El coronavirus y el sistema de salud en México

03/03/2020
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Foto: Moisés Pablo/Cuartoscuro.Com
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La ansiedad y el temor que han generado las noticias sobre los primeros casos de coronavirus COVID-19 en México, han llevado a pasar por alto las principales causas de muerte en el país, como también las fortalezas y las deficiencias del sistema de salud a nivel municipal, estatal y federal para hacerles frente. Si bien la influenza y la neumonía figuran en la lista de las 10 principales causas de muerte en México, según información reunida por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) con datos de la Secretaría de Salud, lo cierto es que la salud, no obstante su importancia para la prosperidad y la seguridad de los mexicanos, goza de un perfil bajo en la agenda nacional.

 

Baste mencionar que en el presupuesto de egresos de la federación para 2020, el gasto en salud experimenta apenas un aumento de 37 mil 241 millones de pesos para llegar a los 634 mil 388 millones de pesos, o bien un 2.6% respecto al producto interno bruto (PIB), muy lejos del 6% sugerido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El gasto en salud representa el 10.4% del presupuesto total de egresos para el año en curso1.

 

Contrasta este aumento de apenas el 6.2% en el gasto de la federación, con la promesa del presidente López Obrador de que el sector salud recibiría 40 mil millones de pesos, los cuales no aparecen en el citado presupuesto de egresos del país. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el segundo país de la citada institución con mayor gasto de bolsillo para tratar enfermedades. Se estima que a pesar de que el gasto en salud representa el 10.4% del presupuesto federal, los pacientes deben desembolsar el 45% del gasto en salud, lo que tiene impactos severos en el bienestar de las personas2.

 

 

El gasto de bolsillo se define como la proporción de los recursos que las familias destinan a través de gastos directos, a solventar los distintos requerimientos de la atención de la salud, una vez satisfechas sus necesidades alimentarias. El gasto procedente del bolsillo de las personas fue la principal fuente de financiamiento del sistema de salud en México hasta 2008. Si bien ahora se encuentra en segundo lugar detrás del gasto gubernamental, la OMS recomienda que el gasto de bolsillo no rebase entre el 30-40% del gasto total en salud, debido a que tiene efectos empobrecedores en las personas con menores ingresos, razón por la que es considerado como catastrófico3.

 

 

Tan importante como el gasto en salud es el monto destinado a la prevención en salud. En México, del presupuesto asignado a la salud, sólo el 2.8% va a la prevención. La cifra, que es consistente con el promedio imperante en la OCDE, resulta insuficiente, en el caso mexicano, para cubrir los costos de la prevención. Baste mencionar que Canadá destina un 6.2% del presupuesto en salud a la prevención, en tanto la Gran Bretaña usa el 5.2% para el mismo fin4. Este es un tema delicado, considerando la exposición que tiene la población a numerosas patologías, que se relacionan con la transición demográfica y epidemiológica, amén de enfermedades nuevas nacidas en territorio nacional o que se originan en otras latitudes y pueden generar crisis de salud pública en el país. Asimismo, las causas de muerte en México, como se explicaba, no sólo están vinculadas a enfermedades sino a condiciones políticas, económicas, culturales, educativas, etcétera que demandan un trabajo preventivo de gran envergadura con visión integral y multidisciplinaria.

 

Si bien el gasto en prevención ha crecido -sobre todo si se compara el de 2015 frente al del presente año-, se observa un aumento desigual que es sustancial para el caso del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) frente a la del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

 

La Secretaría de Salud posee ocho programas para la prevención y el control de enfermedades, a saber:

 

  1. Prevención y atención contra las adicciones.

  2. Prevención y atención de VIH/SIDA.

  3. Prevención y control de enfermedades, entre ellas el diagnóstico de tuberculosis.

  4. Prevención y control de sobrepeso, obesidad y diabetes.

  5. Programa de vacunación.

  6. Protección contra riesgos sanitarios.

  7. Vigilancia epidemiológica.

  8. Reducción de enfermedades prevenibles por vacunación5.

 

De ellos, la vigilancia epidemiológica es de extrema relevancia de cara al COVID-19. Gracias a la vigilancia epidemiológica, se cuenta diariamente con información sobre la presencia de nuevas enfermedades; se evalúa el desempeño de la Red Nacional de Laboratorios de Salud Pública; se delimitan los lineamientos establecidos para el control de padecimientos según el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE); se capacita y actualiza al personal del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) y se proporcionan servicios de diagnóstico a nivel nacional mediante la ya citada Red Nacional de Laboratorios de Salud Pública6.

 

Con todo, la prevención opera en la singularidad de cada programa y se antoja necesario mirarla igualmente a través del prisma contextual de la sociedad mexicana. Por ejemplo, la atención de las adicciones y la cantidad de homicidios que se producen en México, que son problemas de salud pública, no se pueden desvincular de las actividades de la delincuencia organizada ni de la crisis de seguridad que aqueja al país, por lo que debe haber un mejor diálogo y cooperación entre las entidades responsables de las tareas de seguridad, de las financieras, y de las educativas con el sector salud. Las políticas integrales posibilitarían sinergias y un mejor aprovechamiento de los recursos materiales y humanos existentes en beneficio de la salud de los mexicanos. Recursos hay y si el gobierno destina el 10.4% del presupuesto de egresos a la salud, cabe preguntar entonces cómo se están gastando esos recursos, porque lo importante, además de tener partidas presupuestales debidamente financiadas es gastar bien, no sólo gastar más.

 

Principales causas de muerte en México en 2018

 

El INEGI, en su ya recurrente análisis denominado ¿De qué mueren los mexicanos?, señala que, en 2018, las enfermedades del corazón se posicionaron como la principal razón tanto para hombres como para mujeres -al ser responsable de 149 mil 368 decesos-, seguida de la diabetes mellitus -con 101 mil 257 defunciones. Es importante referir que las agresiones (homicidios) se ubicaron en el quinto lugar -con 36 mil 683 muertes-, las cuales, muy posiblemente escalarán algunas posiciones en el siguiente informe -que documentará las causas de muerte para el año de 2019-, dado que, como es sabido, la violencia ha registrado cifras récord en el actual gobierno7. Al margen de ello, la influenza y la neumonía figuraron en el octavo lugar, con 28 mil 332 decesos, siendo mayor entre los hombres -con 15 mil 504 muertes-, que entre las mujeres -con 12 mil 816 decesos8.

 

 

El conocimiento de las razones que conducen a los decesos de la población es fundamental para la construcción de políticas públicas. La salud, como se puede inferir tras una revisión del cuadro 1, es compleja y está ligada a condiciones económicas, ambientales, laborales, alimentarias, sociales, familiares, políticas, culturales, etcétera. La OMS define a la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad.”9 Esta definición data de 1948 y desde entonces a la fecha se mantiene vigente y sin enmiendas.

 

 

Los países del mundo han acogido la definición de la OMS, incorporándola en sus respectivas legislaciones. Esto también se ha aplicado a la clasificación de las enfermedades, tras la creación de la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE) de 1993 por parte de la OMS, misma que es revisada y actualizada periódicamente. Por mucho tiempo en México a la salud se le veía desde la óptica del asistencialismo -incluso el nombre original de la Secretaría de Salud era “Secretaría de Salubridad y Asistencia”. Ello afortunadamente ha cambiado, al reconocerla como un derecho humano fundamental. Así, en México a la salud oficialmente se le asume más allá de la ausencia de enfermedades y el presente gobierno ha puesto el acento en el bienestar de la población, del que la salud es parte fundamental. Sin embargo, traducir las políticas gubernamentales en acciones que impacten positivamente en la salud de la población, no parece sencillo.

 

A propósito de la CIE, gracias a ella se cuenta con definiciones sobre los coronavirus y sus características. En este tenor hay que recordar que los coronavirus son una familia de virus responsables de diversas afecciones que van desde el resfriado común hasta enfermedades respiratorias más agresivas como el SARS (SARS-CoV), el MERS (MERS-CoV) y ahora el novel 2019-nCoV o COVID-19, que pueden provocar insuficiencia respiratoria. Estos virus no sólo atacan al ser humano sino también a animales como perros, gatos, roedores, aves, cerdos, etcétera. Así, si bien la manera en que se propagan es de persona a persona -generalmente por gotitas de saliva de tos o estornudos de una persona infectada-, también existen casos documentados de transmisión de los coronavirus por parte de animales al ser humano -en el caso del SARS, la civeta lo transmitió a personas en la RP China, en 2002, en tanto el dromedario transmitió el MERS a personas en 2012 en Arabia Saudita. El mercado de pescados de Wuhan, en la RP China ha sido detectado como el lugar en que muy posiblemente se originó el brote del COVID-19. Con todo, numerosos coronavirus que afectan a animales no se han reproducido en el ser humano. De todos los coronavirus existentes se sabe que sólo siete -incluyendo al actual COVID-19- infectan a seres humanos.

 

Aun cuando el actual COVID-19 está en proceso de investigación, se ha constatado, tras estudios, que es parecido en un 80% al SARS. Hacia el 2 de marzo se tenían confirmados por parte de la OMS 89 mil 068 casos, de los que 80 mil 134 se localizan en la República Popular China (RP China) y 8 mil 934 en 66 países, México incluido. El COVID-19 tiene una baja tasa de letalidad: de los 80 mil 134 casos confirmados en el gigante asiático, se han producido 2 mil 914 decesos, o bien el 2.74%10, muy por debajo de la tasa de letalidad mostrada por el SARS -11%- y por el MERS -entre el 30 y el 37%. En el mundo, de los 8 mil 934 casos confirmados, se han registrado 132 decesos, lo que ubica la tasa de letalidad incluso por debajo de la mostrada por la RP China, al ser del 0.67%. Esta es una característica digna de mención a propósito del COVID-19: los síntomas son tratables, pero el tiempo es crítico para las personas que lo padecen. La tasa de letalidad del coronavirus contrasta con la de enfermedades como la rabia -cercana al 100%-; la enfermedad por prión o encefalopatía espongiforme transmisible -con una tasa del 100%-; la tripanosomiasis africana -100%-; la peste, peste septicémica y peste pulmonar -100%-; la leishmaniasis visceral -100%-; el ántrax inhalacional -93%-; el VIH-SIDA sin tratamiento -80-90%-; el ébola EBOV -83-90%-; y la fiebre hemorrágica de Marburgo -80%. En contraste, el COVID-19, es incluso más benigno que el SARS y el MERS, sólo que muy contagioso y esa característica es quizá la que más preocupación ha desencadenado en todas partes. En el continente americano se ha venido propagando al existir 89 casos confirmados en Estados Unidos, 24 en Canadá, 6 en Ecuador, 5 en México, 2 en Brasil y 1 en la República Dominicana al 2 de marzo de 2020.

 

Salud, economía y seguridad

 

Por ser la población uno de los tres componentes fundamentales del Estado -al lado del territorio y el gobierno-, la salud constituye naturalmente un tema de seguridad nacional e internacional. Si la población carece de salud -en la acepción amplia de la OMS-, un país, simple y llanamente, no puede funcionar. También, en el campo de las enfermedades, si se produce un brote que evoluciona rápidamente y contagia a extensas comunidades, ello también constituye un problema de seguridad y para atenderlo es menester la prevención y, eventualmente, la mitigación. Dependiendo de la manera en que se propaga la enfermedad a otras naciones, puede generar desafíos que pondrían en entredicho la paz y la seguridad internacional, razón por la que incluso, más allá de la OMS cuya sede se encuentra en Ginebra, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que sesiona permanentemente en Nueva York ha debido, en distintos momentos, emitir resoluciones para enfrentar desafíos de salud pública.11 Llama la atención, sin embargo, que pese a que hay enfermedades con altas tasas de letalidad como el ébola que superan, por mucho, la mortalidad producida por el COVID-19, la atención de la comunidad internacional se dirija sobre todo a esta última, mientras la problemática del ébola no es vista como relevante o no tan relevante. Ello muestra que los desafíos para la salud global son diversos y que si bien el COVID-19 se ha extendido rápidamente a todos los continentes del mundo -y ello propicia que reciba mayor atención, en particular porque varios de los países afectados son altamente desarrollados, como los europeos, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, etcétera- no se debería olvidar que hay numerosos flagelos a la salud de las naciones que sin tener los mismos reflectores, son altamente letales y catalizadores de crisis políticas, económicas y sociales.

 

A propósito de los impactos económicos del COVID-19 en la economía global, se teme que sean severos, no sólo en la RP China. La caída en las bolsas de valores de buena parte de los países del mundo que se pudo constatar la semana pasada, así lo prueba. El jueves 27 de febrero, a la luz del primer caso confirmado de COVID-19 en México, la Bolsa Mexicana de Valores se desplomó y el peso se depreció respecto a la divisa estadounidense, el dólar. El problema para México es que, al margen del COVID-19, las expectativas de crecimiento para 2020 son prácticamente nulas y la epidemia no hace sino agravar la situación, al restringir el consumo de servicios turísticos, aéreos, espectáculos, entre otros, y al demandar más recursos para fines médicos ante la coyuntura epidemiológica.

 

La consultora británica Capital Economics calcula que el impacto del COVID-19 en los primeros tres meses de 2020 ascendería a 280 mil millones de dólares, lo que equivale al presupuesto anual de la Unión Europea, o bien los ingresos anuales de Microsoft o Apple.12

 

Por ser la RP China la fábrica mundial, se anticipan problemas para el abastecimiento de componentes y productos que esa nación comercializa en el mundo, dado que Beijing dispuso la suspensión de las actividades económicas en las zonas del país más afectadas por la epidemia. Ello impactará invariablemente al sector automotriz, electrónico, de telefonía celular y, por supuesto al turismo, las líneas aéreas, las actividades de esparcimiento, etcétera en todo el planeta. Incluso se ha ventilado la posibilidad de cancelar los Juegos Olímpicos de Tokio -algo que parece precipitado considerando que están programados para el verano, si bien será importante anticipar la evolución del COVID-19 en las siguientes semanas.

 

Otro efecto visible del COVID-19 es el racismo generado contra la RP China y últimamente, contra los surcoreanos, los iraníes y los italianos. La epidemia parece mostrar lo peor de la comunidad internacional, especialmente respecto a la RP China, cuyos connacionales históricamente han sido discriminados y sometidos a diversos agravios en el mundo en distintas épocas. Con motivo de la epidemia, se recrudece la intolerancia y la exclusión, lo que denota que, pese al auge del discurso a favor del respeto de los derechos humanos tan en boga, el racismo prevalece. Baste recordar, a propósito de la influenza A H1N1, la manera en que México y los mexicanos fueron estigmatizados y defenestrados en 2009. En Centroamérica se producían burlas y agravios a propósito de la “gripe mexicana.” Diversos países cancelaron sus vuelos a México y repatriaron connacionales. El comercio, el turismo y las inversiones padecieron por la pandemia. Hoy la historia se repite.

 

Del A H1N1 al COVID-19: la política impacta en la salud

 

El 5 de mayo de 2009, Andrés Manuel López Obrador en entrevista de radio con Carlos Puig, criticó fuertemente la manera en la que el entonces mandatario, Felipe Calderón Hinojosa, enfrentó la epidemia -que eventualmente se convirtió en pandemia- de la influenza A H1N1, señalando entre otras cosas “Creo que no [ha actuado bien]; no quise contradecir cuando estaba en su apogeo la alarma, el miedo; creo que el gobierno federal, Calderón en particular, hace las cosas mal (…) Tienen una reunión en Los Pinos y de manera apresurada van a la televisión y sueltan de que hay una epidemia… que ya hay 20 muertos desde el primer día y se desata, en los medios de comunicación, una alarma general… infunden miedo y ahí están las consecuencias (…) Yo creo que tenían que haber definido una estrategia primero; lo que se hace en estos caso es localizar el problema; es evidente la improvisación en todo… hay que verlo en el manejo de las cifras (…) Tenían que haber hecho primero un plan, una estrategia; la gente que sabe de esto, los especialistas, recomiendan primero cercar los casos, hacer la investigación, a partir de los casos específicos, para saber el tamaño y dimensión del problema y controlarlo, eso lo vinieron haciendo hasta hace 4 o 5 días (…) Lo hicieron por torpeza, es el virus de la idiotez…” dijo.13  No se puede dar la razón ni a Felipe Calderón, como tampoco a Andrés Manuel López Obrador. Uno y otro han cometido graves errores en sus percepciones e, incluso, López Obrador llegó a insinuar que la influenza A H1N1 era una falacia a pesar de que uno de sus colaboradores más cercanos, Manuel Camacho Solís, fue internado en estado grave en el Hospital ABC debido a las complicaciones derivadas de la citada enfermedad en su persona.14

 

Asimismo, en medio de la epidemia de influenza A H1N1, a Felipe Calderón se le vio visitando hospitales sin portar ningún tipo de protección para sus vías respiratorias: tan sólo llevaba puesta una bata blanca. Su Secretario de Salud, José Ángel Córdova, aparecía cotidianamente en televisión para informar a la población sobre el número de infectados, las medidas que las autoridades tenían en marcha para contener la expansión de la epidemia y daba recomendaciones a la población, incluyendo la manera en que se debía estornudar. Su rostro, en las apariciones que tenía ante los medios, revelaba miedo e incertidumbre, algo digno de mención porque su función no sólo era informar sino también tranquilizar a una población expectante.

 

En contraste, ante el arribo del coronavirus a México, el Secretario de Salud en el presente gobierno, Jorge Alcocer Varela, ha brillado por su ausencia. Es el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez quien ha tenido a su cargo proveer de información a la población, tanto en las conferencias “mañaneras”, como también ahora en las conferencias de prensa que se realizan por las tardes con el mismo fin tras el arribo del COVID-19 al país. López-Gatell, si bien cuenta con reconocidas credenciales en el ramo -ha sido Director de Innovación en Vigilancia y Control de Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Salud Pública entre noviembre de 2013 y noviembre de 2018 en el gobierno de Peña Nieto; titular de las Encuestas Nacionales de Salud del citado Instituto de Salud Pública entre mayo de 2012 y octubre de 2013; y Director General Adjunto de Epidemiología de la Secretaría de Salud de 2008 a abril de 2012 en el gobierno de Calderón- está asumiendo un protagonismo en la coyuntura actual que revela las profundas fisuras que existen en el sector salud en torno a la titularidad de una dependencia que resulta muy importante en las políticas sociales del presente gobierno. Alcocer Varela, por cierto, ha tenido una prominente carrera como especialista en inmunología y se desempeñó por largo tiempo en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán -dicho sea de paso, duramente atacado por autoridades hacendarias y de la función pública del presente gobierno-, habiendo incluso atendido a la primera esposa de López Obrador, quien padecía una enfermedad autoinmune. Empero, es evidente que la Secretaría de Salud es un cargo anhelado por muchos. En sí mismo, ello no debería ser negativo: podría dar pie a que quienes suspiran o aspiran a la titularidad de la dependencia, hagan bien su trabajo para hacerse merecedores al cargo. Desafortunadamente, las pugnas del gremio afectan negativamente a las políticas de salud y el acceso de la población a los servicios médicos, como lo ilustran la escasez de vacunas, de medicinas, de oncológicos -si bien en estos temas también tiene mucho que ver el papel de los fabricantes de medicamentos-, el desmantelamiento del seguro popular, la creación del Instituto para la Salud y el Bienestar (INSABI), etcétera.

 

En los tiempos de Peña Nieto, Mercedes Juan López, designada Secretaria de Salud -cargo que ocupó del 1 de diciembre de 2012 al 8 de febrero de 2016, cuando fue sucedida por el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro- enfrentó presiones de miembros distinguidos del gremio quienes buscaban acceder a la titularidad de la cartera de salud, por considerar que tenían mejores credenciales que la susodicha. Así que las rivalidades para tener la titularidad de una dependencia tan importante y sensible para la vida de los mexicanos, siempre han estado presentes, y hoy, una vez más, cobran notoriedad.

 

En México, las políticas de salud son políticas de gobierno, no de Estado. Por lo tanto, cuando cambia el gobierno, cambia la política. A menudo, el nuevo gobierno en turno, suele defenestrar lo hecho por quien le antecedió. Para López Obrador, la manera en que actuó Calderón ante la epidemia de influenza A H1N1, fue errónea y, se entiende, la administración actual buscará que las cosas se hagan de manera distinta. ¿Qué trascendencia tiene ello a la hora de lidiar con el COVID-19, enfermedad nueva, en momentos en que el sistema de salud de México experimenta una transición tras el desmantelamiento del seguro popular y el nacimiento del INSABI -impugnado, por cierto, por gobiernos estatales? ¿Se puede garantizar la preparación del sector salud ante el COVID-19 cuando escasean vacunas, medicinas, instrumental y hay una fuerte desmotivación en el gremio de los médicos y las enfermeras por las condiciones en que operan?

 

Escenarios del COVID-19 en México

 

Una revisión de los informes que diariamente emite la OMS desde el 21 de enero del año en curso sobre la situación del COVID-1915 revela que, hoy por hoy, se producen dos escenarios a escala global que, es razonable suponer, se reproducirán en México. El primero de ello es, tras el brote que se originó en la RP China el 30 de diciembre de 2019, la propagación de la enfermedad a otros países, debido al comercio, el turismo, etcétera. Ciudadanos chinos que viajan por el mundo y que contrajeron la enfermedad en su país, se convirtieron en portadores y la llevaron a otros países. Extranjeros que se encontraban en el país asiático y que portaban/padecían la enfermedad, al volver a sus países de origen o simplemente, al viajar a otras naciones, coadyuvaron a su transmisión. Por lo tanto, una enfermedad generada localmente se transmitió local e internacionalmente al mundo. Una vez que se confirmaron casos en otras naciones y se revisó a los pacientes, se corroboró que el contagio estaba relacionado con visitas a la RP China, o con contactos con personas que habían estado en ese país. A esta etapa se le conoce como la de los casos importados.

 

Se estima que el período de incubación del COVID-19 es de 2 a 14 días -si bien hay estudios que sugieren que se puede prolongar hasta 21 días. Hay personas portadoras que son asintomáticas, lo que preocupa, dado que al no presentar malestares pueden transmitir la enfermedad sin saberlo, por simple desconocimiento. Tras la etapa de los casos importados sobreviene la de la transmisión local -situación visible en Corea del Sur, Irán e Italia, para citar algunos países donde se tienen registrados decenas de casos confirmados.

 

Hay algunos casos que preocupan a la comunidad científica, porque si bien hasta ahora son unos cuantos, se necesita conocer más sobre la enfermedad para explicarlos y atenderlos. Se trata de personas que han sido diagnosticadas con el COVID-19 sin haber viajado a la RP China y que tampoco han tenido contacto con personas infectadas. Si bien es la misma cepa, el problema es que es menester documentar la manera en que se transmite la enfermedad, a la que, por ahora, se le caracteriza como transmisible de persona a persona de manera directa, por el contacto con secreciones nasales, saliva, estornudos, etcétera. También se sabe de casos que fueron dados de alta y que recayeron, en particular, en la RP China.

 

En cualquier caso, los escenarios para México, reconocidos por la propia Secretaría de Salud son:

 

  • Escenario 1.- Corresponde al momento actual. Los cinco casos hasta ahora confirmados en el país, son importados. Muy posiblemente, estos y otros más, generarán brotes entre sus familiares, amistades, el trabajo, la escuela, etcétera, lo que significa que, tras los casos importados se producirá una transmisión de segunda generación.

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  • Escenario 2.- Se caracteriza por dispersión comunitaria y transmisión de tercera y cuarta generación, así como brotes comunitarios como los que actualmente tienen lugar en Irán (978 casos al 2 de marzo de 2020), Italia (mil 689 casos), y Corea del Sur (4 mil 212 casos). El tiempo que mediaría del escenario 1 al 2 sería de 40 días.

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  • Escenario 3.- Se produciría una epidemia, con brotes regionales y una posible dispersión nacional por transmisión local. El paso del escenario 2 al 3 se daría en un par de semanas y la severidad de la propagación dependerá de las acciones preventivas y mitigadoras emprendidas por las autoridades.

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Los números citados por López-Gatell son preocupantes: millones de infectados -él habló de 8 a 10 millones de personas con síntomas- de las que entre un 2 y un 5 por ciento -o bien entre 400 y 500 mil personas- enfrentarían afectaciones respiratorias graves.16

 

A lo anterior hay que sumar la influenza estacional, la cual de manera recurrente se convierte en un problema de salud pública con tasas de letalidad preocupantes. Entre 2019 y 2020 se han confirmado cuatro mil 254 casos de influenza de los tipos A H1N1, A H3N2 e influenza B. Considérese lo siguiente: por la influenza en México han muerto 211 casos pese a que existe una vacuna17 -en contraste, el COVID-19 fuera de la RP China, como se explicaba, ha producido 132 muertes. Así, tan importante es la prevención y la mitigación del COVID-19 como también la atención a la problemática de la influenza, dado que ésta última ataca las vías respiratorias y las torna vulnerables. Tanto el coronavirus como la influenza forman parte de las infecciones respiratorias agudas o IRA que además incluyen el virus sincitial respiratorio, el rinovirus, el adenovirus y el metaneumovirus. Identificar el padecimiento respiratorio respectivo es crucial.

 

Ante enfermedades como las descritas que, como se explicaba, dañan las vías respiratorias, las personas pueden prevenirlas o mitigarlas con acciones simples, entre ellas:

 

  • Lavarse las manos con frecuencia.

  • Evitar contacto con personas que muestren síntomas de gripe o resfriado.

  • Cubrir nariz y boca al estornudar y toser usando la parte interior del codo o con un pañuelo desechable.

  • Quedarse en casa cuando se esté enfermo.

  • Limpiar y desinfectar objetos y superficies.

  • Consumir líquidos, especialmente agua.

  • Manejar adecuadamente la basura y destapar las cañerías.

  • No automedicarse.

  • Si se presenta un cuadro que incluya fiebre, malestar general, tos seca y dificultad para respirar hay que acudir lo más pronto posible a la unidad de atención médica.

  • Informarse recurriendo a fuentes oficiales -como la OMS, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), medios de información profesionales-, dado que ni Los Simpson pronosticaron el COVID-19, como tampoco Nostradamus lo profetizó.

  • Una buena noticia para el caso mexicano es que hay un notable interés de parte de la comunidad médica en torno al COVID-19 y que, desde el 25 de febrero, cuando la OMS habilitó un curso en línea en diversos idiomas -el español incluido- sobre la enfermedad, México ha sido el segundo país que más ha accedido a esa plataforma. Sólo superado por Estados Unidos. El curso es gratuito y está abierto a cualquier persona y se puede acceder a él en https://openwho.org/courses/COVID-19-IPC-EN

 

Propuestas extremas como cerrar fronteras -opción muy divulgada, entre otros, por el presidente de Estados Unidos Donald Trump-; segregar a las personas; cancelar la compra de bienes y servicios a la RP China y otras acciones punitivas, incluyendo la estigmatización y la discriminación de las personas, además de violar derechos humanos fundamentales, empeoran las posibilidades de recuperación para las naciones del mundo. La cooperación internacional en materia de salud es esencial para enfrentar el desafío de las enfermedades. Los impactos económicos del coronavirus COVID-19 son ya severos en momentos en que varios países experimentan recesión o un aletargamiento.

 

Albert Camus, el filósofo de lo absurdo, escribía en su célebre texto “La peste”, lo siguiente: “Cuando estalla una guerra, las gentes se dicen: “Esto no puede durar, es demasiado estúpido”. Y sin duda una guerra es evidentemente demasiado estúpida, pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre, uno se daría cuenta de ello si uno no pensara siempre en sí mismo. Nuestros conciudadanos, a este respecto, eran como todo el mundo; pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en las plagas. La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto, el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar.”18

 

Este enunciado podría resumir lo que la clase política mexicana (pero no sólo ella) piensa sobre las epidemias y las pandemias. Para el tomador de decisiones, pueden parecer irreales, pero esto ocurre porque, lejos de pensar en el bien común y en responder a las necesidades sociales, políticas y económicas de una nación, piensan sólo en sí mismos. Esa es la llave para la catástrofe.

 

En palabras de Albert Camus, una vez más: “El mal que existe en el mundo proviene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad sin clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad. Los hombres son más bien buenos que malos, y, a decir verdad, no es esta la cuestión. Sólo que ignoran, más o menos, y a esto se le llama virtud o vicio, ya que el vicio más desesperado es el vicio de la ignorancia que cree saberlo todo y se autoriza entonces a matar. El alma del que mata es ciega y no hay verdadera bondad ni verdadero amor sin toda la clarividencia posible.”19

 

En suma: es posible lidiar con las enfermedades. Sin embargo, la tasa de letalidad más alta reside siempre en la ignorancia.

 

1CANIFARMA (octubre 8, 2019), “Presupuesto público para salud 2020”, en Código. La revista de la CANIFARMA, disponible en https://codigof.mx/presupuesto-publico-para-salud-2020/

 

América Economía (9-04-2019), “Los enfermos deben desembolsar 45 por ciento del gasto total en salud del país”, disponible en https://clustersalud.americaeconomia.com/sector-publico/mexico-es-el-segundo-pais-de-la-ocde-con-mayor-gasto-de-bolsillo-para-tratar-enfermedades

 

3Mariana Pérez (s/f), Acceso económico a la salud, México, FUNDAR, disponible en http://www.fundar.org.mx/mexico/pdf/accesoeconomico.pdf

 

4 Judith Sanyacen Méndez Méndez (20 de noviembre de 2019), Presupuesto para prevención y control de las enfermedades, México, CIEP, disponible en https://ciep.mx/presupuesto-para-prevencion-y-control-de-enfermedades/ Al 2 de marzo, según datos de la OMS, tanto Canadá como la Gran Bretaña enfrentan la presencia del COVID-19 en sus territorios, mismo que ha pasado a la etapa de transmisión local. Sin embargo, cuando se revisa la cantidad de casos confirmados, en ambos países las cifras son bajas: para Canadá, 24 casos y para la Gran Bretaña, 36, sin ningún deceso. Es razonable suponer entonces que el gasto destinado a la prevención en esas naciones, cumple con su cometido -Canadá, no se olvide, enfrentó una experiencia dramática con el SARS en Toronto, debido al historial de viajes y comercio existentes con la RP China.

 

Ibid.

 

6Ibid.

 

7 Según The Economist, la cifra de asesinatos en México en 2019 fue de 34 582 personas. Véase The Economist (Febrbuary 27, 2020), “Mexico needs statecraft, yet its President offers theater”, disponible en https://www.economist.com/the-americas/2020/02/27/mexico-needs-statecraft-yet-its-president-offers-theatre

 

8 INEGI (31 de octubre de 2019), Características de las defunciones registradas en México durante 2018, México, Instituto Nacional de Geografía y Estadística, disponible en https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2019/EstSociodemo/DefuncionesRegistradas2019.pdf

 

9 Naciones Unidas (19 22 de junio de 1946), Preámbulo de la Constitución de la Asamblea Mundial de la Salud, adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, Nueva York, Organización de las Naciones Unidas. Fue firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61 Estados y entró en vigor el 7 de abril de 1948.

 

10 European Center for Disease Prevention and Control (March 1, 2020), COVID-19. Situation Update Worldwide, 2 March 2020, Brussels, disponible en https://www.ecdc.europa.eu/en/geographical-distribution-2019-ncov-cases

 

11 SCR (s/f), Health Crisis, Security Council Report, New York, disponible en https://www.securitycouncilreport.org/health-crises/. A manera de ejemplo, entre agosto de 2018 y agosto de 2019, en la República Democrática del Congo se desarrolló un brote de ébola que cobró las vidas de 1 800 personas, además de confirmarse otros 2 700 casos. Dada la tasa de letalidad que caracteriza a esta enfermedad, se esperaría una respuesta expedita a este desafío a la salud del país y sus vecinos, pero la atención internacional se diluye con facilidad a favor de otros temas.

 

12 Fernando Duarte (27 de febrero 2020), “Coronavirus: los inesperados efectos económicos que la epidemia puede tener en tu bolsillo”, en BBC Mundo, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-51645409

 

13 W Radio (5 de mayo 2009), “Calderón actuó mal en contra de la influenza: AMLO”, disponible en http://wradio.com.mx/radio/2009/05/05/nacional/1241528340_806374.html

 

14 Expansión (28 de abril de 2009), “Camacho Solís se recupera de influenza”, disponible en https://expansion.mx/actualidad/2009/04/28/camacho-solis-se-recupera-de-influenza

 

 15 Al 2 de marzo de 2020 ha emitido 42 informes, a razón de uno por día.

 

16 Expansión (28 de febrero de 2020), “México se plantea tres escenarios ante la llegada del coronavirus”, disponible en https://politica.expansion.mx/mexico/2020/02/28/mexico-tres-escenarios-ante-llegada-del-coronavirus

 

17 Nelly Toche (26 de febrero de 2020), “En México, más preocupante la influenza que el COVID-19”, en El Economista, disponible en https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/En-Mexico-mas-preocupante-la-influenza-que-el-Covid-19-20200225-0176.html

 

 18 Albert Camus (1967), La peste, Buenos Aires, Penguin Random House Grupo Editorial, pp. 36-37.

 

19 Ibid.

 

María Cristina Rosas es profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la

Universidad Nacional Autónoma de México

 

https://www.etcetera.com.mx/opinion/coronavirus-sistema-salud-mexico/?fbclid=IwAR2S2MgKE5Ffj3-tTptHn179cG5rax3zfuON4y4E6i86FG71NdBQGEfP1TY

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/205023
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