La pobreza intelectual y cultural de Latinoamérica

18/06/2020
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Atawallpa Oviedo Freire
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Segunda Parte: Entrevista con el filósofo Atawallpa Oviedo Freire

 

¿La pandemia ha dejado vislumbrar las grandes falencias y la pobreza en Latinoamérica?

 

Cuando se habla de la pobreza de un país se hace referencia exclusivamente a lo económico, puesto como algo exclusivo y separado del resto que compone una cultura y una sociedad. Lo cual es relativo, sin embargo, si la pobreza es el común denominador en muchos aspectos es que esto es consecuencia de una situación estructural. En este sentido, la pobreza no solo es económica sino general.

 

Esta pobreza general se refleja en todos los estamentos sociales y la mayor pobreza es de quienes han dirigido un país, de aquellos que por esa condición le han conducido a dicha situación de pobreza general. Evidentemente, que quienes lo dirigen no tienen una pobreza económica, sino que es una pobreza cultural, social, moral, ética, intelectual; lo cual se traduce o se visibiliza en lo que han producido o en el resultado obtenido.

 

Entonces, la pandemia ha dejado vislumbrar una vez más el fracaso de las teorías y de las creencias, que han construido lo que hoy es Latinoamérica. Ahí está la pobreza, o acaso se podría culpar de ello a los indígenas empobrecidos que eran ricos antes de que llegaran los conquistadores. Ningún cronista habla de que se encontró pobreza en América, todo lo contrario, y más bien se fueron llevando la riqueza económica producto de la riqueza cultural que ellos no pudieron ver. Entonces, la mayor pobreza es la pobreza epistémica y ontológica, esto es, cultural, de quienes se hicieron los dueños de Amerindia sobre sus milenarios guardianes.

 

La corrupción tiene carcomido a los Estados Latinoamericanos

 

Se suele hacer referencia a los políticos y a lo público como los que dirigen un país, pero esto es una falacia. Quienes dirigen son las élites privadas, las que diaria y permanentemente tienen el poder de tomar las grandes y pequeñas decisiones en la vida corriente de una sociedad. Lo privado es lo fundamental y lo público es una respuesta de ello, y no al revés. Los políticos que tiene un país, son el resultado del tipo de familia, educación, sociedad; y ello es principalmente fruto de lo privado o viene de lo que en este sistema se llama lo privado en diferencia con lo público.

 

Quienes llegan o aterrizan en lo público vienen de lo privado, ahí se han formado, para bien o para mal. Además, la corrupción que se produce en lo público es en contubernio con lo privado, es en acuerdo con los empresarios. Cuando lo privado está podrido, eso salta a lo público. Tenemos en Latinoamérica a una sociedad que ha sido empobrecida y corrompida por formas coloniales, cuyas élites utilizan cualquier medio para enriquecerse fácilmente, y eso han aprendido los de abajo.

 

Entonces, el problema es esta sociedad que funciona en una lógica privada y no comunitaria, pensando primero en el individuo que en lo colectivo. Y son estas mismas élites las que demonizan al Estado, para no ir a la causa que está en la sociedad capitalista, individualista, antropocéntrica. Y mientras más dependiente es un país es más corrupto, pero la corrupción es en todo lado, de ahí el caos global en todo el mundo. En los países empobrecidos es mayor la corrupción que en las potencias, pero ésta, es consustancial a este sistema-mundo. Los que corrompen a lo público en los países dependientes son las grandes transnacionales privadas. Ninguna transnacional en el mundo puede decir que no corrompe a lo que ellos llaman el tercer mundo para adjudicarse los contratos, empezando por las corporaciones norteamericanas.

 

Qué quiere decir con dependencia

 

Las élites de los países dependientes, son incapaces de inventar, procrear, generar; solo se dedican a copiar y asimilar los productos, marcas, teorías, dogmas, que vienen desde los creadores. Su nivel intelectual es pobre y utilizan su inteligencia solo para implantar y sacar provecho de lo que viene ya dado de afuera. Y en el mismo sentido, sus políticos, gerentes, profesionales, periodistas, todo. La pobreza en estos países, no solo se los ve en los barrios pobres económicamente (y en los que algunos son solidariamente ricos), sino, en los gobiernos nacionales y locales, en la asamblea, en los medios de comunicación masiva, en los institutos educativos, en las iglesias, en los comercios, en los restaurantes, en las fábricas; en todo.

 

Y lo que se observa, es a una población a la que se le ha enseñado a remedar los conceptos, creencias, valores, doctrinas que vienen de afuera, especialmente del primer mundo económico y político, sean de derecha o izquierda. No hay el interés por crear algo nuevo o diferente, a lo impuesto desde lo auto considerado gigante, mejor, más avanzado. Todo lo que llega, es digerido sin ningún reparo, sin cuestionar o poner en duda a las verdades exportadas, que son entregadas como únicas y superiores. Han creado un pueblo sumiso, pasivo, caritativo, de baja auto estima; el que es puesto a copiar, plagiar, recopilar, insertar; y no a reinventar, replantear, reconfigurar. Así son educados en los centros educativos, que son centros para la castración y adormecimiento de las capacidades y potencialidades innatas en cada ser humano.

 

¿La dependencia al imperialismo?

 

Que un país sea pobre en muchos sentidos, obedece a causas más profundas que la dependencia imperialista o de clase, y que tienen que ver con lo cultural. Lo que hoy se llama Latinoamérica surge desde la colonia, la que procedió a destruir a las culturas milenarias e impuso a la europea, la que en 200 años no ha logrado cuajar ni recrear algo profundo. Las ricas culturas indígenas en resistencia y el intento de reproducción o copia de lo rico europeo, a la final, le han empobrecido en forma general. Esta pobreza cultural de estos 200 años se refleja en todas sus partes y componentes, y que se visibilizan en el nivel de sus empresarios, profesionales, políticos, intelectuales, periodistas, artistas, deportistas, etc.

 

¿Hay una pobreza intelectual?

 

Esta pobreza cultural se traduce en una pobreza intelectual, lo que no quiere decir que no sean inteligentes, pues hay una inteligencia utilizada, pero destinada a introducir a rajatabla modelos culturales que no corresponden ni se ajustan a un proceso histórico de miles de años.

 

¿Entonces, se necesita un cambio cultural?

 

Un cambio cultural es evidente, pero éste no vendrá de afuera sino de las raíces propias, una cultura no se construye en doscientos años sino en muchos siglos. Tampoco se trata de inventar el agua tibia recreando una “cultura mestiza”, como ingenuamente lo quieren las élites. Teoría ésta, que también es repetida por casi toda la población, sin ningún reparo o análisis. No han sido capaces de construir un pueblo crítico, reflexivo, analítico, sino, uno que tiende a agachar la cabeza. No se trata de imponer algo ajeno a la realidad histórica de un pueblo y un territorio, ni de lanzarse a nuevas aventuras, sino de aprovechar la experiencia acumulada de todo lo vivido. Y esto implica, el empezar desovillando, ampliando y profundizando en las grandes matrices milenarias de los pueblos originarios, dándoles el sitial y el reconocimiento como grandes culturas de la humanidad, las que hoy tienen las salidas al cambio climático y a la pandemia general de este sistema-mundo.

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/207326
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