Antología de propuestas económicas: Bolívar-oro (V)

18/11/2020
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Defender nuestra moneda de los ataques imperiales pasa por aumentar los ingresos en divisas y hacer un buen uso de ellas, sobre todo, si los ingresos, como consecuencia del bloqueo económico, se han visto mermados. También pasa por blindarla, por fabricarle un buen escudo con incrustaciones de oro y de diamantes.

 

Aquí sumamos otras propuestas a la colección:

 

  1. Auditar la deuda externa: revisar lo que realmente debemos y cuánto nos corresponde pagar por compromisos de deuda externa es garantizar el buen uso de las divisas, además, es un asunto de independencia y de soberanía.

 

Según datos del BCV, para el primer trimestre de 2019, la deuda externa sumaba US$ 110 mil millones, de los cuales US$ 91 mil millones es pública y la diferencia es privada. A inicios del 2013 era de US$ 130 mil millones. A simple vista pudiésemos pensar que la hemos disminuido durante estos 6 años, pero no ha sido así. Desde el 2013 hemos pagado unos US$ 97 mil millones: US$ 57 mil millones en capital y US$ 40 mil millones en intereses. Según los mismos datos del BCV hemos adquirido nueva deuda por US$ 31 mil millones.

 

Dada la caída de los ingresos en divisas debido a la disminución de las exportaciones petroleras, a su vez consecuencia, entre otras razones, de la baja producción de hidrocarburos por el bloqueo económico, muy probablemente sea necesario refinanciar la deuda externa, lo cual, por cierto, es competencia del legislativo, a menos que en el marco de la Ley Antibloqueo, el Ejecutivo se encargue de este asunto por ser una “fuente de ingresos de divisas adicionales”.

 

Recordamos que quien presta dinero siempre va a poner sus condiciones. Un claro ejemplo fue el Plan Dawes negociado entre la República de Weimar y Estados Unidos en 1924 después de la 1era Guerra Mundial. Alemania vivía un proceso de hiperinflación inducida por la manipulación del marco por parte de EEUU (cualquier parecido con nuestra realidad no es casualidad), adicionalmente tenía la obligación de resarcir todos los daños de la guerra a las potencias aliadas según lo impuesto en el Tratado de Versalles. Para rematar su industria estaba completamente destruida por la guerra.

 

Llegaron los gringos y “muy amablemente” se ofrecieron a prestarle el dinero a los alemanes, además “intercedieron” para que los franceses e ingleses flexibilizaran los pagos de la deuda. Obviamente no era de gratis, a cambio, los alemanes debieron comprometerse a destinar los recursos del préstamo, es decir, el ingreso de esas nuevas divisas, para importar todos los bienes de EEUU y para garantizarle extraordinarias condiciones a la inversión estadounidense en territorio germánico. No conforme con ello, debieron ceder al pedido de que su política monetaria fuese dirigida por las potencias aliadas, o sea, indirectamente, por los gringos, principales financistas de los franceses e ingleses.

 

Luego de estas negociaciones y como por arte de magia, de la noche a la mañana, la depreciación inducida del marco alemán y, por lo tanto, la hiperinflación, desaparecieron. El costo de detener el alza de los precios fue muy alto para los alemanes: la entrega de la soberanía.

 

Una gran responsabilidad de garantizar nuestra soberanía e independencia económica en el marco del refinanciamiento de la deuda externa recae sobre los diputados de la nueva Asamblea Nacional y también sobre los ejecutores de la Ley Antibloqueo.

 

  1. Bolívar-oro. En 1971, de manera unilateral, el imperialismo estadounidense impuso un orden monetario mundial. Se desprendió del patrón oro y anunció que el precio de las monedas dependería de la confianza/desconfianza. A partir de ese momento, se le ha hecho más sencillo al imperio atacar las monedas de los países que no están alineados a sus intereses. Nada más manipulable que la “confianza/desconfianza”.

 

Pareciera que el mundo está avanzando hacia un nuevo orden monetario en el que el dólar no sea la única moneda de referencia, que el petróleo pueda comprarse con otras divisas distintas al dólar y que éstas estén respaldadas en activos tangibles y medibles, pero, sobre todo, no manipulables.

 

En ese contexto se enmarca la propuesta del bolívar-oro. El objetivo principal es que el precio de la moneda de circulación nacional, la que se usa para pagar todos los bienes y servicios de la economía, repetimos, todos, incluyendo el salario, se fije con respecto a un activo tangible, cuantificable y verificable, que no siga dependiendo de algo tan vulnerable y manipulable como es la “confianza/desconfianza”.

 

Precio del Bolívar-Oro: en las bóvedas del BCV tenemos, según el Consejo Mundial del Oro, 163,2 TN de oro, que equivalen a 5.182.700 onzas troy. Por otra parte, según el BCV, hay 277.629.536 millones de bolívares circulando en la economía. Si dividimos la cantidad de bolívares entre las onzas de oro nos resulta que hay 53.568.504 de bolívares por cada onza de oro. Como cada onza tiene un precio de 1.890 dólares, podemos decir que 1 dólar equivale a 28.343 bolívares (aplicamos una simple regla de tres: si 1 onza equivale a 1.890 dólares y a su vez 1 onza equivale a 53.568.504 bolívares, entonces 1.890 dólares equivalen a 53.568.504 bolívares, por lo tanto, 1 dólar equivale a 28.343 bolívares lo que resultó de dividir 53.568.504 BsS entre 1,890 US$).

 

Así calculado, el precio del bolívar-oro depende de: 1) la cantidad de oro que hay en las bóvedas del BCV, perfectamente cuantificable y verificable, 2) la cantidad de bolívares que circula en la economía también comprobable, y 3) el precio internacional del oro que está expresado en cualquier divisa (dólares, yuanes, yenes, libras, euros, etc.).

 

Es el caso que, actualmente, los precios de nuestra economía (excepto los salarios) se están marcando a un tipo de cambio (criminal) igual a 690.000 BsS/US$. Si el precio del bolívar-oro partiese de este tipo de cambio, resultaría que todos los bolívares que circulan están respaldados por apenas el 4% de las 162 TN de oro guardadas en las bóvedas. En otras palabras, hay un margen suficiente de oro (96% de las reservas) para respaldar el precio actual del bolívar, lo que además muestra el nivel de criminalidad del imperialismo al atacar diariamente nuestra moneda.

 

Esta propuesta, además de desprendernos del dólar como moneda de referencia, permitiría corregir la paradoja y el error cometido cuando en agosto de 2018, en el marco del Plan de Recuperación y Prosperidad Económica se relacionó el bolívar con el petro basándolo en el tipo de cambio criminal. Con la propuesta que aquí presentamos, el bolívar fijaría su precio en función del oro y el petro en función del petróleo. La relación entre ambos vendría determinada por el precio de cada uno y no por el tipo de cambio criminal tal como está ocurriendo actualmente y desde 2018.

 

Las sugerencias para resolver la paradoja actual bolívar-petro también forman parte de nuestra colección de propuestas económicas, lo alertamos y la expusimos por primera vez en noviembre de 2018. La hemos incluido en esta Antología y la presentaremos en la próxima entrega que dedicaremos al Petro.

 

Todas las propuestas compiladas en esta Antología son solo eso, propuestas que ofrecemos a los candidatos a diputados de la nueva Asamblea Nacional patriota para que sean debatidas. Caracteriza a esta colección que todas fueron tamizadas por dos condiciones de rigor exigidas por Chávez: que permitan avanzar hacia el socialismo y que garanticen nuestra soberanía. Hasta ahora todas han pasado la prueba.

 

- Pasqualina Curcio es Profesora Titular, Departamento de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad Simón Bolívar-Venezuela.

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/209814
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