Canadá y otros países de nuestro continente deberían tomar nota

El internacionalismo médico de Cuba durante la pandemia del COVID-19 merece el premio nobel de la paz 2021

20/11/2020
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La brigada médica cubana en el Perú
Foto: cubadebate.cu
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En las primeras semanas de la pandemia de COVID-19, se viralizó un video que mostraba a un equipo cubano de médicos y especialistas en enfermedades infecciosas que llegaban a Italia, justo en el pico de su primera ola. El video era conmovedor: un equipo de personal médico de un pequeño país insular que arriesgaba sus vidas para ayudar en Europa. Pero ese esfuerzo no fue inusual para Cuba. Antes del inicio de la pandemia, Cuba ya contaba con 28.000 médicos trabajando en 58 países, más que todos los países del G7 juntos. Cuba ha tenido un compromiso de larga data con la innovación y la cooperación médica tanto nacional como internacional, que se remonta a 1960. Desde entonces, más de 400.000 médicos, enfermeras y técnicos cubanos han brindado asistencia médica en todo el mundo, principalmente en el Sur Global. Cuba ahora está ayudando a países de cuatro continentes en la lucha contra el COVID-19. Desde marzo de 2020, Cuba ha enviado 52 equipos médicos a 39 países para apuntalar los sistemas de salud a menudo inestables donde los pobres y marginados tienen mayor riesgo de contraer la enfermedad.

 

Según el analista mexicano Alejandro Villamar, cuyo país recibió contingentes de médicos cubanos, “el éxito del sistema sanitario cubano y su capacidad de apoyar solidariamente a nivel mundial, radica en haber sostenido la política estratégica de no sacrificar la soberanía sanitaria ante el altar del mercado, sino salvaguardar el concepto y capacidad de atender la salud como un alto valor del verdadero humanismo”.

 

El trabajo de Cuba en la lucha contra el COVID-19 en todo el mundo es parte de un proceso de solidaridad de décadas, que apoya las necesidades médicas de las personas en mayor riesgo, dondequiera que se encuentren. ¿Quién más ha hecho una contribución tan grande a la salud internacional?

 

En 2005, el liderazgo cubano tomó el pulso a un mundo cada vez más afectado por desastres naturales como inundaciones y huracanes, y brotes de enfermedades transmisibles, principalmente atribuibles al cambio climático. Su conclusión fue que los ciclos de pandemias y otros desastres podrían acelerarse en el siglo XXI. Por lo tanto, decidieron establecer la Brigada Henry Reeve.

 

Canadá tiene un excelente personal médico y especialistas de primer nivel en enfermedades infecciosas y, sin embargo, parece que el país no estaba preparado para afrontar una segunda ola de COVID-19 como lo estaba para la primera. Cuando el COVID-19 llegó a Canadá, enfrentamos una escasez alarmante de equipo de protección personal y una crisis prevenible en los hogares de cuidados a largo plazo en todo el país. Canadá fue el único gobierno del mundo que rechazó una solicitud de ayuda ciudadana en el caso de las Primeras Naciones de Manitoba pidiendo personal de salud cubano para apuntalar las frágiles estructuras de atención médica que se encuentran en comunidades aisladas.

 

Como es el caso de muchos países ricos, Canadá ha sido mayoritariamente introspectivo, sin considerar que un brote incontrolado fuera de nuestras fronteras puede convertirse en una amenaza futura para todas las naciones, incluida la nuestra. Si bien la promoción de la salud pública está vinculada a la paz y la seguridad, las enfermedades incontroladas solo pueden conducir a lo contrario, a través de crisis humanitarias e inestabilidad económica y social.

 

Durante los últimos 15 años, la Brigada Henry Reeve ha capacitado a más de 4.000 individuos como personal médico altamente especializado para enviar en misiones humanitarias a cualquier parte del mundo donde haya un desastre natural o una epidemia. Los equipos de salud cubanos han participado en docenas de misiones, incluido el envío de personal médico a Haití en 2010 para brindar atención después de un devastador terremoto y luego permanecer para combatir el cólera, y finalmente tratar a 400,000 pacientes. Cuba fue el primer país en responder a un llamamiento de la OMS durante el brote de ébola de 2014 en África Occidental, y 256 miembros del personal médico participaron en la lucha contra esa epidemia. Que Cuba, una pequeña nación insular que enfrenta un antiguo embargo estadounidense, haya podido movilizar una respuesta a gran escala al COVID-19 es verdaderamente notable.

 

Por estas razones, el profesor John Kirk de la Universidad de Dalhousie, autor de dos libros sobre el internacionalismo médico cubano, nominó a la Brigada cubana Henry Reeve para el Premio Nobel de la Paz 2021. Esta nominación ha sido respaldada por muchos canadienses eminentes como Bruce Cockburn, el Rt. Hon. Michaelle Jean, la senadora Pierrette Ringuette y David Suzuki, así como varias organizaciones canadienses distinguidas, incluido el Consejo de los Canadienses.

 

En todo el mundo, todos los países se enfrentan actualmente al enorme desafío que plantea el COVID-19. Cuba no es una excepción; el virus también ha llegado a sus costas. Pero, su sistema médico nacional altamente desarrollado, con la mejor proporción de pacientes por personal médico en el mundo, ha significado que la nación caribeña también ha tenido la capacidad de responder a decenas de solicitudes de apoyo a nivel internacional. El programa médico internacional de Cuba y el personal que sustenta a la Brigada Henry Reeve merecen la nominación al Premio Nobel de la Paz 2021 por su trabajo.

 

- Rick Arnold nació en Venezuela y se especializó en estudios latinoamericanos en la Universidad de Yale. Ha desempeñado un papel de liderazgo en varias ONG internacionales canadienses y actualmente es miembro ejecutivo del Capítulo de Northumberland del Consejo de los Canadienses.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/209863
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