K de Kirchner, Cristina. Y K de Kicillof, Axel. La vicepresidenta se lleva la habitual andanada de los medios opositores por sus gestos políticos, pero también por sus no gestos, es decir cuando no se pronuncia o no aparece en público. El gobernador es señalado como causante de un probable fracaso nacional en la renegociación de la deuda.

Otra vez un despliegue compacto de títulos y artículos de opinión ubican a Kicillof como desestabilizador del gobierno nacional: “errático”, “confuso”, “temerario”, son algunos de las descalificaciones que se reparten Clarín, La Nación e Infobae, por la estrategia del gobernador respecto del vencimiento de 250 millones de dólares de deuda que, coinciden estos medios, es poca plata, no significa nada.

La intensidad de este despliegue editorial es tan alta que para castigar al presidente Alberto Fernández queda poco espacio, aunque estos medios y articulistas coincidieron en el plan de enturbiar el resultado de la visita al papa Francisco, dándole peso abrumador a la previsible oposición vaticana a la despenalización del aborto. Para esto debieron dejar en segundo o tercer plano, o directamente censurar, el apoyo que Francisco está dando a la Argentina en la renegociación de la deuda.

Por lo mismo, queda casi en lugar lateral, pero es bueno echarle un ojo, a la manifiesta desaprobación de Clarín a Mauricio Macri como conductor de la oposición.

Pero el objetivo central de estos días es Kicillof. Dos veces Morales Solá en La Nación, Berensztein y Liotti en ese mismo diario; Bazzan, González y Carelli Lynch en Clarín; más Infobae ametrallando títulos catástrofe, como el del domingo 2.2, cuando dice que la “saga de la deuda bonaerense” redujo el valor de las empresas argentinas en 1.700 millones de dólares. Este medio tuvo además la ocurrencia temporal de un contador de horas, minutos y segundos, al tope de su “home”, a la espera del default bonaerense.

El coro entona bien pero, como en todo coro, a veces alguna voz se nota especialmente. Es el caso de Berensztein el viernes en La Nación: después de reconstruir a su modo el desempeño de Kicillof, dice que hay disconformidad con él en el Frente de Todos bonaerense. Así, una crisis como la de la deuda dañará su “proyección política a nivel nacional” y, a la vez, afectará a Cristina Kirchner. Como a estos viejos deseos hay que renovarlos con ingenio, el columnista crea una nueva categoría política y una nueva palabra: dice que “amenazar”, como le atribuye al gobernador respecto de los acreedores, tiene “costos reputacionales”.

Hicieron coro el domingo 2.2., también, Van der Kooy en Clarín y Morales Solá en La Nación, contra Cristina Kirchner.

Es verdad, concede el columnista de Clarín, que ella “no interfiere” y que “se conserva la formalidad” de los roles institucionales, pero sus apariciones “suelen ser provocativas”. Así califica la visita a las obras de las centrales hidroeléctricas de Santa Cruz. ¿Por qué? Pues porque Tío Sam en su momento se opuso a la participación china en esas obras. Entonces ella “provoca” con un “acto de ostentación”, porque “sin la venia” de Trump el gobierno no logrará la renegociación de la deuda.

Menos lineal, más fervoroso, más furioso, escribió Morales Solá: Ella “ha suprimido de hecho las instituciones del país”, ella “no olvida ni perdona”; ella creó la grieta y ahora la alimenta; a ella “nada le importa”; ella es una “persona tóxica” para el sistema democrático. En fin, esta nota parece una especie de descarga emocional porque no aporta ningún enfoque novedoso y las diatribas son mera repetición. Eso sí, la liga también Durán Barba por su evaluación de la figura de Cristina Kirchner: acaso celoso a más no poder por la proximidad estrecha que el siniestro consultor tuvo con su idolatrado Macri, Morales Solá dice que demostró su “torpeza intelectual”.

Pero a la vez Macri fue destronado por Clarín en nota oficial: la columna del miércoles de Van der Kooy. Ya con el título, “Macri no atiende una lección de Cristina”. ¿Cuál? Pasar a segundo plano, ceder el lugar principal.

La nota recorre los factores que reinstalaron a Macri en la agenda noticiosa: su declaración desentendiéndose del endeudamiento (palabras que “no calibró adecuadamente”, dice con delicadeza el columnista). Luego Durán Barba, y lo de la FIFA. En fin, Macri debería ver el ejemplo de Cristina, que comprendió que tenía que pasar a segundo plano (aunque “no resigna” poder, aclara, no sea cosa que en la redacción le den latigazos por un elogio a la vicepresidenta).

Macri aún no ve esta “lección” y aquí el diario juega a fondo en lo que cree que esto representa: “De su aprendizaje, a lo mejor, depende su futuro personal. Sobre todo la posibilidad de una consolidación de Cambiemos como herramienta de alternancia democrática”. En suma, Magnetto está diciéndole a Señorito Mauricio que no eche a perder un conglomerado político que es necesario para frustrar el proyecto que, en este período, expresa el Frente de Todos.

En fin, la conducción del polo político antiperonista está en disputa. Imposible saber si la insólita preponderancia que La Nación le dio a Elisa Carrió tiene alguna relación con ello.

En plena mañana del domingo, momento de gran afluencia de lectores, estaba al tope, como tercer título del día, una nota en la que la diputada habla de su presunto retiro. Y de cómo se prepara, que alista una despedida, que se junta con las primas, que cae el sol en su propiedad, y hasta que piensa en su sepultura. En el medio se deslizan unas insípidas definiciones que no agregan nada a su conocida errancia discursiva. ¿Es una nota que tiene explicación política, acaso sea una nota a pedido, e incluso paga? ¿Tal vez solo un acto de pleitesía? Difícil: espacios tan privilegiados, como el tope del diario en línea el domingo, no se llenan sin motivos poderosos.

-Comunicadores de la Argentina (COMUNA)

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