Encuentro sin tapabocas
- Opinión
(105 días de confinamiento)
“La muerte nos hace ángeles a todos”.
Jim Morrison
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El sismo de 7.5 grados, el 23 de mayo, en el centro y sur del país, nos recuerda que la nueva normalidad está anclada en la vieja naturaleza, incluyendo la humana, con sus usos y costumbres, sueños y deseos, vicios y pesadillas. Por eso, se reconoce que el último espacio que suele cambiar en una revolución es el de la cultura. De ahí que las nuevas/viejas estrategias, ya sea de publicidad o de guerra, se ponga en los primeros lugares la conquista de mentes y corazones (minds and hearts), frase que se hizo popular durante la guerra de Vietnam.
El mismo día, en una visita a la frontera sur, concretamente a Arizona, el presidente Donald Trump dijo que el muro ha detenido todo: desde la amenaza migratoria que proviene del sur (con una pequeña ayuda de su amigo) hasta el Covid-19. Al contrario: Estados Unidos exporta el coronavirus, dice el Centro de Investigación Económica y Política (CEPR, por sus siglas en inglés).
El 24 de mayo, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció, en una mañanera, que se reunirá en el mes de julio con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca; acto que se inscribe dentro del arranque del TMEC, el nuevo Tratado México-Estados Unidos-Canadá, que sustituirá al TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), vigente desde el 1 de enero de 1994, que para Trump ha significado desventajoso para EU. Será la primera salida de López Obrador al extranjero desde que asumió la presidencia (1 de diciembre de 2018).
Al día siguiente, el Pentágono informa reforzará la militarización formal de la frontera sur, que continuará hasta septiembre de 2021, en apoyo a Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). Actualmente, operan dos 600 elementos en activo y dos mil 400 de la Guardia Nacional, en misiones de “detección y monitoreo, logística y transporte”. Desde 2018, Trump declaró a los migrantes (desde el sur) un problema de seguridad (Daily Beast, 6/26/2020).
Como diría el clásico: una cosa es una cosa (comercio e inversión) y otra cosa es otra cosa…
El encuentro será bajo un estricto protocolo: sin tapabocas, please (ambos se creen inmunes), aunque el Centro del Control y Prevención de Enfermedades reconozca que, además de las más de 120 mil muertes, el número de infectados EN Estados Unidos, de 2.3 millones, podría ser 10 veces mayor (The Washington Post, 6/26/2020). Por su parte, ese día Mint Press se pregunta si EU no será un Estado Fallido, después del manejo errático de la pandemia por parte de Trump.
Noam Chomsky tiene un libro: Estados Fallidos: El abuso del poder y el asalto a la democracia. Según su definición, es aquel país con un gobierno incapaz de satisfacer las necesidades básicas de la población, y que es un peligro para el mundo y su pueblo. Y Estados Unidos encaja en este criterio. George Parker, en la edición de junio de 2020 de The Atlantic complementa esa definición, al afirmar que el Covid-19 únicamente vino a “exponer a una clase política corrupta, una burocracia esclerótica, una economía desalmada y un público dividido y distraído”.
Así las cosas, López Obrador se encontrará con este fallido mandatario, que seguramente lo utilizará, manipulará, para elevar sus bonos de cara a su reelección el primer martes de noviembre. Ambos se hayan en una triple condición —política, económica y socialmente— de alta vulnerabilidad.
El Centro de Estudios California-México (The California-Mexico Studies Center) le envía a López Obrador una carta abierta sobre su visita a Trump, que publica, el 25 de junio, en su órgano informativo El Magonista. De concretarse el encuentro, “quedará en la historia como el peor error diplomático de su gestión, y como el apoyo abierto a la reelección del presidente más despreciado en el mundo por su racismo y odio contra los mexicanos, inmigrantes y mujeres”. Al advertir que 40 millones de mexicanos viven en EU y envían anualmente a México casi 40 mil millones de dólares a la economía mexicana, le reprochan: “Somos una nación mexicana en el exterior abandonada por su gobierno, el cual no tiene políticas de atención para lo que es ya el 25% de la población mexicana y que representa un capital humano de altos recursos, más allá de las remesas que están manteniendo la economía de México”.
Jorge Ramos, periodista mexicano radicado en EU, le recuerda a López Obrador que en su propio libro: Oye, Trump (Planeta. México. 2017), lo calificó de racista (The New York Times, 6/27/2020).
El 28 de mayo, el ex canciller Bernardo Sepúlveda (1982-1988) le envía una carta a Marcelo Ebrard, actual secretario de Relaciones Exteriores, en la expone que la entrevista López Obrador-Trump “es altamente inconveniente para el interés nacional”. “Si gana (Joe) Biden la Presidencia y el Partido Demócrata el Congreso, los últimos cuatro años del mandato de López Obrador habrán de transcurrir en un ambiente repleto de dificultades en la relación bilateral, en donde México será el principal perdedor”.
No se justifica la visita, frente a la entrada en vigor del TMEC, el 1 de julio (independientemente del Ejecutivo), ni para agradecerle la venta de ventiladores (que se pudo hacer por vía diplomática), y en cambio, quedan “vulnerados los principios que pertenecen a una tradicional política exterior, en donde la respetabilidad de la nación mexicana es un valor supremo e indeclinable.” (La Jornada, 28/6/2020). Oxígeno para el presidente estadunidense, pero, hasta ahora, silencio de la prensa sobre la visita. Sin que, hasta hoy, se sepa si asistirá el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
2
La muerte de George Floyd reavivó no sólo las manifestaciones y la destrucción de monumentos banderas de los Confederados, sino igualmente las discusiones sobre el racismo y la desigualdad, que atraviesan el origen y la historia de Estados Unidos. El 24 de junio, Daniel Lazare se pregunta en Monthly Review: “¿Por qué sólo estatuas? ¿Por qué no derribar también la Constitución en Estados Unidos?” Una Constitución (1787) que “es un plan de gobierno creado por esclavistas para esclavistas con el fin de mantener su riqueza y perpetuar su control del poder”.
En 1861, el presidente Abraham Lincoln, en su discurso inaugural, hubo de admitir que no tenía “ningún derecho legal de interferir en la institución de la esclavitud en los estados donde existe y no tengo ninguna inclinación a hacerlo”. Al comenzar la Guerra Civil o de Secesión (1861-1865), EU tenía 34 estados, de los cuales Alabama, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Florida, Georgia, Luisiana, Mississippi, Tenneseee y Texas eran esclavistas del sur, agrupados en la Confederación, contra los estados de la Unión, del norte.
Después de más de siglo y medio, la bandera confederada, símbolo de la esclavitud y que significa violencia sexual, todavía ondea en muchos lugares del sur y en algunos eventos públicos. Una bandera que “representa una cosa: una nostalgia blanca por un tiempo que los negros conocían su lugar”, donde el matrimonio no era acto de felicidad, sino de inversión para sus dueños (Truthout, 6/28/2020).
Once de quince presidentes anteriores a Lincoln fueron dueños de esclavos. Lincoln, el primer presidente republicano, reconocía así la existencia de la esclavitud como una institución, y no tenía ninguna inclinación de destruirlo por sí sólo. Lo haría por la presión de la fuerza y de la economía. Paul Finkelman, profesor de Derecho, citado por MR, afirma que la esclavitud estaría aún vigente en Estados Unidos, “si las fuerzas de la Unión no la hubieran abolido a punta de pistola”.
Al terminar el conflicto, cuatro millones de negros fueron liberados, mudando su condición de esclavos a asalariados.
Daniel Lazare hace tres observaciones: aunque Lincoln haya abolido la esclavitud, quedó su legado, a través del racismo; el Senado actual no es menos racista que en aquellos tiempos, y están los 18 mil cuerpos de policía locales que gozan de un alto grado de autonomía, lo que explica el racismo y discriminación, que, de paso, afecta a la comunidad de origen latino (vocablo que prefiero al de hispano).
Por su parte, Richard D. Wolff, profesor emérito de economía de la Universidad de Massachusetts, afirma que “el racismo es un instrumento esencial para mantener el orden capitalista, (que) provee las condiciones de reproducción de un racismo sistemático, y viceversa”. Las crisis, cada vez más recurrentes (2000, 2008, 2020), hace que sus costos recaigan sobre la población más expuesta, que se refleja en peores condiciones de trabajo y de vida. De ahí que se plantee con claridad la necesidad de la alianza de la lucha antirracista y la lucha anticapitalista (Economy For All, 6/25/2020).
Si le faltaran preocupaciones a Trump, el grupo inglés de rock The Rolling Stones amenaza con demandar al presidente estadunidense si sigue usando su música (Jagger/Richards) en sus campañas, que data de 2016, y que utilizó recientemente en Tulsa, Oklahoma (Rolling Stone, Daily Beast, 6/28/2020 ). Él tampoco ayuda la unidad, pues, el 28, reprodujo por tweed un video de un mitin de apoyo en Florida, con alguien que grita: ¡Poder blanco!, que reitera el racismo imperante, como algo más que una ideología, en esta “lucha por el alma de la nación”, asegura Joe Biden, candidato demócrata.
3
El territorio y lo que contiene de riqueza se ha convertido en espacio de disputa de estos modernos liberales y conservadores (iba a escribir nuevos, pero se traduciría como nuevos o neoliberales), que, unos la defienden, y otros la saquean, con ayuda de las empresas transnacionales. ¿Cambiará la situación con el TMEC? Habrá que recordar que tanto lo laboral como lo ambiental quedaron fuera del TLCAN como acuerdos paralelos, cuyo cumplimiento es a discreción de las autoridades, cuya prioridad es favorecer el mejor clima para los negocios.
“Las concesiones al capital privado, nacional y foráneo, abrieron a los empresarios las puertas del paraíso. Los gobiernos en turno eliminaron impuestos a la actividad minera, autorizaron pagos simbólicos por hectárea explotada, redujeron a su mínima expresión las normas aplicables, cerrando los ojos a las violaciones de la legislación laboral, fiscal y medio ambiental”.
Lo anterior lo dice Luis Hernández Navarro en Siembra de concreto, cosecha de ira (Para Leer en Libertad. México. 2013), refiriéndose a las mineras canadienses asentadas en la región wirikuta, en Real de Catorce, San Luis Potosí, en la explotación de oro y plata. “Con avidez colonial, las grandes empresas trasnacionales ocuparon cerros, lomas, filones y montes explotándolos hasta convertirlos en polvo”. En los tiempos neoliberales hubo más saqueo de metales preciosos que en los 300 años de la Colonia (1521-1821). Tiempos neocoloniales.
4
El 25 de mayo, The Washington Post dedica su página digital: Today’s World View al asunto del coronavirus en América Latina. Mientras en Europa y algunas partes de EU se ha retomado la vida normal, y se espera una segunda oleada, en América Latina nos encontramos en lo más alto de la pandemia. “La crisis por el coronavirus en AL está empeorando”, se titula el reportaje. En el último mes, el número de casos se ha triplicado. Con el ocho por ciento de la población mundial, la región ha tenido casi la mitad del total de muertes de las últimas dos semanas.
De México se subraya el hecho de que tres cuartas partes de las muertes se hallan asociados a personas que tenían hipertensión y diabetes, debido a la ingesta de alimentos procesados y bebidas azucaradas (comida chatarra); un país que ya padece de una crisis nutricional.
Brasil cuenta con 1.1 millón de infectados y 50 mil muertos. El 23 de mayo, el juez federal Renato Borelli ordenó al presidente Jair Bolsonaro el uso de cubrebocas en espacios públicos, so pena de una multa. También, obliga su uso a funcionarios de su administración. El mandatario se le ha visto en eventos públicos, en medio de la pandemia, sin protección alguna, y saludando de mano y dando abrazos, en contra de las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Para el juez, el presidente está obligado, entre cosas, a “mantener, defender y cumplir con la Constitución, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño…” (TeleSur, 24/6/2020). ¿Estás oyendo, Donald?
El mismo día, Peoples Dispatch publica que Bolsonaro, emparentado ideológicamente con Trump, nunca ha tratado de ocultar su proyecto autoritario fascista.
5
La característica de esta doble crisis: de salud y de economía, es una que se montó sobre la otra, amplificando sus consecuencias, que van desde la falta de ingresos hasta la pérdida de vidas. Las soluciones son diferentes, según los países y gobiernos. El antecedente inmediato fue la crisis de 2009, cuando la quiebra de Lehman Brothers amenazó a todo el sistema, por lo que el Estado tuvo que entrar al rescate. Una fórmula que se quisiera repetir ahora, cuando los recursos no alcanzan. Por ejemplo, la deuda pública de Estados Unidos que ya es de 100 por ciento del PIB podría alcanzar este año 131 por ciento, según el Fondo Monetario Internacional.
En tales condiciones, las expectativas de la economía global son dramáticas. Una caída similar o peor a la de hace noventa años, que terminó con la década de los alegres 20. Experimentaremos una segunda Gran Depresión. El retroceso para el mundo será de 4.9 por ciento. Estados Unidos, nuestro vecino y principal socio comercial caerá 8 por ciento. Sólo China logrará un crecimiento, magro, pero crecimiento al fin, de uno por ciento, en estas procelosas aguas de la economía global. En nuestro caso, a pesar del optimismo presidencial, las cosas no podían ser peores: las expectativas del FMI es que se profundizará la recesión (-10.5 por ciento del PIB), lo que significa que más de 90 millones de la población mexicana caerán en la pobreza.
Cuando lo que domina es el principio de incertidumbre global –no se sabe qué onda—, ya se habla de un sexenio perdido, para festín de los buitres neoliberales que revolotean.
(Texto dedicado a José Luis Avendaño San Martín, mi papá migrante de 94 años, quien ya descansa desde el 28 de mayo. Llevaba puesto el escapulario del General Miguel Negrete (1824-1897), héroe de la Batalla del 5 de Mayo de 1862 en Puebla, quien fue su tío bisabuelo. Se le recuerda a Negrete por la frase: Tengo Patria antes que partido)
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