En torno a la sustitución del uso de glifosato en México

La prohibición del componente químico apertura un camino para retomar formas de producción y vinculación con la tierra con nuevas estrategias biológicas de control de plagas y formas de producción agroecológicas.

29/01/2021
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Países latinos estudam propostas para banimento do Glifosato
Foto: Pixabay
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"El hombre ha puesto la gran mayoría de carcinógenos en el ambiente, y puede, si quiere, eliminar muchos de ellos. Los agentes químicos del cáncer se han atrincherado en nuestro mundo de dos maneras: la primera, e irónicamente, debido a la búsqueda del hombre de un modo de vida mejor y más fácil; la segunda, porque la fabricación y venta de tales productos se han convertido en una parte reconocida de nuestra economía y de nuestro modo de vivir".

Rachel Carson/ Primavera Silenciosa

 

Al anunciarse en México la prohibición del uso de glifosato en los cultivos hacia 2024, recordaba la exposición de Rachel Carson en "Primavera Silenciosa" sobre la amenaza a la vida por el uso de pesticidas. La denuncia aludía a la contaminación ambiental causada por la toxicidad de diversos compuestos químicos en los cultivos para mitigar insectos. Desde diversos ejemplos, Carson nos aproximó a comprender el peligro químico en la naturaleza y el ser humano, y mismo tiempo, nos reveló el peor atentado sobre el medio ambiente.1

 

La denuncia de Carson reveló los efectos dañinos de las sustancias químicas, que de ser asumidas como amenazas a la vida, hubieran disputado -en el escenario político y económico- la resistencia a su avance. No obstante, el avance de la química en la agricultura integró el rompecabezas del modelo agrícola moderno, que no solo contempla los compuestos químicos en los pesticidas sino también en los fertilizantes. El uso de agroquímicos en los suelos eslabonó un proceso integral de producción agroindustrial orientado a la producción y a la ganancia, obsoleto de nociones ecológicas sobre la tierra, los alimentos, el medio ambiente y la salud de los seres humanos. Los químicos en la preparación del suelo y en la fertilización de cultivos trastocaron el ciclo natural de siembra, cosecha y restauración de nutrientes y contrajeron problemas ambientales y ecológicos que ampliaron la brecha entre la capacidad de restauración de la naturaleza y la necesidad acelerada de producir para el mercado mundial. La agricultura moderna eslabonó una fuerte dependencia hacia los compuestos químico en la cadena productiva de la tierra, que, en un principio, vislumbró un éxito al ampliar la capacidad productiva, al tiempo, que impactaba en contra de la vida.

 

Dentro de esta dinámica, el glifosato representa otra pieza del rompecabezas de la agricultura moderna. El compuesto químico -presente en diferentes herbicidas- se integró al proceso de plantación inmune de toxicidad impulsado por la empresa Monsanto, adquirida por la farmacéutica Bayer en 2018. El agroquímico -utilizado en la silvicultura y la jardinería- adquiere mayor relevancia en la agricultura moderna al servir para eliminar malezas de terrenos destinados a cultivos genéticamente modificados de maíz, soya y algodón. Por todo el mundo, esparció el esquema productivo intensivo en explotación del suelo, diseminando toxicidad en toda la cadena trófica2: ecosistemas, plantas, insectos, animales, alimentos y seres humanos.3

 

En México, la modificación del artículo veintisiete constitucional permitió la enajenación de la tierra y la expansión de la frontera agroindustrial. Al tiempo que el monocultivo dilataba su presencia nacional, permitía el despojo de bienes comunes y la desavenencia de prácticas indígenas y campesinas con amplia trayectoria en la cosecha, siembra y cultivo de alimentos, impregnada de carácter ancestral y holístico. Formas bioculturales de producción fueron suprimidas por la depredación del monocultivo. Dichas prácticas, en resistencia por pueblos y comunidades que enfrentaron despojos, pérdida y contaminación de su riqueza natural hoy pueden encontrar una luz en el camino ante la eliminación paulatina del compuesto químico, parte subyacente del monocultivo. La sustitución gradual del uso de glifosato hacia 2024, acompañada de la abstención de permitir la liberación al ambiente de semillas de maíz transgénico restringe los eslabones del modelo agroindustrial4 que podría iniciar un proceso de transición hacia un modelo orgánico de producción agrícola. La prohibición del componente químico apertura un camino para retomar formas de producción y vinculación con la tierra con nuevas estrategias biológicas de control de plagas y formas de producción agroecológicas.

 

El umbral actual planetario y salubre exige otro comportamiento entre los seres humanos y la naturaleza, en que ambos se relacionen y nutran orgánicamente en beneficio conjunto. La apertura hacia nuevas formas de producción agrícola permite transitar hacia modelos locales de producción, hacia sistemas agroalimentarios con autosuficiencia y soberanía alimentaria, orientado hacia la vida y al cuidado de los seres humanos y la naturaleza. No obstante el largo camino por recorrer, la prohibición de los elementos constitutivos del modelo agroindustrial corta la maleza del camino hacia un proyecto de transición de la producción agrícola en México en favor de la tierra y la salud de los mexicanos. Para ello, es imprescindible la vinculación de actores en el proceso de transición desde su formas de concebir la relación con la tierra, desde sus prácticas de otras formas de vivir bien, para apoyarlas y consolidarlas ante el modelo agroindustrial que suprimió -en favor de la producción y el capital- sus formas bioculturales de solventar la vida.

 

 

1 Carson Rachel, «Primavera silenciosa», Editorial Crítica, 2010.

https://www.alainet.org/es/articulo/210749
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