió toda fuerza, convirtiéndose los funcionarios y los gobernantes en simples empleados de las grandes multinacionales o corporaciones. Este sistema se convirtió en generadora de un doble camino para conseguir prebendas del Estado, contratos millonarios fuera de los causes legales (antiguamente en concursos) a base de sobornos (con dinero fácil), sobres por debajo de la mesa, donaciones arbitrarias y engañosas. La economía se convirtió en el verdadero poder y los políticos perdieron toda credibilidad, sus discursos para llegar al poder nunca se cumplían, justificaban su incumplimiento con la frase “la realidad había sido otra”. Los políticos perdieron su credibilidad.

 

Si, bien en Europa las consecuencias del neoliberalismo se presentaron más lentamente, debido a la supervivencia de organizaciones profesionales que, ante la pérdida de fuerza de los sindicatos, defendieron a capa y espada sus puestos de trabajo como los profesores en la educación y los médicos de la sanidad. La población supo atisbar que las consecuencias del neoliberalismo eran nefastas a medio plazo, la clase media perdió su poder, y empezó a denunciar los atropellos, como la “marea blanca” que frenó el desmantelamiento de la sanidad en España, gracias a la lucha de todos estos héroes quedó parte de este sistema sanitario, aunque muy disminuido. Las privatizaciones se generalizaron y el estado solo quedó como tramitador de las negociaciones de las grandes empresas. Si, en España hubieran conseguido privatizar la sanidad, seguro que el número de muertos por el COVID se hubiera multiplicado.

 

La situación de los trabajadores en la nueva economía neoliberal. Si antes los empresarios pagaban sus impuestos y parte de las cuotas del trabajador para la jubilación y la sanidad, ahora los nuevos empresarios veían que esta obligación cercenaba sus ganancias y su libertad para hacer más dinero y que los propios trabajadores debían planificar su futura vida. Con esta ideología se inventaron los seguros privados, las empresas de subcontratas que solo contrataban trabajadores por días o semanas. Este sistema proletarizó a la clase media. Surgieron los millennials (la juventud con títulos), pero con sueldos que apenas llegaban a mil euros y con jubilaciones que no llegarían a la tercera parte de lo que cobraban sus padres. Los llegados a los cincuenta años se quedaron sin posibilidad de encontrar trabajo.

 

Los historiadores atisbamos en esta situación como la vuelta de la nueva medievalización de la relación entre los llamados “empresarios” y los nuevos “siervos”, trabajando para subsistir de 14 a 16 horas diarias. Muchos jubilados recurriendo con sus pagas a socorrer a sus hijos sin trabajo. Y los políticos diseñando una supuesta confrontación de ideología con esquemas antiguos, utilizando términos obsoletos,  como la “derecha” e “izquierda” (ahora no tiene sentido esta catalogación) y jugando a ser diferentes como el caso de un partido político en el Perú que utiliza el término político “republicano” para dar sentido a la mezcolanza del neoliberalismo y la intervención del estado en algún punto.

 

La corrupción como consecuencia del sistema neoliberal. Este dinero, resultado de la especulación, ha generado como corolario diabólico y perverso la corrupción de la clase política, por donde pasan estos capitales de poco esfuerzo, dinero de casino o especulativo, van dejando “tajadas” fajos de dinero de la tarta para conseguir “permisos con apariencia legal” acciones que repercuten en la gente de a pie. Los presupuestos de las obras se triplican para llenar los bolsillos de los corruptos, surgen las coimas, los sobornos, que se compensan con más impuestos, con más rebajas de sueldos. Ante la popularización de esta nueva forma de enriquecerse los políticos, hicieron intentos de justificar este hecho injustificable con el falso e insultante discurso de que “la corrupción era connatural al ser humano”. Los políticos al llegar al poder caían en las redes de la economía imperante y se olvidaban del discurso que los llevó al poder.

 

El lenguaje se convirtió en un arma. De la lucha de clases se pasó a la lucha de frases y palabras. Los políticos aprendieron a utilizar en demasía eufemismos, palabrería política para engañar al pueblo en nombre de la economía perversa, con expresiones para maquillar y confundir al personal, ocultando intenciones. Daría vergüenza decirlas de forma clara y directa, como llamar al despido (amortización de puesto de trabajo), al cierre de una empresa (por deslocalización de empresa, con traslado de la producción de un país a otro donde paguen menos impuestos, trabajen niños y el salario sea miserable), a los despedidos de esta farsa (se justificaba como “despido objetivo”), en lugar de quitar partidas de sanidad y educación se camufla con la frase “hay que realizar reformas estructurales”, para decir que le vamos a congelar los salarios (moderación salarial y también en nombre de la competitividad); en lugar de rescatar a la banca con dinero público (saneamiento de cuentas y balances), en lugar de sálvese como pueda (emprendedores) y otros términos más, poco entendibles por la mayoría de la población que no les gusta leer. O simplemente escuchan a la caja tonta (televisión) y la lectura de panfletos de los defensores de este diabólico sistema económico (payasos y cuentacuentos convertidos en defensores del neoliberalismo).

 

El sistema neoliberal ha degradado y corrompido los significados de los términos democracia y libertad, que ahora en nombre de estos términos se inventan asaltos a países, castigos económicos, sin medir que estos generan muertes en la población civil. Y, por otro lado, para descalificar a los que no están de acuerdo con esta política, han criminalizado, maldecido y execrado términos que conllevan en su esencia la justicia social, el bien común y otros vocablos relacionados con la “comunidad”, con el pueblo, como el comunismo, el populismo (que viene de pueblo). A los países que han preferido buscar su propio camino, desoyendo las recetas de los grandes capitales (Banco Mundial y otros), los han satanizado como “chavistas”, “castristas” términos que se utilizan en negativo.

 

El neoliberalismo en el tercer mundo. La imposición del neoliberalismo en los países en “vías de desarrollo” (un término eufemístico), solo fue a fuerza de la represión, con muertes en las calles, convirtiéndose estas naciones solo en aportadoras de materias primas, con precios casi regalados de sus minerales, con gobiernos que evitaban la industria y preferían comprar los materiales industrializados multiplicado en el precio, se les vendía materia prima y se les compraba carros (coche) y otras tecnologías básicas, se les vendía el cacao y se les compraban las chocolatinas.

 

Con este panorama ¿Qué le queda al tercer mundo? Con gobernantes serviles sin ningún sentido de identidad, sin una política de “quiero a mi nación”. Debemos esperar otra vez caer en el neoliberalismo. Nuestros políticos, ahora más que nunca, requieren una visión geopolítica de la actualidad, donde han emergido otras potencias.

 

EEUU ya no es la única, ahora hay otras como China, la Federación Rusa y otras economías en emergencia. Sin embargo, no hay que perder de vista a EEUU, donde ahora hay dos facciones y siempre han considerado al área hispanohablante como su “patio trasero”. La facción de Trump a la cabeza de los supremacistas, pero siempre queriendo dominar el control de las materias primas en su propio “patio trasero” (las Américas hispanohablantes). Y, por el otro lado, el grupo conformado por los demócratas de EEUU, que siguen defendiendo la globalización mundial y desean continuar en la misma dinámica que antes.

 

Han llegado momentos difíciles para los elegidos en los gobiernos de nuestra “patria grande” hispanoamericana, nos espera el “reinicio o reseteo de la economía mundial” para el que hay que estar preparados. Y, aparte como peruano, están los problemas particulares en el Perú, un país multicultural que desde tiempos de la conquista se ha dejado en la cuneta a los descendientes de la civilización destruida por los “invasores”, se necesita potenciar las antiguas organizaciones comunales del mundo andino e insertarlas en el mundo actual, crear y recuperar el orgullo de la identidad.

 

Solucionar la regulación de ese 70% de la población que quedó fuera de los derechos y obligaciones, que sobrevive solo vendiéndose cositas unos a otros, falta de ferrocarriles, mejores carreteras, falta de metros en las grandes ciudades (para ir al trabajo tienen que levantarse a las cuatro de la mañana), falta de internet para toda la población incluido el campo, falta de servicios básicos, como locales sanitarios con personal eficiente, evitar la insulsa multiplicación de universidades con bajo nivel académico.

 

El COVID ha desenmascarado en la gobernanza del país a organizaciones de gentuza que van al poder a enriquecerse a costa del bien común y que les importa un carajo la nación. Ha llegado el momento de desenmascarar a aquellos candidatos que siguen defendiendo el neoliberalismo de una forma descarada y directa y, otros, insertando esta política en una mezcolanza de distintas ideas para camuflarlas y peor aún hay candidatos que están en proceso de investigación por corruptela.  Ante estas situaciones hay que poner el nombre, si queremos que exista el problema y el nombre es el perverso neoliberalismo y los políticos con procesos tienen también sus nombres.

 

19/03/21

 

Eusebio Manga Quispe

Cusqueño (Perú). Etnohistoriador y antropólogo.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/211468
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