El futuro se acelera en llegar

13/04/2020
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Como consecuencia de la pandemia COVID-19, el futuro de las personas y de la sociedad se acelera en llegar. Se sienten grandes cambios a nivel planetario. La producción y elaboración de bienes económicos está cambiando de eje. Los hábitos de consumo abren nuevos caminos hacia el bienestar general y, como consecuencia, las grandes desigualdades socio-económicas se cuestionan con mayor vigor y claridad. El equilibrio mundial de las grandes potencias se reacomodan. Un modelo socio-económico alternativo al capitalismo se dibuja con mayor claridad.

 

La economía industrial que tuvo como emblema a las fábricas, está dando paso aceleradamente a los centros de investigación y de aplicación que son el emblema de la economía inmaterial, llamada también economía de los conocimientos o economía digital. En suma, la “producción” está dejando su lugar de importancia a la “elaboración” de bienes económicos. Mientras la primera se caracteriza por una producción en serie, de millones de unidades del mismo producto, la segunda es la elaboración de un bien económico único. Cada bien económico no admite ni siquiera un duplicado.

 

Son dos formas de trabajar diferentes. En el primer caso se trata del Proceso Artificial de Producción, producción de bienes materiales por excelencia, como los automóviles, aviones, casas, sillas, mesas… En el segundo caso se trata del Proceso de Trabajo de Concepción, elaboración de bienes económicos que son el resultado de un invento, una creación, una innovación o un descubrimiento. Es decir, la pandemia del coronavirus está acelerando la llegada de un nuevo mundo; una nueva manera de trabajar y de vivir.

 

El Proceso de Trabajo de Concepción tiene a los conocimientos y competencias del trabajador como su elemento fundamental. Y esto hará, como lo veremos luego, una gran diferencia no solamente en la evolución de los procesos de trabajo sino también, y, sobre todo, en el cambio del tipo de repartición del resultado de la actividad económica. Dicho con mayor claridad, el elemento fundamental del Proceso de Trabajo de Concepción impide la creación y desarrollo de las grandes desigualdades socio-económicas. Este proceso de trabajo, como lo hicieron en su tiempo los procesos de trabajo a mano desnuda y con herramientas, impedirá la explotación del hombre sobre el hombre.

 

Asimismo, el COVID-19 no solamente está acelerando la instalación de un nuevo proceso de trabajo, sino que también, al mismo tiempo, está poniendo de relieve un nuevo sector de la actividad económica. Mientras que el proceso de trabajo que anima la economía industrial puso delante de la escena al confort material, el proceso de trabajo que anima la economía inmaterial está incidiendo con prioridad, en su camino de evolución, en la salud del ser humano. Un campo de la actividad económica que había sido dejado de lado por el principio de rentabilidad y de las ansias de hacer dinero y más dinero, en agravio de la salud de las personas y, muy especialmente, de los trabajadores, de sus familias, de los desempleados y marginados.

 

Una recomposición en la importancia de los sectores de la actividad económica, la misma que redundará inevitablemente en una recomposición del equilibrio de poder a nivel mundial. La pululación de los uno mil centros de investigación y aplicación serán los agentes directos del cambio. El centralismo de los Estados Unidos en el ordenamiento planetario está siendo cuestionado con mayor vigor. Y un transitorio multipolarismo se hará presente con mayor claridad.

 

De igual modo, los hábitos de consumo de las personas están desplazando su prioridad hacia la salud de los seres humanos y de la sociedad. Porque el COVID-19 lo está mostrando con claridad que, no es suficiente tener un buen control sanitario a nivel de la persona si la sociedad no está implementada correctamente para proteger ese control sanitario personal. Los centros de salud, el personal que lo compone y las correctas disposiciones sanitarias están tomando una importancia vital para el buen vivir tanto de las personas como de la sociedad.

 

Estas dos cosas, la gran diseminación de centros de investigación y de aplicación, así como los nuevos bienes de consumo para preservar y sanar la salud de las personas, requieren de un cierto nivel de poder adquisitivo y de financiamiento, a nivel de cada persona y de la sociedad. Esto se hace tan evidente y se convierte en una exigencia diaria y vital de las personas de casi todos los estratos de la sociedad, así como de los recursos financieros con los que debe contar el Presupuesto Público del país.

 

De ahí que, se hace evidente que los recursos financieros destinados a la salud en proporción al Producto Bruto Interno del país, deben ser más consecuentes. La persona y su bienestar deben volver a ser la primera prioridad en el objetivo de la actividad económica y en el reparto equilibrado del resultado de dicha actividad económica.

 

Al respecto, el COVID-19 nos está ilustrando que las personas no pueden tener como única fuente de ingresos ya sea los salarios o los dividendos. Si la empresa que les brinda ese tipo de ingresos quiebra, la mayoría de dichas personas se quedarán en la completa orfandad. Y en el caso de los trabajadores que pierden su centro de trabajo es mucho más grave. Sin ningún recurso para sobrevivir, menos aún para adquirir los medicamentos o tratamientos que exige su estado de salud. Los trabajadores ocupados que pierden su trabajo y, por tanto, su única fuente de ingresos, están destinados a morir.

 

Los trabajadores que pierden su única fuente de ingresos pasarán a aumentar la masa de personas que se encuentran en la plena orfandad tales como los trabajadores desocupados, los otros miembros de la familia, las personas de la tercera edad, los inválidos, los niños y jóvenes abandonados o que pierden sus padres por accidentes de la vida, etc. Esta es la dura realidad de la sociedad capitalista.

 

Ante tal calamidad que nos brinda la sociedad capitalista, la Humanidad está encontrando una salida a este problema, en algunos casos por intereses egoístas como es lo que sucede con las empresas petroleras en Alaska. A principios de este milenio, y habida cuenta de que el suelo de Alaska contiene inmensos yacimientos de petróleo, las empresas crearon un apreciable fondo de compensación para ser repartido, en partes iguales, entre todos los habitantes del país. Una especie de Icome Basic (Remuneración de Base) para cada persona, que serviría a compensar los efectos nocivos de la explotación petrolera.

 

En Europa, así como en América Latina se expande la idea de una Remuneración de Base, producto de una reflexión sobre el nivel inhumano en el que viven grandes franjas de la población. La Remuneración de Base se orientaría a paliar la falta de recursos monetarios para sufragar las necesidades básicas de la persona y de las familias. Esta remuneración no estará ligada a ninguna contraprestación. Ella se recibirá solamente por el hecho de ser parte de su sociedad.

 

A esta corriente de aplicación de la Remuneración de Base, en plena ebullición a progresión creciente, la podemos clasificar en dos según sus fuentes de financiamiento. Los unos piden que el fondo monetario que serviría a cubrir la aplicación de la Remuneración de Base debe provenir del Presupuesto Público del país. Los otros, sostienen que esta Remuneración de Base debe provenir de la totalidad de las utilidades de las empresas-país. Dos puntos de vista con su pro y su contra.

 

Mientras que el monto de la Remuneración de Base proveniente del Presupuesto Público del país estaría completamente supeditado a los caprichos de los políticos y de los gobernantes, la Remuneración de Base proveniente de las utilidades de las empresas-país sería recibida automáticamente y sin ninguna supeditación a los caprichos de políticos y gobernantes, pero requiere de un Gran Cambio de la base socio-económica del país, así como del consentimiento de la totalidad de la población del país.

 

Son dos proposiciones sustentadas en dos modelos socio-económicos diferentes. La propuesta que recurre a utilizar los fondos del Presupuesto Público del país responde a la decisión de conservar el modelo socio-económico capitalista vigente. Su único objetivo es de “reformar” o “mejorar” el modelo, pero, en esencia, opta porque quien maneja el acto económico se siga apropiando la totalidad del resultado de la actividad económica generado por un pueblo, presente y pasado. Es decir, a partir de esta opción se estaría optando porque continúen las grandes desigualdades socio-económicas al interior del país.

 

En cambio, la opción de obtener la Remuneración de Base a partir de la totalidad de las utilidades de las empresas-país se orienta a realizar un cambio de la base socio-económica del país y, con ello, facilitar la instalación de nuevas instituciones que remplacen a aquellas de la Democracia Representativa que, a través de su centralismo, justifica y preserva las grandes desigualdades socio-económicas.

 

Es bueno saber que la Remuneración de Base a partir de la totalidad de las utilidades de la totalidad de las empresas-país significa, en otros términos, la Repartición Igualitaria de la totalidad de las utilidades de la totalidad de las empresas-país.

 

Esta Repartición Igualitaria será una decisión de sociedad. Es decir, la totalidad de la población del país decidirá la instalación de este mecanismo que creará, en términos bien concretos, los lazos de hermandad entre todos los miembros de la sociedad. Pero para que esta “decisión de sociedad” persista en el tiempo será indispensable poner de pie la institución que lo valide en el tiempo. Y esta es precisamente la Propiedad Comunitaria o Propiedad Colectiva de las empresas-país, en el sentido de que la propiedad es de todos y de ninguno en particular. Con ello estamos diciendo que las empresas-país serán de propiedad del pueblo, en el sentido de propiedad comunitaria, como la nueva y principal institución jurídica del país.

 

Algo más, en base a la propiedad comunitaria de todas las empresas-país se podrá sustentar un nuevo sistema financiero que facilitará un Financiamiento Ilimitado para la creación y desarrollo de empresas-país. Empresas que pertenecerán a todos los habitantes del país, que formarán el sector económico más importante del país, y sobre cuyos activos, físicos y financieros, se podrá emitir dinero en la forma de financiamiento de nuevas empresas-país o del desarrollo de las mismas.

 

El financiamiento ilimitado de empresas-país será la condición suficiente para que se elimine de una vez por todas, la explotación del hombre sobre el hombre.

 

Recordemos que la condición necesaria para impedir la explotación de un hombre sobre otro hombre está dada por el elemento fundamental del Proceso de Trabajo de Concepción que son los conocimientos y habilidades del trabajador. Este elemento de dicho proceso de trabajo se encuentra esencialmente localizado en el cerebro del trabajador, con lo cual se hace imposible que una tercera persona pueda apropiársela en forma permanente, como sucedió con los centros de alimentación o las herramientas, elementos fundamentales del Proceso de Trabajo a Mano Desnuda y el Proceso de Trabajo con Herramientas.

 

Ahora, con el financiamiento ilimitado para la creación y desarrollo de empresas-país se pondrá en acción la condición suficiente para impedir la explotación de un hombre sobre otro hombre, basado en la hegemonía de la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica, que permite, como sucede desde hace unos diez mil años, que un reducido número de personas se apropie del 100% del resultado de la actividad económica.

 

De otra manera, estamos llegando al fin del impero de la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica, y de su forma externa de presentación, la economía y sociedad capitalista.

 

Lima, 13 de abril del 2020

 

Dr. Hugo Salinas

salinas_hugo@yahoo.com

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/205871?language=es
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