De la impunidad histórica del “olvidar y perdonar”

A la reconciliación nacional con justicia histórica social

07/01/2020
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El pueblo de Timor Oriental ha vivido extensos periodos de colonialismo, resistencia, ocupación, violencia y lucha constante por la libertad, el reconocimiento de sus derechos y autodeterminación; desde la ocupación colonial portuguesa, la breve ocupación del Japón imperial de la segunda guerra y la invasión y ocupación de Indonesia con la terrible represión de Suharto; periodo que en la historia oficial de Indonesia se conoce hoy con el inofensivo e inocente nombre de “presencia”.

 

Durante toda su larga lucha contra múltiples formas de ocupación colonial, Timor Oriental ha vivido sucesivos procesos de diálogo, búsqueda de la verdad, justicia y reconciliación; un camino en el que se avanzaba y retrocedía con conquistas y retrocesos, matizados por algún reconocimiento en voz baja de errores y mea culpas que al final no se tradujeron en justicia real, dejando un sabor de boca agridulce en los sobrevivientes ahora marcados de esta sufrida nación insular.

 

Una importante lección que debe dejarnos a los pueblos del sur global la experiencia timorense, tiene que ver con visibilizar las historias de lucha por las reivindicaciones, por la libertad y la justicia, pero no solo la de los líderes políticos y militares o la de los héroes, o incluso los opresores devenidos en héroes gracias a la historia oficial, se trata de evitar el silenciamiento de los relatos de la gente común, de los ciudadanos, los que luchan en lo cotidiano, de las víctimas y los sobrevivientes, de un pueblo todo que se compromete con el proyecto liberador; en Timor Oriental, estas relatorías se hicieron, los testimonios se recogieron y fueron presentados a las comisiones por la verdad y para la reconciliación, sin embargo los actores oficiales del proceso se encargaron de invisibilizar y silenciar esas voces excluyéndolas de la historia oficial.

 

En este sentido es necesario entender que en los diálogos, procesos de reconciliación y justicia, en la búsqueda de la verdad y la reconstrucción, deben estar presentes y/o representados los ciudadanos, el pueblo que ha vivido y sufrido la opresión y persecución, el que ha padecido las inclemencias del conflicto, el que ha llorado la pérdida de sus seres queridos y sobrevivido a las víctimas de la violencia, dejarlos de lado solo favorecerá la impunidad con su herencia de injusticia; permitir que solo las élites negocien en estos procesos de reconciliación bajo el lema de olvidar y perdonar terminará dejando sin castigos los crímenes y negándoles la paz a las víctimas y sus familias, todo en nombre de los supremos intereses económicos y políticos de las oligarquías civiles y militares.

 

Las lecciones aún no aprendidas de Timor Oriental hacen que sus errores y omisiones afecten nuestros propios procesos en Latinoamérica y el Caribe, particularmente en el caso venezolano, en cuya memoria histórica aún retumban las repetidas traiciones contra Bolívar, siempre seguidas por el perdón de los responsables, que no tardaban en volver a intentarlo; en tiempos más recientes somos una nación que vive, desde el advenimiento del procesos bolivariano, una historia de violencia y agresión interna y externa en contra del pueblo que solo quiere construir su futuro en un sistema que se opone y enfrenta a los intereses imperiales; los repetidos procesos de conflicto, diálogo y reconciliación, marcados, muchas veces por la consigna del olvido y el perdón, así como, por la exclusión del pueblo, y la defensa de los intereses de las élites nacionales y trasnacionales, con la consecuente impunidad e injusticia con las víctimas de la violencia; el proceso venezolano, incluyendo el actual diálogo nacional, o los que le precedieron en Oslo y Barbados, repite los mismos errores históricos de Timor Oriental y demuestra que olvidar y perdonar no pueden nunca ser las bases de cualquier proceso de reconciliación.

 

La experiencia de Timor Oriental finalmente nos invita a construir historias colectivas de los procesos de lucha por la libertad contra la opresión colonial, una historia que debe entretejerse con la participación y la relatoría de todos, no solo de las intrincadas relaciones de poder entre los liderazgos y las élites militares y políticas, sino también con las historias cotidianas de las relaciones de hermandad, amistad y compromiso de las personas comunes, esas que ante la opresión y la violencia colonial son capaces de aflorar los gestos más admirables de lealtad y solidaridad, así como la más admirable valentía y resistencia en defensa de su derecho a ser libre y soberano, a labrarse su propio destino y escribir su propia historia.

 

Hoy nuestra hermana Bolivia sufre las consecuencias de un perverso golpe de estado contra su voluntad de ser libre y soberano, contra su valor por ser independiente y descolonizado; en ese marco las fuerzas del fascismo, con el aval de las fuerzas armadas y policiales, así como la complicidad de los organismos multilaterales al servicio imperial, actúan a sus anchas y cometen crímenes contra el pueblo boliviano; no obstante este pueblo ya se apropió de un proyecto nacional que no depende solo de un hombre, es un pueblo que está resistiendo y que recuperará su sueño libertario largamente esperado y que impunemente pretenden arrebatarle; cuando la justicia política sea restablecida, esperemos que no se olviden las lecciones históricas y no se apele nuevamente al olvidar y perdonar.

 

Referencias:

 

Gonçalves, Marisa Ramos (2017), “O longo caminho da reconciliação em Timor-Leste – sentidos, práticas e possibilidades de justiça”, comunicação apresentada em XXV Curso de Verão do IHC – Punir o Inimigo: Justiça Política nas Ditaduras e Democracias do Século XX, Faculdade de Ciências Sociais e Humanas/ UNL, Lisboa, 10 de outubro de 2017.

 

Oswaldo Espinoza

Pltgo. Msc. Docente de Estudios Políticos

Investigador del Centro Internacional Miranda

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/204087
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