Las universidades primero deben pensar filosóficamente su pasado y presente para construir su futuro en el siglo XXI

17/06/2020
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  1. INTRODUCCION

 

El Ecuador es parte de un proceso complejo e incierto de transformación que tiene como base el uso de las ciencias y tecnologías para promover el desarrollo. Base de este modelo es la generación de conocimientos y su aplicación biunívoca teoría<->realidad. Se han revisado críticamente la “Evaluación de desempeño institucional de las Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador”1y un interesante ensayo de Axel Didriksson (2008) titulado “Contexto Global y Regional de la Educación Superior en América Latina y el Caribe”,2 en la que hay mucho que pensar y hacer.

 

René Ramírez,3 coordinador del eje de ciencia, tecnología e innovación de la CRES 2018 - UNESCO, evidencia un nuevo tipo de “dependentismo tecno-cognitivo” en la región. Piensa que de no provocarse una ruptura de esa determinación “… no habrá emancipación" en condiciones que esta dependencia es mayor y más profunda”. El autor considera que se debe trabajar “…en un cambio de la matriz cognitiva de la sociedad apalancada en la educación superior de la región”. Además, en su artículo visibiliza seis descoplamientos reales que de continuar y profundizarse en la región y en las sociedades emergentes se estará constituyendo un nuevo tipo de dependencia, la “dependencia tecno-cognitiva”. Por lo interesante de esta reflexión es un deber explicitarlo:4

 

  1. Descoplamiento 1: En lo que se investiga versus las políticas de incentivos otorgado al sistema productivo. Caso: región con una matriz productiva primario-exportadora y secundaria importadora de manufactura y terciaria importadora de conocimientos.

 

  1. Descoplamiento 2: No hay articulación entre investigación científica y desarrollo tecnológico. Las publicaciones en revistas indexadas crecieron desde el año 2000 y 2018 del 2% al 4%. Mientras que la participación de la región a nivel mundial se ha mantenido en el 0.5%. Continuamos siendo importadores de tecnología y somos “consumidores netos de cultura”.

 

  1. Descoplamiento 3: Las tasas de crecimiento del desarrollo e innovación de América Latina es más lenta que la de nivel mundial. Consecuencias: más dependencia tecno-cognitiva ya que el capital cognitivo se apalanca en los derechos propiedad intelectual.

 

  1. Descoplamiento 4: La formación académica y la necesidad de romper la dependencia cognitiva cada vez más dominante y excluyente. El déficit es alto y el cuarto nivel es donde se generan conocimiento.

 

  1. Descoplamiento 5: Nivel de conectividad con los circuitos mundiales de generación de conocimientos. La región continúa rezagada y poco conectada con redes científicas de conocimientos.

 

  1. Descoplamiento 6: Cantidad y velocidad de crecimiento del número de investigadores científicos de América Latina frente al resto del mundo, En la región el número de investigadores es de 4 a 15 veces menor que en los países industrializados que creció entre el 32% a un 76%.

 

Sin duda hay que transformar la sociedad para transformar la universidad en un contexto global de transición del capital industrial (KI) al capital cognitivo (KC), pero ¿si la sociedad no se transforma, hay posibilidades de hacerlo o habrá que esperar? No. Lo importante es la decisión política de Estado y sus instancias para la transformación de la matriz productiva agro-minero-industrial nacional y su inserción en lo global. En la literatura académica de Ecuador no se ha podido identificar investigaciones que tengan relación con nuestro objeto de reflexión tanto a nivel de trabajos de fin de carrera (pregrado) como de postgrado (maestrías), esto es, analizar la influencia / efecto del cambio de época en la gestión de las Universidades y Escuelas Politécnicas.

 

  1. DEBATE – DIAGNOSIS - PROGNOSIS

 

Mi maestro y amigo, economista José Moncada,5 Rector de la Universidad Central del Ecuador ya fallecido, me recordaba a fines de los años 80 que en 1962 el Ecuador contaba con sólo 9 universidades y en 1987 con 22 universidades y escuelas politécnicas con un número de problemas que serían heredados: la masificación estudiantil, el deterioro de los niveles de enseñanza-aprendizaje, los crecientes índices de deserción, la carencia de renovación curricular y bibliográfica, deficiente formación profesional y otros que se han olvidado o se han ido solucionando en esto últimos años. Contextualmente, hasta el 2012, el Ecuador contaba con 71 Universidades, 45 de ellas creadas entre 1992 y 2006, coincidente con la asunción y despliegue de políticas neoliberales. Desde 1990 al 2006, se registró un crecimiento de 273% de universidades.6

 

En este contexto complejo, la gestión institucional dispersa de muchas Universidades por la implementación de modelos organizativos fraccionado con Facultades autosuficientes, desconectadas entre sí y con planes de estudios y estructuras organizativas desactualizadas. Al margen de las demandas imperativas de la economía y de la sociedad, constituyeron los principales rasgos de una crisis anunciada al iniciarse el nuevo siglo XXI. La situación era insostenible, se sumaba a este caos el crecimiento anárquico experimentado por Universidades asentada sobre una estructura administrativa deficiente, sin planificación estratégica y sin voluntad institucional, al contar con ella, de ejecutarla, agotaron sus posibilidades de sobrevivencia.

 

El informe entregado por el Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior, CONEA del 4 de noviembre de 2009, de las 71 universidades existentes, puso a 26 de ellas en el escalafón más bajo (E). Dichas Universidades fueron entre 1995 y 2005 de las más dinámicas y de rápido crecimiento estudiantil que el resto de Universidades pese a no contar con las estructuras académicas, investigativas y técnicas necesarias para asegurar una calidad de las profesiones que ellas acreditaban. Para el CONEA éstas no presentan las condiciones que demanda el funcionamiento de una institución universitaria reflejando “… las deficiencias y problemas que afectan a la universidad ecuatoriana” en su conjunto.

 

El Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación (CONEA) creó un conjunto de instrumentos de 44 parámetros divididos en seis criterios: organización, academia, investigación, vinculación con la sociedad, recursos e infraestructura, y estudiantes para la “Evaluación de desempeño institucional de las Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador”7 nunca antes realizado, y sugeridos por novedosos estudios situacionales regionales y nacionales como el “Contexto Global y Regional de la Educación Superior en América Latina y el Caribe” 8; “El Sistema de Educación Superior para la Sociedad del Buen Vivir basada en el conocimiento: el caso Ecuatoriano”9; “Buen Conocer/ FLOK Society: Modelos Sostenibles y Política Públicas para una Economía Social del Conocimiento Común y Abierto en Ecuador”10, “Universidad Emergente para una Sociedad Emancipada”11 y otros.

 

Sin duda, un segmento importante de las universidades ecuatorianas está en crisis, y se trata de una crisis de transición, salvo algunas excepciones,12 mediante el sistemático recorte de los recursos financieros y la ausencia de modelos de gestión orientada a la formación de profesionales, científicos y técnicos que contribuyan al desarrollo nacional de la economía, la producción y la ciencia.

 

Tres avances simultáneos que se insisten en ser visibilizados en el análisis de las universidades demandan un nuevo tipo de organización de la educación del futuro: 1) el auge de la inteligencia artificial, 2) la ola de descubrimientos científicos y exponenciales avances tecnológicos producto del creciente número de científicos en el mundo, en especial en la India y en China, y 3) la nanotecnología.13

 

En este contexto, analizar a las universidades y escuelas politécnicas en sus diversos componentes permitirá definir una estrategia de cambio de dirección hacia una “revolución universitaria” orientada al fomento de las ciencias y las técnicas con relación a los aparatos productivos concretos y a los aparatos cognitivos paradigmáticos.

 

Como argumenta el Profesor Boaventura de Sousa Santos:14 “… las reformas nacionales de la universidad pública deben reflejar un proyecto de nación centrado en las preferencias políticas que califiquen la inserción del país en contextos de producción y de distribución de conocimientos cada vez más transnacionalizados y cada vez más polarizados entre procesos contradictorios de transnacionalización, globalización neoliberal y globalización contra hegemónica”. Es imposible una solución nacional por la excelencia académica sin articulación local, regional y global.

 

Es importante insistir que para el Prof. Peter F. Drucker15, de la Universidad de California, el conocimiento es desde la segunda mitad del siglo XX el factor fundamental de las transformaciones socioeconómicas. La transición de la tecnología manual basada en la energía humana, animal y eólica, a la tecnología mecánica (basada en la energía del vapor, motriz y de combustión) y a la tecnología automatizada, son productos de la creatividad e innovación del conocimiento. Los auges empresariales de la revolución comercial (1700-1730), de la revolución industrial (1750-1850), de las nuevas industrias (1870-2000) y el auge de la revolución científica y técnica de los últimos años son productos de este proceso.

 

Según Drucker, el siglo XXI marca el fin de la era del “obrero de fábrica”; la bancarrota definitiva de la teoría Keynesiana; el fin del mito del coloso japonés; el nuevo papel de las economías nacionales en un mundo de corporaciones multinacionales; y el aparecimiento de nuevas concepciones sobre la productividad, la manufactura y la organización empresarial.

 

En esta visión de la sociedad moderna y posmoderna se es testigo del tránsito de la "sociedad industrial" a la "sociedad del conocimiento" basada en la robótica, la inteligencia artificial y la nanotecnología, caracterizada por las grandes corporaciones y por el peso laboral de empleados intelectuales. Esta sociedad, que ya se está construyendo, es permanentemente innovadora, el centro de gravedad se desplaza hacia el "trabajador instruido" altamente calificado y capacitado. Drucker, observa: “Que a la educación y a las escuelas les esperan grandes cambios… la sociedad ilustrada los exige y las nuevas teorías del aprendizaje los pondrán en marcha. Con qué rapidez vendrán no lo sabemos, desde luego; pero sí podemos predecir con alta probabilidad en dónde van a ocurrir primero y a golpear más duro (...)”.16

 

En consecuencia, la educación tendrá que adaptarse a los cambios y a las nuevas demandas donde el flujo de información será determinante para la operación de las pequeñas, medianas y grandes organizaciones educativas, de investigación científica y económica. La automatización de todas las fases de la producción dominará la economía. En esta misma línea discursiva, Alvin Toffler,17 resumía a fines del siglo XX este viraje hacia una nueva civilización que está emergiendo en el presente y que afectan a las personas y a las organizaciones. La especie humana tiene ante sí un futuro que se acelera y para el cual ni sus instituciones ni las personas se encuentra suficientemente preparados. La Humanidad se enfrenta a un período de alta incertidumbre y complejidad. Se enfrenta a la más profunda conmoción social y reestructuración creativa de todos los tiempos.

 

La Primera Ola (70000 – 1750) fue posible por el descubrimiento de larga duración de la agricultura desde hace diez mil años aproximadamente. La especie humana integraba un sistema de características agrícola territoriales, estableciendo determinados estadios de desarrollo desde la dinámica de los grupos cazadores-recolectores hasta el aparecimiento de sociedades agrícolas y ganaderas, de las primeras ciudades y de los grandes imperios esclavistas y feudales.

 

La Segunda Ola (1750-1800) es la invención y el desarrollo de las máquinas (desde las de vapor a las de combustión). La industrialización se desarrolló desde sus orígenes hasta mediados del siglo XX. Esta segunda ola habría entrado en su fase final entre la segunda mitad del siglo XX (1950 – 1990) y comienzos del XXI con el desarrollo de la cibernética, la robótica y la informática. Cada civilización crea un propio código, un conjunto de reglas o principios que determinan sus actividades y las impregnan de un repetido diseño, en el caso de la sociedad industrial se identifican tres:

 

  • Uniformización de las formas de vida; la sociedad industrial crea productos idénticos.

 

  • Sincronización, millones de personas compartiendo un destino común, horarios, este principio marca a la nueva civilización.

 

  • Especialización en la fabricación de objetos y artefactos.

 

La Tercera Ola es la sociedad que se está formando desde fines del siglo XX. Toffler afirma con objetividad que se trata de un salto "cualitativo" en el conocimiento y en la organización social. Se trata de una transición compleja del declive y transformación de la industrialización mecanizada hacia un nuevo tipo de organización social denominada en los años 90 de la “era cuántica”. En palabras de Toffler: “lo que está sucediendo es, ni más ni menos una auténtica revolución global, un salto cuántico de la historia”.

 

Milton Friedmam (Premio Nobel 1976), tras largas reflexiones neoliberales y postclásica de la economía sobre los cambios de época concluyó que la ideología es uno de los promotores clave del cambio. En uno de sus artículos escribió que todo "...gran cambio de la política social y económica va precedido por una modificación del clima de la opinión intelectual generada, a su vez -al menos en parte- por circunstancias sociales, políticas y económicas de la época"18. Según Friedman, los cambios tardan en hacerse evidentes pero la educación juega un papel importante en la intensidad y velocidad de ellos. Cada "oleada" de transformación dura largo tiempo desde su nacimiento hasta su declinación, dejando huellas en el cambio sucesivo.

 

Por último, la “marea Hayek” -que inspiró a Friedmam- tuvo un protagonista lúcido para los avatares de esos tiempos, el economista británico de origen austríaco, Friedrich August von Hayek (1899-1992), quien publicó en 1944 su libro “Camino de Servidumbre” criticó toda intervención del Estado en la economía e incluso en la educación. Hayek, influyó en la fundación de la Escuela de Chicago, cuya meta -casi alcanzada- consiste en restaurar el pensamiento liberal clásico de Adams Smith, David Ricardo, John Stuart Mill y a los neoclásicos. Hayek decía que19: “En la economía de mercado, como en la naturaleza, el orden nace del caos: la disposición espontánea de millones de decisiones y de informaciones conduce, no al desorden, sino a un orden superior”.

 

Gary Becker (Premio Nobel 1992), Profesor de Economía de la Universidad de Chicago, declamado como el “economista de la vida”, al explorar la parte no material del cambio social observó que, en las decisiones no económicas de las personas, gravitan consideraciones económicas de costos y beneficios. Muchas decisiones sociales portan un sesgo marcadamente económico, que pesa menos el "homo sociologicus". La tesis de Becker sobre el cambio social y el desarrollo económico se sintetiza en la idea de que hay que dejar obrar a las fuerzas de mercado libremente; que el "homo economicus" opere con libertad para crear la "riqueza de las naciones" sin interferencia del Estado y de que se puede llamar al siglo XXI como la “Era del Talento Humano”, en el sentido de que el principal determinante del nivel de vida de una nación es cuán bien desarrolla está y utiliza las habilidades, conocimientos, salud y hábitos de su población. Una alta inversión en talento humano no basta para producir buen rendimiento económico.

 

José de Souza Silva y Juan Cheaz,20 describen y definen desde una perspectiva histórica futurista los elementos que forman el contexto y los alcances del cambio de época:

 

  1. Una época histórica se caracteriza por un sistema de ideas, un sistema de técnicas y un sistema de poder dominantes. Se incluye un sistema de enseñanza y aprendizaje determinado.

 

  1. Una época histórica cambia cuando se transforman cualitativa y simultáneamente las relaciones dominantes de producción, de poder, de cultura y las formas de vivir la experiencia humana. Esto significa una transformación de los sistemas educativos.

 

  1. El cambio de época actual tiene tres epicentros, el tecnológico con las nuevas tecnologías emergentes: biotecnología, nanotecnología y las nuevas tecnologías de información y comunicación; económico que intenta construir un nuevo régimen de acumulación del capital; y cultural donde la sociedad no es considerada una máquina ni un mercado sino el espacio del bien común y de una educación como bien público.21

 

En el Preámbulo de la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI realizada en 1998, la UNESCO subraya: “… que los sistemas de educación superior deberían aumentar su capacidad para vivir en medio de la incertidumbre, para transformarse y provocar el cambio, para atender las necesidades sociales y fomentar la solidaridad y la igualdad; preservar y ejercer el rigor y la originalidad científicos con espíritu imparcial por ser un requisito previo decisivo para alcanzar y mantener un nivel indispensable de calidad; y colocar a los estudiantes en el primer plano de sus preocupaciones en la perspectiva de una educación a lo largo de toda la vida a fin de que se puedan integrar plenamente en la sociedad mundial del conocimiento del siglo que viene”.22

 

El Profesor Nerio González Linares, exdecano de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Andina del Cusco23, en un lúcido libro que merece ser estudiado y comentado, considera que la misión de la universidad es el de SER una institución de investigación, ciencia y tecnología. Se trata de una trilogía de procesos cuyos objetos de reflexión/acción son los conocimientos filosóficos, científicos, tecnológicos, humanísticos y artísticos que definen la esencia de la definición de la Universidad concebida como el espacio donde se ejerce la universalidad del conocimiento y la cultura humana.

 

Para ello, la investigación debe SER el factor unívoco en la reproducción y generación de nuevos conocimientos teóricos, metodológicos y técnicos a ser analizados y procesados en el aula. Un profesor de pregrado, por ejemplo, debe contar con horarios flexibles dedicados a la investigación de su disciplina, de sus avances y progresos. No se puede concebir un profesor que no sea de base investigador de sus campos de estudio y enseñanza, y que tenga resultados concretos de actualización de nuevos paradigmas, teorías, metodologías y técnicas. Al contrario, un profesor de posgrado sea maestría, doctorado o posdoctorado debe ser un investigador científico y profesor a tiempo completo. Sin duda, el factor más importante en una comunidad académica es la calidad sistémica de sus profesores.

 

Los procesos de reformas académicas en la educación superior que se están dando en América Latina, evidencian un problema: en vez de ser un medio de larga duración se han transformado en un fin en sí mismo. Las universidades primero, deberían pensar filosóficamente su pasado, su presente y su futuro. Por cuanto, la percepción filosófica que una organización tiene de su pasado, es la base que moldea en definitiva la interpretación de su presente e influencia su imaginación sobre el futuro que desea construir como comunidad académica.

 

Decía José Carlos Mariátegui en sus “7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana”: “La solidaridad de la economía y la educación se revela concretamente en las ideas de los educadores que verdaderamente se han propuesto renovar la escuela. Pestalozzi, Froebel y otros, que han trabajado realmente por una renovación, han tenido en cuenta que la sociedad moderna tiende a ser, fundamentalmente, una sociedad de productores”.24

 

¿Por qué deben cambiar las universidades? ¿Para ser más eficientes, competitivas y de mejor calidad? ¿Para transformar su arquitectura organizacional anquilosada al pasado? ¿Para diseñar e implementar una mejor planificación estratégica? Son preguntas que solo remiten a los medios. Pero la respuesta es que estas reflexiones para cambiar las cosas en las universidades sólo se deben realizar para alcanzar un resultado: reconstruir su relevancia en la sociedad.

 

José de Souza Silva observa que “El concepto de coherencia significa el grado de consistencia interna de un conjunto de reglas, mientras que el concepto de correspondencia significa el grado de consistencia externa entre dos o más conjuntos de reglas. En este sentido, una propuesta de desarrollo académico puede alcanzar un alto grado de coherencia sin necesariamente lograr un alto grado de correspondencia con el contexto de su aplicación (dimensión práctica: comunidad académica, empresas públicas, empresas privadas, comunidades) e implicaciones (impactos, resultados, dimensión ética)”.25

 

Las Universidades y Escuelas Politécnicas deben desarrollar periódicamente un autoanálisis y una autoevaluación para identificar brechas de coherencia interna y de correspondencia externa. No obstante, una organización está en peligro de acomodación cuando presenta altos grados de eficiencia y de relevancia, por el exceso de confianza generado por sus logros o resultados.

 

Así, analiza José de Souza Silva que un alto grado de coherencia se obtiene dentro de la organización, a través de la articulación entre filosofía, misión, objetivos, políticas, prioridades, estrategias y recursos entre otros, mientras que un alto grado de correspondencia es alcanzado a través de una interacción intensiva y de alta calidad entre la organización y los actores clave de su entorno relevante (docentes, estudiantes).

 

El grado de coherencia de una organización está asociado con la consistencia del modo de interpretación —el marco conceptual— que influye en la forma de pensar de los que la integran, mientras que el grado de correspondencia está fuertemente asociado con la consistencia del modo de intervención—teoría de acción—practicado. Mientras la coherencia está asociada a la eficiencia interna de la gestión de los medios, la correspondencia está asociada a la relevancia de los productos y servicios que la organización aporta en el dominio de la existencia, que es su entorno relevante.

 

Un marco conceptual incluye un conjunto de premisas de orden ontológico (sobre la naturaleza de la realidad), epistemológico (sobre la naturaleza del conocimiento y del proceso de su generación), metodológico (sobre el método y la naturaleza del indagar) y axiológico (sobre valores—éticos y estéticos—y la naturaleza de la intervención), que moldean una visión de mundo; un conjunto de conceptos derivados y/o asociados a las premisas anteriores; una o más teorías que articulan dichos conceptos para indicar vínculos de asociación, correlación o causalidad; y una o más hipótesis de trabajo para orientar iniciativas coherentes hacia la acción.

 

Una teoría de acción, incluye un propósito a ser logrado; una filosofía de intervención (una especie de promesa ética que anticipa la principal característica del modo de intervención, como por ejemplo: practicar el enfoque del desarrollo de y no el enfoque del desarrollo en un país, provincia, municipio, comunidad, organización, etc.) para influenciar la forma de cómo el propósito debe ser logrado; y algunas premisas ontológicas, epistemológicas y metodológicas para asegurarse de que la filosofía propuesta (la dimensión axiológica) será incorporada y respectada.

 

Los cambios globales en marcha no pertenecen a la época histórica de la sociedad industrial, sino que están forjando una nueva época. Cambios cualitativos y cuantitativos simultáneos en las relaciones de producción, las relaciones de poder, las formas a través de las cuales vivimos la experiencia humana y la cultura, dominantes durante la época del industrialismo, están transformando el sistema de ideas, el sistema de técnicas y la institucionalidad de aquella época histórica. Un mundo nuevo, pero no necesariamente mejor, está emergiendo de los efectos combinados de tres revoluciones—tecnológica, económica y sociocultural.

 

Cada una de estas revoluciones, siguiendo la estructura discursiva de crea y recrea una visión de mundo que intenta prevalecer en una época histórica. Bajo la metáfora de la máquina, la revolución tecnológica genera una visión cibernética de mundo. Bajo la metáfora del mercado, la revolución económica promueve una visión mercadológica de mundo. Bajo la metáfora de la trama de relaciones entre formas de vida, la revolución sociocultural promueve una visión contextual de mundo.

 

En este marco, la dimensión institucional de una universidad—las “reglas del juego”—del desarrollo de la época histórica del agrarismo e industrialismo enfrenta una crisis de legitimidad, una pérdida de vigencia por las consecuencias negativas del desarrollo practicado bajo su influencia. A su vez, esta crisis de legitimidad genera una crisis de percepción porque los modos de interpretación e intervención son obsoletos, no corresponden a las nuevas realidades.

 

Una nueva época establece un nuevo sistema de ideas, conceptos y paradigmas, que privilegian modos de interpretación e intervención. Durante la época histórica de la sociedad industrial en los países seminales del Norte, el sistema de ideas, creado bajo la influencia de una visión mecánica de mundo, forjó un modo clásico de producción de conocimiento como el positivismo, el constructivismo.

 

  1. CONCLUSIONES

 

Este cambio de época: el de la sociedad red, sociedad del conocimiento, sociedad cuántica, sociedad digital, inteligencia artificial o sociedad posindustrial como decía Bell en 1976, demandaba y demanda de un nuevo papel histórico de las universidades. La condición de entidades articuladas a los procesos históricos, a la creación y recreación de productos simbólicos, cognitivos y materiales, lo sitúa en un punto importante de entidades promotoras, impulsadoras y emprendedoras de cambios y transformaciones sociopolíticas, culturales y cognitivas profundas para el presente siglo.

 

Un Modelo de Gestión ayuda a una Universidad a establecer las metodologías, responsabilidades, recursos y actividades para orientarla a la obtención de resultados de efectos e impactos. La gestión por procesos se basa en la modelización de los sistemas como un conjunto de procesos interrelacionados mediante vínculos causa–efecto. El propósito es asegurar que todos los procesos se desarrollen de formas coordinadas, efectivas y eficaces.

 

Se incluye a la Academia como una dimensión estratégica que tiene relación con el grado de ajuste de la educación superior con los propósitos y demandas de la sociedad y del Estado. Contiene las condiciones fundamentales para el ejercicio de una docencia universitaria comprometida y de calidad. Justamente la denominación de “Academia” tiene por objetivo establecer la idea de que la docencia universitaria debe constituirse en una comunidad científica que incluya a los estudiantes con vocación profesional, legítima y consciente de las necesidades del desarrollo nacional.

 

 

José Domingo Paredes Castillo

Profesor ® Universidad Central del Ecuador y Universidad de las Fuerzas Armadas

  • Universidad Nacional Mayor San Marcos de Lima, Facultad de Educación, Doctorado de IV Nivel. Candidato a Doctor en Educación.

  • Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Título de Doctor en Historia.

  • Universidad Central del Ecuador. Escuela de Posgrado en Ciencias Internacionales. Maestría en Gobernabilidad y Desarrollo.

  • Universidad de Guayaquil. Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Políticas. Licenciado en Sociología y Ciencias Políticas.

 

 

 

 

1 2009. Quito, Ecuador. CONEA. Versión electrónica para revisar en: conea.gob.ec.

2 En: Ana Lucía Gazzola y Axel Didriksson, eds. Tendencias de la Educación Superior en América Latina y el Caribe. Caracas, Venezuela. IESALC-UNESCO, disponible en formato digital en: www.iesalc.unesco.org.ve.

3 Cf. CRES 2018, “Nuevos Conocimientos para una Nueva Sociedad”, pp. 109-115.

4 Cf. CRES 2018, pp. 110-112.

5Moncada Sánchez, José.1987. “Criterios para una Política de Reforma y Desarrollo de la Universidad Ecuatoriana”, pp. 9-30. En: Problemas Universitarios. Cuadernos de Análisis No 2. Quito, Ecuador. Ediciones CONUEP.

6 Méndez Sánchez, Ángela. “Universidad Ecuatoriana. ¿Hacia dónde camina la calidad?”, pp.20-27. Revista Gestión, Edición 248. Febrero-Marzo de 2015. Quito, Ecuador.

7 (2009). Quito: CONEA. Versión electrónica para revisar en: conea.gob.ec.

8 Didriksson, Axel y Ana Lucía Gazzola, editores. (2008). Tendencias de la Educación Superior en América Latina y el Caribe. Caracas, Venezuela. IESALC-UNESCO, disponible en formato digital en: www.iesalc.unesco.org.ve.

9 Larrea Santos, Elizabeth y Víctor Granados. (2016). Guayaquil, Dirección de Publicaciones de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.

10 Vila-Viñas, David y Xabier E. Barandiaran (eds.). (2015). Quito: Editorial IAEN/Editorial CIESPAL.

11 Ramírez, René, coordinador. (2016). SENECYT-IESALC. Quito, Ecuador.

12 Campaña, Isaías. 2010. “Los Retos del Economista frente al siglo XXI”, ensayo no publicado. Quito, Ecuador. Instituto de Investigaciones de la Universidad Central del Ecuador.

13Senor Dan &Saúl Singer. 2011. Start-Up Nation. La Historia del Milagro Económico de Israel, p. xvii. Buenos Aires, Argentina. Ediciones Aleph.

14 2007. La Universidad en el Siglo XXI. Para una Reforma Democrática y Emancipatoria de la Universidad, p. 52. La Paz, Bolivia. CIDES-UMSA, ASDI y Plural Editores.

15 Drucker, Peter. Las Nuevas Realidades. Bogotá, Edit. Norma, 1989.

16 Obra citada, pág. 242.

17 Toffler, Alvin. La Tercera Ola. Barcelona. Editorial Orbi, 1992.

18 Friedman, Milton. “La Marea en Asuntos Humanos”, Págs. 74 - 79. En Revista Perspectivas No.66. Washington, USA. 1992.

19 Sorman, Guy. Los Verdaderos Pensadores del Siglo XX, Págs. 198 - 199. Buenos Aires, Edit. Atlántida, 1991.

20 De Souza Silva y Juan Cheaz. 2001. La Dimensión Institucional del Desarrollo Sostenible. Proyecto Nuevo Paradigma. Servicio Internacional para la Investigación Agrícola Nacional (ISNAR). San José de Costa Rica, junio de 2001.

21 De Souza Silva, José. 2012. La Innovación de la Innovación en la Política. Memorias del Taller realizado en el Distrito Metropolitano de Quito, 24 a 28 de septiembre de 2012. Consejo Nacional Electoral de Ecuador.

22 Extracto realizado por el Dr. Emeterio Mendoza Bolívar, Rector actual de la Universidad Andina del Cusco y que se publica en la presentación del libro del Profesor Dr. Nerio González Linario, infra.

23 González Linares, Nerio. 2017. Calidad, Investigación y otros retos de la Universidad Peruana del Siglo XXI, pp. 59-64 y 155-166. Fondo Editorial-Universidad Andina del Cusco.

24 Obra citada, p. 121.

25 De Souza Silva, José. “La Universidad, el Cambio de Época y el Modo Contexto Céntrico de Generación del Conocimiento”. Conferencia presentada al Seminario Internacional “Las Nuevas Tendencias de la Educación Superior”. Quito, Ecuador. Julio, 2002.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/207321?language=es
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