La pascua o ¡rumbo al reino!

06/04/2020
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Hace unos pocos días, leyendo o escuchando uno de los muchos comentarios sobre el coronavirus, me quedó grabada la frase siguiente: “Al origen de la humanidad, pasamos a ser humanos cuando empezamos a defender juntos a los más débiles”. El autor hablaba que con esta pandemia, estábamos “contra la pared”: o seguimos entrado por la puerta de auto-suicidio planetario o damos un salto cualitativo hacia una humanidad mejor, cuidando de la Tierra y de los más débiles. Una humanidad nueva mediante una nueva creación, obras de nuestra autoconciencia humana. Terminaba diciendo el autor que no había más alternativa. Es hora de pasar de ‘gusanos’ que nos arrastramos a ‘mariposas voladoras’.

 

Casi enseguida relacioné dicha frase con el momento en que nos encontramos: la Semana santa. Claro no es una Semana santa como las demás. No habrá las multitudinarias procesiones del viernes santo donde se recuerda a un muerto que, para la inmensa mayoría de los peregrinos, no resucitó, porque están ausentes de las celebraciones del sábado de gloria y del domingo de resurrección. Y los grandes medios de comunicación nos pasarán las películas noveladas y tergiversadas de un Cristo bandolero, de un Mesías espiritualista, de un soñador ingenuo, de un rebelde fracasado por creer en un dios que ama la sangre humana, anciano escondido en el cielo de los fantasmas que creamos los humanos para tranquilizarnos. ¡Fuera de las procesiones del viernes santo, no pasa nada porque seguimos iguales! Iguales de pobres, iguales de individualistas, iguales de corruptos, iguales de desorganizados, iguales de inconscientes, iguales de cobardes, iguales de consumistas y materialistas. ¿Nos despertará el coronavirus? “¡O muere el sistema neoliberal o muere la civilización humana!”, escribió el Washington Post.

 

¿“Ser humano es empezar a defender juntos a los débiles”? porque ‘ser inhumano’ es ser indiferentes a lo que le pasa al vecino; porque ‘ser inhumano’ es acumular bienes y dinero sin aceptar que es el precio de la sangre y muerte de muchos pobres; porque ‘ser inhumano’ es preocuparse más del cielo que de la tierra y de los humanos; ‘ser inhumano’ es vender armas para asesinar pueblos enteros, es traficar drogas con la complicidad de instituciones podridas; ‘ser inhumano’ es pagar salarios de miseria condenando a jóvenes, mujeres y adultos a vivir como animales; ‘ser inhumano’ es negociar con la religión para imponer un cristianismo ‘opio del pueblo’… ¿Por qué estamos tan lejos de la primera semana santa y nos cuesta tanto entender el mensaje original de Jesús?... porque nos conviene, porque preferimos la mediocridad a la dignidad, y la maldad a la felicidad…

 

Resumiré la misión de Jesús y la meta de su Pascua -pasión, muerte y resurrección- en la frase que abre este artículo: Jesús nació, vivió, murió y resucitó para que lleguemos a ‘ser humanos’, es decir, a defender juntos a los más pobres, tal como lo hizo él. Por eso lo mataron porque defendía al Dios de los pobres y no una divinidad inventada por los ricos para defender sus privilegios y tapar sus fechorías. Jesús vino para el Reino y no para salvarnos de pecadillos que poco tienen que ver con la defensa de la vida y de la dignidad de los pobres. Las autoridades imperiales y religiosas de su tiempo necesitaban de pobres, de muchos pobres para seguir siendo ricos, opulentos y creyentes de un falso dios que los protegiera de cualquier cambio. Parece que con el paso de los siglos nos quieren seguir imponiendo esta religión del imperio, del dinero, de la violencia y de la muerte sin resurrección. Pero parece también que hemos comenzado a romper el círculo de la mentira y de la opresión, si comenzamos a pensar quién fue Jesús y cuál era su proyecto de Reino: “Ser humanos por defender juntos a los más pobres”.

 

Que esta Semana santa nos revele, más numerosos y decididos, la verdadera misión de Jesús, el verdadero rostro de Dios y el verdadero objetivo del Reino: “Defender juntos a los pobres”. Esa es la verdadera Pascua. Entonces ‘¡Rumbo al Reino!’, con Jesús y entre todos… aunque nos cuesta la vida, porque “hay muertos que nunca mueren”.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/205717
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