Perú: Rondando la pandemia

15/05/2020
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  • Opinión
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En la actualidad un guerrero silencioso del proceso contra la pandemia son las Rondas Campesinas y Nativas. En todo el Perú, miles de comuneros y comuneras se encuentran cuidando fronteras, abasteciendo a las familias afectadas con alimento y medicina y manteniendo el orden.

 

En un país como el Perú, donde el Estado se ha reducido a su mínima expresión, una organización como la Ronda Campesina y Nativa es la única fuerza organizada que está haciendo frente al COVID 19. Muestra de esto es que justamente en cada pequeño pueblo donde esta organización está fuerte, la enfermedad está teniendo entre nula a escaza presencia. Incluso, están logrando algo no esperando, están movilizándose para ayudar a la gente pobre de la ciudad entregando alimentos que ellos y ellas mismas cultivan.

 

Aquellos poblados rurales donde esto no sucede, es en aquellos poblados sin identidad, donde hay vergüenza de ser indígena y/o rondero, donde hay una fuerte producción de monocultivos y mucha dependencia del comercio de alimentos propios de la ciudad. Sin embargo, ahí siguen los lazos de solidaridad, poblados que mantienen la diversificación de su producción comparten con aquellos donde priman los monocultivos.

 

Por el momento la situación es relativamente estable, sin embargo, cuando acaben las restricciones de cuarentena, explotarán varios frentes, comerciantes de todo tipo, madereros formales e informales y traficantes de todo tipo (de personas, droga, contrabando, etc.) además de programas de asistencia del Estado, entraran con más fuerza a la zona rural. Aquí entrará un nuevo escenario. Si las ciudades ya no tienen cómo atender a la gente urbana que tienen, menos podrán atender a la zona rural, esta se verá a su suerte.

 

Los escasos promotores de salud,  las pocas medicinas existentes, las medicinas tradicionales y el conocimiento de ancianos y sabios de la zona rural será la que tendrá que hacer frente al problema. Ahora, una enfermedad tan fuerte, necesita mucho más que esto. ¿Cuál será el desenlace? Hay gran tensión y expectativa, hay conciencia que el Estado nunca ha atendido a la zona rural y ahora, contra el tiempo, ¿se reivindicará? No lo vemos hasta el momento. El Estado muestra su ineficiencia en la ciudad, es un hecho que lo será aún más en el campo, entre los ciudadanos siempre postergados y olvidados.

 

Sin embargo, este hecho, les devolverá a las ciudades otro problema. El desabastecimiento de muchos productos será un efecto. Solamente algunos productos de gran escala permanecerían, pero nuevamente a costos que no serán accesibles para gran parte de la población. Ahora, la ayuda humanitaria exterior, ¿será posible? ¿Cómo con un Estado que tampoco tiene capacidad de planificar cabalmente el Estado inicial de la emergencia?

 

Nuevamente, el único salvamento a este escenario es la solidaridad de otros países, incluyendo voluntarios y equipamiento. En teoría los Centros Operativos de Emergencia Regional y otros estamentos relacionados con la atención de desastres, debieran de funcionar. Igualmente, las Fuerzas Armadas con su helicópteros y cuarteles, debieran ser centros para el traslado y los espacios que acondicionen los Gobiernos Regionales, serían lugares de recepción y transferencia para apoyar a la ciudadanía. Pero, ¿dónde se encuentran los planes con sus prospectivas de escenarios y estrategias? ¿Qué organismos están generando estas con sus respectivas sinergias? ¿Dónde están los profesionales formados activando esta mirada y plan de acción para las fases del problema? Son varias preguntas. Por el momento. La ciudadanía sigue Rondando alrededor de la pandemia.

 

Jorge Arboccó

Antropólogo peruano

https://www.alainet.org/es/articulo/206580?language=en
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