Morena y los morenos
- Opinión
La decisión de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de validar, el día 26, la elección de Alfonso Ramírez Cuéllar como presidente interino de Morena, después de considerar que fue legal la convocatoria para realizar el Congreso Nacional Extraordinario de enero donde fue nombrado, que hubo quórum, así como ordenar la utilización de una encuesta para la elección de su próximo dirigente nacional, coloca al partido más joven e influyente de México en la perspectiva de superar una disputa que libran varias corrientes con la vista puesta en sus intereses grupales para las elecciones de medio término de 2021 y las generales de 2024.
De paso, el TEPJF dio la razón al presidente Andrés Manuel al sugerir en su momento que el nuevo dirigente de los morenos fuera electo por encuesta, lo que desoyeron las partes del ruidoso conflicto donde nunca aparecieron diferencias políticas o ideológicas, y en las que sujetos impresentables como Alejandro Rojas Díaz Durán frivolizó el litigio.
La materia sobre la que el TEPJF tomó las decisiones por seis votos a favor y uno en contra, también evidencia el error cometido por el candidato presidencial López Obrador al dejar a finales de 2017 a la secretaria general Yeidckol Polevnsky (Citlali Ibáñez) en funciones de presidenta. Los errores en política siempre se pagan y el ahora presidente de México no contó durante meses con el apoyo del partido en momentos de aguda confrontación mediática, como cajas de resonancia de los partidos de oposición y los poderosos padrinazgos plutocráticos que los acompañan y que AMLO sintetiza en el término conservadores o neoporfiristas, lo que suscita la irritación desmedida de los denunciados.
A la exitosa empresaria Yeidckol o Citlali no le fue tan mal con la decisión inapelable del TEPJF, pues ejercerá como secretaria general, tendrá cuatro secretarías en el Comité Ejecutivo y desde ya dicta cátedra como lideresa al postular que “hubo mano negra y amenazas contra los magistrados de reducirles su periodo de gestión en el tribunal” con el fin de que adoptaran dicha decisión.
El único mexicano que tiene capacidad y fuerza para un despropósito de tal tamaño despacha en Palacio Nacional, pero la muy valiente Polevnsky Gurwitz (Ibáñez Camacho) no se atrevió ni remotamente a sugerirlo, aunque sí amenaza con viajar por el país “con la tarea de denunciar las irregularidades del proceso, ya que me parece aberrante empinar (sic) a los magistrados a votar por algo a todas luces ilegal”.
En tanto que para el presidente interino de Morena, Ramírez Cuéllar, el fallo del TEPJF “representa el cierre definitivo de una etapa de pleitos y controversias judiciales”. Para nosotros, auguró, lo que viene es la unidad cada día más fuerte. Olvidar ya las controversias y marchar del lado de las transformaciones. Va a ser la nueva etapa del partido, vamos a rescatar la grandeza de Morena vinculándonos a las causas y necesidades de la sociedad.
No les queda de otra ni tampoco mucho tiempo a los antagonistas morenos, la primera cita importante con las urnas está a 17 meses, los procesos electorales de Coahuila e Hidalgo a la vuelta de la esquina, pero sobre todo es sumamente irresponsable no acompañar a Obrador con una propuesta de partido y una visión de futuro propias –a definir en la reflexión y el debate partidistas–, en las tareas transformadoras que realiza con aciertos y desaciertos, ciertamente, el presidente de todos los mexicanos.
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