Dos mártires universitarios por los tratados del Canal de Panamá

15/06/2020
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Foto: https://www.laestrella.com.pa
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El 14 de junio de 2020, se cumplen 42 años de la muerte de dos estudiantes universitarios: Jorge Camacho y Demóstenes Rodríguez, que sostenían posiciones distintas sobre los Tratados del Canal.

 

Ambos murieron por razones patrióticas, y ambos tenían razón a su manera porque – tal como le advertí al general Omar Torrijos el 16 de marzo de 1973, en el segundo día de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU en Panamá: “La Patria está por encima de cada uno de nosotros, incluyéndolo a usted”. Las rivalidades coyunturales de estudiantes y agrupaciones sobre esos tratados no borran esa verdad y, más bien, los unifica.

 

Yo mismo estuve de acuerdo con el Tratado del Canal, porque nos aseguró -- gracias al canciller y máximo negociador, Juan Antonio Tack -- la soberanía, el desmantelamiento de la Zona del Canal, la evacuación de las bases militares y el traspaso del Canal a Panamá.

No estuve de acuerdo, en cambio, con el Tratado de Neutralidad, negociado por otros, porque era a perpetuidad y, con las enmiendas unilaterales del Senado de Estados Unidos, desnaturalizaba sus principios fundamentales y violaban nuestra soberanía.

 

Pero ser patriota no implica ser iluso: Estados Unidos jamás reconocería todos los derechos nacionales e internacionales de Panamá de una sola vez. Para perfeccionar el rol de nuestra posición geográfica a nivel mundial, hay que seguir luchando, porque en la lucha está la unión que necesitamos, y a esa lucha nos conminan tanto Jorge Camacho como Demóstenes Rodríguez.

 

Acompañé al funeral de Camacho y le dediqué las siguientes Décimas, que es la forma poética favorita de los campesinos panameños y la mía en especial.

 

El funeral de Jorge Camacho

 

A Olier Ávila (QEPD), quien dio un vibrante discurso de despedida a Jorge Camacho.

 

(1)

¡Jorge Camacho, presente!

Gritaban los compañeros.

Sus pechos latían, fieros,

un hondo dolor silente.

Fue cual rayo de repente

matando su madrugada

aquella tormenta airada

que azotó por La Colina*

una noche de neblina

cómplice e infortunada.

 

(2)

 

Voló su vida de un cuajo

sin decir adiós ni nada.

Su sangre fue derramada

de un golpe cobarde y bajo.

La muerte, de un solo tajo

sobre su rojo cabello,

arrancó todo lo bello

que a la Patria prometía,

pues Camacho, antes del día,

se apagó como un destello.

 

(3)

 

¡Jorge Camacho, presente!

Proseguía su calvario.

La Patria prestó el sudario

y un beso le dio en la frente.

Iba el cortejo doliente

en procesión cabizbaja.

Iban cargando su caja

en hombros los estudiantes,

y sus gritos militantes

aromaban su mortaja.

 

(4)

 

¿De dónde partió la bala

que le arrebató su trillo?

¿Cuál dedo apretó el gatillo

que despedazó su ala?

Una mano oscura y mala

asechó como felino

y en un impulso mezquino

çumplió sus fines aviesos,

destapándole los sesos

en la flor de su destino.

 

(5)

 

¡Ay, Camacho!, aún se escucha

tu voz como una campana,

arengando a la mañana

para integrarla a la lucha.

Hoy la familia aguilucha

resiente tu ausencia dura.

Un oleaje de amargura

invade su corazón,

mas baja del Cerro Ancón

un cántico a tu bravura.

 

(6)

 

¡Jorge Camacho, presente!

Llegaron pronto a su fosa

y a su fondo, una rosa

arrojó algún dirigente.

Era un mensaje valiente

que coronaba su anhelo:

la Patria agitó un pañuelo

en gesto de despedida

y, anunciando su partida,

¡se tiñó de rojo el cielo!

 

Panamá, 14 de junio de 1978.

 

*La Colina. Así se denomina a la Universidad de Panamá.

 

-Julio Yao, asesor personal del canciller Juan Antonio Tack y del general Omar Torrijos.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/207255?language=en
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